Retrato de una negra
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Retrato de una negra. Cuadro de la pintora Marie-Guillemine Benoist, realizado en 1800, que se encuentra en el Museo del Louvre, París.
Historia
La obra, realizada solo seis años después de la abolición de la esclavitud en las colonias francesas, simboliza la emancipación de los hombres y mujeres negros. Con esta obra, la autora rompe la costumbre de los pintores occidentales de representar a los habitantes de países no europeos con vestimentas exóticas. Benoist presentó esta obra en el Salón parisino de 1800, provocando la expectación y la sorpresa, así como la crítica de algunos por equiparar artísticamente a esclavos con personas libres.
La obra
El poder de este cuadro es trascendente, basta con contemplarlo, una mujer negra con un sólo pecho al descubierto —connotación de madre lactante— mira al espectador con una firmeza propia de la autodeterminación. Su mirada es desafiante, orgullosa. Los colores que la acompañan son, además de un blanco que enfatiza la libertad, detalles azules y rojos completando el símbolo de la revolución. Si esto no basta para percibir la posición antiesclavista y libertaria de Benoist, se puede agregar lo que bien señala Doris Y. Kadish: Jacques-Louis David, su gran maestro, era un ferviente partidario de la revolución. Evidentemente sus tardes enteras de trabajo en el taller estuvieron llenas de formación ideológica.