Siete Palabras

Cristo en la Cruz
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La mirada levantada hacia el cielo puede identificarse con las "palabras" primera, cuarta o séptima, dirigidas a Dios Padre.
Nombre original:Cristo en la Cruz
Autor(es):Miguel Ángel
Categoría:Cristianismo

Las Siete Palabras (Septem Verba en latín) es la denominación convencional de las siete últimas frases que Jesús pronunció durante su crucifixión, antes de morir, tal como se recogen en los Evangelios canónicos.


Las Siete Palabras

Los dos primeros Evangelios: el de Mateo y el de Marcos, mencionan solamente una, la cuarta. El de Lucas relata tres, la primera, segunda y séptima. El de Juan recoge las tres restantes, la tercera, quinta y sexta. No puede determinarse su orden cronológico.

Su orden tradicional es (con traducción en español de la Biblia de Jerusalén):

  1. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." - Pater dimitte illis, non enim sciunt, quid faciunt (Lucas, 23: 34).
  2. "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso." - Amen dico tibi hodie mecum eris in paradiso (Lucas, 23: 43).
  3. "Mujer, ahí tienes a tu hijo. [...] Ahí tienes a tu madre." - Mulier ecce filius tuus [...] ecce mater tua (Juan, 19: 26-27).
  4. "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" - "¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?" - Deus meus Deus meus ut quid dereliquisti me (Mateo, 27: 46 y Marcos, 15: 34).
  5. "Tengo sed." - Sitio (Juan, 19: 28).
  6. "Todo está cumplido." - Consummatum est (Juan, 19: 30).
  7. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." - Pater in manus tuas commendo spiritum meum (Lucas, 23: 46).
Lo que Nuestro Salvador vio desde la Cruz, de James Tissot.

Su interpretación devocional es una comparación con situaciones por las que inevitablemente pasa la vida de todo creyente; a la que se suman todo tipo de exégesis. El mismo texto evangélico atribuye a estas "palabras" un fin de cumplimiento de profecías del Antiguo Testamento: sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final (Juan, 19: 28).

Son objeto de particular devoción al ser consideradas como "verdaderas palabras" de Jesús, condición compartida con algunas otras expresiones, recogidas a lo largo de los Evangelios, que pretenden ser citas exactas (aunque traducidas al griego, excepto una pocas que se transcribieron literalmente en hebreo o arameo por los evangelistas y reciben la denominación particular de ipsissima verba o ipsissima vox).

Primera Palabra

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Lucas, 23: 34.

La oración se ofreció para quienes eran culpables de darle muerte. Puede interpretarse como dirigida a los judíos, a los soldados romanos (que en el final de ese versículo aparecen jugándose su túnica a los dados), a ambos o, genéricamente, a la humanidad entera.

Segunda Palabra

Cristo y el Buen Ladrón, de Tiziano, 1566. Representa la "segunda palabra".
Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Lucas, 23: 43.

Es la respuesta de Cristo a la súplica "acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino" del ladrón arrepentido. Con ello se interpreta que le asegura la salvación sin que para ello haya obstáculo en sus pecados anteriores, por la fe que ha puesto en Jesucristo.

Tercera Palabra

Mujer, Ahí tienes a tu hijo. [...] Hijo ,ahí tienes a tu madre.
Juan, 19: 26-27.

Una primera interpretación ve este pasaje en sentido ético o social: Cristo entregó el cuidado de su madre al discípulo amado, cumpliendo un elemental deber filial. Se ve la enseñanza de atender "las cosas del reino" (a las que es enviado Juan), sin desatender las responsabilidades asignadas desde antes; si amamos a Dios,

Crucifixión de Pietro Perugino, 1482. Su composición (la Virgen a la derecha del Crucificado y Juan a su izquierda) es la clásica del Stabat Mater, que corresponde a la "tercera palabra".

amamos a nuestro prójimo y le atendemos, pero primeramente lo haremos con los más cercanos. En Jesús descansaba el deber de cuidar a su madre, que se supone viuda en esos momentos. Si no tenía otros hijos (la problemática existencia o ausencia de hermanos de Jesús), se entiende que su único hijo la encomiende al discípulo amado, dándosela por madre. Este acto recíproco se interpreta como demostración de que no sólo hay que recibir amor, sino saber darlo sin importar las circunstancias.

Se han hecho numerosas afirmaciones mariológicas sobre este pasaje. Según Raymond Edward Brown, «parece absolutamente increíble que una escena tan reveladora y dramática, que sitúa a la madre de Jesús en una nueva relación con el discípulo amado acabe simplemente en que él la lleva a su casa. [...] El significado de este episodio reside en la nueva relación entre la madre de Jesús y el discípulo amado». Según Francis J. Moloney, no se puede eludir el hecho de que Jesús crucificado creó desde la cruz «una familia nueva». En el espacio de tres versículos (Juan 19:25-27), el término «madre» aparece no menos de cinco veces. Esa misma expresión había aparecido en el pasaje de las bodas de Caná (Juan 2:1-5), cuando todavía «no había llegado la hora» de la glorificación de Jesús. Moloney apunta que en el relato de la crucifixión y muerte de Jesús («la hora» de la glorificación), tan sofisticado y simbólico, el evangelista no pudo significar simplemente que el discípulo amado tenía que cuidar de la viuda y madre de Jesús una vez muerto su hijo. En el concepto de Moloney, el pasaje afirma el papel maternal de la madre de Jesús en la nueva familia de Jesús creada en la cruz.

Cuarta Palabra

¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?.
Marcos 15: 34 y Mateo, 27: 46

Según la interpretación tradicional, Jesús estaría recitando el Salmo 22, que empieza precisamente por esas palabras. Para la teología Jesús se ha entregado libremente al sacrificio por la humanidad, y en su naturaleza humana se siente abandonado, como había expresado en Getsemaní. Él es el Siervo Sufriente de Dios, pero finalmente acepta el sacrificio vicario para con la humanidad. El sufrimiento de Cristo simboliza también el sufrimiento del ser humano aun en la mayor de las fes.

Para la crítica histórica, la frase, o al menos lo que expresa, es probablemente histórica, cumpliendo con el criterio de la atestiguación múltiple (siendo de hecho la única de las Siete Palabras que aparece en más de un evangelio) y el de la dificultad (ya que, dado su carácter de desolación, es factible que la Iglesia primitiva haya experimentado cierta dificultad para aceptar esta frase en labios de Cristo). Pero también se piensa que aunque la idea sea auténtica (esto es, el Jesús histórico se habría sentido realmente abandonado al momento de su muerte, esperando una intervención de Dios Padre que no llegó), los múltiples otros insertos del Salmo 22 (junto a Isaías 53) pueden hacer pensar en el relato de la Pasión como una composición a posteriori a partir de pasajes del Antiguo Testamento, si bien con elementos realmente históricos.

Quinta Palabra

Tengo sed.
Juan, 19: 28.

Se interpreta como expresión de dos tipos de ansias de Cristo en la cruz. En primer término, de la sed fisiológica, uno de los mayores tormentos de los crucificados. En sentido alegórico, como la sed espiritual de Cristo de consumar la redención para la salvación de todos. Cuadra con la estructura del cuarto evangelio, y evoca la sed espiritual que Cristo experimentó junto al pozo de la samaritana.

Sexta Palabra

Consummatum est, detalle del púlpito de la Catedral de Ribe. Representa la "sexta palabra".
Todo está cumplido.
Juan, 19: 30.

Se puede interpretar como la proclamación en boca de Cristo del cumplimiento perfecto de la Sagrada Escritura en su persona. Esta palabra pone de manifiesto que Jesús era consciente de que había cumplido hasta el último detalle su misión redentora y la culminación del programa de su vida: cumplir la Escritura haciendo siempre la voluntad del Padre. Más que una palabra de agonía, es de victoria, "todo está concluido".

Séptima Palabra

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Lucas, 23: 46.

Es la última frase que se atribuye a Jesucristo, y se interpreta como un ejemplo de la confianza que debe tener un cristiano ante la entrada en el mundo espiritual: las postrimerías.


Obra fotográfica de Fred Holland Day, 1898. (Iconografía de Jesús en la cruz).

Fuentes

  • R. GALDOS, Las siete palabras, Roma 1940.
  • M. DE TUYA, Palabras en el Calvario, Salamanca 1961.