Porfiria eritropoyética congénita

Porfiria eritropoyética congénita
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La Porfiria es una serie de enfermedades ligadas a la acumulación de porfirinas (sector que almacena el hierro de los glóbulos rojos).
Clasificación:Hereditaria

Porfiria eritropoyética congénita enfermedad de Günther; porfiria eritropoyética; porfiria congénita; hematoporfiria congénita; uroporfiria eritropoyética). Enfermedad autosómica recesiva, rara y generalmente grave, producida por una deficiencia de la uroporfirinógeno III cosintetasa.

Se han comunicado menos de 200 casos de porfiria eritropoyética congénita (PEC). No hay un claro predominio racial o sexual. Esta porfiria se produce raras veces en animales (ganado vacuno). Curiosamente, todas las ardillas zorrunas tienen esta enfermedad, la cual no parece afectarles desfavorablemente, aun cuando las porfirinas están notablemente aumentadas.

Patogenia

Se han identificado muchas mutaciones diferentes del gen de la uroporfirinógeno III cosintetasa humana. La mayoría de los pacientes tienen padres no emparentados y han heredado una mutación diferente de cada uno de ellos. La actividad de la cosintetasa residual persiste incluso en los casos más graves. De hecho la producción de hemo aumenta en respuesta a una anemia hemolítica, pero esto tiene lugar a expensas de una considerable acumulación de hidroximetilbilano (HMB), el substrato de la enzima deficiente. El exceso de HMB es convertido (ciclado) no enzimáticamente a uroporfirinógeno I y después enzimáticamente a coproporfirinógeno I. Los porfirinógenos de tipo I no son precursores del hemo, y cuando se acumulan se oxidan espontáneamente a las correspondientes porfirinas. El exceso de porfirinas se acumula en la médula ósea, sobre todo en la etapa de maduración de la célula eritroide, cuando la síntesis de hemoglobina es más activa. Las porfirinas causan hemólisis intramedular y también acortan la supervivencia de los eritrocitos circulantes.

Síntomas

La formación de ampollas cutáneas suele ser intensa, empieza pronto después del nacimiento y se acompaña de anemia y orina de color rojo. Algunos casos relativamente leves comienzan en la vida adulta. La gravedad depende de las mutaciones halladas en cada paciente y del grado de deficiencia de la enzima.

Signos

Muchos casos graves que se han presentado en forma de hidropesía no inmunológica en el útero requieren transfusiones intravenosas y si la enfermedad no se identifica en seguida tras el nacimiento, aparece una intensa fotosensibilidad cuando se inicia la fototerapia para la ictericia neonatal. Este tipo de casos pueden beneficiarse del diagnóstico en el útero. El líquido amniótico puede ser de color rojizo por el alto contenido de porfirinas.

Diagnóstico

El diagnóstico de la PEC lo sugiere la presencia de orina de color rosado a pardo oscuro o la aparición de una intensa fotosensibilidad en la lactancia (o, pocas veces, en los adultos). También puede presentarse en el útero en forma de hídrops de origen no inmunológico. Las porfirinas están aumentadas en la médula ósea, los eritrocitos, en el plasma y la orina con un patrón característico, generalmente con niveles mucho más altos que los de otras porfirinas. La uroporfirina I y la coproporfirina I son las porfirinas predominantes en orina, plasma y eritrocitos, y la coproporfirina I es la porfirina predominante en las heces. Los eritrocitos contienen a veces grandes cantidades de protoporfirinas, como en otras porfirias homocigotas. La demostración de una deficiencia de actividad de la uroporfirinógeno cosintetasa confirma el diagnóstico. El ALA y el PBG no están aumentados. La porfiria hematoeritropoyética es clínicamente similar, pero los patrones de porfirinas son diferentes. Las manifestaciones cutáneas y los patrones de porfirinas en la protoporfiria eritropoyética son distintos de los de la PEC y otras porfirias.

Prevención

El tratamiento no es muy eficaz. Por tanto, es importante evitar la luz solar y llevar ropa protectora. (Varios fabricantes se especializan en telas y vestidos protectores para personas sensibles al sol.) Evitar los traumatismos cutáneos menores y tratar inmediatamente las infecciones bacterianas secundarias ayuda a prevenir la cicatrización y el desfiguramiento.

Tratamiento

La esplenectomía puede mejorar la anemia hemolítica. Las transfusiones de eritrocitos para corregir la anemia pueden reducir la producción de porfirinas. El trasplante de médula ósea y, en el futuro, el tratamiento genético son otras opciones. En las familias afectadas se pueden detectar los individuos heterocigotos, y el diagnóstico en el útero es posible. Por consiguiente, existen opciones para la prevención de la transmisión genética.

Fuente

  • Reinaldo Roca Goderich y coautores. Manual de Merck. Décima Edición. Consultado el 21 de Mayo del 2012