Tomás Tuma Iza

Tomás Tuma Iza
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Médico Pediatra, de mucha práctica, solidaridad y humildad con conocimientos bastos sobre su profesión.
NombreTomás Tuma Iza
Nacimiento15 de Febrero de 1910
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento16 de Mayo de 1952
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteEnfermedad
NacionalidadCubana
Otros nombresTomasito
CiudadaníaCubana

Tomás Tuma Iza . Médico cubano. De la Habana Vieja y luego residente de San Miguel del Padrón. Digno ejemplo en el ejercicio de la medicina que constituye un reto para profesionales de la salud de las generaciones actuales.

Síntesis biográficas

Tomás Tuma Iza nació en La Habana el 15 de febrero de 1910. Fue el menor de los hijos del matrimonio de Pedro Tuma y María Iza, libaneses que formaron parte de las oleadas migratorias provenientes del “Levante” desde mediados del Siglo XIX hasta las primeras décadas del Siglo XX.

En sus primeros años de vida vivió en la Habana Vieja, luego su familia se mudó para San Miguel del Padrón. Se gradúa de médico en 1940. Abrió un consultorio donde atendía a cualquier paciente aún cuando fuera pobre y no tuviera con que pagar el servicio brindado.

Su primera infancia transcurrió en la calle Paula # 10, Habana Vieja. Tuvo 5 hermanos. Al parecer, como sus padres trabajaban como vendedores ambulantes en el poblado de Casablanca, fue inscrito en dicho lugar; aunque hay quienes afirman que si nació allí, luego su familia se mudo para San Miguel del Padrón.

Estudios

Realizó sus primeros estudios en la actual Escuela primaria “República de México” de San Miguel del Padrón y fue un alumno muy querido por sus profesores. En esa época ya formaba parte de las actividades religiosas organizadas por el Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario llegando a desempeñar muy posteriormente la presidencia de la Juventud Católica.

Muy joven Tomasito, como le llamaban cariñosamente, sufrió un accidente que le invalidó prácticamente un brazo por lo que se dedicó a la actividad intelectual, mientras que sus hermanos se desarrollaban en el comercio. Estudió simultáneamente bachillerato y veterinaria. Su objetivo era estudiar medicina, y algunas asignaturas de esta carrera le convalidaban para graduarse de doctor.

Tomás se preocupaba porque los estudiantes de la localidad tuvieran un sitio donde estudiar, ya que el tenía que hacerlo en la trastienda de la ferretería. En 1940 se gradúa como médico especializándose en Pediatría aunque no limitó su sección solamente a este grupo etáreo.

Familia

Su familia dejó la profesión de vendedores ambulantes, y establecieron primeramente una tienda mixta aproximadamente en 1916 en Guadalupe y Blanchy donde pasaron a residir en una casona de madera, sitio en el que pasaban las guaguas de la época tiradas por mulas, y luego ubicaron en el terreno adyacente la ferretería Tuma en 1941.

En 1942 contrajo matrimonio con Adelaida Del Campo, “Adela”, quien fuera su novia desde pequeños y luego su esposa hasta el final de sus vidas por lo que fue la única mujer con la que tubo relaciones sentimentales en toda su vida.

Adela era hija de un maestro que residía en Reparto Juanelo. Cuentan que la relación de ambos era muy buena, pero que Adela peleaba a veces porque Tomás regresaba a casa sin dinero cosa que él le recriminaba. Posteriormente, en los años 50 uno de sus hermanos estableció una tienda similar frente a la de ellos en la Calzada de Güines y Blanchy, hasta hace poco Centro Comercial los Jazmines, actual Biblioteca municipal Dr. Tomás Tuma Iza y que en su época fuera Ciudad Tuma, pues comprendía además la ferretería de venta al por mayor, gasolinera, planta de engrase, garaje y en los altos apartamentos para renta y vivienda de propietario.

Vida y Obra

En ocasiones atendía pacientes pobres y no les cobraba, pero oficialmente trabajó en la Casa de Socorros desde el 42 hasta el 45 como médico jefe administrativo y hasta 1952 cómo médico normal. Se dice que luego estableció un consultorio privado, primero en Blanchy # 5 y después en Calzada de Güines # 825, donde actualmente se ubica el Fotoservice. Hubo un tiempo que trabajó en el Ministerio de Salubridad.       

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De Tomasito médico existen muchas anécdotas. En todas ellas se vislumbra su corazón sensible, su filiación al lado de los humildes, su dedicación sin límites al ejercicio de la profesión que en su caso iba mucho más allá del diagnóstico e indicación de medicamentos.

Tomás en su consulta daba diez turnos gratis los lunes y los viernes para atender pacientes que no poseía recursos para pagar, pero no se limitaba a esos días de la semana; cualquier persona que lo necesitara sin importar la hora, sea de día o de noche, acudía y allí aliviaría los males físicos y espirituales a sus pacientes.

Se cuenta que fue un médico de mucha práctica, solidaridad y humildad con conocimientos bastos sobre su profesión la que desarrollaba en la comunidad alcanzando gran familiaridad con sus residentes, era el típico médico de la familia actual.

Uno de sus pacientes fue nuestro Jesús Orta Ruiz más conocido como el Indio Naborí, quien residió en Juanelo, y cuenta de las hazañas de este legendario médico y que adelantándose a su tiempo, aplicaba métodos de curación que hoy son comunes pero que en su época no eran conocidos como por ejemplo: usaba la rehidratación oral para los casos de acidosis.

Anécdotas

En una de las visitas del medicó a su suegro vio a un anciano sentado e el portal de la casa y pregunto si era pariente de los dueños de la misma, estos respondieron que prácticamente si por los estrechos lasos de amistad, y Tomasito les anuncio que a aquel hombre no le quedaban seis meses de vida. Así fue y no le realizó ningún análisis clínico.

En cierta ocasión estaban pintando la farmacia donde compraba los medicamentos Tomasito; cuando vio al pintor, le dijo al dueño que buscara rápidamente otro que ese hombre estaba de muerte. Una rápida mirada a las uñas le permitió hacer el diagnostico, y lamentablemente no se equivoco: a las 48 horas había fallecido.

Un vecino del barrio le refirió que hacia algún tiempo padecía de mareos, naúseas, e inapetencia. Tomasito lo miró detenidamente y le respondió: -aféitate el bigote-. El hombre lo tomo como una burla, pero aconsejado por otros pacientes agradecidos regreso a la consulta y el “medicamento” indicado fue el mismo: -aféitate el bigote-. El hombre, sumamente molesto se fue, pero cumplió la recomendación. Y sanó. Intrigado, volvió a consultar a Tomasito para saber en que consistía el misterio y el médico, con la arista jovial y jaranera que lo caracterizaba le respondió:- mira, chico, el problema es que tu te teñías el bigote para que no se te vieran las canas y estabas haciendo una reacción alérgica al tinte. A mi me daba pena decirte que no te lo tiñeras más; entonces, la única solución era indicarte que te lo afeitaras.

Había unos carpinteros que tocaban, además, en el conjunto “Bayamo”. Eran personas muy humildes y honradas y de pésima situación económica. La madre enfermó y mandaron a buscarlo. La auscultó, converso con ella, indico medicamentos y envió a un familiar a buscar las medicinas a la farmacia donde tenía su cuenta abierta. En un descuido les puso cinco pesos en una mesita de noche. Un muchacho que le acompañaba intrigado, le pregunto al salir y Tomasito le respondió:- tu no ves que la mayor enfermedad que tienen es el hambre. Ese dinero es la mejor medicina-.

Muerte

Muere el 16 de mayo de 1952, tenía problemas con el alcohol, pero el período más crítico sobrevino cuando el mismo se diagnóstico la enfermedad.

Padeció de cáncer de pulmón y se dice que fue producto al equipo de rayos x que tenía en sus consultorio, las radiaciones también le afectaron el hígado que unido a la ingestión de alcohol desencadenó la cirrosis hepática que lo llevaría a la muerte. En sus días finales fue ingresado en la sala Borges del Hospital Calixto García donde fue reclamado por “la parca impía” como él le decía.

Su muerte fue un acontecimiento luctuoso para los pueblos de Juanelo, Jacomino y Luyanó. Los comercios cerraron y todo el pueblo asistió a los funerales, que se realizaron en su consultorio.

Estando tendido surgió de sus amigos la idea de hacer una mascarilla. El escultor vino el sábado en la mañana. Como nunca antes se había visto en San Miguel del Padrón y por única vez en su historia; el pueblo se reúne en masiva concentración de forma espontánea para llevar el ataúd, de un gran hombre; en hombros hasta La Virgen del Camino donde siguió rumbo al Cementerio de Colón.

Era aquello un espectáculo muy triste; muchos lloraban, unos se lamentaban y otros solo caminaban cabizbajos; pero todos si sabían que era su deber estar ahí para honrar a esa persona que siempre estuvo a su lado y que siempre los ayudo mientras podía, que lucho por ellos y junto a ellos, que les custodió su salud hasta sus últimas horas. Era aquella la única forma que tenían para agradecerle a alguien que no solo cuido de sus cuerpos sino también de sus almas; era la única forma para agradecerle al Dr. Tomas Tuma Iza, un médico que nació antes de tiempo.

En agosto de 1952 circula por las calles de San Miguel un plegable titulado “El pueblo siempre agradece” en honor a la memoria de un destacado médico muy querido por todos en el territorio.

Digno ejemplo

Tomas Tuma Iza fue un digno ejemplo de cubano en el ejercicio de la medicina y constituye un reto para las generaciones actuales de los profesionales de la salud. Digno ejemplo de cubano en el ejercicio de la medicina y constituye un reto para las generaciones actuales de los profesionales de la salud. Su repercusión social no se limitó a la atención a los enfermos, sino que fue catalogado en su tiempo como médico de cuerpos y de almas, un precursor del médico de la familia, lo cual mantiene su plena vigencia.

Logró nuclearse, por sus altos valores humanos, alrededor de otras personas con las que compartía ideas y esto conllevó a que su desaparición física hiciera crecer la imagen del sencillo médico con la fundación del Patronato que auspició la ejecución del busto en recordación a su figura y posteriormente la creación de la segunda institución cultural que existiera en nuestro municipio, y que a permanecido funcionando durante tantos años y aún lleva su nombre.

En su vida se vislumbra su corazón sensible, su filiación al lado de los humildes, su dedicación sin límites al ejercicio de la profesión que en su caso iba mucho más allá del diagnóstico e indicación de medicamentos y es por esto que el pueblo sanmiguelino siempre le estará agradecido.

Eterno agradecimiento.

Después de su muerte, sus amigos mas allegados decidieron rendirle tributo y fundan el Patronato y por el sistema de colectas públicas comenzaron a reunir dinero. El proyecto del busto fue encargado a Fuentes Pino, quien había realizado la mascarilla y se decidió ubicarlo en el parque que forma la intersección entre las Calzadas de Güines y San Miguel del Padrón.

Por otra parte, Idamiro y Ermes Restano, amigos de él de muchos años, también quisieron perpetuar su memoria y financiaron la impresión del plegable “El pueblo siempre agradece”, confeccionado en el Taller El Repórter, del señor Mario Rojas, en 1ra #19, La Rosalía, que vio la luz tres meses aproximadamente después de su desaparición física.

En 1953 fue inaugurado el parque que lleva su nombre y por años sucesivos siempre se conmemoraba allí su muerte donde el pueblo llevaba ofrendas florales y sus amigos intervenían como oradores. En las noches en una casa se reunía el Patronato y discutían todo lo relacionado con el parque y el busto, y después de develado este, continuaban las reuniones pues querían poner también una biblioteca.

La Organización Nacional de Bibliotecas Ambulantes y Populares otorgó el permiso para su creación; enseguida quedó inaugurada un 10 de enero de 1958 en el reparto La Rosalía.

Agrega Naborí que en la biblioteca se realizaban conferencias, conversatorios y múltiples actividades, además de visitas dirigidas. En los primeros tiempos de la Revolución se utilizó también la biblioteca para otras actividades sumamente importantes. Allí se crearon las primeras milicias de la zona; también se daban cursos de instrucción política. En una etapa anterior fue punto de reunión de los miembros del Partido Socialista Popular. La biblioteca fue trasladada de lugar en varias ocasiones hasta alcanzar su posición actual, pero ha mantenido su funcionamiento en estos 50 años y siempre llevando el nombre de Dr. Tomás Tuma Iza, como quisieron los promotores de su creación en memoria del médico de los pobres.

Fuentes

  • Hernández Tápanes, Barbara: ´´Significación sociocultural del Dr. Tomas Tuma Iza´´. 1999. Folleto.
  • Gómez Guitierres, Gonzalo: ´´Tomasito. 1910-1952´´. Folleto.
  • Hernández Rivera, Sergio: ´´Tomas Tuma Iza, el médico ejemplar´´. Folleto. *Publicaciones de la ONBAP. Isla.
  • Revista de la ONBAP. Números del 1 al 25.
  • Restano, Idamiro: ´´El pueblo siempre agradece´´. Plegable.
  • Taller ´´El repórter´´. ´´La ONBAP y su proyección en la cultura´´. Folleto. Imprenta Mundial S.A.