Esteban Murillo

Bartolomé Murillo
Información sobre la plantilla
Bemurillo02.jpg
Pintor de historia, de géneros y retratista.
NombreBartolomé Esteban Murillo Pérez
Nacimiento1 de enero de 1618.
Sevilla, Bandera de España España.
Fallecimiento13 de abril 1628
Sevilla, España.
ResidenciaSevilla
NacionalidadEspaña.
CiudadaníaEspañol.
EducaciónEscuela Española.
OcupaciónPintor
Conocido porMurillo
TítuloPresidente y fundador de la Academia de Sevilla.
PadresGaspar Esteban Murillo
María Pérez
Obras destacadasDecoración de la "Iglesia del Hospital de La Caridad", La Virgen del Rosario, San Isidro y el San Leandro, San Antonio de Papua, Inmaculada Concepción.

Bartolomé Esteban Murillo Pérez. Pintor de historia, de géneros y retratista que dio grandes méritos a la pintura española.

Síntesis biográfica

Bautizado el 1 de enero de 1618, en Sevilla, España. Fue hijo de Gaspar Esteban Murillo, mecánico de oficio, y de María Pérez. De pequeño fue alumno de un tío materno. Pasó parte de su aprendizaje en la casa de Juan Castillo, pintor italianizado, quien le enseño correctamente su método.

Formación y primeros años

Apenas se tienen noticias documentales de los primeros años de vida de Murillo y de su formación como pintor. Consta que en 1633, cuando contaba quince años, solicitó licencia para pasar a América con algunos familiares. Según la costumbre de la época, por esos años o algo antes debió de iniciar su formación artística. Aun cuando no existe constancia documental, es muy posible, como afirmó Antonio Palomino, que se formase en el taller de Juan del Castillo, pariente de su madre y pintor discreto caracterizado por la sequedad del dibujo y la amable expresividad de que dotaba a los rostros de sus pinturas. La influencia de Castillo se advierte con claridad en las primeras obras del pintor, como La Virgen entregando el rosario a Santo Domingo (Sevilla, Palacio Arzobispal y antigua colección del conde de Toreno) y La Virgen con fray Lauterio, san Francisco de Asís y santo Tomás de Aquino (Cambridge, Fitzwilliam Museum), de dibujo seco y alegre colorido, que probablemente sean las más tempranas de las obras conservadas del pintor, cuyas fechas de ejecución podrían corresponder a 1638-1640.

Según Palomino, al dejar el taller de Juan del Castillo lo bastante capacitado para «mantenerse pintando de feria (lo cual entonces prevalecía mucho), hizo una partida de pinturas para cargazón de Indias; y habiendo por este medio adquirido un pedazo de caudal, pasó a Madrid, donde con la protección de Velázquez, su paisano (...), vio repetidas veces las eminentes pinturas de Palacio». Aunque no es improbable que, como otros pintores sevillanos, pintase en sus comienzos cuadros de devoción para el lucrativo comercio americano, nada indica que viajase a Madrid en estas fechas como tampoco es probable que realizase el viaje a Italia que le atribuyó Sandrart y que ya fue desmentido por Palomino, tras investigar esta cuestión, según decía, con «exacta diligencia». Tal suposición infundada, según pensaba el cordobés, nacía de «que los extranjeros no quieren conceder en esta arte el laurel de la Fama a ningún español, si no ha pasado por las aduanas de Italia: sin advertir, que Italia se ha transferido a España en las estatuas, pinturas eminentes, estampas, y libros; y que el estudio del natural (con estos antecedentes) en todas partes abunda».

El propio Palomino, que había llegado a conocerlo aunque no lo tratase, decía haber oído a otros pintores que en sus primeros años «se había estado encerrado todo aquel tiempo en su casa estudiando por el natural, y que de esta suerte había adquirido la habilidad» con la que, al exponer sus primeras obras públicas, pintadas para el convento de los franciscanos, se ganó el respeto y la admiración de sus paisanos, quienes hasta ese momento nada sabían de su existencia y progresos en el arte. En cualquier caso, el estilo que se manifiesta en sus primeras obras importantes, como son las citadas pinturas del claustro chico del convento de San Francisco, pudo aprenderlo sin salir de Sevilla en artistas de la generación anterior como Zurbarán y Francisco de Herrera el Viejo.

Obra artística

Pintaba sus cuadros de género con intenso realismo y con la expresión plena de promesas. Fue un sevillano conocedor de lo que pintaba, aun sin haber ido a Madrid.

El arte de Murillo prende rápidamente por un aspecto muy particular: el encanto de su pintura religiosa, sentimiento que responde al de la época del siglo XVIII. Dicho arte no pasa de moda, pues la religiosidad que anima sus pinturas es sentimental y, por lo tanto, muy vulnerable dentro de lo clásico, lo natural en él da la esencia verdadera. Las obras de Murillo tienen fuerza del instante místico porque les da una significación que las hace eternas.

Su primera obra conocida fue "La Virgen del Rosario", fechada en 1645. Al año siguiente, en Sevilla, realizó once pinturas para el Convento de los Franciscanos. Diez de esas obras fueron para el Mariscal Soult y pasadas a Francia. La oncena fue vendida a un amateur.

En 1647 Murillo pintó para otro convento franciscano y para el Convento de la Merced Calzada.

En 1655 pintó para el Archiduque de Carmona, el "San Isidro" y el "San Leandro". Al año siguiente ejecuta un "San Antonio de Papua" para la catedral, además de cuatro importantes pinturas para su amigo, Don Justino Neve y Yeneves. En dos de ellas se representa la leyenda de Notre-Dame de Nieges.

Durante 1668, Murillo trabaja en la catedral y ejecuta una "Inmaculada Concepción" y ocho figuras de santos.

En 1669 funda la Academia de Sevilla y fue nominado presidente al mismo tiempo que Valdés Leal. Abandona este cargo en 1671 y realiza la decoración de la Capilla de Toussaint para la canonización de Ferdinando III. En ese año comienza una de sus obras más famosas: la decoración de la Iglesia del Hospital de La Caridad, donde hace importantes composiciones. El artista se consagra en 4 años prácticamente.

De 1674 a 1680 Murillo trabaja nuevamente para el Convento de los Franciscanos de nuevo. Pinta horas y horas en los muros en mas de veinte composiciones, diecisiete de ellas conservadas en el Museo de Sevillsa.

Viajó a Cádiz para pintar "El matrimonio de Santa Caterina", cuadro que quedó inconcluso. Murillo manejó sensiblemente los colores, figuras vaporosas, llenas de un romanticismo melancólico.

Varias de sus obras se conservan en diferentes museos del mundo. En Cuba, se pueden encontrar algunas de sus obras en iglesias, catedrales y colecciones privadas.

Familia

El artista dejó tres hijos, de los cuales el segundo, Gaspar Esteban, pintó con el gusto del padre.

Galería

Fuentes