Agustín Díaz Cartaya

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Agustín Díaz Cartaya
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Agustín Díaz Cartaya

Revolucionario y compositor del Himno del 26. Tuvo el honor de cumplir la indicación de Fidel de escribir la letra y la música del Himno del 26. Además, compuso otras seis marchas, entre ellas la de América Latina, en 1963. Las otras dedicadas a la Tricontinental, en 1966, a la [[Columna Juvenil del Centenario, en 1968, a los CDR, en 1980, a las FAR, en 2006, y a la Unidad de los pueblos, en 2007.

Inicio

Nació el 25 de septiembre de 1929, en Marianao, La Habana, en el hoy municipio de La Lisa.

Desvalida infancia

No se conoce tanto de su niñez desvalida y de su adolescencia sin nada. No pudo criarse en el seno de su familia. Todo fue un producto de la Casa de Maternidad y Beneficencia. No tiene el apellido Valdés porque no lo llevaron al “torno” cuando recién nació. Su madre, Petrona Cartaya Abreu, muy pobre, empezó a trabajar en la casa del doctor Julio César Portela, entonces director de esa institución. La conoció a través de unas rejas, cuando tenía tres años. Y allí estuvo hasta los once años.
Lo único que se sabe de su padre, porque nunca lo vio, es que se llamaba Alejandro Noriega. No recuerda ni su segundo apellido.
Salio de la Beneficencia porque su madre fue a trabajar a la casa del doctor Enrique Llansó Ordoñez, el del Asilo. Y se pudo ir para ese asilo, donde estuvo tres años trabajando.
Allí aprendió a trabajar duramente, en todo lo honradamente pensable, ayudaba en la carpintería, en la herrería, limpiaba pabellones y preparaba los cadáveres de los ancianitos que morían para ponerlos en los ataúdes.
Se convirtió en hombre antes de tiempo, no tuvo niñez ni juventud. Ni novia en aquel entonces.

Con el don de la música

Luego de salir del asilo Llansó, jugaba pelota, en bases del cuadro, menos receptor y lanzador. ¡Era famoso! Le decían “el negro Thompson” por el parecido tan grande que tenía con el de tercera base del club La Habana, conocido como “La Ametralladora Thompson“,Harry Thompson.
Recogía todo lo que era desechos en la calle, para venderlos. Debía de vivir de alguna forma, dormía en la calle. Estuvo un año y medio vendiendo tamales, vendiendo maní, limpiando zapatos, sin tener donde dormir. Cantando en las calles, a capella, aunque a veces alguien lo acompañaba. Pero el dinero que ganaba cantando, recitando y jugando pelota no le alcanzaba para sobrevivir.
Si algo se puede decir es que nació con la música. Ese don nació con el. Tremendo oído musical.

Su pasión por la lectura

Trabajo en los Almacenes La Victoria, de los Núñez, en la Plaza de Marianao, como mensajero, ganando cinco pesos a la semana. Y no podía pasar a los almacenes. Si quería un refresco, uno al día, tenía que pedirlo, no a los dueños, sino a un dependiente.
No tenía casa donde vivir. Dormía en un portal, sobre cartones o periódicos. Estuvo dos años en esos almacenes y paso a hacerle mandados a una familia que vivía en la Calzada Real de Marianao, la del doctor San Pedro, que lo acogió al verlo dormir en el portal en una bodega al frente de su vivienda.
Trabajaba mucho y no tenían que decirles dos veces cómo tenía que hacer las cosas. En el asilo aprendió mucho. Estaba fuerte, era pelotero, boxeaba cuando tenía oportunidad y jugaba voleibol. Era buen deportista y buen cantante, buen comunicador, poeta. En la casa del doctor San Pedro se inicio en el una pasión enorme por leer, todo lo leía. Ahí aprendió Geografía Universal, Historia General, consultaba diccionarios enciclopédicos, que lo ayudaron mucho para poder comprender las cosas de la vida. Así se formo como hombre.

Cómo se hizo revolucionario

Más tarde conoció a jóvenes revolucionarios, como Hugo Camejo Valdés y se unió a jóvenes del Instituto de Marianao. El mismo se puso Agustín Díaz Cartaya. Asumió el primer apellido de su padrastro y el primero de su madre.
A los 80 años no esta languideciendo ni la vida es una cosa ya terminada. Sabe que no puede repetirse. Que no puede hacer las cosas de cuando tenía 20 años, de cuando asalto el cuartel de Bayamo. Pero puede hacer otras. Tiene mucha música, ideas, proyectos, cuestiones importantes. Lo anima mucho, sobre todo, el pensar en la posición tan difícil de nuestros cinco héroes, su actitud, son dignos de admirar por su arrojo, su resistencia revolucionaria, su disciplina, su estoicismo es lo más grande que puede concebir a sus 80 años. Son de todos los jóvenes, lo más valeroso.
Agustín Díaz Cartaya sigue componiendo, cantando, creando, recitando, aunque ya no pueda batear jonrones en un estadio, pero sí desde el home de su espíritu. Tiene seis hijos, tres hembras y tres varones, y doce nietos. Y tres biznietos.

Mensaje

Le diría a la juventud, que todo está no en lo hecho, sino en seguir haciendo, perfeccionando lo que haga falta, con las variantes más justas y apropiadas.
Declara que a sus 80 años, luego de que Fidel lo eligiera como revolucionario y como compositor del Himno del 26, considera con sano orgullo que fue elegido doblemente y eso vive en su alma y solo morirá cuando el muera.

Fuente

  • [1] Fiscalia General de la República]

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