Sitio y toma de Sagua de Tánamo

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Sitio y toma de Sagua de Tánamo
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Artículo del periodista Luís Rolando Cabrera y el fotógrafo Paco Altuna, publicado en la revista Bohemia sobre el sitio y toma de Sagua de Tánamo, a partir del cual esta ciudad ha sido llamada La Ciudad Mártir.
Fecha:9 de noviembre de 1958 hasta el 24 de diciembre de 1958
Lugar:Sagua de Tánamo
Resultado:
La toma de Sagua de Tánamo por las tropas del Ejercito Rebelde.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Antonio Enrique Lussón Batle y Belarmino Castilla Mas.
Ejecutores o responsables del hecho:
Tropas del Ejército Rebelde de las columnas 17 y 19, del Segundo Frente Oriental Frank País.

Sitio y toma de Sagua de Tánamo. Acción del Ejército Rebelde para tomar la ciudad de Sagua de Tánamo y aniquilar importantes unidades del ejército de Fulgencio Batista. Esta operación duró cerca de 45 días e inmovilizó las fuerzas enemigas fortificadas en el pueblo.

Extensión de la lucha en Oriente

Desde aquella histórica reunión en Pata de la Mesa, Sierra Maestra, el 27 de febrero de 1958, la fundación del Segundo Frente Oriental Frank País, el 11 de marzo en Piloto de del Medio, Mayarí Arriba, por el entonces comandante Raúl Castro Ruz, fue una consecutividad de la actividad guerrillera, con planes bien concebidos de llevar la lucha armada a los más disímiles territorios del oriente del país.

Comandante Antonio Lussón

La unificación de los grupos de escopeteros, dio al traste con el fortalecimiento de pequeñas unidades y las nuevas columnas rebeldes. Llegado su momento el mando central del Frente, luego de la toma del cuartel de La Maya, en Guantánamo, consideró proceder sobre el norte oriental y tomar Sagua de Tánamo, acción realizada por fuerzas de las columnas 17 y 19, al mando de los comandantes Antonio Enrique Lussón Batle y Belarmino Castilla Mas (Aníbal) respectivamente.

En la consecución del plan procedieron a sitiar la ciudad, desde fines de octubre de aquel año 1958, con la finalidad de obligar a las fuerzas de la tiranía a permanecer en las 13 posiciones que ocupaban, limitándolas en movilidad y aprovisionamiento. Aparejado a ello se reforzarían las posiciones rebeldes.

Operaciones

Movimiento de las fuerzas de la Compañía B Pedro Sotto Alba

En los días finales del mes de Octubre, tropas de la compañía B “Pedro Sotto Alba”, de la Columna 19 “José Tey”, bajo el mando del teniente José Leonardo Lupiañez Reinlein, habían tomado definitivamente la loma del Fuerte, en las proximidades de la ciudad de Sagua de Tánamo. A partir de ese momento las fuerzas rebeldes no se alejaron más de la vista de la ciudad.

El teniente Lupiañez instaló su campamento en el barrio de Juan Díaz, en una finca nombrada “El Palmar”; mientras, otros grupos de la propia compañía B, iniciaron un movimiento de avance hacia las cercanías del pueblo. El primer teniente Antonio Lamorú, cuyo campamento estaba en la zona de Los Chivos, se trasladó para el barrio de Zabala. El primer teniente Freddy Ramos, desde Loma Blanca, avanzó hacia el lugar conocido por “La Granja”, en el barrio Miguel, donde situó avanzadas.

En el campamento de Juan Díaz quedaban las fuerzas del sargento Juanito Paz, mientras la tropa móvil del primer teniente Ricardo Cisneros tenía la misión de patrullar la zona de la carretera a Cayo Mambí.

Última salida del ejército

La tropa bajo el mando del teniente Lupiañez se mantuvo por espacio de varios días en el campamento de Juan Díaz y luego se movió hacia el entronque de las carreteras Sagua de Tánamo-Cayo Mambí, Sagua de Tánamo-Mayarí, para hacer más efectiva la prohibición de movimiento de todo vehículo por esa vía. Instaló un campamento cercano al camino y situó varias postas.

El día 3 de noviembre de 1958, fecha escogida por la tiranía de Fulgencio Batista para su farsa electoral, salió de Sagua de Tánamo con rumbo a Cayo Mambí, un convoy enemigo, consistente en dos camiones y un jeep cargados de tropas. Al llegar al entronque que forman las carreteras Sagua de Tánamo-Cayo Mambí y Sagua de Tánamo-Mayarí, fue atacado por la tropa móvil de la compañía B, bajo el mando del primer teniente Cisneros, que se encontraba emboscada en esa posición. El combate se generalizó por espacio de unos 30 a 40 minutos, y el ejército batistiano se vio obligado a regresar hacia Sagua de Tánamo.

En la retirada fueron hostilizados por fuerzas del campamento del teniente Lupiañez hasta cerca de la entrada de la ciudad. En este encuentro las tropas rebeldes no sufrieron bajas y según informó un parte de la tiranía su ejército tuvo un herido.

Estrechamiento del sitio

Después de esta última salida de las fuerzas de Batista, las tropas de la compañía B, que iniciaban el sitio a Sagua de Tánamo, desde los primeros días de noviembre, reforzaron sus posiciones. El comandante Aníbal envió el día 9 instrucciones al capitán Pepito Cuza, jefe de la Co. B, para que estrechara el sitio al pueblo e impidiera la salida y entrada de los soldados enemigos. En cumplimiento de la orden este trasladó su capitanía al punto nombrado Cupeyal, buscando mayor movilidad y poder dirigir con más precisión las operaciones concebidas.

Comandante Belarmino Castilla (Aníbal)

El primer teniente Lupiáñez con alrededor de 30 hombres ocupó la casa del Dr. Jiménez. El teniente Luís Argelio González Pantoja, con cerca de 25 hombres, ocupó posición en La Margarita, del lado de allá del río. Por su parte Antonio Lamorú Velásquez (Ñito), en dirección Este, situó avanzadas a orillas del paso de Zabala y otras postas que controlaban la parte aledaña al pueblo. Freddy Ramos Latour, con unos 50 hombres estableció posición en La Granja, La Piedra y en una loma a la entrada del pueblo; su armamento se componía de: dos Thompson, cinco springfields, una San Cristobal, y el resto escopetas y algunos fusiles de calibre reducido. Por su parte Ricardo Cisneros (Jotor), con unos 20 hombres controlaba los accesos de las carreteras de Mayarí y Cayo Mambí a Sagua de Tánamo.[1]

Esta fuerza llegó a ubicar una avanzada en las lomas a la entrada del pueblo y detrás del cementerio, desde donde dominaban las garitas que el ejército de la tiranía había situado en las elevaciones, en el lado oeste del pueblo. La tropa móvil del teniente Ricardo Cisneros continuaba su recorrido en vigilancia por la carretera Sagua de Tánamo-Cayo Mambí y Sagua de Tánamo-Mayarí; contaba con unos 15 o 20 hombres y su armamento era: una ametralladora calibre 30 de enfriamiento por aire; un M-2; tres o cuatro Garands, dos o tres San Cristobal; el resto, springfields. La fuerza móvil, que era la mejor armada de la compañía, también tenía como misión acudir a reforzar cualquier posición que fuera atacada por el enemigo.

El día 10 de noviembre el capitán José L. Cuza, desde la casa del doctor Jiménez, estableció comunicación con el centro telefónico de esa ciudad; para ponerse al habla con el capitán O´Farrill, jefe de las fuerzas de la tiranía. El Jefe de la Compañía rebelde entabló un diálogo con el militar de Batista y le explicó lo inútil de resistir el ataque te las tropas revolucionarias y la injusta causa que defiende.

Ese mismo día, aprovechando los altoparlantes instalados en la casa del doctor Jiménez y cerca de las gritas, el teniente Lupiañez leyó un comunicado a los soldados y al pueblo de Sagua de Tánamo. El llamado, en unas de sus partes, decía:

“La venganza no anida en nuestros pechos, ni el odio, ni mucho menos ese método tan repudiado, que se les ha hecho ver a todos los soldados para continuar oprimiendo y engañando a los soldados que siguen como autómatas a sus jefes. ¿Cuánto ganas, soldado? Tú que vivías plácidamente en el cuartel y tu hogar, rodeado del calor de tus familiares y amistades, ¿te fijas con qué desprecio te miran aquellos que ayer te admiraban? Todo eso lo cambias por un miserable sueldo: $29.00 (veintinueve pesos) y 15 pesos quincenales de Gerolán. Ese es tu sueldo, soldado, mientras que ellos, ésos que te empujan, que te hacen cuadrar, limpiar letrinas, te alzan la voz profiriendo palabras soeces, etc., no conformes te tiran a una lucha frontal contra nosotros, que hemos tenido que esgrimir las armas y dejar nuestros libros, porque la Cuba, es la Cuba que hicieron un Martí, un Maceo, un Roloff, un Calixto García y otros mártires, esa Cuba que Martí con su verbo elocuente dijo que sin fueros ni privilegios, ha sido mancillada, enlodada y necesita que los hombres de moral intachable, alcen sus brazos en demanda de protesta ante el atropello y el latrocinio a que constantemente es sometido nuestro pueblo.”[2]

Hostigamiento al ejército y primeras acciones del sitio

La orden del comandante Belarmino Castilla precisaba que se hostigara continuamente al enemigo a fin de que descubrieran las posiciones que éste ocupaba. Esto se cumplió desde los primeros momentos del sitio; el ejército de la tiranía fue constantemente asediado por escaramuzas y pequeños ataques sorpresivos que casi a diario se efectuaban por parte de las fuerzas rebeldes. En las que les ocasionaron algunas bajas al enemigo y las fuerzas revolucionarias, a su vez, también sufrieron muertos y heridos. En cada una de las posiciones que ocuparon los rebeldes surgieron iniciativas, que fueron una muestra constante del valor y la sagacidad de los combatientes revolucionarios, los que hostigaban al enemigo, obligándolos a mantenerse en perenne estado de alerta.

El hostigamiento a los guardias, en sus posiciones dentro del pueblo de Sagua de Tánamo, siguió ininterrumpidamente, y le causó algunas bajas a las fuerzas de la tiranía. El día 15 de diciembre el comandante Raúl Castro envió parque para la tropa que se encontraba en el sitio y hostigamiento a Sagua, a la vez que le comunicaba al comandante Aníbal interesantes noticias de la situación general en el frente.

El asalto a la ciudad, previsto inicialmente para las 9 de la noche del día 16, tuvo que ser pospuesto para las 11 de ese mismo día, producto a la claridad de la luna, no conveniente al sigilo necesario para el desplazamiento de las tropas por lo que el comandante Aníbal, comunicó a Ñito Lamorú, el cambio de la hora de ataque.[3]

Los grupos asaltantes al mando de los primeros tenientes Pantoja y Lupiáñez marcharon en la dirección principal, tomando Lupiáñez hacia Loma Colorada, topando con la carretera que conduce a Cayo Mambí, y la descascaradora de café de Lino Alonso, apoyado por el blindado Caballo de Troya conducido por Manolín Pintado. A este se le sumó el del teniente Letusé con una ametralladora calibre 30, desde las inmediaciones de la casa del doctor Jiménez. Dicha posición debidamente fortificada, la había ocupado por una escuadra de la tiranía, contra la cual el enfrentamiento resultó extremadamente difícil. El blindando fue averiado por la acción de una granada enemiga. Retirado a las inmediaciones de Bazán, luego de ser reparado regresó y tras un intenso intercambio de fuego, fue reportado el fallecimiento, el día 16, de los rebeldes Santos Céspedes Torres; Walfrido Iglesias Borrero y Hugo Perfecto Arguelles Matos.

En dirección a la Valla de gallos avanzaron Pantoja y el también teniente Francisco (Pancho) González, punto que muy pronto ardió en llamas producto de la lluvia de disparos sobre la instalación. El intenso tiroteo caldeó más el ambiente, circunstancia en la que cayó Juan Paz Camejo, a manos del cabo Montano, el que con los brazos en alto en actitud de aparente rendición, los dejó caer de improviso y con ellos una ráfaga, que dejó sin vida al combatiente rebelde. Pero pagó con la suya la osadía, ante la iniciativa de Pantoja, que lo ajustició en el acto. Rendido ese punto, el grupo se dirigió a la Clínica Manuela Jardines, para desde allí arremeter contra el Ayuntamiento.

Mientras se combatía en diferentes puntos de la ciudad. Tras vadear el río Sagua por Zabala, Ñito Lamorú se dirigió a La Clínica, avanzando luego hacia el Ayuntamiento. Desde el barrio La Rana hasta el almacén de Luís Columbié avanzó el comandante Lussón; y por esa misma ladera, hacia la planta eléctrica el capitán Pepito Cuza. Desde la descascaradora de café, de Villanueva hacia el cementerio y luego a la planta eléctrica avanzó el primer teniente Freddy Ramos, direcciones estas de duro asedio donde en plena calle Serafín Sánchez cayeron abatidos el día 17, Ángel Mario Pupo Díaz (Mayito) y más arriba, en la intercepción de la misma calle con la Ferié, cayó abatido Reynaldo Grimón Ferreira (Toco Toco) a causa de un tiro en la cabeza.

En esa misma dirección avanzando hacia el centro de la ciudad, en la calle Ferié esquina Martí, en la instalación donde radicaba el Dispensario Infantil La ONDI, quedó instalado el día 17 el hospital de campaña. Allí se desempeñaron los doctores José Ramón Balaguer Cabrera y Valle Mir, asistidos de la enfermera Imilce Portuondo.[4]

La calle Martí, paralela a Los Maceo fue uno de los escenarios de las acciones combativas, convertida en el acceso principal al Ayuntamiento. Instalado el día 17 el puesto de mando conjunto de ambas columnas rebeldes en la Iglesia Católica, allí mismo, en la esquina a Bartolomé García cayó ese día, Pedro Álvarez Pileta y una cuadra más arriba cayó Ernesto Cosme Riverí Cintra y en el entronque de esta calle con El Mirador, en condiciones muy difíciles ofrendó su vida heroicamente Eduardo García González, (Habana).[5]

Ante el empuje rebelde, el jefe de la armada de Sagua de Tánamo capitán O´Farrill, aprovechó para escapar del pueblo. Ese oficial de la tiranía, muy odiado en la ciudad, no volvió, y el mando de la tropa acantonada en Sagua quedó en manos del primer teniente Santana.

El día 17 de noviembre el capitán José L. Cuza envió una carta al comandante Raúl Castro en la que le informaba de la situación del sitio a Sagua de Tánamo; de los ataques de la aviación de Batista; y el hostigamiento a una avioneta de las FAE. Unido a la escasez de parque era alarmante y las armas no eran suficientes para cubrir tantas posiciones como las que tenían:

“Las posiciones de los guardias son dentro del pueblo, y dos cuartelitos en las lomas al Este de Sagua (...) Ahí te mando un casquito que fue detenido cuando venía el avión que se cogió de Cayo Mambí. Es hijo de Teniente de la Guardia Rural en Moa y portaba cuando se le cogió un black-jack, lo envio pues no vaya ser que lo presenten por medio de la Cruz Roja Internacional.[6]

El día 18, aledaño a un punto donde se ubicaba la Zona Fiscal, cayó Rafael Antonio Maceo Matos (Fito), a unos cien metros del Ayuntamiento, momento a partir del cual el fuego simultáneo de los 180 efectivos rebeldes estuvo centrado sobre la guarida de la tiranía, donde la ametralladora calibre 50 ubicada en la azotea fue trasladada a la calle, formando una barricada, en un combate frontal, escenario de guerra en el cual mediaba el apoyo de la aviación enemiga con el lanzamiento de alimentos y otros recursos en paracaídas y más de 100 operaciones aéreas contra las posiciones de los rebeldes, que diseminados en diferentes direcciones habían penetrado hasta el centro urbano.[7]

Sobre el día 21 o la madrugada del 22 de noviembre, el Comandante Belarmino Castilla, llegó a la zona de Sagua de Tánamo, procedente de Ocujal, donde se había atacado por cuarta vez la posición enemiga allí existente. Esta acción había comenzado el 10 de noviembre y finalizó el 18 del propio mes, lo que permitió movilizar fuerzas de la otra compañía (la A) de la Columna, para apoyar la tropa que realizaba el sitio a Sagua. Con el comandante Anibal venían los compañeros de la comandancia de la columna, reforzados con el primer teniente Pancho González al mando de unos seis hombres. También llegaron los tenientes Arquímedes Rojas y Roberto Letusé con algunos hombres más. En total sumaban unos 25 combatientes de la Compañía A, con buenas armas, los que inmediatamente se unieron al asedio y hostigamiento a las fuerzas enemigas situadas en la ciudad.

A su llegada a Sagua de Tánamo, el jefe de la Columna situó la comandancia (móvil) en el palmar de Juan Díaz, donde fue informado por el jefe de la Compañía B, capitán Cuza, del estado del sitio y de la situación en las distintas posiciones rebeldes. Mediante la observación directa, el hostigamiento y las informaciones recibidas de los colaboradores y agentes del SIR y del movimiento clandestino, pudieron establecer que los guardias tenían 13 posiciones en Sagua. Estas posiciones eran: el ayuntamiento, donde estaba el grueso de la tropa y su jefatura; el antiguo cuartelito de la Guardia Rural; la clínica, con una avanzada fuerte; la valla de gallos, que estaba fortificada; la descascaradora de Lino Alonso, con trincheras que dominaban la entrada del pueblo; tres garitas en lo alto de las lomas detrás de cementerio; una avanzada con trincheras de sacos de arena en Cuatro Vientos; la guarnición de la planta eléctrica, fortificada, y una posta reforzada en la casa del abogado Beruff. De esta forma llegaron a determinar que había un estimado de unos 150 efectivos del ejército batistiano en Sagua, compuesto por una compañía mandada por el capitán O´Farrill, jefe de la plaza, el primer teniente Santana de segundo; unos cuantos guardias rurales y los demás eran policías y “chivatos”.

A fin de precisar la situación en el terreno, el comandante Aníbal hizo un recorrido de exploración por las diferentes posiciones rebeldes; mediante nuevos hostigamientos y afianzamiento de las postas se reafirmaba la disposición combativa de las fuerzas rebeldes y se apreciaba la fuerte defensa que la tropa enemiga había construido. Después de realizadas las primeras visitas al terreno, el comandante Belarmino Castilla remitió un informe al jefe del frente, comandante Raúl Castro, sobre la situación, en el cual explicaba las medidas que habían tomado. Hacía referencia a las conversaciones que sostenían algunos combatientes rebeldes con los soldados de la tiranía en una especie de tregua con las garitas.

Contactos con las llamadas fuerzas vivas y pequeñas treguas

Durante el sitio y cerco a la ciudad de Sagua de Tánamo tuvieron lugar dos reuniones con las llamadas “fuerzas vivas” de la ciudad.

En la primera reunión, motivada por la retención de dos camiones con mercancías procedentes de Cayo Mambí, un grupo de civiles, representando las llamadas “fuerzas vivas” del pueblo, solicitaron entrevistarse con el capitán Cuza, previa concertación de una pequeña tregua. La entrevista se efectuó en un antiguo club conocido por “El Rancho”, en las afueras de la ciudad, en la carretera que va hacia Cayo Mambí. El grupo de civiles, compuesto por unas ocho personas, entre las que se encontraban: el cura del pueblo, Nicolás Gómez Sedan, Ramón Jiménez y otras personas, solicitaron a la jefatura rebelde permitiera el paso de los carros con las mercancías. La petición fue aprobada, ya que la situación existente en Sagua, por la falta de alimentos era terrible; pero la fuerza rebelde ocupó el combustible (gasolina) que venía en los camiones, y permitió solo el paso de comestibles.

La segunda reunión se efectuó en los primeros días del mes de diciembre. De nuevo una comisión de vecinos de Sagua solicitó una entrevista, esta vez al comandante Aníbal, que ya se encontraba al frente de las operaciones. Concertada la tregua con el ejército, la entrevista se efectuó por la zona de Juan Díaz, cerca del río. En la llamada “Comisión de las Fuerzas Vivas”, se reiteraban Nicolás Gómez Sedano, Ramón Jiménez y otros. El objetivo de la entrevista era volver a solicitar el paso de mercancías hacia el pueblo, lo fue aprobado, ya que la situación seguía siendo precaria. Una cuestión fundamental fue recibir información de que el teniente Santana, jefe de la plaza, estaba en disposición de rendir la misma antes o cuando las fuerzas rebeldes atacaran. La comitiva se brindó para llevarle una carta del jefe rebelde con proposiciones.

La carta enviada a Santana, no fue contestada por este, y la entrevista no llegó a efectuarse. Por esos días el jefe del frente guerrillero envió nuevas instrucciones al comandante rebelde, en las que explicaba que estaba de acuerdo con el ataque a Sagua, pero que había que esperar a que se tomara La Maya y se cogieran las armas para poder enviar el refuerzo.

Tan pronto recibieron las armas y las instrucciones del Jefe del Segundo Frente, el Comandante Aníbal remitió acuse de recibo del armamento y le informó sobre la situación en esos momentos. También le dio cuenta de distintos movimientos que había hecho, retirando un poco algunas posiciones, ya que el ataque no se efectuaría hasta más adelante y también para evitar que el enemigo le siguiera ocasionando bajas. Las últimas habían sido las de Humberto Escalona Reyes y Rigoberto Labrada Rivera, así como algunos heridos.

Solicitudes de refuerzo para el ataque

Dada la favorable situación que ofrecía el cerco a Sagua de Tánamo, el conocimiento exacto de las posiciones enemigas y la seguridad que se tenía de poder tomar dicha plaza si se recibían más fuerzas, el 12 de diciembre el comandante Belarmino Castilla envió al jefe del frente una nueva solicitud de refuerzo que permitiera realizar una exitosa operación de asalto y toma de la ciudad. Para esta misión salió el teniente Luis Calvo, ayudante del jefe de la columna con una carta al jefe del frente.

Ya en el anochecer del día siguiente, el teniente Luis Calvo logró hacer contacto con el comandante Raúl, le entregó la carta del comandante Aníbal, le explicó la situación del sitio de Sagua y lo conveniente que era el ataque a esa plaza, donde el ejército tenía una ametralladora calibre 50 antiaérea. Con las razones planteadas, el hecho de que ya se había tomado La Maya, y las condiciones que se habían creado, el Jefe del frente aprobó la propuesta de atacar Sagua y decidió enviar un refuerzo de la Columna 17 al mando del comandante Lussón.

Portando la orden del Jefe del frente para el comandante Antonio E. Lussón, el teniente Luis Calvo salió de la comandancia, a entrevistarse con el jefe de la columna 17, y regresó inmediatamente a la zona da Sagua de Tánamo, donde informó al comandante Aníbal los resultados de la misión encomendada.

Llegada del refuerzo de la columna 17 Abel Santamaría

La orden del jefe del segundo frente, enviada al comandante Lussón indicaba que este saliera cuanto antes, con el esperado refuerzo, hacia Sagua de Tánamo. Cuando la orden del comandante Raúl llegó a manos del jefe de la Columna 17, éste se encontraba con parte de la tropa móvil en la lechería del hijo del alcalde de Songo. Inmediatamente se prepararon y salieron en siete u ocho jeeps.

Atravesaron casi toda la provincia: primero pasaron por el arpón, siguieron hasta Mayarí Arriba, después llegaron a Naranjo Agrio y de ahí salieron al campamento del primer teniente Freddy Ramos, que estaba en el lugar conocido por La granja. La llegada se produjo en horas de la tarde del día 14 de diciembre. Esa tropa, bien armada, traía alrededor de 50 hombres. Esa tarde el grueso de la tropa de refuerzo se quedó descansando en el lugar, y el comandante Lussón fue a reunirse con Aníbal por la zona de Jagüey, de donde salieron a un recorrido por las posiciones hasta llegar a Juan Díaz, donde estaba; para esa fecha, la Comandancia. Allí el comandante Aníbal informó la situación al Comandante Lussón con quien analizó la idea de la operación que se llevaría a cabo.

En esos días habían traído desde la zona de Yamanigüey, preparado por unos obreros de allí, un camión Diamond T, que habían forrado con un buen blindaje de dobles tolas de acero con arena en el medio, y en la parte superior le instalaron una torreta donde se montaría una ametralladora; el cuerpo del blindaje contaba con numerosas aspilleras que permitían disparar desde las mismas. El blindaje lo probaron disparándole con una Browning y fue efectivo. Esa tanqueta, que sería usada en el ataque, fue camuflajada y en la defensa el compañero Frank Hechavarría le pintó el nombre “Caballo de Troya”.[8]

Con la llegada del refuerzo al mando del comandante Lussón, las armas y el parque enviados por el jefe del Frente, las condiciones favorables a las fuerzas rebeldes que sitiaban la ciudad, permitían con grandes posibilidades de éxito el ataque a Sagua de Tánamo. Durante 8 días con sus respectivas noches estuvieron combatiendo en Sagua. En horas de la tarde del día 24, cuando las acciones disminuían y era inminente la rendición, próximo a la esquina de la calle Maceo y Moncada, un proyectil de la aviación enemiga segó la vida de Pedro Columbié Sánchez, el último combatiente caído en aquella gesta, para un total de 21, llegaron a más de 50 heridos; con más de 150 bajas enemigas entre muertos y heridos, dejando en manos rebeldes 158 armas largas.

Mucho se ha especulado y todavía se sigue haciendo sobre el bombardeo a Sagua de Tánamo en diciembre de 1958. Ajustado a la verdad histórica, sobre Sagua solo fueron lanzadas 2 bombas. La aviación rebelde por error dejó caer una en el parque Martí, destinada al Ayuntamiento, la cual no explotó. La otra lanzada por la aviación de la tiranía calló en el stadium municipal, sin causar daño alguno.

Las demás incursiones fueron de la aviación enemiga, ametrallando constantemente sobre los techos de zinc y paredes de madera, de la mayoría de casas e inmuebles comerciales y otras dependencias, que provocó incendios, mayormente en almacenes que guardaban pinturas, combustibles y otros líquidos inflamables. Otro factor influyente en el incendio fue el intercambio de disparos de la fusilería por ambas partes y el uso de los cócteles molotov, dispositivo de gran valía en manos rebeldes, por lo que no hay fundamentos para hablar de bombardeo, ni buscar un culpable del incendio de la ciudad, a pesar de que las llamas destruyeron aproximadamente el 80 % de la ecléctica arquitectura urbana.

Inmuebles destruidos durante el sitio y toma de Sagua de Tánamo

Fin del sitio y toma

El 24 de diciembre de 1958 el comandante Aníbal anunció la liberación de Sagua de Tánamo. Uno de los factores del éxito del sitio y toma que se efectuó, fue principalmente porque la población de Sagua de Tánamo estaba prácticamente alzada y una buena parte pertenecía al Ejército Rebelde. Sagua fue una ciudad con una buena participación en la lucha insurreccional y tuvo, desde sus inicios, una buena organización. De Sagua, las tropas rebeldes recibían aseguramiento de todo tipo. En estas acciones desempeñaron un importante papel las mujeres sagüeras, que con singular maestría burlaban la vigilancia de los soldados. Al mando rebelde llegaban informaciones sobre el movimiento de la tropa enemiga, así se conocían las fortificaciones que realizaban, donde se ubicaban las postas, etc. Por otra parte, el apon campesino constituyó otro factor determinante en la base guerrillera.

Durante el sitio a Sagua, que duró más de 40 días, se llevaron a cabo por las fuerzas rebeldes múltiples acciones de hostigamiento, pequeños ataques y escaramuzas que mantuvieron al enemigo en constante alarma y le causaron unas cuantas bajas en muertos y heridos cuyo número no se pudo determinar.

Referencias

Fuentes

  • Fuente: Lic. Gerardo Muñoz Aguirre. Historiador de Sagua de Tánamo.
  • Cabrera, Luis Rolando: “Sagua de Tánamo, la Ciudad mártir” en: Bohemia. No.5, La Habana, 1 de febrero de 1959, pp. 70-73 y 120-121.
  • Columna 19 “José Tey”. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982.
  • Fondo Museo Municipal. Sección Documentos. Comunicación del comandante Aníbal del 16/12-1958. no. 0-352.
  • Testimonio del Vicealmirante de la MGR(r) José Luís Cuza-Téllez Girón, jefe de la Co. B “Pedro Sotto Alba”.
  • Testimonio de José Alberto León.
  • Testimonio del Vicealmirante de la MGR(r) José Luís Cuza-Téllez Girón, jefe de la Co. B “Pedro Sotto Alba”.