Rabia en las aves de corral

Rabia en las aves de corral
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Rabia en las aves de corral, en las aves de corral, así como en las silvestre también comienza la rabia con agitación y timidez; vagan con las plumas erizadas, la mirada espantada y la voz ronca y atacan con el pico y con las garras a las indemnes, a otros animales y también al hombre hasta que sucumben con síntomas de parálisis de 2 a 3 días después. El estado de excitación puede ser tan corto que pase inadvertido. También puede haber casos de curación espontánea y otros que cursan sin síntomas.

Curso y pronóstico

La rabia puede durar de 4 a 7 días; en caso raros únicamente 3; excepcionalmente de 11 a 13. La enfermedad es, de ordinario pero no infaliblemente letal. La posibilidad de la curación se ha demostrado, por ejemplo, mediante perros infectados artificialmente con virus de la calle, los cuales se han curado de la enfermedad.

Diagnóstico

El diagnóstico de la rabia no tiene dificultades, cuando sus diversos periodos están claramente manifiestos y se tiene ocasión de observar todo el curso de la enfermedad o, gran parte del mismo. Como es de importancia extraordinaria diagnosticarla con exactitud en los casos de hombres u otros animales mordidos por otros sospechosos, los animales mordedores presuntos enfermos de rabia no se deben sacrificar, sino que se deben someter a la observación con vigilancia rigurosa, en espera de su muerte natural.

Diagnóstico microscópico

En este concepto la presencia de corpúsculos de Negri es de valor diagnóstico decisivo; en cambio, el examen de los ganglios nervios permite, a lo sumo sospecharla.

Investigación de los corpúsculos de Negri

Las numerosísimas comprobaciones hecha desde que se descubrieron esos corpúsculos, han demostrado de manera unánime, que solo se presentan en personas y animales hidrófobos; por lo cual si se les haya el diagnóstico de la rabia puede considerarse como seguro; pero como pueden fallar en el periodo inicial y los animales rabiosos con frecuencia son sacrificados poco después de declararse la enfermedad, el resultado negativo de la investigación microscópica no justifica la exclusión de la rabia. Por esto, si se trata de animales que han muerto de rabia o han sido sacrificados en un periodo avanzado de la enfermedad, el examen microscópico del encéfalo (asta de Ammón, cerebelo, bulbo), cuando resulta positivo inmediatamente después de la necropsia, permite un diagnóstico preciso y en tales casos, cuando es negativo, por lo menos en perros, puede afirmarse, también con muchas probabilidades que no se trata de rabia, con todo, si el animal mordió a personas, el diagnóstico definitivo debe inferirse del resultado de la inoculación a los animales.

Diagnóstico diferencial

Sobre todo en el perro, se presentan enfermedades más o menos parecidas a la rabia, que pueden confundirse con ella, especialmente cuando hay síntomas de irritación nerviosa. Los dolores frecuentes o continuos de cualquier punto del cuerpo pueden exitar hasta tal punto a los animales, que estos presentes verdaderos accesos frenéticos, a veces parecidos a los de la rabia furiosa. La existencia de un cuerpo extraño atascado en la faringe o entre los dientes de los perros y gatos, puede despertar la sospecha de la rabia. Finalmente el tener encerrados a los animales que han estado acostumbrados a la libertad, la falta de satisfacción del deseo sexual y el privar de sus hijuelos a las madres, pueden ser causa de que se produzcan accesos de furor, en estos accesos suelen distinguirse faclmente de la rabia cuando se atiende debidamente.

Tratamiento

La rabia una vez declarada no se puede detener y menos curar. Ofrece más esperanza el tratamiento de las mordeduras, con el fin de impedir el desarrollo de la rabia, por medio de la destrucción del virus. Uno de los métodos más eficaces consiste en dejar sangran abundantemente la herida, pues la sangre que sale, arrastra el virus de los tejidos hacia el exterior. De todas maneras, por precozmente que se ponga en práctica el tratamiento, nunca puede predecirse con seguridad un resultado favorable y por esto los animales mordidos por otros hidrófobos o sospechosos de serlo deben considerarse como sospechosos de infección y a pesar de tratamiento, deben ser puestos en observación. En fin, a los animales con fundadas sospechas de rabia, lo mejor es sacrificarlos.

Fuentes

  • Dr. Sánchez-Garnica Montes, Clemente. Patología y terapeútica especiales de los animales domésticos. Editorial Labor, S.A. Calabria, 235-239. Barcelona-15 (1973).