Ridal Jiménez Vázquez

Ridal Jiménez Vázquez
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Lápida hecha a Ridal Jiménez

  Ridal Jiménez Vázquez


Nace el 23 de marzo de 1941, en la finca El Paraíso en Humilladero de Julia, municipio Bayamo, Provincia Granma.Procede de una familia muy humilde. Su padre Aristónico Jiménez Estrada, su madre Arsenia Vázquez Perea quienes formaban parte de la triste situación de la zona en esos tiempos Los caminos eran solitarios, los que más circulaban eran los guardias rurales, siempre prepotentes en su plan de machete,  listos para desalojar a los desposeídos que en cualquier rincón del monte derribando árboles y ramajos habían levantado su conuco, un bohío desolado con techo de guano, paredes de yagua y piso de tierra.

El niño Ridal

Ridal desde los primeros meses de vida tenía una constitución física fuerte, la que mantenías siempre. Ya a los tres años de edad, Leonel su hermano mayor reunía a los niños de su edad parta efectuar competencias de peleas de forma cotidiana en las que Ridal resultaba siempre ganador.
El fue un niño alegre desde temprana edad, la sonrisa espontánea nunca le faltó. Así llega a la edad de ir a la escuela, la que hoy lleva el nombre de Héctor Figueredo.
Otra oportunidad para este niño campesino era tener en Humilladero una de las pocas escuelas rurales diseminadas en algún sitio del país. No presentó dificultades párale estudio, era inteligente, disciplinado y muy respetuoso, jamás una queja suya hubo por mal comportamiento. No pudo seguir estudiando porque en esas escuelas solo impartían clases hasta el quinto grado y no había medios económicos para que fuera a Bayamo a seguir su enseñanza.


La adolescencia

A los 11 años manejaba muy bien el machete y el azadón para cultivar la tierra y unir sus fuerzas de trabajo en la finca, pues lo exigía la situación económica de una familia pobre y numerosa.
En plena adolescencia se incorporó al trabajo asalariado en diferentes lugares de la zona, principalmente en la colonia cañera de Bejuquero que entonces era propiedad del latifundista Arcas Campos y la molienda la hacía el central Mabay.
Cuando Ridal cobraba su dinero y pagaba algunas deudas contraídas mientras duraba el ajuste, se lo entregaba a su mamá sin quejas ni lamentaciones. Siempre andaba a pié cantando o silbando por los caminos. Era un muchacho alto, trigueño de semblante agradable, imagen que se disolvió en el tiempo en el quehacer del campo sin dejar una fotografía para su recuerdo.
En lo social era amable, amoroso y bailador, compartía con su novia cuanto tenía y practicaba el boxeo.


El joven revolucionario en la lucha clandestina

A la edad de 15 años se incorpora al M-26-7, el día 26 de julio de 1956, con diez compañeros más que se iniciaron para formar parte de la célula que ejercía sus funciones en Humilladero y que como jefe tenía a Raúl Jiménez Estrada que accionaba con Orlando Lara enlazados con los combatientes de la Sierra Maestra, los que habían desembarcado el 2 de diciembre de 1956 en el Yate Granma con la guía de Fidel Castro.
Ridal Jiménez siempre estaba dispuesto para dar un paso al frente ante cualquier orden que fuera encomendada, quería ser de posprimeros en cumplir una misión: la quema de cañaverales, derribo de líneas telefónicas, tendidos eléctricos, destrucción de puentes ferroviarios y en la Carretera Bayamo Manzanillo cooperó con seriedad en el ajusticiamiento de un delator de la causa libertaria que vivía en Barrancas siento exitoso el cumplimiento de la misión.
Ayudó en la recuperación de armas, vendía bonos para recaudar fondos, servía de enlace y mensajero en los arriesgados caminos, encaminó hombres hacia las montañas, en el abastecimiento de alimentos para los compañeros de guerra y en el movimiento de efectuar sabotajes a la ciudad indicada.
Del actuar de este dependía la confianza de muchos y él se hizo confiable hasta el final de sus días. Ridal, su hermano Leonel y otros compañeros de confianza fueron seleccionados para dirigir a Camilo y su pelotón del Dorado a Humilladero. Allí en la finca el paraíso el capitán rebelde acampó desde la madrugada hasta la tarde noche en el platanal de la finca de los Jiménez. Allí pudieron descansar, dormir, alimentarse y apertrecharse de agua y comida.



Arrojo de heroísmo y valentía

El día 7 de mayo de 1958 a las 2.00 pm sale Ridal hacia la casa de su primo Mario Jiménez Vejerano , a jugar un rato al billar. En ese momento llegaron los soldados de la dictadura en un camión y a los dos se los llevaron presos. Fueron recogiendo hombres a su antojo que venían por el callejón del trabajo de los cortes de caña. Ridal, parte de ese día y  toda la noche fue sometido a vejaciones y torturas crueles con el fin de que hablara y delatara a los revolucionaros de la zona pero de sus labios no salió palabra alguna.
El día 8 de mayo lo vistieron con el uniforme amarillo de la dictadura y lo pasearon a pié por todo el poblado de Mabay. Ridal con gallardía superó esa humillación. Ese mismo día 8 de mayo a las 2pm su madre había salido para Bayamo a buscar noticias de su hijo. Aristónico estaba sólo en la casa con los pequeños hermanos y de pronto a pocos metros de su casa, la de Raúl y su otro hermano Erico llegaron con alardes 4 camiones y los jefes con más de setenta soldados armados los que se diseminaron por todas partes para actuar libremente. Por la puerta posterior a la casa un soldado llamado “manos negras” lo llamó y le dijo que saliera con las manos en alto, le indicó que fuera cerca del arroyo que unos soldados querían hablar con él. Al llegar donde estaban dos casquitos le preguntan si tenía cigarros, él dice que si y cuando va a sacarlos del bolsillo, le apuntan diciéndole que se mantengan con las manos arriba. Le sacaron los cigarros de la camisa y regresó de nuevo a la casa apuntado por otros soldado. Ya en ese momento traían a Ridal hacia la casa  y al enfrentarse con su padre le hizo un gesto de peligro.
Los guardias mandaron al muchacho a subirse a una mata de coco y tumbar algunos para ellos. El pequeño enseguida subió con rapidez para dejar caer los cocos que le mandaron a tumbar. Cuando estaban en los trajines de abrirlos, Ridal aprovechó un descuido y se lanzó a correr y cuando la brisa empezaba acariciarle su rostro cayó herido. El sencillo joven dijo herido: “por lo único que siento morir es porque no he podido ver a mamá, de mi no van asacar nada, si quieren saber el rumbo de Camilo, de sus hombres y de Fidel, suban a la Sierra que allí están todos, pero para verlos hay que tener valor…” .El teniente se encolerizó y dijo: “este no va a hablar",  y con una señal dió la orden de que lo eliminaran. Ráfagas de ametralladoras se pasearon por su cuerpo ocasionándole 35 heridas.
Para siempre la fiel imagen de este joven quedará plasmada, siendo asesinado a los 16 años demostró su heroísmo y valentía.
En el lugar donde fue asesinado se develó una tarja y todos los años se recuerda a este joven que dió muestras de arrojo y valentía entregando su vida por la causa que hoy defendemos.


Fuente.

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