Vannes (Francia)

Gwened (en bretón)
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Ciudad de Francia
Otros nombres: La Blanca
EntidadCiudad
 • PaísBandera de Francia Francia
 •Bretaña
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Vannes, Gwened (en bretón), y llamada la blanca por el color que predomina en la ciudad. Es reconocida como la primera capital de la Bretaña francesa, es una ciudad pequeña y amurallada, pero al mismo tiempo multifacética, ya que es la capital del departamento de Morbihan, un moderno puerto deportivo con plazas rodeadas de cafés, con muelles bordeados de árboles, una plaza fortificada, una ciudad medieval con casas del siglo XV, una Ciudad de Arte e Historia, lo que muestra las tantas facetas que encierra en sí.

El pueblo portuario de Vannes es un símbolo de la Bretaña medieval con murallas que se desmoronan y puentes fortificados cuidan los jardines frente al mar, las calles adoquinadas serpentean a través de un laberinto de edificios con entramado de madera en el pueblo antiguo.

Ubicación geográfica

Con el golfo de Morbihan como telón de fondo y protegida por sus murallas, Vannes, se localiza en Morbihan, en la Bretaña, Francia. Su estratégica ubicación junto al río Dédalo brinda al visitante la oportunidad de disfrutar también de su rivera.

Historia: la ciudad dos veces milenaria

La ciudad romana de Darioritum se convirtió en Vannes, con la llegada de los celtas. La ciudad de Vannes , junto a Rennes, son las únicas ciudades con más de dos milenios de historia de Bretaña, Francia. Fundada por los romanos en el siglo I a.C. y convertida en sede episcopal en el siglo V, para mantener los privilegios de ciudad en la Edad Media, y desde sus inicios ha contado con un sistema amurallado. Tuvo el honor de ser la primera capital del ducado de Bretaña. Según cuenta la historia sobre la fundación de la ciudad, el punto exacto de su asentamiento se eligió con la marea: puede que sea solo una leyenda local, pero refieren que un bote sin remos y sin corriente subió con la marea en el golfo de Morbihan y, en el lugar en que se paró, se construyó Vannes. La coincidencia local está dada, en que casi todas las ciudades de Bretaña están construidas al final de golfos o bahías, resguardados del mar, y no es que sus habitantes le tengan miedo al mismo, sino más bien, el miedo proviene de lo que llega del mar, ya que los vikingos arrasaron la ciudad en más de una ocasión.

Comercio

El mar fue uno de los motivos de mayor apogeo de la ciudad: el comercio con velas para barcos enriqueció a los comerciantes que se encargaron de mostrar sus riquezas al mundo con sus casonas. Luego esos comerciantes cometieron el error de no invertir en la maquinaria que acabaría por mover los barcos y llegó el declive de todo este comercio.

Flora y fauna

Esta localidad costera, en la orilla conduce al Acuario Oceanográfico y al Jardín de las Mariposas. Fuera de las murallas, la ciudad se transforma en pura naturaleza, con abundancia de las mariposas capitanes, y diversos peces. En el perímetro exterior de las murallas de Vannes hay unos preciosos jardines adornados con flores y setos muy bien cuidados.

Ciudad amurallada

Los más de dos mil años de historia que encierra la ciudad tras sus murallas, se compensa con la tranquilidad que transmite su pequeño casco histórico amurallado, aunque no toda la antigua muralla sigue en pie. Numerosas son las casas de entramado de madera, palacios de piedra, una catedral llena de curiosidades, uno de los mercados cubiertos más antiguos de Bretaña, son algunas de las particularidades de Vannes. La plaza ubicada en el centro amurallado es igualmente pequeña, pero no deja de contar historias, y guardar los secretos de la ciudad.

Muchas de estas construcciones datan de los siglos XV y XVI, cuando se añadieron varios bastiones y cuentan con la denominación de edificios históricos de Francia. La puerta de Saint Vicent, era la entrada a la ciudad amurallada, a la que se accedía desde el puerto. Debe su nombre a San Vicente Ferrer y data de finales del siglo XVI. Antiguamente frente a la puerta había un puente. En la parte superior exhibe el escudo de armas de la ciudad en granito y sobre él, una estatua de San Vicente Ferrer con la mano alzada.

Durante el siglo XIX, se planteó la posibilidad de derribar la muralla y dejar que la ciudad creciera libremente, pero la idea fue obstaculizada por un problema económico, el de recomprar la muralla. La muralla, desde el siglo XVII, se había vendido a particulares que la utilizaron para construir sus casas y, obviamente, no estaban dispuestos a perderlas sin una compensación adecuada. Debido a eso aún hoy se puede disfrutar de casi un 70% de la muralla de Vannes, que sigue en manos privadas.

Arquitectura bretona

A partir del siglo XV, se construyeron muros cortafuegos y se usaron cruces más pequeñas que permitían abrir ventanas más grandes. Las casas del siglo XVII son las que cuentan con ventanas más grandes aún: ya se podía fabricar cristal más fácilmente y de mayor tamaño. Aunque algunas rompen esta regla temporal. Actualmente las casas de entramado de madera están a la vista de todos, pero, en sus orígenes, las paredes estaban cubiertas de yeso o argamasa para simular que eran de piedra. El cambio se debe al turismo, ya que con su llegada los postes de robles empezaron a ver la luz del sol, con todas las actualizaciones que esto trajo consigo. Los últimos años se ha revalorizado su valor arquitectónico y cultural y se han rehabilitado muchas de ellas. Dos de las calles con más número de casa de madera son la Rue des Halles y la Rue Saint-Salomon. Sus soportales han sido ocupados por numerosas tiendas de moda y souvenirs.

Museo de Bellas Artes

La Cohue, el museo de bellas artes posee una interesante colección de obras de artistas reconocidos como Delacroix. Además, permitir la interacción con nuevos artistas, especialmente bretones. La ciudad en verano se llena de artistas callejeros que amenizan las calles.

Lugares de interés

Véase también

Fuentes