Helena de Constantinopla

Santa Elena
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Santo
La Santísima Elena.jpg
Religión o Mitologíacatolicismo
Día celebración18 de agosto
Fecha de canonización4 de junio de 1950
País o región de origenNicomedia
Imperio romano Bandera de Roma

Santa Helena fue una reina, madre del emperador Constantino.

Síntesis biográfica

Nació pobre en el seno de una familia pagana en un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia). Allí pasó su niñez y en su juventud pudo contemplar los abusos y los maltratos asi como a los cristianos que eran tomados presos y encarcelados de donde salían para ser torturados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las fieras. Elena nunca lo entendió y le dolia mucho tal situación ya que alguna de las cristianas muertas fueron sus amigas, ella no sabia que mal podían hacer para merecer la muerte, a su entender aseguraba que eran personas excelentes.

Se enamoró de ella Constancio, el que lleva el sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio durante Maximiano. Contrajo matrimonio a los 23 años En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de Diocleciano.

Elena sufrió mucho al ser repudiada por motivos políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega.

Cuando muere su esposo en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Cuando el ejército de Constantino venció en la batalla de Saxa Rubra, en el 312, y Constantino se convirtió así en el único emperador del Imperio romano, inmediatamente afirmó que antes de la batalla él sabía que la ganaría porque vio en el Sol el signo de la cruz de Cristo, y juró haber visto un cartel en el cielo que decía (en idioma latín): «Con este signo vencerás». Eso convirtió a su madre también en cristiana.

Pasión por Cristo

En el 326, Elena, que vivía con su hijo en su palacio de Bizancio, a orillas del Bósforo, hizo un viaje oficial a los «Santos Lugares» (Jerusalén y otros sitios cercanos, donde sucedieron los relatos de los Evangelios.

Regresó con dos pedazos de tronco, y afirmó que eran la Cruz de Cristo, que ella había hecho romper en tres trozos, para poder dejar uno en Jerusalén, llevarse otro a Constantinopla, y el tercero enviarlo a Roma (ese trozo se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, en el centro de Roma).

Santa Helena afirmó que en Judea se dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos, que no sabían darle respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasó a indagar entre los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le reveló un secreto rigurosamente guardado entre una facción de los sacerdotes judíos que, para privar a los cristianos de su símbolo, habían decidido arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y lo taparon luego con tierra.

Santa Helena afirmó que las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Santa Elena. Como no sabía cuál de las tres era de Cristo (y las otras dos de los ladrones), le pidió al obispo Demetrio que pusiera sobre las tres cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la segunda de las cruces la pobre enferma, que recuperó milagrosamente la salud.

El descubrimiento de la reina Elena no fue registrado por ningún escritor o historiador de la época, ni en Jerusalén ni en Constantinopla. Incluso Eusebio de Cesarea, en su Vita Constantini (‘vida de Constantino’) en el que anotó toda clase de leyendas y fábulas alrededor del emperador y de su madre, omitió contar el milagro más grande de su siglo: el descubrimiento de la Vera Cruz de Cristo. La primera mención al descubrimiento fue escrita en el siglo V, casi un siglo después de la muerte de Helena de Constaninopla.

Muerte

Como en esa época todavía no se conocía el descubrimiento de la Santa Cruz, la piadosa Elena murió sin que se registrara el sitio o la fecha. Su hijo Constantino dispuso cortar en trozos su cadáver y salarlo (para conservarlo sin pudrirse). Lo trasladó en barco con gran solemnidad a Roma. Una parte del cadáver se conserva en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena.

Festividad

Su festividad se conmemora el 18 de agosto.

Fuentes