Sara Aguilar

Sara Aguilar Torres
Información sobre la plantilla
NombreSara Aguilar Torres
Nacimiento13 de julio de 1909[1]
poblado de Camajuaní,
provincia de Las Villas
(actual provincia de Villa Clara),
República de Cuba Bandera de Cuba
Fallecimientoaños 2000
ciudad de Camajuaní,
provincia de Villa Clara,
República de Cuba Bandera de Cuba
ResidenciaCamajuaní
Nacionalidadcubana
Otros nombresSara Aguilar Torres
Ciudadaníacubana

Sara Aguilar Torres (Camajuaní, 13 de julio de 1909 - Camajuaní, años 2000) fue una pianista y profesora cubana.[1]

Trabajó en la Orquesta Francesa, de Elías Buxeda. Fundadora del primer grupo femenino en Camajuaní, El Casiguaya. También creó la Academia de Música Santa Cecilia. Allí enseñó piano durante casi cuarenta años.

Síntesis biográfica

A los siete años de edad comenzó a estudiar música. Su primer profesor fue Amalio Jiménez. Su papá, Modesto Aguilar, era muy amigo de él; Amalio era sastre, pero también tocaba en la orquesta Armonía y en la Banda de Música del Municipio. En una ocasión su papá le habló de ella. Amalio se brindó para darle clases de lectura musical, sin interesar dinero por ello, y con Amalio comenzó.

Por aquellos años había aquí una sola academia de música que era de Elías Buxeda Ojeda, El Neno, como le decían. Su situación económica era muy mala, y su papá en la barbería ganaba apenas para la comida; por mucha vocación que tuviera para la música, a su padre le era imposible pagarle las clases en la academia.

Una de las alegrías màs grandes de su vida fue el día en que el papá le regaló un pianito de juguete: el pianito sonaba bien, tenía sus notas. Una vez había una visita en la casa y comenzó a tocar el pianito aquel desde el cuarto, tocaba una canción de moda y lo hizo tan bien, que las personas de visita se asombraron.

En 1917 la situación económica de su casa mejoró un poco y matriculó en la academia de El Neno. A la misma fue con algunos conocimientos musicales, los que adquirió con Amalio. El Neno le dio clases de piano y su padre, don Elías Buxeda Pons, le dio clases de lectura musical, teoría y armonía. Además de la academia, ellos tenían allí también su casa de vivienda y un almacén de música.

Pianista de la Orquesta Francesa

En 1927 terminó sus clases de piano y comenzó a tocar en la Orquesta Francesa, de don Elías Buxeda. La orquesta era exclusiva del cine-teatro “Muñiz”. El trabajo consistía en musicalizar películas. En ella don Elías tocaba el violín; Alberto Pérez, la flauta; Joaquín Arenas, la batería; Bernardo Depestre, el bajo; Carmita Orquín, el violín segundo; ella tocaba el piano. Las películas eran silentes. Cuando llegaban al teatro-cine a las 8 de la noche, don Elías ponía en el atril de cada músico un repertorio variado de valses, fox-trots, danzones, sones, danzas, tangos, fragmentos de zarzuelas, operetas, sinfonías, conciertos... Entonces, mientras se preparaban los proyectores y las cintas, se tocaban varias piezas para el público.

El estar trabajando en el cine-teatro “Muñiz” le dio la oportunidad de conocer personalmente a muchos grandes artistas de aquellos tiempos, cubanos y extranjeros. Recuerda entre ellos al barítono Adolfo Ferroni, al tenor y la soprano Modesto Cid y María Severini, al niño concertista de seis años Julio Ramos, a la violinista Lady Thais, la soprano Zoila Gálvez, la vedette Blanquita Becerra; los tenores Juan Pulido, Hipólito Lázaro y Mariano Meléndez; al compositor mexicano Lorenzo Barcelata, al cantante de tangos Carlos Spaventa y al trío argentino Irusta-Fugazot-Demare.

También acompañó al piano algunas compañías de teatro y a otras las vio actuar. Entre las que acompañó al piano se encuentran las de Arquímides Pous, Bolito-Arango-Moreno, Lupe Rivas, Pilar Arcos, Enrique Arredondo, José Sanabria, Vejar-Arrechavaleta, Cecilia Montalván, Hermanos Torres, María Guerrero, Fe Malumbe, Paco Martínez y Esperanza Iris. También acompañó a los magos Mandrake, Richardine, Fumanchú y Onofroff.[1]

El primer sexteto femenino de Cuba

en 1928 Sara fundó en Camajuaní el sexteto femenino Casiguaya, del que se tienen muy pocos datos, pero en honor a la historia musical de Cuba, debemos rescatar del total olvido a este sexteto, el cual, según datos fidedignos, gozó de fama en la provincia de Las Villas que era el territorio donde desarrollaban sus actividades artísticas.

Para formar el grupo buscó seis mujeres, porque pensó que era mejor formar un sexteto. Todas tocaban de oído. Las ubicó así: una que le decían Titico tocaba el tres; Alfonsa Casallas, los bongóes; Juanita Montejo, la marímbula; Marta Aguilar, su hermana, las maracas; Blasina Deschapelli era la cantante, y ella tocaba el piano: tocaban sones, boleros, rumbas, guarachas, congas...

Septeto Casiguaya, en el que todas las integrantes eran mujeres:

  • Sara Aguilar: directora y pianista
  • Marta Aguilar: cantante y maraquera,
  • Blasina Deschapelli: cantante,
  • Alfonsa Casalla: bongó,
  • Titico: tres cubano,
  • Juanita Montejo: marímbula.[1]

El sexteto Casiguaya logró mantenerse durante diez años cosechando éxitos pero en su territorio, lo cual le impidió ser reconocido en otras provincias, sobre todo en La Habana, donde reinaba la orquesta Anacaona presentándose en sitios privilegiados.

Sin embargo, el sexteto Casiguaya se quedó en las ciudades cercanas a Camajuaní, a donde no iban ni turistas ni empresarios. Tampoco tuvieron la oportunidad de dejar grabaciones en discos de sus presentaciones.

La fama del sexteto femenino Casiguaya era mucha hasta el punto tal que eran reclamadas para presentarse en su provincia y otras. Tenemos constancia que eran contratadas para sus actuaciones en Ciego de Ávila, Taguasco, Báez, Sancti Spíritus, Cabaiguán, Trinidad, Cruces, Florida, Sagua La Grande, Caibarién, Remedios, Zulueta, Yaguajay, Santa Clara, Cienfuegos y otras ciudades.

Por aquellos años eran muchas sus actividades: tocaba en la Orquesta Francesa, estaba al frente del sexteto Casiguaya y tenía una escuelita en su casa, donde daba clases por la mañana a veinte niños. Impartía clases a unos chinos y turcos recién llegados al país, que querían aprender el idioma.

A principios del año 1940 el sexteto Casiguaya comenzó a disolverse. Unas se casaron y sus maridos no querían que ellas viajaran a otras ciudades, mientras que algunas se marcharon a La Habana. Sara Aguilar se quedó sola, pero no se desanimó y trabajaba contratada como pianista para algunas orquestas de la localidad; y a fines de 1940 fundó la orquesta Rítmica con músicos de mucha experiencia que eran verdaderos maestros en sus respectivos instrumentos. Aquella orquesta permaneció durante cinco años amenizando bailes en distintos pueblos y ciudades de la zona.

El 22 de noviembre de 1930 fundó la Academia de Música Santa Cecilia, incorporada al Conservatorio Orbón de La Habana. En 1932 visitó la academia el eminente músico remediano Alejandro García Caturla, quien se quedó impresionado cuando ella le interpretó sus Tres danzas cubanas.


La década del 50 se abrieron cuatro nuevas academias: la de Bertalina Rodríguez, la de Consuelo Peñate, la de Fronilde Rodríguez y la de Anita Triana. Entonces, en 1960, liberaron las academias de la incorporación a los conservatorios. Ya los estudiantes de música no tenían que pagar los cinco pesos anuales que pagaban por la matrícula. Continuó trabajando y luego pasó la academia para su casa, dejó el local de la calle Leoncio Vidal Caro.

En los años que tuvo su academia pasaron por ella unos cuantos cientos de alumnos, y logró graduar cerca de cuatrocientos. Más de treinta años enseñando música: es toda su vida. En 1968 comenzó a trabajar como profesora de música en la escuela José Martí en Camajuaní. Luego de su jubilación continuó trabajando como voluntaria en el Centro Vocacional de Música.

A esta ejemplar maestra le corresponde el honor de haber fundado en un lejano pueblo de provincia, el primer sexteto femenino de música cubana: Casiguaya.


Fuentes

  • Batista, René (2002): Ese palo tiene jutía. Santa Clara (Cuba): Editorial Capiro, 2002.

http://www.cubarte.cult.cu/periodico-cubarte/el-primer-sexteto-femenino-de-cuba/