Síndrome de Munchausen

Síndrome de Munchausen
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Clasificación:Simulación repetida de enfermedades físicas, usualmente agudas, aparatosas y convincentes, por una persona que vaga de un hospital a otro en busca de tratamiento.

Síndrome de Munchausen. Los pacientes con síndrome de Munchausen son capaces de simular muchas enfermedades físicas, tales como infarto de miocardio, hematemesis, hemoptisis, abdomen agudo o fiebre de origen desconocido. La pared abdominal de uno de estos pacientes puede mostrar una encrucijada de cicatrices o incluso haberle sido amputado un dedo o una extremidad. La fiebre se debe a menudo a abscesos producidos por el propio enfermo, y el cultivo, generalmente de Escherichia coli, indica la fuente del microorganismo infectante.

Características

Estos pacientes son capaces de simular muchas enfermedades físicas tales como infarto de miocardio o fiebre de origen desconocido. A veces acaban convirtiéndose en una inacabable responsabilidad para los servicios médicos o quirúrgicos, pero, no obstante, el problema fundamental es el psiquiátrico, mucho más complejo que una simple simulación engañosa de síntomas, y vinculada a graves trastornos emocionales. Los pacientes pueden tener rasgos de personalidad histriónicos, a la vez que son inteligentes y con recursos. Saben como simular una enfermedad con sofisticada habilidad. Se diferencian de los simuladores en que sus mentiras y simulaciones son conscientes, pero las motivaciones para fingir la enfermedad son en gran medida inconscientes.Son evidentes los sentimientos de culpa.

El síndrome de Munchausen por delegación consiste en una extraña variante del cuadro en que generalmente se utiliza a un niño como paciente sustituto. Los padres falsifican la historia y pueden lesionar al niño con fármacos, añadir sangre o contaminantes bacterianos a las muestras de orina, etc., para simular una enfermedad; solicitan asistencia médica para el niño, mostrándose siempre profundamente consternados y protectores. A menudo el niño está gravemente enfermo, con frecuencia requiere hospitalización y puede llegar a morir. Hay diversos trastornos facticios que pueden asemejarse al síndrome de Munchausen. Los pacientes se pueden provocar conscientemente los signos propios de la enfermedad, por ejemplo, produciéndose traumatismos en la piel o inyectándose a sí mismos un alergeno al que saben que son sensibles. Entonces solicitan atención médica, pero sabotean el tratamiento con una enfermedad autoinducida o autoperpetuada. Estos pacientes se diferencian de los del síndrome de Munchausen en que tienden a simular sólo una enfermedad, sólo lo hacen durante períodos de estrés psicosocial importante, no tienden a ir de hospital en hospital o de médico en médico y, por lo general, pueden ser tratados con buenos resultados.

Causas

 Habitualmente, existe una historia precoz de abuso emocional y físico . Los pacientes parecen tener problemas de identidad, sentimientos intensos, control  inadecuado de los impulsos, sentido de la realidad deficiente, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables. La necesidad de que se les preste atención es pareja a la incapacidad de confiar en figuras de autoridad, a las que manipulan y provocan o someten a prueba continuamente. Son evidentes los sentimientos de culpa y la necesidad de castigo y expiación asociada.

Tratamiento

En los pacientes de síndrome de Munchausen el tratamiento rara vez es fructífero. Acceder a las manipulaciones del paciente alivia su tensión, pero provoca una escalada, sobrepasando en última estancia lo que los médicos pueden o están dispuestos a hacer. Enfrentarse al paciente o negarse a sus demandas de tratamiento da lugar a reacciones de enfado que le llevan a cambiar de hospital. El paciente acostumbra a rechazar el tratamiento psiquiátrico. Sin embargo el tratamiento suele reducirse al reconocimiento de la enfermedad y a evitar los procedimientos que impliquen riesgo como la medicación excesiva.

Se recomienda confrontar a estos pacientes sin culpabilizaciones ni reproches. El médico debe mantener la condición de enfermedad real, indicando simultáneamente al paciente que si coopera, pueden resolver el problema subyacente. A menudo habrá que implicar a algún miembro de la familia, con quien abordar el problema como una enfermedad, no como un engaño; es decir, no se explica a la familia cuál es el mecanismo preciso de la enfermedad.

Fuentes