Derrocamiento de Juan Domingo Perón (1955)

Derrocamiento de Juan Domingo Perón
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Golpe de Estado Militar que derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón
Fecha:16 de septiembre de 1955
Sitio:Argentina
Impulsores:Eduardo Lonardi, Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas


Derrocamiento de Juan Domingo Perón. Sublevación autodenominada “Revolución Libertadora”, movimiento revolucionario encabezado por el general Eduardo Lonardi, que derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón, quien fuera tres veces Presidente Constitucional de los argentinos y líder fundador del mayor movimiento social y político de toda la historia Argentina.

El peronismo

Pedro Eugenio Aramburu vistiendo la faja de presidente defacto.

Movimiento de masas argentino creado alrededor de la figura de Juan Domingo Perón que desde mediados de la década de 1940 es un protagonista importante en el país. El nombre formal del partido fue el de Partido Peronista y, posteriormente, Partido Justicialista.

Significó, el advenimiento de nuevos sectores sociales a la escena política. Las masas obreras se incorporaron plenamente a la vida política, porque al ejercicio del sufragio le agregaron otras formas de participación: por medio de sus organizaciones se convirtieron en un factor que influyó sobre las decisiones del gobierno.

También pudieron participar por primera vez en la política nacional las mujeres, cuando en 1947 se consagró el derecho al voto femenino. Esta medida, impulsada principalmente por Eva Perón, fue la culminación de una larga lucha que habían iniciado los socialistas a principios de siglo.

Este movimiento disuelve al Partido Laborista integrándolo al nuevo Partido Peronista y que contará con tres ramas: la sindical (la CGT, única confederación sindical permitida), la política y, a partir de 1952, al permitirse el voto a la mujer, la rama femenina. Más tarde se considerará a la Juventud Peronista como cuarta rama del Movimiento, se convocó en 1949 a elecciones para la Asamblea Constituyente dictándose en esta una nueva constitución acorde con los principios del peronismo.

En ella se incorporaron los derechos sociales conquistados por el movimiento obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte. En el orden político se implantó la reelección presidencial y la instauración del voto directo en los comicios nacionales.

La oposición resistió a la nueva Constitución porque consideraba que era el resultado del afán personalista de Perón, cuyo deseo excluyente era lograr la reelección presidencial. Además, los socialistas se quejaron porque entre los derechos de los trabajadores no figuraba el derecho de huelga, y los conservadores denunciaron el perfil excesivamente presidencialista de la reforma. Ésta finalmente fue aprobada y tuvo vigencia hasta la caída de Perón en 1955.

El gobierno peronista fue duro con la oposición política y sindical, algunos de cuyos dirigentes fueron arrestados a pesar de los fueros parlamentarios, existieron además hechos de torturas a opositores.

Beneficios del peronismo

Adoptó la medida revolucionaria denominada El estatuto del peón de campo, que convertía a los trabajadores del campo en ciudadanos y los hacía dejar de ser animales. Les ofrecía vacaciones y todo lo que siempre deberían haber tenido. Estableció el sistema de jubilaciones. Decretó el derecho al sufragio de las mujeres. Reformó la constitución agregando los derechos de los trabajadores.

En 1948 el Estado compró los ferrocarriles a capitales extranjeros, en su mayoría ingleses, y creó la empresa Ferrocarriles Argentinos.

El número de inscriptos en las escuelas primarias y secundarias creció a tasas superiores a la de años anteriores. Produciéndose el acceso a la educación secundaria de la mayor parte de los hijos de clase media y de una parte significativa de los estratos altos de la clase trabajadora, especialmente en la enseñanza comercial y técnica.

La mortalidad infantil que era de 80,1 por mil en 1943, bajó a 66,5 por mil en 1953 y la esperanza de vida que era de 61,7 años en 1947, subió a 66,5 años en 1953.

Perjuicios del peronismo

En el marco del enfrentamiento frontal entre peronistas y antiperonistas, durante el gobierno de Perón se produjeron violaciones de derechos humanos debido a la persecución de opositores, en especial de comunistas.

En este sentido, el organismo más cuestionado utilizado por el gobierno peronista, fue la Sección Especial de la Policía Federal, que aplicaba sistemáticamente salvajes torturas que terminaban en muerte para los opositores, cuyos cuerpos eran desaparecidos posteriormente.

Por otra parte, la oposición lideró actos terroristas y movimientos golpistas; entre ellos, los más cuestionados fueron algunos sectores de la Marina de Guerra y los llamados "comandos civiles" o "comandos de hierro", que causaron con sus acciones la muerte de cientos de civiles.

Derrocamiento de Perón

Desde 1951 sectores cívico-militares antiperonistas habían venido desarrollando actos terroristas a través de los denominados Comandos Civiles. La crítica situación económica imperante en el país, los sucesivos enfrentamientos con la iglesia y los sectores más conservadores del agro y la industria, enrarecieron el clima político.

Los partidos políticos opositores centraron sus críticas en las medidas económicas y en la dureza con que Perón trataba a quienes disentían de la política oficial. La Iglesia, que en un principio mantuvo buenas relaciones con el gobierno de Perón, se fue distanciando de él y, hacia 1954, pasó decididamente a integrar el bloque social y político antiperonista.

A comienzos de 1955, la actividad conspirativa de los sectores liberales y nacionalistas católicos dentro de las Fuerzas Armadas se había incrementado y era cada vez más reducido el número de militares aliados de Perón.

Bombardeo a la Plaza de Mayo en 1955

Estos grupos de oficiales contaron con el apoyo de amplios sectores políticos (radicales, conservadores y socialistas). Se produjeron levantamientos contra el gobierno en diversas bases militares que culminaron el 16 de junio, con un bombardeo en horas del mediodía a la Plaza de Mayo, con el supuesto objetivo de matar a perón, dejando como saldo cientos de civiles heridos y más de 364 muertos. Fue una masacre de ciudadanos de a pie. Mientras Perón se refugiaba en el Ministerio de Guerra.

El ataque se produjo con una veintena de aviones de la Aviación Naval sobre la multitud que se encontraba en una manifestación. Los ataques continuaron hasta las 18 horas. El Ejército instaló tanques y baterías antiaéreas para proteger al presidente, por lo que a los insurgentes se les ordenó atacar a los miembros del Ejército y a los civiles que apoyaban a Perón. Finalmente, los atacantes pidieron asilo político en Paraguay. Perón pidió en un discurso público por radio, calma a la población.

Ese accionar tensó aún más la furia de los peronistas. Esa noche, varias iglesias fueron incendiadas en Buenos Aires por tres grupos organizados de personas que partieron de dos reparticiones del Estado y del local del Partido Peronista y se dirigieron separadamente a las iglesias.

Perón discursando por la radio

También hubo hechos similares en algunas ciudades del interior de Argentina. La policía, las fuerzas militares y los bomberos se abstuvieron totalmente de intervenir, limitándose estos últimos a comenzar a actuar contra el fuego una vez terminada la agresión. Algunos de los templos databan de la época colonial por lo que ciertos daños fueron irreparables. En un discurso pronunciado al día siguiente el presidente Perón atribuyó los hechos a los comunistas.

El gobierno logró detener el intento de golpe de Estado, pero la tensión política no cesó. Dio entonces por finalizada la llamada revolución justicialista, y llamó a los partidos políticos opositores a establecer un proceso de diálogo que evitara la guerra civil. Por primera vez en años los opositores pudieron utilizar los medios de difusión estatales.

Pero para entonces los partidos opositores no estaban interesados en llegar a un acuerdo con Perón, y utilizaron la oportunidad para difundir su oposición al gobierno y denunciar por radio la falta de libertades. Poco después Perón dio por concluidas las conversaciones.

A partir de estos hechos se inició la cuenta regresiva para el gobierno de Perón. El bloque antiperonista se había ampliado y consolidado. El único sector social que parecía decidido a sostener a Perón era la clase obrera.

Luego de las jornadas de junio, la CGT convocó por radio a los trabajadores en varias oportunidades, para que acudieran a defender al gobierno. Una multitud de ellos se reunió en Plaza de Mayo el 31 de agosto de 1955 para escuchar lo que fue el último discurso de Perón, en el cual remarcó la necesidad de defender las conquistas populares a cualquier precio.

El 16 de septiembre de 1955, el ejército, al mando de Eduardo Lonardi, Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas, produjo el tercer Golpe de Estado en la Argentina que trajo consigo la destitución de Perón, la que se autodenominó “Revolución Libertadora” estableciendo además, un gobierno provisional encabezado esta vez por el general Lonardi.

La CGT, sectores del peronismo e incluso sectores opositores fueron a reclamar armas para impedir la toma del poder por los militares, pero el presidente se las negó y se refugió en la embajada de Paraguay el día 20 de septiembre, comenzando así un largo período de exilio.

El movimiento peronista y su gobierno tuvieron fuertes enemigos internos, y externos. El principal, entre éstos, era un imperio en decadencia, pero un imperio al fin. En este caso Inglaterra, iba a jugar sus cartas con maestría y sin esos movimientos bruscos que delatan a los carteristas novicios. En este sentido, la Argentina de 1955 fue la carpeta de juego en que los legos debieron enfrentar, con desventaja, a los fulleros.

La revolución peronista hirió sensiblemente a las minorías oligárquicas y a la burguesía del país, pero también perjudicó ostensiblemente a los intereses británicos, que a la postre se unirían con quienes les ofrecieran la más segura posibilidad de revancha. Si es verdad que sancionó a los Bemberg, es cierto también que lesionó duramente la esfera de influencia de los británicos.

Finalmente en la consolidación “moral” del frente antiperonista interno jugaron un papel importante las logias masónicas y otras agrupaciones típicas de la burguesía antinacional.

Revolución Libertadora

La instauración de la dictadura militar denominada “Revolución Libertadora”, fue apoyada por los sectores anti-peronistas. Al poco tiempo de instaurada, el peronismo fue proscripto y sus simpatizantes perseguidos, torturados y asesinados. Uno de los casos más claro fueron los Fusilamientos de José León Suárez, que dejó como saldo final la muerte de 18 militares y 13 civiles ejecutados sin juicio previo.

Contó con la Junta Consultiva Nacional integrada por la mayor parte de los partidos políticos: Unión Cívica Radical, Partido Socialista, Partido Demócrata Nacional, Partido Demócrata Cristiano y Partido Demócrata Progresista.

El grupo golpista se dividió en dos sectores: un sector nacionalista-católico liderado por el General Eduardo Lonardi, que tomó el gobierno al comienzo, y un grupo liberal-conservador liderado por el General Pedro Eugenio Aramburu y el Almirante Isaac Rojas. Este último sector terminó predominando y dando un golpe palaciego, por el cual Lonardi fue reemplazado por Aramburu como presidente.

Esta dictadura impuso la proscripción del Partido Justicialista (peronista) y persecución de sus simpatizantes, que se mantendría por 18 años, y la intervención de los sindicatos. También, en un caso sin precedentes en la historia argentina moderna, fusiló a opositores, en algunos casos en forma pública y en otros clandestinamente.

Líderes del Golpe militar

La “Revolución Libertadora” también ilegalizó al Partido Comunista, el cual, pese a la fuerte orientación anticomunista de su gobierno, había sido legal en la época de Perón.

El gobierno militar asignó el Ministerio de Economía a un civil, sucediéndose Eugenio Folcini, Eugenio A. Blanco, Roberto Verrier y Adalberto Krieger Vasena, que llevaron adelante una política inspirada en los criterios de los sectores socialmente más acomodados y poderosos económicamente.

Una de las medidas institucionales más importantes de la dictadura militar fue dictar una proclama derogando ipso facto la Constitución Nacional vigente, conocida como Constitución de 1949, para reemplazarla por el texto de la Constitución de 1853. Esta medida sería luego avalada por una Convención Constituyente elegida con proscripciones, que sesionó bajo el régimen militar y le agregó el artículo 14 bis.

En 1958 la Revolución Libertadora convocó a elecciones limitadas y controladas por las Fuerzas Armadas, con proscripción del peronismo que fueron ganadas por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), un sector de la fracturada Unión Cívica Radical, liderado por Arturo Frondizi, quien había realizado un pacto electoral y político con Perón con el fin obtener el apoyo del decisivo voto peronista a su candidatura. El Presidente Frondizi sería a su vez derrocado por los militares cuatro años después.

Fuentes

Enlaces Externos