Emilia González Echemendía
Plantilla:Personaje históricoEmilia González Echemendía fue una de esas mujeres que por sus virtudes merecen un lugar en la historia patria. Esta humilde campesina supo crecerse ante las adversidades de la guerra y las miserias y penurias en la paz. Se ganó la admiración, el respeto y la consideración desde el simple soldado hasta el más alto oficial, como el general Máximo Gómez Báez, por sus servicios prestados en las guerras por la independencia.
Su ejemplar vida y su consagración a las luchas por la independencia como jefa de un hospital de sangre mambí, su dedicación por forjar aun en las condiciones más difíciles una honorable familia en la manigua y en las dificultades luego del término de la guerra, se presentan en la presente biografía de doña Emilia con el fin de tributar un homenaje merecido de reconocimiento a esta extraordinaria campesina mambisa y contribuir a que los presentes y futuras generaciones conozcan el modelo de mujer cubana que fue por su hondo desprendimiento humano.
Sumario
Sintésis Biográfica
Nacimiento y Niñez
En la finca “Ojo de Agua” del referido hato, situada actualmente al este del poblado Majagua y a ambos lados de la línea del ferrocarril central, nació Emilia de la Caridad González Echemendía, el 5 de abril de 1850, hija de Don Juan González Gómez e Inés Echemendía Pérez. De este matrimonio vieron la luz sus hermanos Manuel, Juan,. Serafina y Felicidad. Emilia era la cuarta.
Siendo niña le tocó vivir las limitaciones de la etapa colonial, el incipiente desarrollo económico de la zona, la incultura y ninguna instrucción, pues nunca asistió a una escuela, ni aprendió a leer, ni escribir.
Juventud
El 10 de octubre de 1868 se dio el grito de independencia en La Demajagua, iniciándose las luchas armadas contra el coloniaje español.
En noviembre de 1868 ya operaba entre la zona de Guayacanes, los hatos Sabana del Limón y Río Grande una perdida de insurrectos.
Por esa época Emilia era una joven de 18 años y conoce a José Eusebio Abelardo Egües Bonachea, natural de “La Esperanza” Santa Clara, con quien contrajo matrimonio en la parroquia de San Eugenio de la Palma de Ciego de Ávila, el 9 de enero de 1872. Decidieron convivir con la familia en “Ojo de Agua”.
La situación se tornó difícil para el nuevo matrimonio y tuvieron que irse para el monte, pues la persecución y represión a los campesinos por las tropas españolas era constante. Muchas fueron las penurias, el hambre y las vicisitudes pasadas.
Allí en el monte nacen sus tres primeros hijos los cuales mueren por las enfermedades, la desnutrición y la falta de medicamentos y asistencia médica. Por estas causas la joven pareja tiene que emigrar para Morón donde vio la luz el cuarto hijo el cual fallece también por las mismas causas que las anteriores.
Emilia tuvo que sentir en los más profundo de su ser el dolor de haber perdido en corto período a sus más preciados seres queridos. Esto lacera su sentir y la hará en el futuro una madre tierna, pero a la vez una pujante mujer. Era muy fuerte de espíritu y de enérgica palabra. La vida le enseñó el abrirse a campo traviesa, salvar los obstáculos por difíciles que fueran, a conocer los secretos de las plantas medicinales para curar a sus hijos y a mitigar el hambre con lo que le aportara la naturaleza.
A finales de 1875 y en plena guerra retornan a la comarca y se asientan en lo intrincado del monte de la finca “San Antonio”, conocida por “La “Vega, perteneciente al hato de Río Grande, ubicada al noroeste del actual municipio de Majagua.
Amistad con Máximo Gómez
Al estar enclavada la localidad donde nació y vivió Emilia, al oeste de la trocha militar de Júcaro a Morón en aquella época y pertenecer a la zona Occidental del país, jurisdicción de Sancti Spíritus, formó parte del escenario de operaciones militares desatadas durante la invasión a Las Villas.
El 6 de enero de 1875 cruza la trocha de Júcaro a Morón, el general Máximo Gómez al mando del contingente invasor. A partir de su llegada se incrementan las acciones mambisas.
En la espesura del monte de La Reforma, en el margen este del río Grande o Majagua, asienta el general Gómez su bohío de yagua y guano y con él viene a compartir los azares de la guerra su fiel esposa Bernarda Toro Pelegrín (Manana) y su pequeña Clemencita. En este lugar nace el 11 de marzo de 1876 su hijo “Panchito”.
Pronto traban relación Manana y Máximo y el matrimonio de Emilia y Abelardo . La finca “San Antonio” o “La Vega” distaba a 3 kilómetros al sur de La Reforma, también a la orilla del citado río.
Emilia y su esposo auxilian a las tropas mambisas por el conocimiento sobre las plantas medicinales y se convierten en colaboradores de los insurrectos hasta el término de las operaciones. El general Máximo Gómez tiene que abandonar el territorio el 14 de noviembre de 1876 desde el Hoyo de la Palma por las contradicciones de los jefes villareños con los jefes de Camagüey y Oriente, el caudillismo y el regionalismo, lo cual trae como consecuencia el término de la guerra y la firma del Pacto del Zanjón en 1878.
Volviendo a la lucha
Luego del período de la “tregua fecunda” en que José Martí logra la unión de los cubanos para lanzarse otra vez a la manigua, se inicia la Guerra del 95, el [[24 de febrero].
Desde 1878 la zona donde estaba enclavada “La Vega” pertenecía a la provincia de Puerto Príncipe (Camagüey), término municipal de Ciego de Ávila.
Desde el comienzo de la guerra el gobierno español se proponía matar la insurrección antes de que tomara auge y dispuso de todas las fuerzas y recursos para aniquilarla. De hecho era una necesidad de los mambises llevar la insurrección a toda la isla mediante la invasión a las provincias occidentes.
El 22 de mayo de 1895 su cuñado, el veterano mambí Justo Sánchez Peralta, su esposa Serafina González y sus hijos se alzan desde “Paso Viejo”, hacienda de Río Grande.
Doña Emilia con su familia se va al monte poco después. Su hijo Rafael, de 12 años, había salido a dar una vuelta por los alrededores de “La Vega” y una tropa española al verlo comenzó a dispararle. Este llegó jadeante y le informó de lo ocurrido. Ella, con la energía que la caracterizaba, dio la orden de inmediato de recoger lo imprescindible e irse rápido para el monte con toda la familia. Luisa, su hija que a la sazón contaba con nueve años, en la huida recogió una lechoncita que ella criaba; luego este animal les sirvió de alimento en el campamento para mitigar el hambre que pasaron.
“Paso Viejo” era un cruce muy antiguo en la colonia por un vado del río Grande o Majagua, 2 kilómetros al sureste de la finca “La Vega” y 2,5 kilómetros al noreste del actual poblado de Majagua. Dio origen al nombre de ese lugar.
En lo intrincado del monte de “Paso Viejo” asentó Doña Emilia y los suyos al campamento; construyeron la ranchería y crearon las condiciones para la siembra y la supervivencia en el monte.
Fuentes
- Libro"Doña Emilia, una heroica campesina mambisa", del autor Félix Jorge Guerrero Vega.