Mauricio Abadi

Mauricio Abadi
Información sobre la plantilla
Mauricio Abadi.jpg
Psicoanalista.
NombreMauricio Abadi
NacimientoAño 1917
Damasco, Bandera de Siria Siria
ResidenciaBandera de Argentina Argentina

Mauricio Abadi. Psicoanalista de origen sirio, radicado en la Argentina. Fue presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1977-1978. Su obra cumbre fue Renacimiento de Edipo escrita en 1960.

Datos biográficos

Nacimiento

Nació en el año 1917, en Damasco, Siria. Siendo pequeño, su familia se instala en Milán,

Trayectoria

Una vez instalado en Milán, realiza sus estudios y recibe una sólida formación humanística. En 1935 emigra a Buenos Aires, donde estudia medicina y donde se incorpora al movimiento psicoanalítico argentino, por entonces incipiente. Habrá que comenzar enumerando y/o comentando sus múltiples publicaciones, sus aportes al pensamiento psicoanalítico, ricos, valiosos y variados. Se podría hacerlo relatando su actuación institucional. Fue presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1977-1978, momentos críticos y difíciles, ya instalada la dictadura militar que sería conocida como "El Proceso". Había colegas desaparecidos, otros torturados, amenazas de intervenir la APA. Además, en 1977 se concretó la escisión por la que surge la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA). Todas esas vicisitudes hicieron que la gestión de Mauricio fuera especialmente difícil. Habrá que hacer referencia a su paso por la docencia universitaria. Fue profesor titular de una cátedra en la carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Allí enseñó Psicoanálisis, sus alumnos apreciaban mucho su claridad expositiva y su sentido del humor lo que le aseguraba éxito de público. Sus clases estaban siempre muy concurridas y esto le resultaba muy placentero. Muy frecuente era su presencia en los medios de comunicación (radio, Televisión); donde también ejercía una forma de docencia difundiendo el psicoanálisis, ya sea su utilidad terapéutica o su particular manera de considerar la realidad humana. En algún momento su presencia en los medios fue casi cotidiana; programas informativos o de interés general lo convocaban muy frecuentemente para interrogarlo a veces sobre temas específicamente psiquiátricos, otras veces sobre cuestiones de interés general que circunstancialmente estaban instaladas en la sociedad argentina como pudo ser en su momento el tema del divorcio.

Rasgos del carácter

Poseía un cierto carisma y la facilidad de expresar en palabras simples y elegantes cosas complicadas. Salía airoso de trances difíciles; todo esto lo llevó a convertirse en un personaje conocido por el público argentino. Yo diría que adquirió un cierto halo de voz oracular. Era visto no solo como "experto en salud mental" sino como opinión responsable y válida en "cosas de la vida". En televisión llegó a conducir su propio programa, uno de corte cultural; donde participaron escritores, filósofos, historiadores, etc. También creó, en la televisión un ciclo especialmente atractivo en el que un experto en algún autor era invitado a representarlo y un panel de notables interrogaba a dicho autor sobre aspectos de su vida, de su obra o de su época. Uno de los rasgos más que le son mas propios es su gran sentido del humor, se diría que esta es una de sus características más distintivas, era capaz de reírse incluso frente a la adversidad; y sobre todo hacerlo de sí mismo, no se tomaba demasiado en serio, a pesar de tenerse alta estima. Persona de trato fácil aunque a veces un poco esquiva; quienes le estaban próximos sentían que podían contar con él en situaciones difíciles. Estimulante y permisivo con las iniciativas de los otros, les ayudaba a sacar lo mejor de sí mismos. Todo lo que emprendía lo hacía con gran placer:

“Si no puedo poner mi libido en eso prefiero no hacerlo”

.

Toda iniciativa suya tenía siempre un componente lúdico, a la manera de un niño grande, a quien le gustaba jugar, ensayar, experimentar; disfrutar mucho del aplauso y del lucimiento personal. Jugaba en la televisión cuando invitaba a personajes que jugaban a ser Sigmund Freud o Carl Gustav Jung o Martin Heidegger; su campaña por la presidencia de APA, sus rivalidades políticas dentro de la Institución, tuvieron para él mucho de competencia deportiva.

Aportes

Su interés por lo lúdico era tal que también le despertó inquietudes teóricas; escribió sobre el jugar (1964) y el juego (no en el sentido de la técnica del juego utilizada por los analistas de niños), sino sobre el significado inconsciente de esta actividad y de lo que implica en el desarrollo y en la cultura, agrupó y clasificó los distintos tipos de juego y sus significaciones. También el humor despertó su interés ("Teoría del chiste" y "Hedoné", 1982); creía en su capacidad curativa; compartía con Donald Woods Winnicott la idea de que el psicoanálisis es el juego mas sofisticado del Siglo XX y en la importancia de la creatividad para dotar de sentido a la existencia. Fue de los primeros en Buenos Aires en explorar las posibilidades terapéuticas del psicodrama psicoanalítico que es otra forma sofisticada de juego. Siempre mantuvo actitudes y opiniones muy independientes; no adhirió ni perteneció a ninguna ortodoxia ni a escuela psicoanalítica alguna, se consideraba a sí mismo un “francotirador”, esto hace que en sus escritos las referencias bibliográficas a otros autores psicoanalíticos es en general escasa, casi sus únicas citas se refieren a Freud. En cambio menciona a muchos filósofos, escritores, historiadores, y alude a los mitos. Más fiel al espíritu del maestro (Freud) que a su letra, de la que frecuentemente aunque no siempre se apartó. Solía decir, citando a Whitehead, que las ciencias que permanecen muy dependientes de sus fundadores no progresan. Esa independencia de criterio lo llevó muchas veces a enfrentar situaciones conflictivas frente a quienes sostenían posiciones más conservadoras y menos innovadoras que las suyas, ensayó junto a otros colegas el uso de agentes psicotrópicos (ácido lisérgico) en Psicoterapia con la esperanza de que esto facilitase el acceso al material reprimido. Poco después se prohibió el uso terapéutico de estas drogas y casi simultáneamente, pero con independencia, Abadi afirmó que no se advertían sus ventajas. En APA se pensó que este proceder era contrario a una conveniente ortodoxia psicoanalítica. A comienzos de los 60. el psicoanálisis despertaba en Buenos Aires curiosidad e interés. En esas circunstancias hizo su primera aparición en las pantallas de televisión. El programa era auspiciado por Claudia, una revista femenina, y se llamaba Claudia mira la vida. Excelentes actores ponían en escena personajes conflictuados, en difíciles situaciones de pareja o de familia. Luego Abadi ensayaba la comprensión psicoanalítica. El programa era excelente, se había logrado un alto nivel de seriedad en lo que se presentaba; el nivel de las intervenciones del analista que eran claras y comprensibles. En APA, esa iniciativa produjo cierto malestar; se pensaba que el psicoanálisis no estaba suficientemente consolidado por entonces en la sociedad argentina como para soportar una exposición pública de esa naturaleza, esta situación podría eventualmente desgastarlo prematuramente al generar polémicas que lo dañarían.

Corriente de pensamiento

No practicó ortodoxia alguna. Aceptaba otras realidades, fuera del consultorio. Pensaba que el psicoanálisis es un instrumento privilegiado para la exploración de la "otra realidad" (la del inconsciente) y que eso, precisamente, no lo ata a la clínica, que ni siquiera es su aplicación privilegiada, imbuido como estaba, muy imbuido, de la muy freudiana idea de que el psicoanálisis está más próximo a las humanidades que a la medicina y que la sociología, los mitos, la historia, la filosofía, antropología, el humor, etc., eran campos tan apropiados para el estudio de esa "otra realidad" como la clínica. De manera que su producción bibliográfica no se limitó a temas de teoría o de clínica sino que abundó en enfoques humanísticos. Sus escritos, en especial los de los últimos tiempos, están redactados a la manera de ensayos (Michel Eyquem de Montaigne era uno de sus autores preferidos, también por la claridad de su escritura). En esos artículos, un tema específico es abordado desde distintas perspectivas: filosóficas, históricas, epistemológicas; esas perspectivas no podrían estar ausentes en esos trabajos dada la naturaleza de los temas que aborda (el tiempo, la realidad, el mito, la historia), pero a pesar de ese multienfoque nunca pierden su condición de psicoanalíticos, el abordaje psicoanalítico predomina en ellos y las conclusiones de fondo a las que arriba son impensables fuera del psicoanálisis que provee las herramientas intelectuales idóneas para el procesamiento de fondo de los temas. De sí mismo decía Abadi que era un pensador no sistemático, que se había ocupado de muchos temas centrales del psicoanálisis y que había propuesto muchas ideas originales pero sin que el conjunto de sus trabajos constituyese un cuerpo doctrinario, coherente y ensamblado, un sistema de pensamiento, a lo que por otra parte era no era afecto, pues, pensaba que eso facilitaba los dogmatismos; y que la realidad era demasiado diversa como para ser atrapada en un sistema coherente y ordenado. Incluso se le escuchó abogar por un "psicoanálisis caótico", y algo escribió al respecto, pero hasta donde se sabe lo dejó inédito.

Obras

Los aportes de Abadi al pensamiento psicoanalítico son numerosos, es autor de una rica y variada bibliografía, ha escrito sobre diversos temas del psicoanálisis, gran parte de sus escritos aparecieron en forma de artículos en la Revista de psicoanálisis de la APA:

  • Psicoanálisis, recorte y montaje (1982).
  • El psicoanálisis y la otra realidad (1982).
  • Renacimiento de Edipo (1960).

Desde 1952 hasta 1960 publicó trabajos clínicos, algunos sobre psicosomática (obesidad, etc.), otros sobre psicopatología, en especial se ocupó de la melancolía y la manía, sobre todo, trató de dilucidar el autorreproche melancólico que es el síntoma nuclear de esa psicosis:

  • El Espacio de la Magia (1960).
  • Una aproximación a la comprensión de los delirios (1957).

En el rubro mal llamado (según Abadi) "psicoanálisis aplicado" se encuentra un muy interesante trabajo:

  • Dante y La Divina Comedia (1961) en el que se aplican algunas de las ideas expuestas en Renacimiento de Edipo.

Se ocupó también de:

  • Dioniso y el culto dionisíaco (1952).
  • El grupo psicoanalítico como sociedad secreta
  • El coro y el héroe.
  • Hacia un psicoanálisis abierto (1961).
  • Renacimiento de Edipo (enriquecido) 1976 y 1983.
  • El significado inconsciente del rol del padre (1976).
  • Meditación sobre (el) Edipo (1976).
  • Contribución al estudio del complejo de Edipo. (1983).
  • Narcisismo (“Yo me amo, porque me amas tú a quien yo amo”. (1984).
  • ¿Deseo edípico o mandato endogámico?.
  • Transferencia ("Pulsión de muerte o muerte de la pulsión").
  • Interpretación (varios artículos).
  • Qué es la cura y cómo cura el psicoanálisis.

Fuentes

Enlaces externos