Jiguaní
Jiguaní
Jiguaní constituye uno de los treces municipios de la provincia Granma (Cuba) desde la última división Político-Administrativo realizada en el año 1976.
Sumario
Ubicación
Se encuentra situado en la parte norteña de la cordillera montañosa Sierra Maestra con una extensión territorial de 646,2 km2 y una población según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (año 2008) de 60 892 habitantes. Limita al norte con el municipio granmense de Cauto Cristo y la provincia Holguín, al sur con la provincia de Santiago de Cuba y el municipio de Guisa; al este con Holguín y Santiago de Cuba y al oeste con Bayamo. Se caracteriza por tener un extenso manto freático que favorece el abastecimiento alternativo de agua dulce a la población residente en el territorio. En Jiguaní, el paisaje natural, característico de los campos cubanos, es objeto de la atracción del turismo y de los campistas nacionales.
Historia
Se fundó el 25 de enero de 1701 la villa San Pablo de Jiguaní, como una más de las fundadas por lo españoles en Cuba. Como característica del entorno se localizaba un asentamiento de aborígenes nativos de la isla, que por los hallazgos arqueológicos se corresponden a comunidades subtainas y tainas de cuya lengua proviene el nombre de dicho lugar: Jiguaní, según historiadores de la región quiere decir "Arena de Oro"; aunque existen versiones orales que aseguran que su traducción es "Río de Oro". Para la defensa del pueblo los colonialistas construyeron una pequeña fortaleza (Fuerte) en una destacada elevación en las cercanías del poblado, posición estratégica que dominaba los terrenos bajos con eficacia. Se han encontrado instrumentos primitivos como prueba de la existencia de las comunidades aborígenes en La Rinconada, El Faldón, La loma del Fuerte, Calabazar, Jiguaní Abajo, La Pelúa, Dos Ríos, El Huerto, Las Cabezas y La Yaya. Los morteros, burenes, hachas petaloides y pedazos de vasijas de cerámicas son ejemplos de los descubrimientos, que en el momento del hallazgo se encontraban en perfecto estado de conservación.
Desarrollo de territorio
Luchas de Liberación
Al fundador de este pueblo, formado por tierras habitadas por indios y otras realengas, Miguel Rodríguez le tocó enfrentarse desde los primeros tiempos a los españoles "vecinos más poderosos; alcaldes, regidores, capitanes, todos ricos e influyentes" que querían posesionares de estas tierras.
Nunca son los ejemplos donde se ponen en evidencias el enfrentamiento de Miguel Rodríguez en defensa de sus hermanos de raza contra los "conquistadores" a quienes se les otorgaba mercedes de tierra por parte del cabildo de Bayamo, en terrenos de los indios de Jiguaní, esta situación llevó a un conflicto que por mucho tiempo se mantuvo entre los vecinos de este lugar, llevando a los indios a rebelarse contra las posiciones usurpadas a ellos, quemaron las siembras y casas que allí habían hecho los presuntos dueños españoles.
No todos los protectores de indios cumplieron con su deber y permitieron innumerables atropellos, el gobernador de la región oriental Don Pedro Ignacio Jiménez, no consiguiendo que los alcaldes de Bayamo les hicieran justicias a los vecinos de Jiguaní, separó este pueblo de la jurisdicción de Bayamo y lo incorporó a la de Cuba. Se realiza entonces un nuevo deslinde y reconocimiento de los términos pertenecientes al pueblo de Jiguaní.
En el año 1753 la villa Bayamo pretendió de nuevo que Jiguaní fuera territorio suyo para la administración de justicia, disposición de tierras, y todo lo demás que conduce a una total sujeción, pero no fue admitida dicha reclamación y Jiguaní continuó bajo la jurisdicción de Santiago de Cuba.
Transcurriendo los años, los abusos de los españoles eran cada vez mayores. En 1749 comienza el más largo y difícil pleito de los indios de Jiguaní contra los usurpadores de sus territorios: es por el hato de Sabanilla de Cauto y las tierras entre los dos ríos y los algodones, tierras riquísimas situadas en la margen derecha del Cauto y entre este río y Contramaestre, las cuales habían pedido Don Pedro Villavicencio y otros vecinos de Santiago de Cuba, alegando que eran realengas estas tierras, este pleito continuó durante largos años
Este hato fue vendido a Luis Hechavarría, hermano del Obispo de Cuba. Muchos son los abusos cometidos, las tierras de Algodones son vendidas, a pesar del auto de amparo, Don Joseph Rondón, que no es indio se posesiona de los terrenos del Cupey y oprime a los miserables indios tan recomendados por Su Majestad, les impone tasas, los persigue y sigue siendo el primer voto de su ayuntamiento, les hace servir como quiere. Aquí tampoco cumplen con su deber los protectores de indios de Jiguaní.
Todas estas querellas ponen de relieve, la situación de los indios demostrando que el sistema colonial metropolitano, era malo pero "peor eran los encargados de aplicarla".
Don Pedro Mancebo en informe emitido al fiscal en 1785 hace un recuento de todo lo sucedido en el pueblo desde su fundación hasta el desarrollo del último pleito comenzado en 1777, expone en detalle como la cantidad de terreno de que disponen los indios de Jiguaní eran mucho mayor que lo que se había dispuesto por reales órdenes. Argumenta que en la población existente en dicha comarca "ya no habían indios naturales". Fundamentándose en el padrón realizado para dicho informe donde se recoge "que sólo 175 cabezas de familias habían nacido en el lugar..."
En, este último pleito iniciado en 1777 como bien lo define la destacada Historiadora Hortensia Pichardo fue "el último grito de la raza vencida, donde se cuestiona la existencia o no de indios naturales pero que, indios o criollos al fin y al cabo es lo mismo, son los nativos los que protestan contra los españoles poderosos. Hablan con la tristeza de los vencidos. Posiblemente corrió muy poca sangre india en sus venas, pero corría menos española... su sangre se conservó más criolla... Por eso esta protesta dolorosa de la comunidad de indios de Jiguaní aunque no fuera de indios puros, era la protesta del criollo contra el poderoso que lo oprimía desde el inicio de la conquista".
Guerra del 68 y Tregua Fecunda
El Comité Revolucionario enterado de los sucesos del 10 de octubre de 1868, efectúa deliberaciones y acuerda el apoyo al movimiento iniciado por Céspedes. Donato Mármol, allí presente, regresa con premura a Jiguaní, donde avisa a los comprometidos de la insurrección en esta Jurisdicción.
Una de las figuras principales que promovió con su energía el inicio de la Guerra de los Diez Años (1868 –1878), fue Donato Mármol, él siempre se manifestó decidido en la lucha por la independencia.
Calixto García, el que residía desde pequeño con sus padres en una propiedad en la Jurisdicción y que había contraído matrimonio con la jiguanicera Isabel Vélez, se encontraba en Holguín en viaje de negocio y al enterarse del alzamiento esa misma noche se dirige a Jiguaní a donde llega el 11. En la mañana del 12 de octubre recibió una esquela de Donato Mármol en la que le citaba para que se reuniera con él en el camino de Bayamo con la gente que pudiera reunir en la mañana del día siguiente. El acto insurreccional de La Demajagua fue seguido de la escaramusa de Yara, del alzamiento en otros muchos lugares de Oriente, la toma de algunos territorios como es el caso de Jiguaní.
Se pronunciaron junto a Donato Mármol, Calixto García, el doctor Félix Figueredo y unos cien cubanos más, armados de machetes "collins" y solo 25 carabinas, en la finca "Santa Teresa". Se había formado la partida de "La Rusia" (por vestir todos trajes de Rusia, tela grosera usada en Cuba por los campesinos pobres). La partida llegó a contar con unos 200 hombres que el día 12 de octubre se encontraban bajo el mando de Donato Mármol.
En horas de la madrugada Mármol forma la tropa y cuenta a los hombres. Por la mañana salen a recorrer la zona. Cruzan los potreros de Meléndez y por el callejón de Ricardo, salen al camino real, cayendo sobre el caserío de Santa Rita.
La acción de Pino de Baire salvó por el momento a Bayamo y a la naciente - Revolución, ya que la tropa de Quirós, unida a la que venía de Manzanillo, eran los enviados por Lersundí, para recuperar a Bayamo.
Vinculado a Pino de Baire, Mármol atacó y derrotó en Palma Soriano a un fuerte convoy español que, procedente de Santiago de Cuba pretendía auxiliar a la columna de Quirós. El plan español de recuperar inmediatamente a Bayamo había sido frustrado. Luego de contemplar las cenizas de Bayamo el 12 de enero de 1869. Mármol comienza a operar activamente por la zona de Jiguaní y Holguín.
El día 13 desplegó Donato Mármol la bandera tricolor de Cuba en el campamento de Santa Rita, acompañado de sus ayudantes, los ciudadanos Rosendo Ortega, Rafael, Bernardo y Luís Milanés, Lorenzo Calas, Ignacio Tamayo y otros, y se dirigió al enemigo, al grito de ¡Viva el Ejército Libertador! Inmediatamente hizo prisionero al jefe del partido y se dirigió a Jiguaní y Baire, y sus fuerzas fueron engrosadas por hombres que revolucionariamente se le presentaban".
El 13 de enero de 1869, Jiguaní fue ocupado por una columna al mando del coronel de ingenieros José López Cámara. En febrero de 1869 Calixto García viene para Calabazar, ésta sería su primera jornada bélica al lado de Donato Mármol y Máximo Gómez, en Charco Redondo se mantiene operando hasta julio de 1869.
Es bueno destacar que a la Asamblea de Guáimaro que solamente contó con la concurrencia de tres departamentos alzados en armas: Oriente, Camagüey y Las Villas, Donato Mármol era el delegado de Jiguaní, pero no asistió, en su lugar envió a José María Izaguierre.
La creciente de Valmaseda
El Conde de Valmaseda, Blas Villate recupera la ciudad de Bayamo en ruinas, a partir de aquí se pone en práctica un plan de operaciones militares caracterizado por la extrema crueldad y violencia sobre las regiones en rebeldía con la pretensión de liquidar la insurrección. Esa ofensiva colonialista fue llamada por los mambises "La Creciente de Valmaseda". Para lograr su objetivo de pacificación en estas regiones desplegó a lo largo de 1869 una incesante actividad.
Entre las poblaciones cubanas que primero sufrieron las consecuencias de la reconcentración se encuentra Jiguaní. El Conde de Valmaseda ordenó el bando fechado en abril de 1869, donde quedó plasmado que las mujeres que no estuvieran en sus fincas o viviendas o en casa de sus parientes, se concentrarían en los pueblos de Jiguaní o Bayamo hacia donde serían conducidas por su propia voluntad o por la fuerza.
Continuando Valmaseda su política de pacificación, valiéndose para esto de cualquier método, el 7 de agosto de 1869 se produce el "primer asesinato colectivo" cometido por España, en un lugar conocido por "Los Marañones" donde murieron 17 patriotas cubanos por el único delito de ser partidarios de la libertad en este país, en algunos casos, y otros son inocentes.
El 8 de agosto acampó el general cubano Donato Mármol con su fuerza, en "La Seca" finca situada a unas dos leguas de Jiguaní y avisado de que en uno de los potreros había algunos soldados españoles forrajeando, ordenó al cabo de su escolta Ezequiel Rojas y Burgos, después Coronel del Ejército Libertador que salieran con 15 hombres en su persecución. Donato Mármol perdonó la vida a un soldado del destacamento español de Jiguaní que cayó prisionero de sus fuerzas y lo hizo después de tener conocimiento de la relación de los asesinatos de Los Marañones.
Para castigar al jefe cubano Cristóbal Rodríguez, que había atacado a Jiguaní un día antes, hicieron pender de una cuerda a su hermana. Fue también en las proximidades de Jiguaní donde 30 mujeres y niños sufrieron la violación y la muerte. En Baire ahorcaron a María Borrero y a Luisa Rivero, dejando a los pies de la última los cadáveres mutilados de sus dos pequeños hijos.
El ataque a Jiguaní
El 6 de octubre de 1871 Calixto García envía al general Máximo Gómez el siguiente parte:
"En la madrugada del 18 pasado determiné atacar el pueblo de Jiguaní, para lo cual dividí la fuerza de mi mando, que se componía del primero y el segundo Batallón de Jiguaní y segundo de Cuba, al cargo de sus respectivos jefes Amado Muñoz, Benjamín Ramírez y Teniente Coronel Camilo Sánchez, en seis columnas de ataque; la primera al cargo del comandante Ramírez que entraría por Holguín, tomará posición en ciertas casas que le indique y sostendrá el fuego contra el Castillo que el enemigo tiene en la loma; la segunda, al mando del Teniente Coronel Sánchez que se apoderará de la Plaza donde hará fuego al Cuartel; la segunda cuyo frente me puse yo con el comandante Amado Muñoz para que avanzara a apoderarse del cuartel y la cárcel; la cuarta al mando del Teniente Coronel Martín Sierra y Comandante Salvador Rosado invadieran el pueblo y tomarán posición frente al hospital y al matadero; la quinta que dirigirá el comandante Wenceslao Saladrigas, apoya al Teniente Coronel Sierra en su operación, y la sexta mandada por el Capitán Cristóbal Rodríguez, recibió la orden de atacar la guarnición que tiene el ingenio de Ignacio Casas, tan pronto sintiera los fuegos en el pueblo para impedir que el enemigo fuera reforzado por ese lado."
A la una de la madrugada avanzaron todas las fuerzas, ocupando todas las posiciones que se les habían marcado, y rompió fuego terrible sobre el enemigo que duró sin interrupciones por espacio de dos horas. El enemigo no hubiera podido resistir el impulso de los valientes, pero en la tarde del día anterior había recibido un convoy de Manzanillo custodiado. Viéndose dueños de la mayor parte del pueblo, pues el enemigo solo conservaba algunas casas donde se habían hecho fuertes, di la orden de retirada, habiendo antes incendiado y saqueado la mayor parte de la población a pesar de los fuegos del Castillo de la loma, que nos hizo quince disparos de cañón.
Soy de usted con la mayor consideración el general segundo jefe, Calixto García.
Con esta acción Calixto García había logrado romper el mito amurallamiento preconizado por Valmaseda y ponía las primeras piedras de los hechos que lo expulsarían de Cuba. Calixto pudo estar en el pueblo unas horas, donde logró confiscar y repartir los bienes de las tiendas de los apostares, acopiar armas, municiones y destruir fortificaciones. Se refugió en Cañadón desde donde envía a sus hombres que destruyesen por completo al potrero y con instrucciones se llevasen el ganado en buenas condiciones así como, matar los demás animales que pudieran a fin de privar de ese modo a la ciudad de su principal subsistencia.
La hora del descanso estaba olvidada para Calixto, esta forma de lucha vuelve al enemigo torpe y despistado, siguiendo esta táctica es que afines de octubre de 1873 efectúa una gran concentración de tropas cerca de Jiguaní y simula que ataca a Guisa, pero a quien ataca en realidad es a Holguín. Mientras estos sucesos se desarrollan, en Bijagual el 27 de octubre de 1873, la Cámara de Representantes, el poder legislativo de la República depone de sus altas funciones a Carlos Manuel de Céspedes, que hasta ese momento ha ejercido el cargo de Presidente de la República, se encontraban allí los jefes militares del Departamento de Oriente, así como la inmensa mayoría de los jefes, todos los oficiales y agrupaciones importantísimas de las fuerzas de Guantánamo, Holguín, Jiguaní, Bayamo y Las Tunas.
Pocas veces Calixto García conoció la derrota, pero las circunstancias de la guerra a veces le hacían planteamientos insoslayables, como el ataque a Santa Rita.
"El pueblo fue defendido por el Capitán de Partido Señor Francisco Dellundé, quien al frente de los voluntarios cubanos, hizo una resistencia heroica. Dellundé, cubano al servicio de España esperó que las fuerzas invadieran y después que todos penetraron dentro de una estacada de madera dura, terminada en aguzadas puntas, cerró el portón que había dado entrada, y una vez encerrada la tropa fue tarea fácil para el enemigo, disparando a mansalva desde los fortines que rodeaban al poblado, sembrando la muerte en las filas mambisas."
Allí quedaron el teniente Coronel Saladrigas, joven de una educación esmerada, que había hecho estudios en Europa; el teniente Urquiola, venezolano al servicio de la causa cubana desde Yara; el joven Velasco, sobrino del presidente Cisneros que se batía por primera vez y un número de soldados y oficiales, cuya pérdida fue una verdadera calamidad. Jesús Rabí en un arranque de bravura inconcebible logra arrojar ramas encendidas y aliviar las circunstancias que propiciaron la retirada.
Guerra del 95
La frustración de la Guerra de los Diez Años con el Pacto del Zanjón, donde no se logra responder a las aspiraciones por las que se habían levantado en armas Céspedes, Gómez, Donato Mármol, Calixto García y otros, así como el fracaso de la nueva intentona del 79 (Guerra Chiquita), no flaquearon los afanes y anhelos emancipadores del mambí jiguanicero.
La agudización aún más de las contradicciones entre la metrópolis y la colonia, motivada por los impuestos que agobiaban la población, las limitaciones del comercio, la corrupción política, sumado a la "Situación Especial" a la que fue sometida Jiguaní, en el año 1895 cuando el gobernador general de la República de Cuba Ramón Fajardo, declaró a Jiguaní en estado de sitio desde el 22 de mayo a septiembre. Se reformaron las fortificaciones erigidas por Valmaseda en Jiguaní y Santa Rita. Así mismo se montó una patrulla rural muy nutrida para conocer cuanto pasaba en el campo, todo esto encuentra en esta comarca el momento propicio para el reinicio de la lucha.
Autorizada por tres firmas, el 29 de enero de 1895 se dictó desde Nueva York la orden de alzamiento, la de José Martí como delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC), creado el 10 de abril de 1892, María Rodríguez, como representante personal del general Máximo Gómez y del comandante Enrique Collazo enviado de la Junta Revolucionaria de La Habana.
La orden especificaba que el alzamiento se haría con la mayor simultaneidad posible, durante la segunda quincena y no antes del mes de febrero. El documento fue dirigido a Juan Gualberto Gómez hombre de confianza, corresponsal e intermediario de Martí en Cuba. José Martí desde la emigración como principal figura del PRC, había organizado la insurrección, apoyándose en las figuras más experimentadas de las contiendas anteriores, logrando vertebrar un movimiento que respondía a sus órdenes sin vacilación.
Oriente por su extensión estaba dividido en dos cuerpos de ejército.
El primer cuerpo de Ejército Libertador estaba dirigido por el mayor general Bartolomé Masó. Los complotados del municipio Jiguaní, que en aquella época correspondía el pueblo de Jiguaní (Cabecera) y los Barrios de Baire y Santa Rita, recibieron la orden de alzamiento tanto por Moncada como por Masó.
La lucha emancipadora cubana, encontró siempre en Jiguaní, cantera inagotable de patriotas prestos a combatir, tal es el caso de las principales figuras del 68 y 79 en la zona. El levantamiento del 24 de febrero de 1895 en el municipio de Jiguaní (Jiguaní, Baire, Santa Rita), estaría unido por un mismo hilo conductor, el comandante Florencio Salcedo quien determina que José Reyes Arencibia con un contingente se dirigiera a Jiguaní (lugar que había sido reforzado con la guardia civil de Baire desde el día anterior.) ejecutando el plan durante las 19:30 horas cuando entraron los patriotas a la plaza Jiguanicera.
En correspondencia con el plan, Saturnino Lora al frente de otro grupo lo hacía en Baire. Reyes Arencibia en arranque de emoción incontenible arengó a sus compañeros para caer sobre Jiguaní al grito de "Viva Cuba Libre" tiroteando la guarnición española del barrio Jamaica de esta localidad, para seguir de inmediato hacia Baire.