Paisaje con piña

Paisaje con piña (Pintura)
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Paisaje con piña de maria izquierdo.jpg
La pintura de María Izquierdo, muestra el descubrimiento de la tuma sin identificar de Emiliano Zapata.
Datos Generales
Autor(es):María Cenobia Izquierdo Gutiérrez
Año:1953
País:México
Técnica:Óleo/ Tela
Dimensiones:177.8 cm X 202.6 cm cm
Localización:Colección Blaisten

Paisaje con piña. En esta obra hecha por María Izquierdo, que nos recuerdan a la pintura metafísica del artista italiano Giorgio di Chirico, en paisajes tropicalizados pero con una naturaleza árida en donde se muestran unas cabañas que por lo árido del paisaje podemos imaginar que están abandonadas, quedando como único rastro de vida una piña en primer plano y un horizonte verde al que llega el espectador a través de un camino de árboles deshojados.

La pintura y sus personajes

Forma parte de una serie de obras pintadas por María Izquierdo, que nos recuerdan a la pintura metafísica del artista italiano Giorgio di Chirico, en paisajes tropicalizados pero con una naturaleza árida en donde se muestran unas cabañas que por lo desolado del paisaje podemos imaginar que están abandonadas, quedando como único rastro de vida una piña en primer plano y un horizonte verde al que llega el espectador a través de un camino de árboles deshojados.

Las composiciones de María Izquierdo formaban parte de la gran variedad de propuestas plásticas del momento; a pesar de tener grandes diferencias pictóricas e ideológicas con algunos de sus contemporáneos, también simpatizaba con la idea de crear un arte vanguardista vinculado con una estética que atendiera aspectos propios de la cultura mexicana y al mismo tiempo le diera un carácter universal.

No se interesó por mostrar un nacionalismo histórico, narrativo o idealizado pues al igual que muchos de sus compañeros, estaba en contra de este tipo de pintura; además perteneció al grupo de artistas que entendieron y expresaron la mexicanidad de muy diversas formas; si bien es cierto el “indigenismo pictórico” era una tendencia común, no se presentaba de manera uniforme, incluso María Izquierdo desarrolló una pintura que se alejaba de la alegría, el sabor vernáculo, la vitalidad popular o la mexicanidad desbordada de aquellos años. Este tipo de interpretaciones sobre su pintura han terminado por construir un mito fundamentado en la pureza de las formas, provocando el olvido y abandono del sentido crítico de sus composiciones y fomentando un discurso preciosista del mundo popular mexicano.

Cuando en realidad la propuesta de María Izquierdo revierte la iconografía posrevolucionaria y el discurso tradicional sobre el nacionalismo artístico y nos muestra una realidad más existencial y emotiva que nacionalista.

La iconografía de María Izquierdo es muy amplia y diversa. Además de naturalezas muertas, paisajes solitarios y escenas circenses, encontramos que la figura femenina es un tema recurrente. Surrealistas y feministas, así eran las obras de María Izquierdo.

Los colores vivos e intensos dan vida a la trayectoria artística de la muralista, pero es la figura femenina uno de los elementos más comunes en la pintura de Izquierdo, cuya relación entre la mujer y la feminidad tiene un sentido metafísico; simbólico acaso, y existencialmente social, que se ve acompañado de toques muy nacionales combinados con elementos universales.

La fantasía y soledad son también temas que abordó en sus pinturas, así como esporádicas escenas del circo.

Datos del autor

María Cenobia Izquierdo Gutiérrez nacio en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 30 de octubre de 1902 de la Ciudad de México, falleció el 2 de diciembre de 1955, fue una pintora mexicana, una de las primeras mujeres en exponer sus obras fuera de México, en 1930.

Su primera exposición tuvo lugar en la Art Center Gallery de la ciudad de Nueva York. Aunque la mayoría de sus biógrafos aceptan el año 1902 como el de su nacimiento, algunos otros afirman que fue en 1906.

Su obra se caracteriza por el uso de intensos colores y temáticas que incluyen autorretratos, paisajes, naturaleza, escenas del mundo del circo y de tradiciones mexicanas, representadas con estilo surrealista y expresionista.

Sus primeras obras, las que comprenden el período de 1927 a 1930, muestran su entorno más inmediato: retratos de sus seres queridos y amigos, como el Retrato de Belem (1928), o Niñas durmiendo (1930), el cual es el retrato de su hija Amparo y una sobrina; así como naturalezas muertas y paisajes.

Los paisajes revelan mucho del entorno que la envolvió en su tránsito desde su infancia rural y la vida adulta en la Ciudad de México.

En algunas de sus obras aparecen incluso algunas industrias, las cuales existían contundentemente en el entorno y que, de esa manera, en 1930 llevó a cabo una composición de la cementera La Tolteca, con la que participó en un concurso artístico convocado por la misma empresa y que le otorgó una mención honorífica especial del jurado.

Otra gran influencia que tuvo en esta época fue la del pintor mexicano Rufino Tamayo, el cual impartía clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes y tenía afinidad con los proyectos de Diego Rivera. Entre ella y Tamayo hubo una relación profesional y afectiva, hasta que este la abandonó para casarse con Olga. Luego, María tuvo una relación con el pintor sudamericano Raúl Uribe, quien se encargó de vender su obra fundamentalmente a diplomáticos; finalmente, María solicitó el divorcio a Uribe, por sus infidelidades y alcoholismo.

Sepulcro de María Izquierdo en la Rotonda de las Personas Ilustres (México).

Años después de que varios episodios cerebrovasculares la atacaran, una hemiplejia le dio muerte el 3 de diciembre de 1955.12 Murió pobre en la Ciudad de México.18 Sus restos se depositaron en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, el 22 de noviembre de 2012.

En el 2009, la Unión Astronómica Internacional bautizó un cráter de Mercurio con su nombre como reconocimiento a la obra de la pintora mexicana. Otro cráter del mismo planeta lleva el nombre de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.

Fuentes