Diferencia entre revisiones de «Aborígenes en Mella»

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[[Image:Entrada_Mella.jpg|border|right]]Hace más de 500 años, cuando las costas de Cuba no habían sido avizoradas aún por los conquistadores europeos, el archipiélago era ocupado por pueblos muy antiguos que vivían en estadios de desarrollo histórico muy primitivos. Compartían este hábitat natural, múltiples especies florísticas y faunísticas, que la convertían por sus riquezas alimentarías en un perfecto emplazamiento con condiciones excepcionales donde podían sentar morada, por atrasada que fuera, cualquier comunidad primitiva. Pero estos hombres no son originarios de estas tierras, ni de Cuba, ni siquiera del Continente Americano, sino que llegaron a este último, proveniente del actual territorio de Asia. Ellos atravesaron el estrecho de Bering en diferentes épocas, estableciéndose en la [[America de norte |América del Norte]]; en territorios de la actual [[Canadá|Canadá]] y los [[EE.UU|EE.UU]]., y se distribuyeron posteriormente por la [[America_central|América Central]] y Sud-América, donde se desarrollaron grandes civilizaciones como los [[Aztecas|Aztecas]], [[ Maya |Mayas]] e [[Civilización_Inca|Incas]], por sólo mencionar los de mayor esplendor.  
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[[Image:Entrada Mella.jpg|border|right|Entrada Mella.jpg]]Hace más de 500 años, cuando las costas de[[República_de_Cuba|Cuba]] no habían sido avizoradas aún por los conquistadores europeos, el archipiélago era ocupado por pueblos muy antiguos que vivían en estadios de desarrollo histórico muy primitivos. Compartían este hábitat natural, múltiples especies florísticas y faunísticas, que la convertían por sus riquezas alimentarías en un perfecto emplazamiento con condiciones excepcionales donde podían sentar morada, por atrasada que fuera, cualquier comunidad primitiva. Pero estos hombres no son originarios de estas tierras, ni de [[República_de_Cuba|Cuba]], ni siquiera del [[Continrnte americano |Continente Americano,]] sino que llegaron a este último, proveniente del actual territorio de Asia. Ellos atravesaron el estrecho de Bering en diferentes épocas, estableciéndose en la [[America de norte|América del Norte]]; en territorios de la actual [[Canadá|Canadá]] y los [[EE.UU|EE.UU]]., y se distribuyeron posteriormente por la [[America central|América Central]] y Sud-América, donde se desarrollaron grandes civilizaciones como los [[Aztecas|Aztecas]], [[Maya|Mayas]] e [[Civilización Inca|Incas]], por sólo mencionar los de mayor esplendor.  
  
 
== Exploraciones  ==
 
== Exploraciones  ==
  
[[Image:Aborigenes_cubanos.gif|border|left]]Los primeros hallazgos sobre la presencia aborigen en Mella fueron realizados en Cayo Rey con el sitio Bariguá, reportado por un campesino que construyó su casa sobre la antigua área de habitación aborigen. En posteriores visitas al municipio se revisaron algunas cuevas en la zona de Mogote, siguiendo algunos reportes de la aparición de restos óseos, durante la extracción de guano de murciélago en la década de los años 70, pero toda la búsqueda resultó infructuosa. Siguiendo otros reportes de la posible existencia de un “dibujo” en una cueva en un pequeño monte en la finca de la familia Cruz, llamado el Monte de los Cruces, en Mogote, se visitó el lugar; una pequeña cueva, de entrada pequeña y angosta. A un metro de la entrada, se reduce a un pasadizo de 3 metros de largo por ½ m de ancho, aparece un pequeño salón donde no se encontró ningún elemento aborigen En las paredes de la cueva están escritas algunas referencias sobre la visita de varias personas, entre ellas una de 1929, aparece también una inscripción que dice: Aquí estuvieron la gente de Fidel en Mella”, esta fue escrita después del triunfo del 1ro de Enero, porque antes el pueblo no llevaba este nombre. En un sitio muy cercano a esta cueva, en el lado opuesto de la pequeña elevación, se rescataron varias piezas de sílex con posibles huellas de trabajo humano, aunque no llegan a ser instrumentos o artefactos para el trabajo, son indiscutiblemente preformar para lograrlos, lo que indica la posible cercanía de alguna comunidad que no ha podido ser relocalizada. Posteriormente se exploró el barrio Baracaldo, siguiendo la margen izquierda del río, aguas abajo, se mantuvo la seguridad en sus pobladores de no haber encontrado nada jamás, se realizó la revisión sin resultados. Se exploraron además zonas cercanas a [[Mangos de Baraguá ( municipio Mella)|Mangos de Baraguá]], hasta donde el Baraguá vierte sus aguas al Cauto, sitio conocido por El Corojal, presenta condiciones ideales para el asentamiento, pero ha sido altamente alterado para la construcción de un canal, no se encontraron restos aborígenes, pero el área debe ser trabajada más intensamente. Para [[Regina (Mella)|Regina]] existe un reporte de un hacha petaloide, por el lado de la tienda, pero no se logro encontrar ni el sitio, ni la persona que en la actualidad custodia la pieza. Las exploraciones realizadas no brindaron toda la información deseada en la búsqueda de un acercamiento al conocimiento del poblamiento aborigen del municipio, y los hallazgos son muy vestigiales como para llegar a conclusiones precisas al respecto. Sin embargo, teniendo en cuenta el poblamiento de los territorios circundantes resultaría perfectamente lógico que a lo largo de las riberas del río Cauto, e incluso del Guaninicum y de otras corrientes fluviales de menor caudal, continúen apareciendo restos de comunidades aborígenes. Pudiera resultar posible que en futuras investigaciones se localizaran restos de grupos protoarcaicos, a pesar de que en los municipios colindantes tampoco se han reportado, y los más cercanos aparecen en Mayarí, provincia Holguín, y en II Frente, Songo La Maya y Santiago de Cuba, en la provincia del mismo nombre. Pero como se hizo referencia anteriormente, en la zona de Mogote se han localizado algunas piezas de sílex, que pudieran perfectamente afiliarse con estos grupos, los primeros en poblar la isla de Cuba. Sin embargo resultó infructuosa la intensa búsqueda de sus asentamientos por zonas cerca. La ausencia de grupos siboneyes tempranos y medios en el municipio es lógica, ya que estos no se internaron en zonas de tierra adentro en toda la provincia Santiago de Cuba, se ubicaron únicamente en las costas. Ambas culturas: la Protoarcaica, y [[Consejo Popular Siboney (Santiago de Cuba)|Siboney]] temprano y medio dependían de una economía no productiva y esta condición de apropiador, o comunidades en una etapa de desarrollo apropiativa, esta dada por el basamento económico sobre el que sustentaban su economía, que no está dado por un conocimiento de la agricultura, ni la domesticación de animales sino por la explotación de los recursos que de forma natural les brinda la naturaleza. Recolectan frutas, vegetales, granos, tubérculos, huevos, y todo tipo de moluscos cazaban jutías, aves, cangrejos y pescaban tanto la fauna marina como fluvial, incluyendo quelonios. El peso mayor que se dedicaba a cada actividad, dependía en todos los casos del entorno donde estuvieran enclavados, los costeros obtenían mejores dividendos de la explotación del mar y el litoral, y los de tierra adentro se servían de los recursos del bosque y las corrientes fluviales.  
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[[Image:Aborigenes.jpg|border|left]]Los primeros hallazgos sobre la presencia aborigen en [[Municipio_Mella|Mella]] fueron realizados en Cayo Rey con el sitio Bariguá, reportado por un campesino que construyó su casa sobre la antigua área de habitación aborigen. En posteriores visitas al municipio se revisaron algunas cuevas en la zona de Mogote, siguiendo algunos reportes de la aparición de restos óseos, durante la extracción de guano de murciélago en la década de los años 70, pero toda la búsqueda resultó infructuosa. Siguiendo otros reportes de la posible existencia de un “dibujo” en una cueva en un pequeño monte en la finca de la familia Cruz, llamado el Monte de los Cruces, en Mogote, se visitó el lugar; una pequeña cueva, de entrada pequeña y angosta. A un metro de la entrada, se reduce a un pasadizo de 3 metros de largo por ½ m de ancho, aparece un pequeño salón donde no se encontró ningún elemento aborigen . En un sitio muy cercano a esta cueva, en el lado opuesto de la pequeña elevación, se rescataron varias piezas de sílex con posibles huellas de trabajo humano, aunque no llegan a ser instrumentos o artefactos para el trabajo, son indiscutiblemente preformar para lograrlos, lo que indica la posible cercanía de alguna comunidad que no ha podido ser relocalizada. Posteriormente se exploró el barrio Baracaldo, siguiendo la margen izquierda del río, aguas abajo, se mantuvo la seguridad en sus pobladores de no haber encontrado nada jamás, se realizó la revisión sin resultados. Se exploraron además zonas cercanas a [[Mangos de Baraguá ( municipio Mella)|Mangos de Baraguá]], hasta donde el Baraguá vierte sus aguas al Cauto, sitio conocido por El Corojal, presenta condiciones ideales para el asentamiento, pero ha sido altamente alterado para la construcción de un canal, no se encontraron restos aborígenes, pero el área debe ser trabajada más intensamente. Para [[Regina (Mella)|Regina]] existe un reporte de un hacha petaloide, por el lado de la tienda, pero no se logro encontrar ni el sitio, ni la persona que en la actualidad custodia la pieza. Las exploraciones realizadas no brindaron toda la información deseada en la búsqueda de un acercamiento al conocimiento del poblamiento aborigen del municipio, y los hallazgos son muy vestigiales como para llegar a conclusiones precisas al respecto. Sin embargo, teniendo en cuenta el poblamiento de los territorios circundantes resultaría perfectamente lógico que a lo largo de las riberas del río Cauto, e incluso del Guaninicum y de otras corrientes fluviales de menor caudal, continúen apareciendo restos de comunidades aborígenes. Pudiera resultar posible que en futuras investigaciones se localizaran restos de grupos protoarcaicos, a pesar de que en los municipios colindantes tampoco se han reportado, y los más cercanos aparecen en Mayarí, provincia Holguín, y en II Frente, Songo La Maya y Santiago de Cuba, en la provincia del mismo nombre. Pero como se hizo referencia anteriormente, en la zona de Mogote se han localizado algunas piezas de sílex, que pudieran perfectamente afiliarse con estos grupos, los primeros en poblar la isla de Cuba. Sin embargo resultó infructuosa la intensa búsqueda de sus asentamientos por zonas cerca. La ausencia de grupos siboneyes tempranos y medios en el municipio es lógica, ya que estos no se internaron en zonas de tierra adentro en toda la provincia Santiago de Cuba, se ubicaron únicamente en las costas. Ambas culturas: la [[protoarcaicos|Protoarcaica]], y [[Consejo Popular Siboney (Santiago de Cuba)|Siboney]] temprano y medio dependían de una economía no productiva y esta condición de apropiador, o comunidades en una etapa de desarrollo apropiativa, esta dada por el basamento económico sobre el que sustentaban su economía, que no está dado por un conocimiento de la agricultura, ni la domesticación de animales sino por la explotación de los recursos que de forma natural les brinda la naturaleza. Recolectan frutas, vegetales, granos, tubérculos, huevos, y todo tipo de moluscos cazaban jutías, aves, cangrejos y pescaban tanto la fauna marina como fluvial, incluyendo quelonios. El peso mayor que se dedicaba a cada actividad, dependía en todos los casos del entorno donde estuvieran enclavados, los costeros obtenían mejores dividendos de la explotación del mar y el litoral, y los de tierra adentro se servían de los recursos del bosque y las corrientes fluviales.  
  
 
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== Protoarcaicos  ==
 
== Protoarcaicos  ==
  
[[Image:Aborigenespr.jpg|border|right]]El más temprano de estos apropiadores que recalaron en las costas de Cuba son los denominados Protoarcaicos, que en Santiago de Cuba se distribuye hasta lo hoy conocido en los municipios II Frente, Songo La Maya, [[Julio Antonio Mella (municipio)|Mella]] y Santiago de Cuba. Su presencia en Cuba data aproximadamente de unos 10.000 años antes del presente y se sostiene la hipótesis de que la vía migratoria utilizada fue La Florida, Las Bahamas, Cuba y de aquí al resto de las Antillas. Sus actividades económicas fundamentales fueron la recolección y la caza, y en ella empleaban herramientas elaboradas de sílex, que en su gran mayoría concurren a ser de un tamaño considerable, utilizaban además para ello la madera, y no se reporta al menos para los más tempranos y no transculturados el uso de la concha para estos fines. Al no reportarse vasijas de concha, ni el conocimiento de la cerámica, es de presumir que utilizaron vasijas de güiras, maderas u otros vegetales de efímera vida, que el tiempo y el húmedo clima del trópico han hecho desaparecer. En sus sitios de habitación se han exhumado además fragmentos de minerales tintóreos, utilizados seguramente para decorar sus cuerpos, costumbres descritas para otras comunidades más tardías en el Caribe y que esta evidencia sugiere también para ellos. Como otro elemento decorativo de uso corporal, en la provincia se ha confirmado la presencia de cuentas de collar. Siboneyes tempranos o Guayabo Blanco. La ciencia arqueológica no reporta la existencia de estas comunidades para los territorios interiores de la Provincia, comprobándose su existencia únicamente en las zonas litorales, municipios Santiago de Cuba y Guamá. Esta constante aleja considerablemente la posibilidad de su presencia en el Municipio, y a pesar de que el municipio Guamá colinda con la porción Sur de III Frente, las estribaciones de la Sierra Maestra actúan como barrera natural, de todos modos, en la zona donde no existe esta barrera, estos hombres no alejaron sus casas de la costa. Esta concurrencia en el litoral no fue un comportamiento caprichoso, su modo de vida, sus costumbres, su economía y la no existencia de elementos externos que los obligaran a remontarse tierra adentro, les permitió desempeñarse a sus anchas en estas zonas tan pródigas. Su basamento económico cardinal se fundamentaba sólidamente en la pesca de especies marinas y captura de moluscos (valvas, cobos, etc) y se complementaba con la recolección de frutas, vegetales, huevos y todo lo que abundantemente les brindaba el manglar, el litoral y las zonas adyacentes, donde además cazaban jutías y aves, y capturaban cangrejos. Los instrumentos de trabajo y utensilios para las labores diarias de la tribu, eran también adquiridos mayoritariamente de este mismo entorno, mostrándose una alta pluralidad de ellos elaborados a partir de conchas marinas, tales como: vasijas, platos, picos, martillos, gubias, cucharones, perforadores, etc; aparecen además, guijarros utilizados para percutir y piezas de sílex. Siboneyes medios o Cayo Redondo Al igual que el Siboney temprano, en la provincia Santiago de Cuba los Grupos siboneyes medios no rebasaron las zonas costeras, y solamente se reportan tres sitios, todos en el municipio Santiago de Cuba. Tenían una economía apropiadora sustentada en la recolección, la caza y la pesca, elaboraban sus instrumentos y utensilios en piedra, madera y concha, destacándose los morteros, los percutores, majadores o manos de mortero, sumergidores de redes, picos, gubias, vasijas, etc. Dos elementos distintivos que los distinguen son los gladiolitos y las esferolitias, ambos asociados a cuestiones superestructural. Fueron todas estas las culturas en una etapa de economía de apropiación que se asentaron en la provincia Santiago de Cuba de las cuales a continuación se describen los aspectos paleoetnográficos. Siboneyes tardíos o Ceramistas Tempranos Estos grupos siboneyes tardíos, en su propio desarrollo histórico llegaron al conocimiento de la alfarería, y aprovecharon este importante avance tecnológico en bien de la comunidad. A principios del siglo pasado, y hasta la década de los años 80, todas las comunidades aborígenes, que presentaban dentro de su ajuar fragmentos de cerámica, eran afiliados como agricultores, Taínos o Subtaínos. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que los grupos siboneyes asentados en Cuba alcanzaron el conocimiento de la alfarería, en una fecha cercana al siglo III ANE. De la misma manera que llegaron al conocimiento de la alfarería, fueron incluyendo dentro de sus actividades económicas incipientes técnicas agrícolas, con los beneficios que esto representaba pata el colectivo. En la provincia Santiago de Cuba se asentaron en Contramaestre, Palma Soriano, II Frente, Songo La Maya, San Luis y Santiago de Cuba. Estos grupos, exceptuando los de Santiago de Cuba, no llegaron a estos territorios provenientes de las zonas costeras, sino en movimientos de Norte a Sur, provenientes de las provincias Granma y Holguín, siguiendo el cause de los ríos que nacen en Santiago de Cuba, hasta estas provincias. Características generales de los grupos con una economía de apropiación Teniendo en cuenta los hallazgos realizados en diferentes sitios de la provincia y de la gran área arqueológica antillana, e incluso de América, se ha podido llegar a la conclusión de que estos hombres fueron generalmente de pequeña o baja estatura, nariz ancha en su base, pilosidad escasa, pelo lacio y muy negro. Además de las características físicas anteriormente descritas se destacan otras muy importantes que los diferencia sustancialmente de las comunidades ubicadas en la etapa productiva; sus cráneos por lo general son de menor tamaño y no practicaban la deformación fronto-occipital oblicua; característica que tipifica a las comunidades arauacas antillanas. Todas estas diferencias físicas entre apropiadores y productores, unido a lo temprano de las arribadas de los primeros, en comparación con los Aruacos, a sus ajuares que los caracterizan y tipifican; ponen en duda si hablaban una misma lengua, u otra diferente de esta, lo comprobado es que el hombre desde su arribo al continente americano, ya traía consigo algún tipo de lenguaje, sin embargo ha resultado imposible asociar esta etapa con algún tronco o rama lingüística. Por otra parte el almirante Cristobal Colón asegura que "... cuando llegó al extremo occidental y se adentró en tierra, los intérpretes no pudieron entender a los indocubanos..."(1) ¿Serían estos los remanentes o la evolución de algún lenguaje primitivo proveniente de estos grupos apropiadores herederos de los mas tempranos pobladores de Cuba, y que aún no habían entrado en contacto activo con los Aruacas para que se produjera una asimilación o imposición de la lengua de los más desarrollados?. Estas y otras interrogantes están aún por dilucidar; interrogantes que no se circunscriben a este aspecto en particular, sino que abarcan otros tan importantes como las viviendas. Evidencias materiales de ellas no se han podido descubrir en el Municipio ni en la Provincia, e incluso existen escasos y dudosos reportes para Cuba, pero por las características observadas en los enclaves arqueológicos, o sitios escogidos por estos aborígenes para sentar residencia, ubicados en la mayoría de los casos a cielo abierto, y alejados de cuevas o abrigos rocosos, obliga a pensar en algún tipo de construcción rústica, construida indiscutiblemente con materiales obtenidos de su único proveedor material: La Naturaleza. La seguridad con que se afirma que construyeran algún tipo de vivienda no descarta, porque además se ha comprobado pero en menor cuantía, la escasa presencia de comunidades apropiadores en sitios vinculados directamente con aleros rocosos y cuevas, o simplemente utilizando estos como sitios de habitación, cuestión aún más escasa. La construcción de sus viviendas, y su ubicación en determinados sitios, los obligaba, en primer lugar a transportar los materiales para la construcción, pero además ellos no podían realizar todas las actividades económicas para la subsistencia en áreas cercanas a la vivienda y al asentamiento, por lo que igual que el resto de los hombres a través de la historia, los apropiadores antillanos se vieron en la necesidad imperiosa de trasladar múltiples alimentos y otros productos desde distantes lugares. La ausencia de los fundamentales medios de transportación terrestre utilizados por el hombre a través de su historia, (caballos, toros, camellos etc.) obligó a estas comunidades a una especialización en las comunicaciones marinas y fluviales, por los que construyeron para estos efectos sus embarcaciones conocidas con el nombre de canoas, y que fabricaban a partir del ahuecamiento de gigantescos troncos, para lo que utilizaban sus rústicos pero útiles instrumentos y la técnica del fuego controlado. Pero no sólo para esto utilizaron sus canoas, también fueron utilizadas para sus migraciones, por lo que ellos arribaron a la Isla con el conocimiento de la canoa, u otro tipo de embarcación rústica. Otro elemento a tener en cuenta en estos grupos es el fuego, el cual jugó un importante papel en las comunidades de la Etapa de Apropiación, como lo ha sido durante toda la historia de la Humanidad, desde que el hombre lo conquistó hace alrededor de 400 000 años, y gracias a las pruebas realizadas con Carbono 14, sabemos que 100 000 años ANE, poseía ya lanzas hechas de madera, endurecidas al fuego. Durante las excavaciones arqueológicas en la provincia Santiago de Cuba, en el País y en toda el área caribeña aparecen huellas muy claras e irrefutables de su uso. Se han encontrado concentraciones de cenizas y carbón asociadas con restos alimentarios, en los cuales se ha comprobado que se trataba de restos de fogones aborígenes. Estas comunidades no sólo utilizaban el fuego para cocer sus alimentos, sino que también debieron hacer uso del él en la fabricación de sus canoas, e indiscutiblemente en el caso de los Siboneyes tardíos lo utilizaban en la fabricación de la cerámica, así como en múltiples usos. El tipo de organización gentilicia para estos grupos recolectores, pescadores y cazadores, que por lo general agrupaban a un pequeño número de personas se caracterizaba por mantener estrechos "... lazos de consanguinidad, constituidas por pocas familias cada una, como una célula productiva fundamental de propiedad colectiva...” (2) Estos grupos no habían rebasado aún el modo de producción de la Comunidad Primitiva. El desarrollo de sus fuerzas productivas y de sus relaciones de producción no permitían la desintegración de la Comunidad Gentilicia Primitiva, teniendo en cuenta que: "Durante el proceso de producción los hombres no sólo crean los productos materiales para su propia subsistencia, sino que simultáneamente produce y reproduce sus relaciones sociales"... (3). En este estadio de desarrollo la propiedad de los medios de producción era colectiva, por lo que también el trabajo se realizaba en colectividad y el resultado de éste era repartido equitativamente entre los miembros de dicha comunidad. Todo este trabajo en colectivo, exigido por lo rudimentario de sus medios y de sus relaciones de producción, no permite una división social del trabajo (no hay clases sociales); se produce una División Natural del trabajo. La sociedad y su desarrollo se rigen por leyes materiales, jugando el trabajo un papel primordial en el perfeccionamiento del hombre como ser social y sus relaciones de producción, así sobre la base del trabajo, surgió la necesidad del realizarlo en colectivo, y por la diversidad de éste y la imposibilidad de que todos realicen diversas labores con la misma pericia y calidad, teniendo en cuenta las habilidades creadas, las posibilidades reales, y las capacidades físicas de cada uno de los miembros de la tribu, es que se produce la División Natural del Trabajo. De esta forma, cada una de las actividades económicas, necesarias para la subsistencia de estos primeros pueblos, fueron pasando a ser patrimonio de determinados grupos dentro de la propia comunidad. La recolección, tanto de frutos y vegetales, como de otros productos provenientes de la flora, así como la de moluscos y crustáceos costeros y terrestres, debió ser una actividad encomendada a las mujeres, a los ancianos y a los niños de la comunidad, siempre que ésta no se realizara en sitios muy alejados del área de habitación. Las faenas de los hombres, debieron ser, en esta División Natural del Trabajo, las ocupaciones que requieren de un mayor esfuerzo y sacrificio, como son: La recolección de moluscos y la pesca en aguas profundas, teniendo en cuenta además la pesca fluvial, y seguramente que también dedicaban buen tiempo de trabajo a la caza. Las tareas domésticas y la atención a la prole estuvieron seguramente en manos de las mujeres, quienes amamantaban a sus hijos y los mantenían bajo su cuidado hasta que por su edad ya pasaban a la adultez, pudiendo incorporarse a una u otra actividad económica. Por otro lado este modo de vida en una comunidad gentilicia primitiva, con una propiedad colectiva, y una primaria división natural del trabajo, están en concordancia con las relaciones de producción, determinadas por la forma de propiedad sobre los medios de producción, y el nivel alcanzado por las fuerzas productivas. En la Comunidad Primitiva el total de los medios, objetos y resultado del trabajo son propios de ella, lo que genera una alta cooperación entre todos los miembros del colectivo. Si la propiedad era colectiva para el grupo, lógicamente la labor se efectuaba también de manera colectiva, todos eran dueños de los instrumentos y todos los utilizaban, el colectivismo en la producción recolectora era indispensable si se considera lo rudimentario de los instrumentos de producción. "La ausencia del colectivismo en la producción hubiera afectado la producción en detrimento del grupo." (4) Otro importante aspecto etnográfico de estas comunidades sobre el cual nada se conoce son sus hábitos de vestir, ya que no se cuenta con evidencias arqueológicas, ni documentos históricos que hagan referencias a este importante aspecto, aunque todo hace parecer, que estos hombres primitivos vivieran en absoluta desnudez. No se comportan de igual manera los ornamentos, que aunque escasos, si se han descubierto en sitios apropiadores, demostración irrefutable que nos sugiere la utilización por estos pueblos de ciertos objetos de ornamentación corporal, así como materiales tintóreos para pintar su piel. Muy poco conocemos sobre las costumbres religiosas de estos pueblos, y al respecto, escasas evidencias materiales se han logrado exhumar en las excavaciones arqueológicas en la provincia, pero si tenemos en cuenta las condiciones de la sociedad comunal gentilicia primitiva en que vivían estos hombres, podemos llegar a ciertas conclusiones. Los hombres, al ser incapaces de explicar fenómenos tan cotidianos como las enfermedades, la muerte, los sueños, el movimiento de los astros, los fenómenos naturales, los asocian a la influencia de seres superiores que todo lo rigen, buscando su respuesta en algo extraterrenal. Esta y no otra, debió ser la creencia o religión practicada por estos pueblos, una religión natural y primitiva, dada a su bajo desarrollo económico y cultural, así como por su primitiva organización social. Otras manifestaciones superestructurales de estos aborígenes las tenemos en las tallas de la madera, en las pictografías realizadas en las paredes de las cuevas, la talla artística de la piedra. La presencia de estas manifestaciones no ha sido comprobada para todos los grupos apropiadores, apareciendo generalmente todas estas manifestaciones en los grupos Cayo Redondo y Ceramistas Tempranos. Para Santiago de Cuba y para este municipio, hasta el momento no se han reportado pictografías aborígenes.
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[[Image:Aborigenespr.jpg|border|right|Aborigenespr.jpg]]El más temprano de estos apropiadores que recalaron en las costas de Cuba son los denominados Protoarcaicos, que en Santiago de Cuba se distribuye hasta lo hoy conocido en los municipios II Frente, Songo La Maya, [[Julio Antonio Mella (municipio)|Mella]] y Santiago de Cuba. Su presencia en Cuba data aproximadamente de unos 10.000 años antes del presente y se sostiene la hipótesis de que la vía migratoria utilizada fue La Florida, Las Bahamas, Cuba y de aquí al resto de las Antillas. Sus actividades económicas fundamentales fueron la recolección y la caza, y en ella empleaban herramientas elaboradas de sílex, que en su gran mayoría concurren a ser de un tamaño considerable, utilizaban además para ello la madera, y no se reporta al menos para los más tempranos y no transculturados el uso de la concha para estos fines. Al no reportarse vasijas de concha, ni el conocimiento de la cerámica, es de presumir que utilizaron vasijas de güiras, maderas u otros vegetales de efímera vida, que el tiempo y el húmedo clima del trópico han hecho desaparecer. En sus sitios de habitación se han exhumado además fragmentos de minerales tintóreos, utilizados seguramente para decorar sus cuerpos, costumbres descritas para otras comunidades más tardías en el Caribe y que esta evidencia sugiere también para ellos. Como otro elemento decorativo de uso corporal, en la provincia se ha confirmado la presencia de cuentas de collar. Siboneyes tempranos o Guayabo Blanco. '''La ciencia arqueológica no reporta la existencia de estas comunidades para los territorios interiores de la Provincia, comprobándose su existencia únicamente en las zonas litorales, municipios Santiago de Cuba y Guamá.''' Esta constante aleja considerablemente la posibilidad de su presencia en el Municipio, y a pesar de que el municipio Guamá colinda con la porción Sur de III Frente, las estribaciones de la Sierra Maestra actúan como barrera natural, de todos modos, en la zona donde no existe esta barrera, estos hombres no alejaron sus casas de la costa. <br>
  
 
== Comunidades productoras  ==
 
== Comunidades productoras  ==
  
En el municipio solamente se han localizado los restos de un grupo aborigen, que ha pasado a la historia con el nombre de Barígua, ubicado en Cayo Rey. Este sitio no ha sido afiliado culturalmente por ausencia de información. La comunidad abarcaba un área pequeña de terreno, y el sitio estaba muy afectado por la acción antrópica cuando fue reportado, teniendo en cuenta que se encuentra en una zona militar, y en sus inmediaciones se había construido una batería antiaérea. El área de mayor riqueza ha sido cultivada y roturada en muchas ocasiones, lo que ha provocado daños a las zonas más superficiales del sitio, este nunca se ha excavado, y existen aun zonas que pueden arrojar mucha información para conformar la historia de la comunidad. Entre los principales hallazgos se destacan tres majadores campaniformes de excelente manufactura: Nro Alto Ancho de base Ancho superior Superficie 1 13 cm ½ 32 cm 17 cm Aspero 2 19 cm 11 cm Pulido 3 18 cm 11 cm Muy pulido Los majadores o manos de mortero eran utilizados para majar sobre el mortero, fundamentalmente semillas o granos, el mayor fue fabricado para esta actividad, pero de seguro el más pequeño con mayor pulido y acabado fue elaborado con motivos votivos, para ser entregado en ofrenda a los cemíes o dioses. Estas tres piezas se exponen en el museo municipal. Se han rescatado además fragmentos de cerámica, todas modeladas y varias de ellas con decoraciones zoomorfas y antropomorfas muy bien logradas, lo que demuestra el nivel alcanzado en el trabajo con el barro y el nivel artístico alcanzado por el grupo. El nivel artístico alcanzado en la elaboración de las asas, no se refleja en el cuerpo de las vasijas, donde no aparecen decoraciones, solamente un caso con unas rallas incisas perpendiculares al borde de la vasija Se rescataron además dos gubias de regular tamaño, fabricadas en conchas marinas Strombus gigas, este instrumento, uno de los más controvertidos en el ajuar aborigen antillano, casi todos los arqueólogos coinciden en que era utilizada para trabajar la madera, cuestión aún no corroborada totalmente. Se colectó una valva de Kodakia orbicularis, sin huellas de haber sido utilizada como raspador. Los grupos agricultores antillanos utilizaban estas valvas para pelar las yucas .Cuentan además con evidencias de dieta: garfios terminales de pinzas de cangrejos, y huesos de jutías. En conchas aparecen dos gubias de regular tamaño, fabricadas en Strombus gigas, así como un fragmento de Kodakia orbicularis. Entre los de tierra se destaca el Caracolus Se revisó además un escaso material de sílex y cuarzo hialino, pero en ninguno de los casos son artefactos o instrumentos. Este grupo, a pesar de que no ha sido afiliado, lo ubicamos entre la etapa más desarrollada del Ciboney, y la más temprana del agricultor, aunque por su desarrollo ya había arribado al conocimiento de rudimentos de la agricultura  
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[[Image:Aborigenes_cubanos.gif|border|left]]En el municipio solamente se han localizado los restos de un grupo aborigen, que ha pasado a la historia con el nombre de Barígua, ubicado en Cayo Rey. Este sitio no ha sido afiliado culturalmente por ausencia de información. La comunidad abarcaba un área pequeña de terreno, y el sitio estaba muy afectado por la acción antrópica cuando fue reportado, teniendo en cuenta que se encuentra en una zona militar, y en sus inmediaciones se había construido una batería antiaérea. El área de mayor riqueza ha sido cultivada y roturada en muchas ocasiones, lo que ha provocado daños a las zonas más superficiales del sitio, este nunca se ha excavado, y existen aun zonas que pueden arrojar mucha información para conformar la historia de la comunidad. Entre los principales hallazgos se destacan tres majadores campaniformes de excelente manufactura. Los majadores o manos de mortero eran utilizados para majar sobre el mortero, fundamentalmente semillas o granos, el mayor fue fabricado para esta actividad, pero de seguro el más pequeño con mayor pulido y acabado fue elaborado con motivos votivos, para ser entregado en ofrenda a los cemíes o dioses. Estas tres piezas se exponen en el museo municipal. Se han rescatado además fragmentos de cerámica, todas modeladas y varias de ellas con decoraciones zoomorfas y antropomorfas muy bien logradas, lo que demuestra el nivel alcanzado en el trabajo con el barro y el nivel artístico alcanzado por el grupo. El nivel artístico alcanzado en la elaboración de las asas, no se refleja en el cuerpo de las vasijas, donde no aparecen decoraciones, solamente un caso con unas rallas incisas perpendiculares al borde de la vasija .Se rescataron además dos gubias de regular tamaño, fabricadas en conchas marinas Strombus gigas, este instrumento, uno de los más controvertidos en el ajuar aborigen antillano, casi todos los arqueólogos coinciden en que era utilizada para trabajar la madera, cuestión aún no corroborada totalmente. Se colectó una valva de Kodakia orbicularis, sin huellas de haber sido utilizada como raspador. Los grupos agricultores antillanos utilizaban estas valvas para pelar las yucas .Cuentan además con evidencias de dieta: garfios terminales de pinzas de cangrejos, y huesos de jutías. En conchas aparecen dos gubias de regular tamaño, fabricadas en Strombus gigas, así como un fragmento de Kodakia orbicularis. Entre los de tierra se destaca el Caracolus .Se revisó además un escaso material de sílex y cuarzo hialino, pero en ninguno de los casos son artefactos o instrumentos. Este grupo, a pesar de que no ha sido afiliado, lo ubicamos entre la etapa más desarrollada del Siboney, y la más temprana del agricultor, aunque por su desarrollo ya había arribado al conocimiento de rudimentos de la agricultura  
  
 
== Grupos agricultores  ==
 
== Grupos agricultores  ==
  
A pesar de que aun no se ha comprobado la presencia de grupos agricultores en el municipio, existen todas las condiciones reales para que puedan haberse asentado en el mismo, sobre todo procedentes de la provincia Holguín, donde se han encontrado abundantes huellas de su presencia. Esta cultura, la más conocida por que convivió con los invasores europeos y fue descrita por sus principales cronistas, heredera de las tradiciones agricultoras de los aruacos continentales, proveniente de Sudamérica, a través del arco antillano, se establecieron fundamentalmente en Puerto Rico, La Española, Jamaica y Cuba. Su economía se sustentaba en la agricultura de la yuca, como cultivo fundamental, con la cual, elaboraban el pan de cazabe, sembraban además el Maíz, la malanga, así como otros vegetales y tubérculos. Desarrollaban además una intensa recolección y una abundante caza y pesca, con técnicas más avanzadas que las empleadas por los grupos, apropiadores, los que les permitía una producción mayor y más estable. Sus instrumentos de trabajo eran láminas, lascas, cuchillos, etc. de sílex, morteros, manos de morteros, redes, anzuelos, sumergidores de redes de estos tenían un pleno dominio de la industria de la cerámica, con la cual elaboraban sus vasijas, para el uso diario y otras mucho más complejas fabricadas para ofrendar a sus muertos o a sus dioses, y en las cuales daban riendas sueltas al arte y a su imaginación, empleando múltiples formas, estilos, y motivos decorativos. Confeccionaban objetos textiles, como las hamacas, mallas de pescar, las enaguas y tejían las fibras vegetales, para fabricar cestos, catauros, y el cibucán el cual utilizaban en el proceso industrial del cazabe para extraer el zumo de la yuca rallada. Estos grupos agricultores, al contar con una producción más estable y predecible, más avanzadas técnicas e instrumentos, lograba satisfacer mejor las necesidades de su tribu y por lo tanto pasar a un eslabón superior en el desarrollo humano. Características generales de los grupos con una economía productiva. . Sobre el aspecto físico de estas comunidades agricultoras (aruacas) existen valiosas descripciones. En del Diario de Navegación, el Almirante anota que eran: "muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras; los cabellos gruesos casi como de sedas de la cola de caballos y cortos: los cabellos los traen por encima de las cejas, salvo unos pocos... que los traen largos, que jamás cortan" (5). En otra parte apunta: "...y todos de la frente y cabezas muy anchas, más que otra generación que hasta aquí haya visto..." (6) Tanto las observaciones de los Cronistas, como los estudios reconstructivos de Antropología Física, coinciden en señalar la tradicional práctica de estas comunidades de deformarse artificialmente el cráneo, en sentido fronto-occipital tabular oblicuo. En resumen, eran hombres fuertes, de mediana estatura, cabellos negros y lacios, de tez canela, pómulos salientes, frente ancha; provocada por la deformación artificial, poseen la capacidad craneana mayor de Las Antillas. Los cronistas se percataron además de que estos pueblos hablaban todos una misma lengua (Aruaca). El propio Colón refiere en su diario que "... toda la lengua también es una..." (7), y más adelante relata "Estas mujeres mucho enseñarán a los nuestros su lengua, la cual es toda una en todas estas islas de Indias, y todos la entienden,... la que no han en Guinea, donde es mil maneras que la una no entiende la otra" (8). Otras múltiples descripciones sobre sus viviendas, han llegado hasta nuestros días, todas escritas por participantes en aquella irrupción española en América. Fray Bartolomé de las Casas, en su Historia de las Indias, se refiere en múltiples ocasiones a las viviendas construidas por estos pueblos. "Dice el almirante, que ciertos marineros hallaron en una casa de aquel pueblo" (9). "Dice más, que vio una casa hermosa muy grande y de dos puertas, porque así son todas" (10). Durante las excavaciones en la provincia Santiago de Cuba no se han descubierto restos de las viviendas construidas por estos pueblos, ni siquiera en Cuba, con excepción de unos horcones, encontrados por Cosculluela en la Ciénaga de Zapata, que se trataban según parece indicar de los restos de un palafito o comunidad asentada sobre la ciénaga en viviendas montadas sobre pilotes. De todos modos, a pesar de no tener una prueba material, las evidencias nos obligan a afirmar que estas comunidades que aparecen a cielo abierto en gran parte de la provincia, fabricaban sus casas de la forma que lo describen los cronistas, o al menos de alguna forma similar. Gonzalo Fernández de Oviedo (1535) nos dice: "Hincaban muchos postes a la redonda de buena madera...y en circuitos a cuatro o cinco pasos...y sobre ellos...en lo alto ponen sus soleras...sobre aquellas ponen en torno ...las varas...lo delgado para arriba, donde todas las puntas de las varas se juntan e resumen en punta... sobre aquesto cubren de paja delgada... otros cubren con hojas de bihaos otros con hojas de palmas... En lo baxo, en lugar de paredes...ponen cañas hincadas en tierra, someras é tan juntas como los dedos de las manos...e átanlos muy bien con bexucos..." (11) Las viviendas eran de gran tamaño, donde podían vivir sin mucho hacinamiento, entre 12 y 20 personas. Las propias características de las Antillas, que conforman un amplio mosaico de islas rodeadas de agua por doquier y bañadas en su interior por múltiples ríos y arroyos, "salpicadas" además por esteros y lagunas, hizo de estos hombres excelentes navegantes, utilizando canoas construidas por ellos mismos, a partir de grandes troncos, destacándose fundamentalmente la utilización del cedro, por tratarse de una madera fácil de trabajar; Estas eran de disímiles tamaños de acuerdo a los fines para los que serían utilizadas. La utilización de la canoa representó para estos pueblos, carentes de grandes mamíferos capaces de transportar cargas pesadas, un medio fundamental para trasladar hacia el poblado los productos obtenidos a grandes distancias, utilizando las corrientes fluviales o el mar en estos menesteres. La canoa jugó además un importante papel en las migraciones, se utilizó además en la pesca y en la recolección en aguas profundas, así como en la guerra. Por otro parte, la locomoción terrestre la desarrollaban caminando. Según los cronistas, algunas aldeas estaban enlazadas por trillos estrechos, libres de malezas; estas rudimentarias vías de comunicación, posiblemente conectaban los poblados con las áreas de caza, pesca y recolección. Para todas las comunidades agricultoras caribeñas, el conocimiento y dominio del fuego es un elemento demostrado irrefutablemente y comprobado científicamente a través de las excavaciones e investigaciones arqueológicas para ellas se cumple todo lo expresado en este mismo aspecto para las comunidades apropiadoras, con la diferencia, de que éstos por su mayor desarrollo tecnológico, daban un mejor y más complejo uso de las facilidades que le brindaba este medio. El desarrollo de la industria del barro en la obtención de la cerámica para la satisfacción de importantes necesidades utilitarias y superestructura les, así lo demuestran. Estas comunidades agricultoras, a pesar de haber alcanzado una organización social un tanto más desarrollada que las comunidades anteriormente analizadas, no rebasan aún el período de la Comunidad Primitiva, clasificándose para su estudio, a diferencia de las comunidades gentilicias primitivas, como comunidades gentilicias desarrolladas. La propiedad sobre los medios de producción es aún colectiva, manteniéndose además el trabajo en colectividad como fuente de sustento diario, que se reparte por igual entre todos los miembros de una comunidad determinada. Tanto los instrumentos como el objeto de trabajo y los resultados de la producción, son patrimonio de todos los miembros del grupo. Los cronistas persisten en que dentro de esta vida igualitaria las prerrogativas eran heredadas por vías matrilineal. En este sentido, Martyr de Anglería (1530), (12) expresa: "...dejan herederos del reino al primogénito de la hermana mayor (del Cacique fallecido), si la hay, si no, al de la segunda; y si esta no tiene prole al de la tercera, porque hay certidumbre de que aquella es prole nacida de su sangre; pero a los hijos de sus esposas los tienen por ilegítimos” . Para estas culturas, dependientes en lo fundamental de la producción agrícola, de la caza, la pesca y una activa recolección, y en un estadio de desarrollo que la ubica como una comunidad gentilicia desarrolla, la división natural del trabajo fue sin dudas más marcada que en las etapas anteriores. Los hombres, en lo fundamental, debieron dedicar un considerable tiempo de trabajo a las actividades agrícolas, además de realizar todas las actividades que planteamos para la etapa apropiativa. Las mujeres, además de mantener todas las actividades expuestas para el apropiador, se destaca su dedicación a la industria del barro, especializándose en la fabricación de utensilios y otros objetos cerámicos. Para lograr la correcta organización de las labores productivas en estas comunidades donde se concentraban ya un número considerable de habitantes, se imponía la existencia de personas responsabilizadas con la dirección de las actividades económicas de la tribu. Según los cronistas, esta función ordenadora y de liderazgo era desempeñada por el cacique, quien disfrutaba de toda una serie de distinciones por el resto de la colectividad, vestía con mayor suntuosidad; sus casas al parecer eran individuales; su dieta, más selectiva y refinada. Además de su gestión administrativa, el cacique impartía justicia y desempeñaba la labor de líder político local, dentro de estas comunidades tribales igualitarias. En el caso particular de Cuba, no está claro si tuvieron lugar las denominadas "Confederaciones de Cacicazgos", instituciones políticas-administrativas propias de las sociedades tribales con un modo de vida cacical. A pesar de haber alcanzado una etapa superior a la recolectora, donde se inicia una época más compleja no basada en el proceso biológico reproductivo de las especies, sino en el conocimiento de incipientes técnicas agrícolas que le brindaban mayor seguridad y previsión en el aseguramiento alimenticio, así como una plus-producción o "excedente itinerante", no se puede hablar aún de la formación de clases sociales. La producción y el surgimiento de este "excedente itinerante", no era lo suficientemente constante y suficiente para que comenzara la desintegración de la comunidad primitiva; por lo que estos pueblos, que mantenían aún la propiedad colectiva sobre los medios de producción y la distribución equitativa, a pesar de haber evolucionado hacia formas más elevadas de cooperación, no habían podido desprenderse del trabajo en colectivo. Sin embargo, esta modesta obtención de una plusproducción, le permitía la facilidad de una mayor especialización en las tareas diarias, sin desprenderse del indispensable colectivismo "exigido" por lo primitivo de las fuerzas productivas. Los trabajos arqueológicos no nos dan fe sobre alguna prenda de vestir de nuestros aborígenes, y lo que conocemos nos ha llegado por las descripciones realizadas por los "Cronistas de Indias". Sobre esto refiere Cristóbal Colón: "Son gente muy sin mal ni de guerra: desnudos todos, hombres y mujeres, como su madre los parió. Verdad es que las mujeres traen una cosa de algodón solamente tan grande que le cobija su natura y no más"(13)... "Como andaban todos desnudos, como su madre los había parido, con tanto descuido y simplicidad, todas sus cosas vergonzosas de fuera, que parecía no haberse perdido o haberse restituido el estado de la inocencia" (14)..."Esto es así, que todos los hombres de aquellas islas de los lucayos y de esta isla Española y de Cuba y la de Sant Juan, y la de Jamaica, eran todos desnudos sin traer cosa que les cubriese cosa de sus cuerpos: las mujeres doncellas tampoco traían ni cubrían cosa, solas las corruptas o dueñas se cubrían las vergüenzas, o con ciertas faldetas bien hechas y labradas de tela de algodón, que les tomaban desde el ombligo hasta medio muslo, o, cuando más no podían o tenían, cubrían las partes bajas con ciertas hojas" (15) Conocemos por los cronistas que estos hombres acostumbraban a pintar sus cuerpos con diferentes diseños, utilizando fundamentalmente colores rojos y negros, cuestión que se ha comprobado en los hallazgos realizados en los sitios agricultores de Santiago de Cuba; entre ellos: piedras tintóreas, de las cuales extraían el material pictórico. Se han rescatado además en las excavaciones y exploraciones: cuentas de collares elaborados fundamentalmente de cuarcitas, conchas y vértebras de pescados, así como la utilización de la piedra y la concha en la elaboración de colgantes. Existen también referencias, no exactamente para Cuba, pero si para la Española, del uso de otros ornamentos elaborados con bellas plumas de aves. Las creencias religiosas de las comunidades aruacas antillanas se caracteriza por la mezcla de tradiciones totémicas, de carácter gentilicio, y un culto tribal más amplio, que ya se sale de los estrechos marcos de la gens y sus vínculos de consanguinidad (Guarch 1978). Al parecer estos pobladores primitivos tenían ya -al menos los más evolucionados- bien definido el concepto de Ser Supremo. Sobre este particular, nos dice el Padre de Las Casas: "La gente de esta Isla Española [República Dominicana y Haití], tenía cierta fe y conocimiento de un verdadero y sólo Dios, el cual era inmortal e invisible que ninguno lo pudo ver, el cual no tuvo principio, cuya morada y habitación es el Cielo, y nombrároslo Yocahu Vagua Maorocoti". (16) Su creencia más acentuada era el animismo, creían firmemente en la inmortalidad del alma humana y en otra vida post-morten cuando el individuo vivía, en cuyo cuerpo habitaba el alma. Era muy fuerte también el culto a los antepasados, rendido a cráneos y huesos humanos. Estos restos en muchos de los casos los llevaban a sus casas y en ellas los veneraban. Otras manifestaciones de la superestructura son las formas de enterramientos, las cuevas ceremoniales, las pictografías, estas dos expresiones no se han reportado para el Municipio. Las costumbres funerarias, estrechamente vinculadas con sus creencias religiosas van desde la costumbre de enterrar a sus muertos en los propios sitios de habitación; o en cementerios cercanos al sitio, o en cuevas. Por lo general sus esqueletos aparecen flexionados, con ofrendas constituidas por vasijas decoradas, restos alimenticios y adornos corporales entre otros.  
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A pesar de que aun no se ha comprobado la presencia de grupos agricultores en el municipio, existen todas las condiciones reales para que puedan haberse asentado en el mismo, sobre todo procedentes de la [[Holguin |provincia Holguín]], donde se han encontrado abundantes huellas de su presencia. Esta cultura, la más conocida por que convivió con los invasores europeos y fue descrita por sus principales cronistas, heredera de las tradiciones agricultoras de los aruacos continentales, proveniente de Sudamérica, a través del arco antillano, se establecieron fundamentalmente en [[Puerto_Rico|Puerto Rico]], [[La_Española|La Española]], [[Jamaica|Jamaica]] y [[República_de_Cuba|Cuba]]. Su economía se sustentaba en la agricultura de la yuca, como cultivo fundamental, con la cual, elaboraban el pan de cazabe, sembraban además el maíz, la malanga, así como otros vegetales y tubérculos. Desarrollaban además una intensa recolección y una abundante caza y pesca, con técnicas más avanzadas que las empleadas por los grupos, apropiadores, los que les permitía una producción mayor y más estable. Sus instrumentos de trabajo eran láminas, lascas, cuchillos, etc. de sílex, morteros, manos de morteros, redes, anzuelos, sumergidores de redes de estos tenían un pleno dominio de la industria de la cerámica, con la cual elaboraban sus vasijas, para el uso diario y otras mucho más complejas fabricadas para ofrendar a sus muertos o a sus dioses, y en las cuales daban riendas sueltas al arte y a su imaginación, empleando múltiples formas, estilos, y motivos decorativos. Confeccionaban objetos textiles, como las hamacas, mallas de pescar, las enaguas y tejían las fibras vegetales, para fabricar cestos, catauros, y el cibucán el cual utilizaban en el proceso industrial del cazabe para extraer el zumo de la yuca rallada. Estos grupos agricultores, al contar con una producción más estable y predecible, más avanzadas técnicas e instrumentos, lograba satisfacer mejor las necesidades de su tribu y por lo tanto pasar a un eslabón superior en el desarrollo humano.&nbsp; Las viviendas eran de gran tamaño, donde podían vivir sin mucho hacinamiento, entre 12 y 20 personas. Para todas las comunidades agricultoras caribeñas, el conocimiento y dominio del fuego es un elemento demostrado irrefutablemente y comprobado científicamente a través de las excavaciones e investigaciones arqueológicas para ellas se cumple todo lo expresado en este mismo aspecto para las comunidades apropiadoras, con la diferencia, de que éstos por su mayor desarrollo tecnológico, daban un mejor y más complejo uso de las facilidades que le brindaba este medio. El desarrollo de la industria del barro en la obtención de la cerámica para la satisfacción de importantes necesidades utilitarias y superestructura les, así lo demuestran. Estas comunidades agricultoras, a pesar de haber alcanzado una organización social un tanto más desarrollada que las comunidades anteriormente analizadas, no rebasan aún el período de la Comunidad Primitiva, clasificándose para su estudio, a diferencia de las comunidades gentilicias primitivas, como comunidades gentilicias desarrolladas. La propiedad sobre los medios de producción es aún colectiva, manteniéndose además el trabajo en colectividad como fuente de sustento diario, que se reparte por igual entre todos los miembros de una comunidad determinada. Tanto los instrumentos como el objeto de trabajo y los resultados de la producción, son patrimonio de todos los miembros del grupo. Para estas culturas, dependientes en lo fundamental de la producción agrícola, de la caza, la pesca y una activa recolección, y en un estadio de desarrollo que la ubica como una comunidad gentilicia desarrolla, la división natural del trabajo fue sin dudas más marcada que en las etapas anteriores. Los hombres, en lo fundamental, debieron dedicar un considerable tiempo de trabajo a las actividades agrícolas, además de realizar todas las actividades que planteamos para la etapa apropiativa. Las mujeres, además de mantener todas las actividades expuestas para el apropiador, se destaca su dedicación a la industria del barro, especializándose en la fabricación de utensilios y otros objetos cerámicos. Para lograr la correcta organización de las labores productivas en estas comunidades donde se concentraban ya un número considerable de habitantes, se imponía la existencia de personas responsabilizadas con la dirección de las actividades económicas de la tribu.&nbsp; Los trabajos arqueológicos no nos dan fe sobre alguna prenda de vestir de nuestros aborígenes. Conocemos por los cronistas que estos hombres acostumbraban a pintar sus cuerpos con diferentes diseños, utilizando fundamentalmente colores rojos y negros, cuestión que se ha comprobado en los hallazgos realizados en los sitios agricultores de Santiago de Cuba; entre ellos: piedras tintóreas, de las cuales extraían el material pictórico. Se han rescatado además en las excavaciones y exploraciones: cuentas de collares elaborados fundamentalmente de cuarcitas, conchas y vértebras de pescados, así como la utilización de la piedra y la concha en la elaboración de colgantes. Las creencias religiosas de las comunidades aruacas antillanas se caracteriza por la mezcla de tradiciones totémicas, de carácter gentilicio, y un culto tribal más amplio. Su creencia más acentuada era el animismo, creían firmemente en la inmortalidad del alma humana y en otra vida post-morten cuando el individuo vivía, en cuyo cuerpo habitaba el alma. Era muy fuerte también el culto a los antepasados, rendido a cráneos y huesos humanos. Estos restos en muchos de los casos los llevaban a sus casas y en ellas los veneraban. Otras manifestaciones de la superestructura son las formas de enterramientos, las cuevas ceremoniales, las pictografías, estas dos expresiones no se han reportado para el [[Municipio_Julio_Antonio_Mella|municipio Mella]]. Las costumbres funerarias, estrechamente vinculadas con sus creencias religiosas van desde la costumbre de enterrar a sus muertos en los propios sitios de habitación; o en cementerios cercanos al sitio, o en cuevas. Por lo general sus esqueletos aparecen flexionados, con ofrendas constituidas por vasijas decoradas, restos alimenticios y adornos corporales entre otros.  
  
 
== Fuentes  ==
 
== Fuentes  ==

Revisión del 10:43 23 mar 2011

Entrada Mella.jpg

Hace más de 500 años, cuando las costas deCuba no habían sido avizoradas aún por los conquistadores europeos, el archipiélago era ocupado por pueblos muy antiguos que vivían en estadios de desarrollo histórico muy primitivos. Compartían este hábitat natural, múltiples especies florísticas y faunísticas, que la convertían por sus riquezas alimentarías en un perfecto emplazamiento con condiciones excepcionales donde podían sentar morada, por atrasada que fuera, cualquier comunidad primitiva. Pero estos hombres no son originarios de estas tierras, ni de Cuba, ni siquiera del Continente Americano, sino que llegaron a este último, proveniente del actual territorio de Asia. Ellos atravesaron el estrecho de Bering en diferentes épocas, estableciéndose en la América del Norte; en territorios de la actual Canadá y los EE.UU., y se distribuyeron posteriormente por la América Central y Sud-América, donde se desarrollaron grandes civilizaciones como los Aztecas, Mayas e Incas, por sólo mencionar los de mayor esplendor.

Exploraciones

Aborigenes.jpg

Los primeros hallazgos sobre la presencia aborigen en Mella fueron realizados en Cayo Rey con el sitio Bariguá, reportado por un campesino que construyó su casa sobre la antigua área de habitación aborigen. En posteriores visitas al municipio se revisaron algunas cuevas en la zona de Mogote, siguiendo algunos reportes de la aparición de restos óseos, durante la extracción de guano de murciélago en la década de los años 70, pero toda la búsqueda resultó infructuosa. Siguiendo otros reportes de la posible existencia de un “dibujo” en una cueva en un pequeño monte en la finca de la familia Cruz, llamado el Monte de los Cruces, en Mogote, se visitó el lugar; una pequeña cueva, de entrada pequeña y angosta. A un metro de la entrada, se reduce a un pasadizo de 3 metros de largo por ½ m de ancho, aparece un pequeño salón donde no se encontró ningún elemento aborigen . En un sitio muy cercano a esta cueva, en el lado opuesto de la pequeña elevación, se rescataron varias piezas de sílex con posibles huellas de trabajo humano, aunque no llegan a ser instrumentos o artefactos para el trabajo, son indiscutiblemente preformar para lograrlos, lo que indica la posible cercanía de alguna comunidad que no ha podido ser relocalizada. Posteriormente se exploró el barrio Baracaldo, siguiendo la margen izquierda del río, aguas abajo, se mantuvo la seguridad en sus pobladores de no haber encontrado nada jamás, se realizó la revisión sin resultados. Se exploraron además zonas cercanas a Mangos de Baraguá, hasta donde el Baraguá vierte sus aguas al Cauto, sitio conocido por El Corojal, presenta condiciones ideales para el asentamiento, pero ha sido altamente alterado para la construcción de un canal, no se encontraron restos aborígenes, pero el área debe ser trabajada más intensamente. Para Regina existe un reporte de un hacha petaloide, por el lado de la tienda, pero no se logro encontrar ni el sitio, ni la persona que en la actualidad custodia la pieza. Las exploraciones realizadas no brindaron toda la información deseada en la búsqueda de un acercamiento al conocimiento del poblamiento aborigen del municipio, y los hallazgos son muy vestigiales como para llegar a conclusiones precisas al respecto. Sin embargo, teniendo en cuenta el poblamiento de los territorios circundantes resultaría perfectamente lógico que a lo largo de las riberas del río Cauto, e incluso del Guaninicum y de otras corrientes fluviales de menor caudal, continúen apareciendo restos de comunidades aborígenes. Pudiera resultar posible que en futuras investigaciones se localizaran restos de grupos protoarcaicos, a pesar de que en los municipios colindantes tampoco se han reportado, y los más cercanos aparecen en Mayarí, provincia Holguín, y en II Frente, Songo La Maya y Santiago de Cuba, en la provincia del mismo nombre. Pero como se hizo referencia anteriormente, en la zona de Mogote se han localizado algunas piezas de sílex, que pudieran perfectamente afiliarse con estos grupos, los primeros en poblar la isla de Cuba. Sin embargo resultó infructuosa la intensa búsqueda de sus asentamientos por zonas cerca. La ausencia de grupos siboneyes tempranos y medios en el municipio es lógica, ya que estos no se internaron en zonas de tierra adentro en toda la provincia Santiago de Cuba, se ubicaron únicamente en las costas. Ambas culturas: la Protoarcaica, y Siboney temprano y medio dependían de una economía no productiva y esta condición de apropiador, o comunidades en una etapa de desarrollo apropiativa, esta dada por el basamento económico sobre el que sustentaban su economía, que no está dado por un conocimiento de la agricultura, ni la domesticación de animales sino por la explotación de los recursos que de forma natural les brinda la naturaleza. Recolectan frutas, vegetales, granos, tubérculos, huevos, y todo tipo de moluscos cazaban jutías, aves, cangrejos y pescaban tanto la fauna marina como fluvial, incluyendo quelonios. El peso mayor que se dedicaba a cada actividad, dependía en todos los casos del entorno donde estuvieran enclavados, los costeros obtenían mejores dividendos de la explotación del mar y el litoral, y los de tierra adentro se servían de los recursos del bosque y las corrientes fluviales.


Protoarcaicos

Aborigenespr.jpg

El más temprano de estos apropiadores que recalaron en las costas de Cuba son los denominados Protoarcaicos, que en Santiago de Cuba se distribuye hasta lo hoy conocido en los municipios II Frente, Songo La Maya, Mella y Santiago de Cuba. Su presencia en Cuba data aproximadamente de unos 10.000 años antes del presente y se sostiene la hipótesis de que la vía migratoria utilizada fue La Florida, Las Bahamas, Cuba y de aquí al resto de las Antillas. Sus actividades económicas fundamentales fueron la recolección y la caza, y en ella empleaban herramientas elaboradas de sílex, que en su gran mayoría concurren a ser de un tamaño considerable, utilizaban además para ello la madera, y no se reporta al menos para los más tempranos y no transculturados el uso de la concha para estos fines. Al no reportarse vasijas de concha, ni el conocimiento de la cerámica, es de presumir que utilizaron vasijas de güiras, maderas u otros vegetales de efímera vida, que el tiempo y el húmedo clima del trópico han hecho desaparecer. En sus sitios de habitación se han exhumado además fragmentos de minerales tintóreos, utilizados seguramente para decorar sus cuerpos, costumbres descritas para otras comunidades más tardías en el Caribe y que esta evidencia sugiere también para ellos. Como otro elemento decorativo de uso corporal, en la provincia se ha confirmado la presencia de cuentas de collar. Siboneyes tempranos o Guayabo Blanco. La ciencia arqueológica no reporta la existencia de estas comunidades para los territorios interiores de la Provincia, comprobándose su existencia únicamente en las zonas litorales, municipios Santiago de Cuba y Guamá. Esta constante aleja considerablemente la posibilidad de su presencia en el Municipio, y a pesar de que el municipio Guamá colinda con la porción Sur de III Frente, las estribaciones de la Sierra Maestra actúan como barrera natural, de todos modos, en la zona donde no existe esta barrera, estos hombres no alejaron sus casas de la costa.

Comunidades productoras

Aborigenes cubanos.gif

En el municipio solamente se han localizado los restos de un grupo aborigen, que ha pasado a la historia con el nombre de Barígua, ubicado en Cayo Rey. Este sitio no ha sido afiliado culturalmente por ausencia de información. La comunidad abarcaba un área pequeña de terreno, y el sitio estaba muy afectado por la acción antrópica cuando fue reportado, teniendo en cuenta que se encuentra en una zona militar, y en sus inmediaciones se había construido una batería antiaérea. El área de mayor riqueza ha sido cultivada y roturada en muchas ocasiones, lo que ha provocado daños a las zonas más superficiales del sitio, este nunca se ha excavado, y existen aun zonas que pueden arrojar mucha información para conformar la historia de la comunidad. Entre los principales hallazgos se destacan tres majadores campaniformes de excelente manufactura. Los majadores o manos de mortero eran utilizados para majar sobre el mortero, fundamentalmente semillas o granos, el mayor fue fabricado para esta actividad, pero de seguro el más pequeño con mayor pulido y acabado fue elaborado con motivos votivos, para ser entregado en ofrenda a los cemíes o dioses. Estas tres piezas se exponen en el museo municipal. Se han rescatado además fragmentos de cerámica, todas modeladas y varias de ellas con decoraciones zoomorfas y antropomorfas muy bien logradas, lo que demuestra el nivel alcanzado en el trabajo con el barro y el nivel artístico alcanzado por el grupo. El nivel artístico alcanzado en la elaboración de las asas, no se refleja en el cuerpo de las vasijas, donde no aparecen decoraciones, solamente un caso con unas rallas incisas perpendiculares al borde de la vasija .Se rescataron además dos gubias de regular tamaño, fabricadas en conchas marinas Strombus gigas, este instrumento, uno de los más controvertidos en el ajuar aborigen antillano, casi todos los arqueólogos coinciden en que era utilizada para trabajar la madera, cuestión aún no corroborada totalmente. Se colectó una valva de Kodakia orbicularis, sin huellas de haber sido utilizada como raspador. Los grupos agricultores antillanos utilizaban estas valvas para pelar las yucas .Cuentan además con evidencias de dieta: garfios terminales de pinzas de cangrejos, y huesos de jutías. En conchas aparecen dos gubias de regular tamaño, fabricadas en Strombus gigas, así como un fragmento de Kodakia orbicularis. Entre los de tierra se destaca el Caracolus .Se revisó además un escaso material de sílex y cuarzo hialino, pero en ninguno de los casos son artefactos o instrumentos. Este grupo, a pesar de que no ha sido afiliado, lo ubicamos entre la etapa más desarrollada del Siboney, y la más temprana del agricultor, aunque por su desarrollo ya había arribado al conocimiento de rudimentos de la agricultura

Grupos agricultores

A pesar de que aun no se ha comprobado la presencia de grupos agricultores en el municipio, existen todas las condiciones reales para que puedan haberse asentado en el mismo, sobre todo procedentes de la provincia Holguín, donde se han encontrado abundantes huellas de su presencia. Esta cultura, la más conocida por que convivió con los invasores europeos y fue descrita por sus principales cronistas, heredera de las tradiciones agricultoras de los aruacos continentales, proveniente de Sudamérica, a través del arco antillano, se establecieron fundamentalmente en Puerto Rico, La Española, Jamaica y Cuba. Su economía se sustentaba en la agricultura de la yuca, como cultivo fundamental, con la cual, elaboraban el pan de cazabe, sembraban además el maíz, la malanga, así como otros vegetales y tubérculos. Desarrollaban además una intensa recolección y una abundante caza y pesca, con técnicas más avanzadas que las empleadas por los grupos, apropiadores, los que les permitía una producción mayor y más estable. Sus instrumentos de trabajo eran láminas, lascas, cuchillos, etc. de sílex, morteros, manos de morteros, redes, anzuelos, sumergidores de redes de estos tenían un pleno dominio de la industria de la cerámica, con la cual elaboraban sus vasijas, para el uso diario y otras mucho más complejas fabricadas para ofrendar a sus muertos o a sus dioses, y en las cuales daban riendas sueltas al arte y a su imaginación, empleando múltiples formas, estilos, y motivos decorativos. Confeccionaban objetos textiles, como las hamacas, mallas de pescar, las enaguas y tejían las fibras vegetales, para fabricar cestos, catauros, y el cibucán el cual utilizaban en el proceso industrial del cazabe para extraer el zumo de la yuca rallada. Estos grupos agricultores, al contar con una producción más estable y predecible, más avanzadas técnicas e instrumentos, lograba satisfacer mejor las necesidades de su tribu y por lo tanto pasar a un eslabón superior en el desarrollo humano.  Las viviendas eran de gran tamaño, donde podían vivir sin mucho hacinamiento, entre 12 y 20 personas. Para todas las comunidades agricultoras caribeñas, el conocimiento y dominio del fuego es un elemento demostrado irrefutablemente y comprobado científicamente a través de las excavaciones e investigaciones arqueológicas para ellas se cumple todo lo expresado en este mismo aspecto para las comunidades apropiadoras, con la diferencia, de que éstos por su mayor desarrollo tecnológico, daban un mejor y más complejo uso de las facilidades que le brindaba este medio. El desarrollo de la industria del barro en la obtención de la cerámica para la satisfacción de importantes necesidades utilitarias y superestructura les, así lo demuestran. Estas comunidades agricultoras, a pesar de haber alcanzado una organización social un tanto más desarrollada que las comunidades anteriormente analizadas, no rebasan aún el período de la Comunidad Primitiva, clasificándose para su estudio, a diferencia de las comunidades gentilicias primitivas, como comunidades gentilicias desarrolladas. La propiedad sobre los medios de producción es aún colectiva, manteniéndose además el trabajo en colectividad como fuente de sustento diario, que se reparte por igual entre todos los miembros de una comunidad determinada. Tanto los instrumentos como el objeto de trabajo y los resultados de la producción, son patrimonio de todos los miembros del grupo. Para estas culturas, dependientes en lo fundamental de la producción agrícola, de la caza, la pesca y una activa recolección, y en un estadio de desarrollo que la ubica como una comunidad gentilicia desarrolla, la división natural del trabajo fue sin dudas más marcada que en las etapas anteriores. Los hombres, en lo fundamental, debieron dedicar un considerable tiempo de trabajo a las actividades agrícolas, además de realizar todas las actividades que planteamos para la etapa apropiativa. Las mujeres, además de mantener todas las actividades expuestas para el apropiador, se destaca su dedicación a la industria del barro, especializándose en la fabricación de utensilios y otros objetos cerámicos. Para lograr la correcta organización de las labores productivas en estas comunidades donde se concentraban ya un número considerable de habitantes, se imponía la existencia de personas responsabilizadas con la dirección de las actividades económicas de la tribu.  Los trabajos arqueológicos no nos dan fe sobre alguna prenda de vestir de nuestros aborígenes. Conocemos por los cronistas que estos hombres acostumbraban a pintar sus cuerpos con diferentes diseños, utilizando fundamentalmente colores rojos y negros, cuestión que se ha comprobado en los hallazgos realizados en los sitios agricultores de Santiago de Cuba; entre ellos: piedras tintóreas, de las cuales extraían el material pictórico. Se han rescatado además en las excavaciones y exploraciones: cuentas de collares elaborados fundamentalmente de cuarcitas, conchas y vértebras de pescados, así como la utilización de la piedra y la concha en la elaboración de colgantes. Las creencias religiosas de las comunidades aruacas antillanas se caracteriza por la mezcla de tradiciones totémicas, de carácter gentilicio, y un culto tribal más amplio. Su creencia más acentuada era el animismo, creían firmemente en la inmortalidad del alma humana y en otra vida post-morten cuando el individuo vivía, en cuyo cuerpo habitaba el alma. Era muy fuerte también el culto a los antepasados, rendido a cráneos y huesos humanos. Estos restos en muchos de los casos los llevaban a sus casas y en ellas los veneraban. Otras manifestaciones de la superestructura son las formas de enterramientos, las cuevas ceremoniales, las pictografías, estas dos expresiones no se han reportado para el municipio Mella. Las costumbres funerarias, estrechamente vinculadas con sus creencias religiosas van desde la costumbre de enterrar a sus muertos en los propios sitios de habitación; o en cementerios cercanos al sitio, o en cuevas. Por lo general sus esqueletos aparecen flexionados, con ofrendas constituidas por vasijas decoradas, restos alimenticios y adornos corporales entre otros.

Fuentes

1.- Burlatski. F y otros. Materialismo Histórico. Ed. Progreso. Moscú 1982.

2.- Casas, Fray Bartolomé de las. Historia General de las Indias. Tomo I.

3.- Colón Cristóbal. (1943) Diario de Navegación. Editorial Tor. Buenos Aires.

4.- Fernández de Oviedo, Gonzalo

5-. Guarch, J.M. (1990) “Estructura para las comunidades aborígenes de Cuba”.Colección de la Ciudad, Holguín, 78 pp.

6.- Harrington, Mark (1935) “Cuba antes de Colón”. Traducción de A. del Valle y Fernando Ortiz. Cultura S.A. La Habana.

7.- Martínez F. (1968) ”Superposición cultural en Damajayabo”. Editorial de Ciencia y Técnica. Instituto del Libro. La Habana, pp 45

8.- Tabío, Ernesto y Estrella Rey (1979). “Prehistoria de Cuba”. Segunda Edición corregida y aumentada. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.

9- Pichardo, Moya Felipe. (1949) “Cuba Precolombina”