Villa de Echo

Villa de Echo
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Población (1991) 
 • Total685 hab.
Vista de la villa de Echo (Huesca) en 1954.jpg
Vista de la villa de Echo (Huesca) en 1954

Villa de Echo (H.); alt., 836 m.; 980 hab. en 1980, 685 hab. en 1991. (Chesos).

Situación geográfica

Posee una de las arquitecturas más típicas del Pirineo. Su industria forestal se articula en torno a la serrería gestionada por el Ayuntamiento, cuyas instalaciones han sido objeto de una profunda modernización. Su problema fundamental es la disminución de la masa forestal que conlleva la aplicación del P.O.R.N. (Plan de Ordenación de los Recusos Naturales), en proceso de aprobación en 2000.

Historia Media

Es cuna del reino de Aragón, que, según Antonio Durán Gudiol, comenzó siendo «el condado de Aragón, fundado en el Valle de Echo hacia el año 830...». Dice el mismo autor que «según las fuentes documentales más antiguas, el viejo Aragón estaba formado por una serie de Territorios altomedievales, de los que conocemos los nombres de Seburicus, pagus o Suburicum, ubicado en el valle de Echo». Viene a coincidir en estas tesis Antonio Ubieto Arteta, quien señala que «el nombre de Aragón, con su conde Galindo Aznar I, se citan por vez primera en un documento del año 828»; y añade que «se sabe que en el año 809 murió el conde Aureolo que gobernaba las tierras del valle de Echo». Aparece otra vez este topónimo en la documentación cristiana medieval cuando el conde Galindo de Aragón concedió la villa de Echo al monasterio de San Pedro de Siresa, donación efectuada entre los años 840 y 867; dicho conde Galindo Aznárez I era de procedencia carolingia.

Durante la Edad Media ha sido villa de Realengo y cabeza del valle del mismo nombre. En 1122, Alfonso I otorgó carta de inmunidad y libertad a los hombres del valle, y franquicia de pastos para sus ganados desde Monzón hasta el Moncayo. Es probable que nacieran en Echo algunos de los primeros condes e incluso el rey Alfonso el Batallador. En el acopio de Cantas de lo lugar, de Veremundo Méndez Coarasa, dice una copla: «En do estié lo gran palacio / de lo rey Alfonso primero, / allí s´ha feito la casa / Inacio de lo Ferrero».

Las donaciones y privilegios de Alfonso I fueron origen de un sistema económico auténticamente comunal para los habitantes en cuanto al aprovechamiento de los montes y recursos naturales (pastos, maderas, caza, pesca etc.), que fue desvirtuado a principios de este siglo por las instituciones registrales, al inscribirse como «de propios del Ayuntamiento» los bienes que siempre habían sido «del común de vecinos».

Historia Moderna y Contemporánea

En época de Felipe I (II de Castilla) hubo dos chesos célebres: el padre Juan Regla (cuya casa se conserva), confesor del rey y partícipe en el concilio de Trento, y el bandolero Lupercio Latrás, capitán desertor de una compañía de arcabuceros. Se le suele atribuir a las acciones de Latrás la causa de que a la villa de Echo se le privara de toda la franja fronteriza con Francia, que pasó a dominio de Ansó. No obstante, es una hipótesis poco sostenible puesto que los montes de Ansó limítrofes con Francia que se extienden desde Navarra hasta el Valle del Aragón figuran ya en los privilegios concedidos a los ansotanos por el rey Jaime I en 1234.

Echo ha dado tres rectores a la Universidad de Zaragoza; el último, Domingo Simón Miral y López, fue fundador en Jaca de la primera Universidad Internacional de Verano en España. Asimismo políticos como Leonardo Gastón Navasal, Manuel Marraco y otros más recientes como Emilio Gastón Sanz (Diputado en Cortes y primer Justicia de Aragón en la democracia), o Javier Callizo, Consejero de Cultura de la D.G.A. en 1999. Pero lo más valioso ha sido su aportación a la cultura mediante la conservación de su lengua vernácula, el Cheso; de su peculiar arquitectura, de su indumentaria, su folclore, y unas costumbres merecedoras de profundos estudios etnológicos.

Symposium de Echo

Creado en 1967 por Pedro Tramullas Autié natural de Jaca, hijo de Antonio Tramullas, pionero del reportaje cinematográfico. La última edición de este Symposium fue en 1987. Constituía un ámbito para la libre creación artística, sin más limitaciones que la carencia de una infraestructura adecuada, por falta de apoyo económico. Fue único en su género, tanto en Aragón como en el resto del Estado español. Se financiaba con un modesto apoyo por parte de la U.N.E.S.C.O., del Ayuntamiento de Echo, de la Diputación Provincial de Huesca y del Ministerio de Cultura.

A partir del II Symposium comienzan a intervenir las más diversas disciplinas artísticas, si bien la base del Symposium continúa siendo la escultura en la piedra del lugar. Disciplinas como: pintura, cerámica, música, cine, teatro se pretendía incluir en sucesivas muestras del Symposium. El artista disponía de comida y habitación durante los dos meses que duraba el Symposium -julio y agosto- y dejaba su obra al Symposium y al pueblo de Echo. La meta final de este proyecto era colocar esculturas a lo largo de la antigua Vías romanas del Puerto del Palo enlazando las dos vertientes pirenaicas mediante este sistema cultural tan singular.

Fuentes