Diferencia entre revisiones de «Artesanía popular tradicional»
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Las labores de recortería textil emplean en su confección diferentes diseños y colores y responden a una vieja tradición que requiere cierta habilidad manual y sensibilidad para disponer, en un todo armónico, los fragmentos de géneros de distintos colores, texturas y consistencias. Sus dos procedimientos principales son la técnica de yoyitos y la llamada de tiritas. Con ambos se producen, entre otros, manteles, sobrecamas, tapetes y alfombras. Para ello, las pequeñas piezas de tela, convenientemente seleccionadas por colores y recortadas, se unen por sus bordes, ya sea a mano, a máquina o mediante puntos de crochet. La manera en que se aprovecha la materia prima de desecho, constituye una tradición popular que se extiende a casi todo el país y se practica en áreas rurales y urbanas. | Las labores de recortería textil emplean en su confección diferentes diseños y colores y responden a una vieja tradición que requiere cierta habilidad manual y sensibilidad para disponer, en un todo armónico, los fragmentos de géneros de distintos colores, texturas y consistencias. Sus dos procedimientos principales son la técnica de yoyitos y la llamada de tiritas. Con ambos se producen, entre otros, manteles, sobrecamas, tapetes y alfombras. Para ello, las pequeñas piezas de tela, convenientemente seleccionadas por colores y recortadas, se unen por sus bordes, ya sea a mano, a máquina o mediante puntos de crochet. La manera en que se aprovecha la materia prima de desecho, constituye una tradición popular que se extiende a casi todo el país y se practica en áreas rurales y urbanas. | ||
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| − | El bordado, vieja técnica que se ha conservado desde la trasmisión tanto en forma oral como páctica. Algunas provincias tienen un gran número de bordadoras que, debido a la calidad de sus trabajos, caracteriza determinados municipios de la zona. Tales son los casos del poblado de [[Hatuey]], en [[Camagüey]], y la cabecera provincial de este nombre; los municipios de [[Santo Domingo]], [[Remedios]] y [[Santa Clara]], en [[Villa Clara]]; y el de [[Trinidad]] en la provincia de [[Sancti Spiritus]]. | + | El bordado, vieja técnica que se ha conservado desde la trasmisión tanto en forma oral como páctica. Algunas provincias tienen un gran número de bordadoras que, debido a la calidad de sus trabajos, caracteriza determinados municipios de la zona. Tales son los casos del poblado de [[Hatuey]], en [[Camagüey]], y la cabecera provincial de este nombre; los municipios de [[Santo Domingo]], [[Remedios]] y [[Santa Clara]], en [[Villa Clara]]; y el de [[Trinidad]] en la provincia de [[Sancti Spiritus]]. |
Los métodos de bordado pueden agruparse en tres técnicas o procedimientos principales que sirven de base a las demás: el bordado a mano, el bordado a máquina y el que se deriva de la aplicación de métodos combinados o técnicas mixtas. Desde el extremo oriental de la provincia de Guantánamo y hasta la de Matanzas, hacia occidente, tanto el bordado a mano como el que se realiza a máquina, se localizan más o menos con la misma frecuencia. Sin embargo, resulta curioso que hacia el extremo occidental, a partir de la provincia matancera, disminuye sustancialmente la técnica del bordado con máquina de coser. En las provincias de [[Mayabeque]], [[Artemisa]], [[La Habana]] y [[Pinar del Río]], predomina el método manual. | Los métodos de bordado pueden agruparse en tres técnicas o procedimientos principales que sirven de base a las demás: el bordado a mano, el bordado a máquina y el que se deriva de la aplicación de métodos combinados o técnicas mixtas. Desde el extremo oriental de la provincia de Guantánamo y hasta la de Matanzas, hacia occidente, tanto el bordado a mano como el que se realiza a máquina, se localizan más o menos con la misma frecuencia. Sin embargo, resulta curioso que hacia el extremo occidental, a partir de la provincia matancera, disminuye sustancialmente la técnica del bordado con máquina de coser. En las provincias de [[Mayabeque]], [[Artemisa]], [[La Habana]] y [[Pinar del Río]], predomina el método manual. | ||
Revisión del 16:29 3 mar 2011
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Artesanía popular tradicional. La expresión artesanal tradicional, como manifestación generada y desarrollada por ciertos sectores sociales populares, constituye, en su propia fenomenología, un aspecto de insoslayable importancia para el conocimiento de hábitos y costumbres que se producen o tienen su base en la esfera de la cultura material, de la cual forman parte.
El estudio de esta manifestación responde, en lo fundamental, a la necesidad de conocer y revalorar las vías y medios expresivos de los que se vale el pueblo en el ámbito de la cultura material y espiritual; así como para determinar sus características fundamentales, sus diferencias y similitudes regionales y el papel que representan en la comunidad que las crea y las interioriza, al constituir una parte vital del basamento de la identidad nacional.
Sumario
Antecedentes
Aunque son variadas las raíces étnicas del pueblo y la cultura cubana, en la artesanía popular tradicional son fundamentales las raíces españolas y africanas. Legado que enriqueció y benefició la producción material del hombre en sus actividades cotidianas, sean éstos de carácter económico, domésticos o de creencias mágico- religiosas.
Características
La artesanía popular tradicional cubana está ligada a las tradiciones creativas más genuinas del pueblo, por lo que es necesario su rescate y revitalización. No se le debe confundir, en modo alguno, con la artesanía de tipo comercial que se ha desarrollado en los últimos tiempos y que en la mayoría de los casos no se basa en las tradiciones populares.
En general, la artesanía popular tradicional cubana está marcada por dos grandes esferas, la de carácter utilitario con una marcada función práctica, la cual se proyecta en la realización de un conjunto de piezas o artículos que presentan, como primera intención, la de satisfacer necesidades materiales, principalmente en las áreas domésticas, ya sean rurales o urbanas.
La otra esfera de la artesanía popular tradicional es la Artesanía Ritual. Ella está relacionada con las prácticas de las expresiones religiosas de origen africano en Cuba, las cuáles poseen elementos africanos e hispanos, debido a los procesos de transculturación y del sincretismo religioso que tuvieron lugar en la cultura.
Entre estos tipos de prácticas rituales de origen africano se pueden nombrar a la Regla de Ocha o Santería Cubana, la Regla Palo Monte, la Regla Abakuá , e incluso también a ese producto transcultural de origen carabalí que resulta ser la Secta Sociedad Abakuá.
Géneros de la artesanía popular tradicional.
Dentro de los géneros artesanales en cuba se practican los siguientes: Alfarería y Cerámica, Tallas, Talabartería, Cestería, Tejidos y labores de recortería textil, Bordados, Carpintería, Modelado, trabajos de Metalistería y Pirotecnia. En los cuales se destacan las labores de cestería, las de tejeduría y recortería textil y los trabajos de bordado (a máquina o a mano).
Sólo en la artesanía ritual de la Regla de Ocha podemos encontrar una gran variedad de géneros, materiales y técnicas:
Tallado en madera de deidades a las que rinden culto. Atributos y herramientas de los orishas (trabajo con metales, tallado, carpintería) - Herramientas de los Orishas, coronas de santos, hachas, etc. Alfarería - Cazuelas, tinajas, hebillas, soperas, etc. Collares y manillas - Confeccionados con cuentas de diversos colores representativos de los distintos orishas. Confección y ornamentación de piezas de organología ritual – Tambores batá, maracas, campanas.
Géneros artesanales populares más ejercidos. Sus especificidades.
Dentro de las manifestaciones populares más practicadas en nuestro territorio se encuentran:
1. Cestería, que según su uso se puede clasificar en tres grupos; la cestería de uso doméstico, la cestería de carga y la de uso personal.
• La cestería de uso doméstico comprende todas aquellas piezas que tienen una aplicación directa en la cocina y el comedor y forman parte del ajuar hogareño, entre las que se encuentran, por ejemplo, los jibes, los aventadores de grano y las cestas de distintos tamaños. Además, como parte del mobiliario, comprende distintas piezas con funciones específicas en el ámbito de la casa: cestos para ropa, moisés y canastilleros.
• La cestería para carga y transporte agrupa aquella parte de la producción cestera dedicada al acarreo de distintos productos, casi siempre hortalizas, viandas, frutos menores o para la recogida del café en las montañas donde se cultiva, ya sea a lomo de caballos o mulos, en vehículos con ruedas o sin ellas o con el hombre como medio de transporte. Se incluyen en este grupo, las canastas de distintos tamaños y materiales, las cestas, los cestos y los serones.
• La cestería de uso personal abarca las piezas, artículos o accesorios confeccionados como medios útiles, auxiliares del individuo (hombre o mujer) que lo porte. Así, los artículos para carga y aquellos otros señalados como parte de la indumentaria que están integrados a ciertos hábitos, necesidades y costumbres en el vestir.
Materiales que se utilizan.
El yarey, en primer lugar, seguido del guaniquiqui, son las dos plantas que proporcionan las fibras más difundidas y de mayor utilización por los artesanos cesteros. El yarey, como planta, se encuentra más concentrado hacia las provincias orientales, pero disminuye gradualmente hacia occidente, hasta alcanzar la provincia de Pinar del Río, ya aquí resulta escaso y, por lo tanto, la elaboración de objetos es sensiblemente menor. Por su flexibilidad, este material se emplea en la confección de sombreros, jabas, tapetes, ciertas formas de cestas y algunos objetos de uso ornamental. Por el contrario, el guaniquiqui, aunque, tal vez, con menor grado de utilización en las labores de cestería, se registra de un extremo a otro de la Isla. Es muy empleado en cestos, canastas y nasas, entre otras muchas piezas que requieren de cierta dureza del material.
2. Tejido y recortería textil.
Las labores de tejido o recortería textil, junto con las de bordado, tienen una mayor precisión en cuanto a su lugar de procedencia. La introducción de esas tecnologías se debe principalmente a los inmigrantes hispánicos y, un tanto, a los franceses. Otras áreas geográficas también hicieron su aporte, tal es el caso de los canarios, con los bordados canarios y tejidos de Tenerife. Del Africa procedieron los lucumí, que introdujeron los métodos de bordado con abalorios, desarrollados con finalidad religiosa en la santería cubana.
Todas estas formas de hacer ocupan un lugar entre la población femenina, que las aplica en la confección de múltiples piezas de vestir y de uso en el hogar. Los artículos del tejido con agujas, al igual que los realizados con recortería textil, son, en lo fundamental, de uso práctico. Por lo regular, se debe a las mujeres de edad avanzada la conservación del conocimiento y la maestría, acumulados a lo largo del tiempo. Ellas constituyen en sí un reservorio, la memoria viva de una tradición que se ha transmitido a lo largo de la historia de una generación a otra, hasta el presente.
Entre los distintos métodos de tejidos con agujas se encuentran el crochet, los tejidos a dos agujas, el frivolité, el bolillo o encaje catalán, el tejido guarinqueño y el encaje de Tenerife.
Las labores de recortería textil emplean en su confección diferentes diseños y colores y responden a una vieja tradición que requiere cierta habilidad manual y sensibilidad para disponer, en un todo armónico, los fragmentos de géneros de distintos colores, texturas y consistencias. Sus dos procedimientos principales son la técnica de yoyitos y la llamada de tiritas. Con ambos se producen, entre otros, manteles, sobrecamas, tapetes y alfombras. Para ello, las pequeñas piezas de tela, convenientemente seleccionadas por colores y recortadas, se unen por sus bordes, ya sea a mano, a máquina o mediante puntos de crochet. La manera en que se aprovecha la materia prima de desecho, constituye una tradición popular que se extiende a casi todo el país y se practica en áreas rurales y urbanas.
3. El bordado
El bordado, vieja técnica que se ha conservado desde la trasmisión tanto en forma oral como páctica. Algunas provincias tienen un gran número de bordadoras que, debido a la calidad de sus trabajos, caracteriza determinados municipios de la zona. Tales son los casos del poblado de Hatuey, en Camagüey, y la cabecera provincial de este nombre; los municipios de Santo Domingo, Remedios y Santa Clara, en Villa Clara; y el de Trinidad en la provincia de Sancti Spiritus.
Los métodos de bordado pueden agruparse en tres técnicas o procedimientos principales que sirven de base a las demás: el bordado a mano, el bordado a máquina y el que se deriva de la aplicación de métodos combinados o técnicas mixtas. Desde el extremo oriental de la provincia de Guantánamo y hasta la de Matanzas, hacia occidente, tanto el bordado a mano como el que se realiza a máquina, se localizan más o menos con la misma frecuencia. Sin embargo, resulta curioso que hacia el extremo occidental, a partir de la provincia matancera, disminuye sustancialmente la técnica del bordado con máquina de coser. En las provincias de Mayabeque, Artemisa, La Habana y Pinar del Río, predomina el método manual.
En total, y hasta el presente, se han detectado veintitrés tipos de bordados. De ellos, los más utilizados son: el realizado a mano, el elaborado a máquina, el punto cruz o punto marca, el deshilado y al pasado, entre otros. Ciertas formas locales son muy curiosas, como es el bordado en junco o con juncos, que hasta el momento sólo se ha reportado en el municipio Sandino, en Pinar del Río.
Algunos de estos procedimientos resaltan por su originalidad, belleza y habilidad en la combinación de los hilos para destacar los elementos formales del bordado. El bordado isleño o canario, suele aplicarse en el vestuario infantil, en las canastillas y también en otras prendas de vestir femeninas. En ellos se representan, en miniatura, distintos tipos y costumbres, paisajes, viviendas y labores que reflejan la vida cotidiana de hombres, mujeres y niños en las aldeas, al parecer, canarias. De igual forma, se plasman en el bordado escenas festivas, donde las parejas, con sus atuendos típicos, danzan acompañadas por algún que otro instrumento musical; mientras que, por otro lado, retozan alegremente los chicos debajo de los árboles.
Conclusiones
El estudio de la artesanía, al igual que el de muchas otras manifestaciones populares tradicionales, no resultaría de mayor importancia si se circunscribiera sólo al acopio y confección de listados sobre materiales, procedimientos y demás, sino que, por medio de ella, se expresa y revela la tradición en su constante dinámica, como resultado de los hábitos y costumbres que, en el plano de lo popular, conllevan a la fijación de la identidad nacional.
Son esos hábitos y costumbres los que van sucediéndose y desarrollándose con cada generación, aportando aquello que considera útil y necesario para el mejoramiento cualitativo y cuantitativo de cada uno de sus componentes, que se proyecta a lo largo de los siglos. Aportes que requieren un análisis acucioso para conocerlos y diferenciarlos.
Sirva, pues, la artesanía, y todos los estudios que de ella se derivan, para una mejor comprensión, análisis e interpretación de estos fenómenos y del papel del artesano como elemento de fijación y transmisión del hecho cognoscitivo.
Fuentes
- Atlas etnográfico de Cuba.
- Moreno, Dennis. Formas y tradiciones en la artesanía popular cubana. Editorial José Martí. Ciudad de la habana. 1998.
- La Artesanía Popular Tradicional Cubana