Vieja friendo huevos

Vieja friendo huevos
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Vieja friendo huevo.jpg
Datos Generales
Autor(es):Diego Velázquez
Año:1618
País:Bandera de España España
Datos de la Pintura o dibujo
Técnica:Óleo sobre lienzo
Dimensiones:99 X 169 cm
Localización:National Gallery of Scotland, Edimburgo, Bandera del Reino Unido Reino Unido

La Vieja friendo huevos es un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla, sólo un año después de su examen como pintor. El cuadro aparece mencionado por primera vez junto con otros bodegones de Velázquez en 1698 en el inventario de las pinturas de Nicolás de Omazur, comerciante flamenco establecido en Sevilla y amigo de Murillo, donde se describe como lienzo de una vara de alto sin moldura con «una vieja friendo un par de huevos, y un muchacho con un melón en la mano».

Historia

A comienzos del siglo XIX se encontraba ya en Inglaterra, en la colección de John Woollett, subastada en Christie's de Londres el 8 de mayo de 1813. En 1893 C. B. Curtis (Velázquez and Murillo: A descriptive and historical catalog) publicó por primera vez el cuadro como obra de Velázquez, atribución unánimemente acogida por la crítica posterior. Tras pasar por distintas colecciones británicas, en 1955 ingresó en el Museo, procediéndose a su limpieza, dando como resultado la aparición en 1957 de la fecha (16.8) en el ángulo inferior derecho, la misma que lleva otra obra del pintor, Cristo en casa de Marta de María, con la que comparte el modelo de la mujer anciana y algunos de los objetos de bodegón en primer plano.

Descripción

Entre las obras realizadas por Velázquez durante su etapa sevillana, Vieja friendo huevos es una de las pocas que se fechan casi con total seguridad, apostándose por él. Su popularidad ha hecho de ella una de las escenas más significativas del Barroco español. El asunto tratado por el maestro supone una absoluta novedad, ya que hasta ahora nadie se había atrevido a representar en la pintura española escenas tan aparentemente triviales como ésta.

En primer plano se ve a una anciana cocinando unos huevos en un hornillo de barro cocido, junto a un muchacho que porta un melón de invierno y una frasca de vino. Ambas figuras se recortan sobre un fondo neutro, empleado para destacar aún más los contrastes entre la luz y la sombra, una de las características que le sitúan en la órbita del Naturalismo tenebrista. En la zona de la derecha se contempla uno de los mejores bodegones del arte español, formado por varios elementos metálicos, vasijas de cerámica y una cebolla colorada.

Para que el espectador pueda contemplar con más facilidad estos elementos, el maestro levanta el plano de la mesa y el hornillo de barro, empleando de esta manera una doble perspectiva con la que se anticipa a los impresionistas. El realismo de los personajes es digno de mención; la suciedad del paño con el que se cubre la cabeza la anciana o el corte del pelo del muchacho trasladan al mundo popular que contemplaba a menudo Velázquez. Incluso se piensa que la anciana podría ser el retrato de su suegra, María del Páramo, mientras que el muchacho sería un ayudante de su taller, posiblemente Diego Melgar.

Los tonos empleados indican el conocimiento de obras de Caravaggio, bien a través de copias bien de grabados; así destaca el uso de los tonos ocres y pardos que contrasta con el blanco, reafirmando ese contraste la utilización de tonalidades negras. La minuciosidad de la pincelada, a base de pequeños toques que apenas son apreciables, contrasta con la factura suelta de sus últimas obras como Las Meninas. Más intrascendente es el debate provocado entre los especialistas por la manera que la anciana prepara los huevos, afirmando unos que los está friendo, otros que los está escalfando y otros que los cuece.

Fuentes