Siempre el mismo día (Película)

Siempre el mismo día
Información sobre la plantilla
drama romántico |
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Largometraje
NombreSiempre el mismo día
Otro(s) nombre(s)One Day
DirectorLone Scherfig
Producción GeneralNina Jacobson,Tessa Ross,
Dirección de FotografíaBenoît Delhomme
RepartoAnne Hathaway, Jim Sturgess, Patricia Clarkson,Rafe Spall,Kent Stott,Romola Garai
Productora[Random House Films,Film4 Productions,Color Force]

Siempre el mismo día Dos estudiantes, Emma (Anne Hathaway, 'El diablo viste de Prada') y Dexter (Jim Sturgess, 'Camino a la libertad') comienzan una relación de amistad la noche que se gradúan en la universidad.


Sinopsis

Él es rico, además de un ligón empedernido y un frívolo que fantasea con tener el mundo a sus pies. Su relación evoluciona a lo largo de veinte años, y se nos muestra cómo han ido cambiando sus vidas entonces y ahora, y de qué manera han conseguido mantener la amistad. Se adorarán, se detestarán, se separarán y se volverán a reunir. A través de la sonrisa, el romance, el dolor que comparten y la alegría, descubrirán durante el tiempo transcurrido, que lo que siempre han deseado lo tenían más cerca de lo que pensaban.

Sobre el filme

Lone Scherfig, la directora danesa que hace apenas un par de años entregó An Education (2009), regresa ahora con esta adaptación de la novela realizada por el mismo autor (Nicholls). En la que se relata la vida de dos personajes: Emma (Hathaway) y Dexter (Sturgess), quienes se conocen un día de julio, y sus vidas se cruzarán exactamente ese día durante años.

La premisa de esta historia da suficiente como para tener un largometraje y recuerda un poco este asunto del destino, como se presentó en Serendipity (Peter Chelsom, 2001), en donde dejan todo al correr de la vida. Los personajes todo el tiempo saben lo que quieren y necesitan, pero por propia decisión se van dando su tiempo para que suceda lo esperado. Sin embargo, a diferencia del casi chickflick de Serendipity, Siempre el mismo día no deja todo al azar, sino que las vidas de estos personajes tienen que padecer los obstáculos de la vida misma y –peor aún- de las personalidades de ambos protagonistas y sus propios demonios internos.

Es entonces cuando entran otros temas fundamentales de esta historia: en primer lugar, la soledad como una situación de vida que preocupa al ser humano. Es esa sensación de quedarse solo, de no tener a nadie con quien compartir y ser incapaces de continuar caminando; lamentablemente, el mismo ciclo de la vida conduce tarde o temprano a esta situación, y depende de la madurez y del amor propio de cada individuo el poder lidiar con esta realidad.

Escena de One DayPor otro lado, nos recuerda que la vida ofrece oportunidades que se deben de tomar, porque la mayoría sólo llega una vez, y para encontrarlas nuevamente hay que desearlas demasiado. Aquí, sin embargo, el letargo y la indecisión son la razón fundamental que muestra que las personas no siempre estamos concientes de lo que realmente queremos o necesitamos. Estamos esperando que todo funcione sin el mayor esfuerzo, para que luego llegue el arrepentimiento por aquello que no fue realizado. En One Day hay oportunidades cada año y un obstáculo distinto también.

Al mismo tiempo, la cinta plantea la aceptación del otro individuo con todos sus defectos y cualidades, sin importar vicios o sus monstruos interiores, pero también hace evidente que aceptar, respetar y tolerar al otro no significa lo mismo que amarlo o querer estar con ese alguien el resto de la vida.

Por último, la madurez queda declarada como el camino inevitable hacia la felicidad y la estabilidad. Ésta sólo se alcanza con las vivencias del día a día, con los tropiezos y la toma de decisiones que modela cada paso que damos. Madurez que vemos en cómo los personajes intentan alcanzarla a lo largo de los más de cien minutos que dura la película, representada con cada cambio de maquillaje y vestuario que acompaña a los actores; esto último muy al estilo de Up close & personal (Jon Avnet, 1996), donde podemos verlos en muy distintas facetas, con cambios continuos de estilo y maquillaje, pero donde la caracterización no ha sido tan convincente más que para mostrar que Hathaway luce muy bien en todos y cada uno de estos momentos.

Si bien el trabajo de Lone Scherfig ha sido suficiente para contar la historia, el desarrollo de los personajes no ha quedado tan claro. Cada año pasa prácticamente en un suspiro en tiempo fílmico, y eso no permite involucrarse adecuadamente con los protagonistas. No los alcanzamos a conocer a fondo ni entendemos sus decisiones o sus limitaciones. Es posible que en la novela haya mucha más exposición de todo esto, capítulo a capítulo; no obstante, la película se queda un poco corta en ese aspecto.


Fuentes