Circo

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El circo es un espectáculo artístico, normalmente itinerante, que puede incluir a acróbatas, payasos, magos, adiestradores de animales y otros artistas. Es presentado en el interior de una gran carpa que cuenta con pistas y galerías de asientos para el público. Las pistas de los circos suelen ser áreas circulares donde se presentan las funciones; por consiguiente, el circo de tres pistas es considerado más atractivo por la variedad de espectáculos que se disfrutan al mismo tiempo.

En la actualidad existen circos estables y fijos geográficamente, y algunos de éstos no poseen actos que incluyan animales, pero en muchas ocasiones el circo continúa con su carácter pasajero, lo cual puede ser anunciado por un desfile, avisando que el circo va llegando al poblado.

Orígenes del circo

En la antigua Roma, el circus, que significa ‘círculo’, era el lugar donde se celebraban las carreras de cuadrigas, unos carros tirados por cuatro caballos. Pero ya en el antiguo Egipto había espectáculos de acróbatas, que hacían ejercicios imposibles de realizar por los demás seres humanos.

En las comedias teatrales de Grecia y Roma se incluía un tipo de personaje cómico, que se burlaba del resto de los actores. Así nació la figura del bufón, que durante toda la edad media, sirvió para entretener a los nobles y los reyes europeos. En el renacimiento italiano, hacia el año 1550, apareció un espectáculo popular llamado Commedia del arte, donde actuaban bufones y acróbatas. Aunque las comedias se improvisaban, las interpretaban siempre los mismos personajes ridículos, caracterizados con máscaras y ropas exageradas. Entre ellos estaban Arlequín, un astuto bufón con el vestido remendado a base de rombos de colores, y Pierrot, un sirviente torpe y tontorrón que, con el tiempo, se convirtió en el payaso.

Los primeros circos modernos

En el siglo XVIII se hicieron populares en Europa los espectáculos ecuestres, donde los jinetes hacían peligrosas acrobacias sobre sus caballos. El antiguo sargento de caballería Philip Astley comenzó a asombrar al público inglés en 1768, y en 1779 inauguró en Londres el primer circo moderno, que llamó Astley’s Royal Amphiteatre of Arts (anfiteatro real de artes). Para que el público no se aburriera con los números de equitación, se añadieron otros artistas al espectáculo, como un payaso, un acróbata y un malabarista. El centro del espectáculo era una pista circular de arena de 12,8 metros de diámetro, que Astley había calculado como espacio ideal para mantener el equilibrio al galope. Con el tiempo, esta medida se convirtió en el tamaño oficial de la pista de todos los circos. Tres años después, Charles Hughes abrió otro espectáculo similar, el Royal Circus, cercano a su competidor. A principios del siglo XIX, los grandes circos estables se habían extendido por toda Europa y Estados Unidos.

Para poder llevar los espectáculos a los pueblos y las pequeñas ciudades, se organizaron compañías ambulantes de artistas de circo, llamadas troupes. Los artistas viajaban y vivían en caravanas de colores vivos, para llamar la atención del público. Al principio, estas funciones se representaban a cielo abierto; pero, a partir de la década de 1820, se empezaron a cubrir con carpas, grandes tiendas desmontables, cubiertas con toldos o telas impermeables para protegerse de la lluvia.

A lo largo del siglo XIX se fueron consolidando los demás números del circo: domadores de fieras salvajes; trapecistas que volaban, agarrados a una barra colgante; mujeres barbudas, y otros fenómenos de la naturaleza. La llegada al pueblo de la troupe también formaba parte del espectáculo, como un anticipo publicitario: los artistas desfilaban por las calles, exhibiendo sus habilidades al son de la música.

El mayor espectáculo del mundo

En 1869 el estadounidense William Cameron Coup organizó un circo con dos pistas, donde se representaban dos funciones al mismo tiempo. Coup formó sociedad con otro empresario llamado P. T. Barnum, y en 1871 ambos inauguraron un enorme circo en Brooklyn (Nueva York), que se anunciaba como ‘el mayor espectáculo del mundo’. Diez años más tarde, Barnum se asoció con otro promotor circense, James Anthony Bailey, para montar un circo de tres pistas simultáneas. El espectáculo de Barnum y Bailey, famoso en todo el mundo, fue uno de los muchos circos adquiridos por los hermanos Ringling entre 1907 y 1929. Los siete hermanos Ringling levantaron un floreciente imperio circense, que contaba con 300 carpas y sus propios generadores para producir la electricidad necesaria.

En el siglo XX se crearon otras compañías estables de circo, como el Blackpool Tower de Manchester o el Krone de Munich, creado en 1908 por Karl Krone. Los gobiernos comunistas de China y la antigua Unión Soviética establecieron el circo como arte oficial del Estado. En consecuencia, crearon academias especiales y compañías estatales, que empleaban a los artistas con más talento. Hoy el Circo Nacional Chino sigue siendo uno de los más espectaculares de todo el mundo. En España, tuvieron un papel destacado el circo Olimpia de Barcelona (1924-1943) y el circo Price, con sede estable en Madrid entre 1877 y 1970.

El circo de hoy

Hacia mediados del siglo XX, los ciudadanos de los países occidentales empezaron a rechazar la crueldad de la doma y la exhibición de animales, por lo que fueron desapareciendo los espectáculos con leones, elefantes, caballos y perros amaestrados. Las compañías comenzaron a potenciar las proezas humanas: habilidad, fuerza y valentía. En la actualidad, uno de los circos más populares es el canadiense Cirque du Soleil, que mezcla los elementos del circo tradicional, como los payasos, con nuevas atracciones, como el banyi o puenting acrobático. El espectáculo se refuerza con los efectos de la puesta en escena, que crea un ambiente sugerente gracias al vestuario, la música y la iluminación expresivas.

Fuentes