Sifón bajo la bahía del alcantarillado de La Habana

Sifón del alcantarillado de La Habana.
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Obra Arquitectónica  |  (Alcantarillado)
Sifonhabana.jpg
Descripción
Tipo:Alcantarillado
Localización:La Habana
Datos de su construcción
Inicio:1908

Sifón bajo la bahía del alcantarillado de La Habana: Notable obra de ingeniería construida en La Habana a principios del siglo XIX, Considerada una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.

Antecedentes

Desde los tiempos primitivos de la humanidad ha existido la necesidad de deshacerse de las inmundicias y desperdicios de la vida humana fuera de la comunidad y de forma que no fuese perjudicial, pues podrían significarla ocurrencia de la Peste, la Viruela y otras enfermedades infecciosas ya conocidas por aquellos pueblos, que la observación los había llevado que se desarrollaban con carácter epidémico en comunidades poco limpias.

La ciudad de Mohenjo-Daro, en el valle de Indo, Pakistán, unos 2000 años ante de Cristo, en la parte baja de la ciudad, formada por una red de calles y callejuelas, disponía de un eficaz sistema de alcantarillado. La mayoría de las casa contaban con un tubo de desagüe en el piso y un cuarto de baño; algunas incluso tenían letrinas con asientos.

La ciudad de París en inició en 1833 la construcción de un sistema de alcantarillado y Hamburgo, en 1843, fue la primera que construyó un sistema completo de alcantarillado de acuerdo con las ideas modernas. Londres lo tuvo en 1859 y en América, las primeras cloacas construidas respondieron a un plan fueron las de Boston en 1876.

En Cuba las primeras ideas acerca de un sistema de alcantarillado surgieron del general Tacón quien entre el año 1835 y 1842 dio los primeros pasos; aunque las obras no cumplieron con los resultados esperados.

Primeros pasos

El 30 de marzo de 1895 el señor Michael J. Dady, contratista de Nueva York presentó a la municipalidad de La Habana un proyecto para la construcción de un sistema de alcantarillado lo que constituía una necesidad imperiosas, dada las detestables condiciones higiénicas de la ciudad y el avance en los principios sanitarios de la época.

Proponía el señor Dady un sistema que en algunas partes de la población unía los pluviales con los albañales y en otro los separaba. Este proyecto fue tomado en consideración por la Municipalidad de La Habana y la no ejecución del mismo, por los derechos adquiridos y gastos que se alegó envolvía el proyecto, a pesar de su notoria deficiencia, dio lugar con posterioridad a una reclamación de 250 00 dólares que tuvieron que pagársele al contratista por concepto de indemnización.

Proyecto del nuevo alcantarillado

Plano general de la red de alcantarillado

El teniente Barden, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, que era el ingeniero en jefe de la Ciudad de La Habana tuvo a su cargos la preparación de los planos de detalles y pliego de condiciones que sirvieron de base a la subasta que se efectuó el 10 de enero de 1902.

En su informe el ingeniero Barden manifestaba que la principal dificultad confrontada había sido la falta de datos. Los mapas de la ciudad eran incompletos y a pequeña escala, por lo que fue necesario entre abril y agosto de 1899 correr los niveles, colocar monumentos sólidos bajo la superficie del terreno en lugares prominente y con dichos datos confeccionar un plano de toda la ciudad.

Se hicieron estudios para determinar la dirección y velocidad de los vientos predominantes y también del nivel de la marea baja; con flotadores se obtuvo la velocidad de las corrientes marinas frente al litoral y en la bahía. Sobre el volumen de las precipitaciones se contó con un cuidadoso registro meteorológico que había sido llevado por algunos años por los padres del Convento de Belén.

En el pliego de condiciones se estableció que las aguas de albañal no se podrían descargar a la bahía ni a la costa en ningún punto donde estuvieran expuestas a ser arrojadas hacia la orilla, cerca de los cerros de la población.

Al terminarse estas investigaciones preliminares se contrataron los servicios del señor D.E. Mc. Comb. Superintendente de cloacas de Washington DC, como ingeniero consultor quien llegó a La Habana el 17 de julio de 1899 y dedicó cuatro meses a la investigación y preparación de su informe que presentó en noviembre y proveía cloacas en todas las zonas construidas de la ciudad, incluyendo el Cerro, Jesús del Monte y Vedado. El Señor Mc Comb propuso un sistema con compuertas de derrames, de forma que permitía pasar a la estación de bombeo la descarga normal de aguas de albañales y descargaba a la bahía o al mar el exceso de aguas pluviales mezcladas con aguas de albañales después de un aguacero. Los albañales se reunían en un punto cerca de la entrada de la bahía, llevada a través de esta.

El informe de Mc Comb fue sometido al criterio de Samuel M. Gray, una autoridad en materia de cloacas en Estados Unidos, quien llegó a La Habana el 18 de diciembre de 1899 e hizo un cuidadoso estudio y emitió su informe definitivo el 5 de junio de 1900, acompañándolo de planos y presupuesto mostrando los caracteres generales del sistema de cloacas y drenes.

En este informe se denomina cloacas a las alcantarillas que conducen las aguas de los inodoros, urinarios, bañaderas, fregaderos, lavaderos y demás instalaciones sanitarias y las descargas de industrias, mataderos, establos y otros edificios, a las que genéricamente se denominaban aguas de albañal. Se llaman drenes a las alcantarillas que conducen las aguas pluviales recogidas en las azoteas, tejados, patios, parques, calles y en el terreno en general.

Materiales

Se propuso la utilización de tubos vitrificados para todas las cloacas y drenes para aguas pluviales desde 200 hasta 500 mm de diámetro; los tamaños desde 600 hasta 750 mm de diámetro se haría de una hilera sola de ladrillos y tamaños más grandes serían de hormigón con una hilera de ladrillo vitrificados en las invertidas. No se debían usar tubos de menos de 150 mm de diámetro en el sistema de cloacas ni menos de 300 mm de diámetros en los drenes. Las conexiones a las casa debían hacerse con tubos de 150 mm.

Las cloacas sanitarias debía hacerse a 1,80 m bajo la rasante de la calle, aunque en algunos casos se preveía que tendrían que hacerse a más profundidad para obtener la pendiente necesaria y dar la debida velocidad a la aguas de albañal. La parte superior de los drenes debían colocarse a 0,9 m bajo la rasante de la calle, excepto para obtener la pendiente necesaria.

Mantenimiento

Es indispensable que el sistema de cloacas se mantenga libre de depósitos y la mejor manera de lograr esto es proveyendo las partes altas de las principales cloacas con tanques de inundación.

Frecuentemente se usan tabiques de inundación automáticos conteniendo de 30 a 50 galones, los cuales están conectados al servicio de agua y se supone que se llene y descarguen a intervalos establecidos; pero la experiencia demuestra que al menos que se tenga mucho cuidado y atención con ellos, o no se descargan o se descargan con mucha frecuencia, de esta manera gastando agua inútilmente y algunas veces en grandes cantidades. Probablemente se encontrará que la cloaca se puede mantener más limpia y eso con menos agua, conectando los tanques de inundación con el servicio de agua, y empleando un hombre para que, los llene y descargue tan seguido como requiera la cloaca. Sin duda, algunas cloacas necesitan ser inundadas diariamente, otras dos veces por semana y otras con menos frecuencia.

Un hombre inteligente a cargo del mantenimiento pronto se familiarizará con las necesidades de cada cale, y se obtendría mejores resultados de una visita calle por calle, y a menos costo, que con los tanques de inundación llenándose y descargando automáticamente.

Principales obras del alcantarillado

Estación de bombeo en Paseo y 5ta, Vedado
  • Estación principal de bombeo en el Morro.
  • Estación de bombeo del sur en la Calzada Vives.
  • Estación de bombeo del Vedado, con dos subestaciones.
  • Estación de Bombeo de Casa Blanca.
  • Cloaca en General Enna

Sifón bajo la Bahía de La Habana.

  • Túnel bajo la Cabaña
  • Dren bajo la calle Mercaderes
  • Dren del Matadero

Comienzo de la obras

Dren del Matadero

Las obras se ejecutaron bajo la dirección de los ingenieros jefes David E. Mc. Comb, del 29 de junio de 1908 a enero de 1912; José Manuel Babé, del 11 de enero de 1912 al 6 de febrero de 1912, y Alberto M. Brosius, del 6 de febrero de 1912 al 26 de agosto de 1914.

Las obras comenzaron por una cloaca de 18 pulgadas en la calle San Lázaro entre el arroyo Pastrana y la calle de Concepción en Lawton. Los contratistas trabajaron muy lentamente al principio, por cuanto deseaban hacer cambios en el contrato en cuanto a las obras del alcantarillado. Estos cambios, con la conformidad del Gobierno cubanos, fueron finalmente aceptados y se incluyeron en un contrato suplementario el 7 de abril de 1910. Después de obtenidos los cambios los contratistas imprimieron verdadera actividad a las obras.

Costo y duración de las obras

El costo del alcantarillado fue de 9 851 160, 37 pesos, que fue abinado primeramente con un 10% de la recaudación de la Aduana de La Habana, conforme disponía de un Decreto del Gobierno Interventor, con posterioridad "con cargo" al empréstito Speyer, luego con 1 500 000 pesos de un préstamo del Banco Morgan y se liquidó "con cargo" a un empréstito de 10 000 000 pesos.

La ejecución material duró desde el 21 de septiembre de 1908 hasta septiembre de 1913, en que se terminó prácticamente toda la obra contratada, o sea, cinco años, siendo el plazo concedido pro el contrato de siete años, que no vencía, según los términos del contrato hasta el 21 de septiembre de 1915.

Fuentes

  • FUENTES, BABÉ Y OTROS: "Alcantarillado, pavimentación y el mejoramiento de abasto de agua de la Ciudad de La Habana", Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros: 241-253, 1910.
  • Mc Comb. "El sistema de alcantarillado y pavimentación de la Ciudad de La Habana", Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros: 769-770, 1916.
  • MORALES, PEDROSO, L: "El sistema de alcantarillado y pavimentación de Ciudad de La Habana", Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros: 95-108, 1916.
  • CUEVAS TORAYA, JUAN DE LAS. La siete maravillas de la ingeniería civil cubana. La Habana: Editorial Científico-Técnica (2011)