¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?
(D'où venons nous? Que sommes nous? Où allons nous?)
Información sobre la plantilla
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Datos Generales
Autor(es):Paul Gauguin
Año:1897
Estilo pictórico:Postimpresionismo
Técnica:Óleo sobre lienzo
Dimensiones:139,1 X 374,6 cm
Localización:Museo de Bellas Artes de BostonBostonBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? (D'où venons nous? Que sommes nous? Où allons nous?) es un cuadro de Paul Gauguin 1897 durante Tahití. Se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Boston.Las tres preguntas son las típicas que un tahitiano, curioso y hospitalario, hace a un extraño que se encuentra por el camino: ¿quién eres? ((o vai ´oe?), ¿De dónde vienes? (nohea roa mai ´oe?), ¿Dónde vas? (te haere ´oe hea?). Seguramente a Gauguin le habían hecho a menudo estas tres preguntas, que las transforma en la primera personal del plural y hace una alegoría de la vida.

Descripcion

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? (1897), óleo sobre lienzo de 139 cm x 374,5 cm, data de su segunda estancia en Tahití. Para entonces, Gauguin vive tiempos de angustia y desesperación (muerte de su hija Aline). Tal es su estado que ha decido quitarse la vida, pero antes quiere pintar el gran cuadro que tiene en mente. Luego de un mes de frenético trabajo, escribe: ¨He puesto en él antes de morir, toda mi energía…¨ La obra compuesta por doce figuras dispersas en un paisaje de verdes y azules, debe leerse de derecha a izquierda. El ciclo de la vida comienza a la derecha con un bebé que duerme en el suelo, rodeado de tres muchachas. Un perro negro de patas blancas vela el sueño del niño y un manantial en la esquina superior derecha, evoca los inicios de la humanidad (De dónde venimos). Un poco más a la izquierda y al fondo, dos personas caminan mientras conversan. Vestidas con sus túnicas de color triste, ponen detrás del árbol de la ciencia su nota de dolor, causado, según las palabras del propio autor, por esa misma ciencia. Un hombre de espaldas se rasca la cabeza y reflexiona. El joven de la figura central, probablemente un hermafrodita, se estira para tomar una fruta. A sus pies, un joven, rodeado de animales, toma el mismo alimento (Quiénes somos). Una estatua oriental con los brazos levantados domina la parte izquierda. Según diversas fuentes, el ídolo representado es Hina, una deidad polinésica que representa la madre tierra, pero también la muerte y la resurrección. Sinterizará Gauguin en carta a un amigo: ¨El ídolo está allí como una estatua, reinando en nuestra alma primitiva, consuelo imaginario de nuestros sufrimientos en cuanto comportan de vago e incomprensible ante el misterio de nuestro origen y nuestro devenir¨. Bajo esta presencia hay dos mujeres. La más joven reposa en el suelo en actitud meditabunda. La más vieja, en posición fetal, probablemente inspirada en una momia peruana, parece resignada ante la inminencia del final. Con ella se cierra el ciclo vital que abre el niño. Un pájaro blanco que tiene entre sus patas una lagartija refuerza la idea de la vanidad de las palabras que la anciana rechaza tapándose los oídos. El adónde vamos queda simbolizado en la preocupación humana por la muerte y la trascendencia.El título puede leerse en el margen superior izquierdo del lienzo.El cuadro se halla en el Museo de Bellas Artes de Boston (EEUU). Puede observarse en todo su esplendor en distintas páginas de la web.

Simbolismo

Gauguin se muestra molesto por tener que explicar la idea del cuadro. Dice que cuando un crítico no encuentra referentes históricos o pictóricos no entiende nada, y que no tiene por qué abrir los ojos al gran público.Pero en diferentes cartas da algunas interpretaciones. Escribe: «He hecho una obra filosófica temáticamente similar al evangelio.Curiosamente el cuadro representa a doce figuras humanas más un ídolo.El cuadro es un escenario de la vida y la actividad humana, desde el nacimiento hasta la muerte, leído de derecha a izquierda.

¿De dónde venimos?

«La fuente. El niño. La vida en común»

Un bebé marca el primer límite de la escena, y al lado, unas chicas jóvenes lo velan. Es la vida familiar o comunitaria, con perro doméstico incluido, la esperanza y el sueño por la vida.

¿Quiénes somos?

«Vida cotidiana. El hombre instintivo se pregunta a sí mismo qué significa todo esto»

Es el mundo de los adultos, con sus temores y alegrías. Gauguin lo identifica con el jardín del Edén con una mujer cogiendo un fruto del árbol de la ciencia, símbolo del pecado de Eva. A su izquierda dos personajes filosofan sobre la vida, mientras los hombres se dejan llevar por la felicidad de vivir. A su derecha, un ídolo muestra el aspecto espiritual y religioso.

«Volviendo a mi cuadro grande, el ídolo no está puesto como una cita literaria, sino como una estatua [...] que representa lo indefinido y lo incomprensible ante el misterio de nuestros orígenes y de nuestro futuro."

La estatua del ídolo no existe en Tahití y está inspirada en los ídolos hindúes. Representa a Hina, la diosa de la Luna, considerada exageradamente por Gauguin como una de las principales divinidades tahitianas. Al igual que los constantes ciclos lunares, Hina es la diosa responsable de la regeneración y el renacimiento. Los gatos tradicionalmente se asocian con la luna.

¿Adónde vamos?

   «Junto la muerte de una vieja, un pájaro extraño y estúpido lleva todo a su final».

Es la muerte pero también el renacimiento. La mujer tumbada y apoyada con un brazo es Vairaumati, que Gauguin llama Eva tahitiana. Según la leyenda, Vairaumati engendró el primero de los arioi, una sociedad privilegiada dedicada al amor y a la guerra, y luego fue divinizada.

La mujer vieja, representada previamente como «Eva bretona» que se tapa los oídos para no escuchar la tentación del pecado, es una réplica de una momia peruana en posición fetal que fue expuesta en el Musée de Ethnologie du Trocadéro de París, y que hoy se encuentra en el Musée de l'Homme. Gauguin usó la imagen de esta momia en más de veinte obras suyas. Se puede interpretar tanto como la muerte, la eternidad o el ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación.7​

   «A sus pies un extraño pájaro blanco, con una lagartija entre las garras, representa la inutilidad de las palabras vanas».

Como en Tahití no hay serpientes, la lagartija representa el pecado original.

Fuentes