San Pablo de Córdoba

San Pablo de Córdoba
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NombreSan Pablo de Córdoba
NacimientoCórdoba
Fallecimiento851
NacionalidadCórdoba,Bandera de España España
OcupaciónDiácono

San Pablo de Córdoba. Diácono y mártir cordobés del siglo IX. Que, aleccionado con el ejemplo y la palabra de san Sisenando, no temió reprochar a los príncipes y dignatarios sarracenos la falsedad de su culto, y fue muerto por haber confesando a Cristo como verdadero Dios.

Biografia

Nació en la ciudad de Córdoba,joven ilustre, de talle airoso , y de una hermosura corporal extraordinaria, vivo retrato de la que ilustraba su alma. No se dejó llevar en sus primeros años de aquellas vanas esperanzas con que le lisonjeaba la fortuna. Inspiróle su virtud dictámenes muy contrarios; pues considerando el fin caduco de todos los bienes de la tierra, quiso conseguir los eternos, y para aprender el verdadero camino que conduce al hombre a la patria celestial, empleó su juventud en el estudio de las letras divinas, y de las laudables costumbres que se enseñaban en la Iglesia de San Zoilo, donde en ambos ramos se instruían los hijos de los cristianos por los mas hábiles preceptores, en la desgraciada época que se hallaba Córdoba bajo el tirano yugo de los africanos.

Pablo hizo grandes progresos en las ciencias, y dedicado al estado eclesiástico, recibió el sagrado orden de diácono, en el que se distinguió por la sencillez de su corazón, por la integridad de su fe, y por el testimonio de su buena conciencia: y como estaba armado con el escudo de la caridad, no pudo separarle de Jesu-Cristo ni la tribulación, ni la espada, ni aun la misma muerte. En todo tiempo y en todas ocasiones daba Pablo pruebas auténticas de su ardiente caridad para con todos los pobres necesitados, y con especialidad para con los fieles que se hallaban en las cárceles próximos a ser víctimas del furor de los árabes, no por otra causa, que la de declamar justamente contra los crasos errores y contra las ridículas patrañas de la Ley de Mahoma. Servíalos con indecible piedad, cuidaba de asistirlos en todas sus necesidades, mostrábales compasión en los trabajos, y aliviaba sus males con sus saludables exhortaciones. San Eulogio, que escribió las Actas de este ilustre joven, engrandece su bondad, su candidez, su suavidad, y su ardorosa caridad, por lo que se hizo amable de todos. Pero como Dios le tenia escogido para sí, le trasladó del destierro de esta vida en lo mas florido de sus años.

Cuando entró Pablo en la cárcel, se hallaba en ella un sacerdote natural de Beja, a quien por un falso crimen tuvieron los moros en una oscura mazmorra el dilatado tiempo de veinte años, después de los cuales le pusieron en la prisión común de los malhechores. Entró el presbítero en el calabozo en lo mas florido de su edad, pero salió lleno de canas, a fuerza de los trabajos e infelicidades que le hicieron padecer los bárbaros. Vio a Pablo cercano á su glorioso triunfo, y le rogó, que cuando estuviese en la visión beatífica, intercediese con Dios para que le libertase de las pesadas prisiones que sufría inocente tantos años. Ofreciólo así el insigne diácono compadecido de sus miserias; y no olvidándose de su palabra, a pocos días después de su martirio consiguió el sacerdote la apetecida libertad, por lo que dio al Señor, y al ilustre mártir, las gracias correspondientes.

Murió mártir un día de verano del año 851 y su cuerpo fue expuesto para que lo comieran los animales; pero los cristianos consiguieron recogerlo antes y lo sepultaron en la iglesia de San Zoilo, en la que había servido como diácono. La Iglesia conmemora su fiesta el día 20 de julio.

Fuentes