Pulmón húmedo traumático

Pulmón húmedo traumático
Información sobre la plantilla
Pulmónhume.jpg
Concepto:Es el cuadro producido por las alteraciones inflamatorias pulmonares consecuentes a un traumatismo directo o trasmitido al parénquima.

Pulmón húmedo traumático. No es un síndrome nuevo en medicina; en la primera guerra mundial los médicos conocieron pacientes que fallecieron a consecuencia de un colapso pulmonar progresivo. Posteriormente la injuria pulmonar que seguía a un trauma fue llamado pulmón húmedo traumático. En 1950 Jenkins describe un estado patológico llamado atelectasia congestiva y desde esa época hizo énfasis en el papel que tenía la sobrecarga de líquidos en la presentación del proceso.

Etiología

Puede ser originado por traumatismos cerrados con objetos contundentes, por ondas aérea o líquida, pero también por traumatismos abiertos, especialmente los producidos por armas de fuego.

Fisiopatología

Al producirse el traumatismo, este provoca espasmo bronquial generalizado de tipo reflejo, el efecto contundente trastorna la interfase líquido – gas por acción de la onda de choque que se desplaza en el líquido, originando hemorragia y edema pulmonar. Además, se produce un efecto de “implosión” en que la onda de presión produce expansión excesiva de los alvéolos al desplazarse de un medio más denso que el aire. Se plantea también la existencia de hipertensión capilar pulmonar, alteraciones del surfactante alveolar y acción de las prostaglandinas del parénquima, así como la formación de una serie de radicales tóxicos, todo lo cual contribuye a aumentar la permeabilidad vascular y el edema intersticial.

Cuadro clínico

Dependiendo de la severidad del traumatismo, el cuadro puede establecerse desde unos minutos hasta unas horas después de producirse el mismo. Aparece tos húmeda casi constante, que en ocasiones no es productiva, acompañada de disnea progresiva y acentuada por el dolor que producen las lesiones de la pared torácica. Puede existir cianosis y alteraciones mentales debidas a la hipoxia cerebral, siendo constante la taquicardia y aparecer manifestaciones de shock. A la auscultación del aparato respiratorio se constatan estertores húmedos diseminados y roncos y sibilantes que en ocasiones pueden ser percibidos a distancia.

Diagnóstico

Se completará añadiendo al cuadro clínico una placa simple de tórax donde inicialmente podemos ver signos de edema pulmonar y posteriormente un moteado difuso pulmonar, que puede llegar a verdaderas opacidades debida a zonas de atelectasia o hematomas del parénquima. El estudio permitirá detectar otras lesiones asociadas.

Tratamiento

Teniendo en cuenta que todos los traumatismos torácicos pueden conducir a este cuadro, se impone el tratamiento profiláctico y debe estar dirigido fundamentalmente al alivio del dolor, mediante analgésicos por la vía parenteral, inmovilizando las fracturas de la pared costal, estimulando al paciente a toser, con todo lo cual mejoramos la función respiratoria, medidas al alcance del nivel de atención primaria y es la conducta inicial a seguir en todos los casos. El tratamiento especializado comprenderá el reposo en posición semisentado, oxigenoterapia, balance hidromineral estricto para no agravar el edema pulmonar, diuréticos, corticoides (hoy día en discusión), antibióticos, aspiración de secreciones traqueobronquiales y en los casos más graves el uso de ventilación mecánica, con presión positiva intermitente (PEEP) que no sobrepase los 5 cm de H2O. la alimentación por vía oral estará en dependencia de la gravedad del cuadro clínico.

Fuente

García Gutiérrez, Alejandro y Pardo Gómez, Gilberto: Cirugía, Selección de temas, Editorial Ciencias Médicas, La Habana 2003.