Tuneladoras

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Las tuneladoras comienzan a ser como los utilitarios en el universo de las obras públicas

Tuneladoras. Una tecnología preciosa en un cuerpo tosco.

Descripción

Las tuneladoras comienzan a ser como los utilitarios en el universo de las obras públicas españolas. Al parecer hay casi medio centenar de máquinas, de los más diversos tamaños, horadando como topos el subsuelo de las ciudades y de los campos españoles. Un directivo de la empresa alemana Herrenknecht, una de las cinco multinacionales que controlan el mercado de estos aparatos devora tierras, asegura que en 2009 se han excavado unos 20 kilómetros de túneles en nuestro país.

Empresas que la Utilizan

El último de estos grandes monstruos que se incorpora a la flota nacional ha sido adquirido por un consorcio integrado por FCC, ACS y Copisa por 206 millones de euros. Este grupo empresarial ayudará al gestor de la red ferroviaria Adif a horadar de norte a sur, una vez más, las entrañas de Madrid.

El nuevo agujero servirá para conectar las distintas líneas de tren de alta velocidad que confluyen en la capital de España desde todos los puntos de la piel de toro. Hasta la fecha la estructura histórica del dibujo radial del ferrocarril español, con epicentro en Madrid, convierte en impermeables los tráficos con dirección norte, que salen desde la estación de Chamartín y los tráficos del este y el sur, que parten de la estación de Atocha.

Donde fue creada y modo de transportarla

La máquina ha sido construida en el sur de Alemania por la multinacional citada, Herrenknecht, y, pocos días antes de que se inicie su traslado por vía marítima a Alicante, hasta su lugar de trabajo en Madrid, ha sido presentada en sociedad. El próximo mes de marzo iniciará su oscuro cometido con un plazo de ejecución de 18 meses.

Aunque parece que sus propietarios han rechazado tal pretensión, la nueva tuneladora iba a ser bautizada con un nombre castizo, "la revoltosa", como homenaje a la conocida zarzuela. Alguien con buen sentido ha vetado tal bautismo, no vaya a ser que el monstruo, en su comentado de "revolver" el subsuelo, provoque alguna "revuelta" y el nombre termine por "revolverse" contra los que lo idearon.

Uno, que escribe en múltiples ocasiones sobre tecnología y está acostumbrado a enamorarse de los artilugios, cada vez más extravagantes, que aparecen por el mercado, puede confesar que la tuneladora de Adif, como el resto de las de su especie, no es la máquina más bella que ha conocido. Sus 125 metros de longitud por 12 metros de diámetro y su grotesca dentadura, sin embargo, esconden una delicada e ingeniosa tecnología.

En su avance bajo tierra, la cabeza de la máquina gira removiendo el terreno y tragando en su buche una parte de los escombros que tiene que estar meticulosamente tasada. Las descomunales presiones que genera su avance deben quedar perfectamente compensadas antes de proceder a retirar el material de desecho por sistema ingenioso denominado "sin fin". Si la máquina con su brutal potencia devorara toda la tierra que es capaz de desbastar, no tardaría en provocar su propio entierro.

Fuentes