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* Paramomicina: (125-160 mg/kg, BID, 5 días), Tilosina (11mg/kg vía oral, BID),
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* Azytromicina: (7-10 mg/kg/12 horas (5-7 días), Espiramicina.
 
Es importante realizar de forma adecuada el tratamiento sintomático para, así, reducir la mortalidad y la morbilidad con una correcta terapia de rehidratación y reimplantación de la [[flora]] bacteriana mediante el uso de probióticos.  
 
Es importante realizar de forma adecuada el tratamiento sintomático para, así, reducir la mortalidad y la morbilidad con una correcta terapia de rehidratación y reimplantación de la [[flora]] bacteriana mediante el uso de probióticos.  
  

Revisión del 09:28 5 dic 2018

Cryptosporidiosis felina
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Cryptosporidium se reconoce como un protozoo muy importante en el hombre y en los animales. Aparece de forma endémica o epidémica en lugares tan dispares como granjas y barrios urbanos de países en desarrollo, y asociado a alteraciones en la red de suministro de agua en países desarrollados.

Cryptosporidium parvum parasita el epitelio respiratorio y digestivo de aves, mamíferos, reptiles y del hombre. Un elevado porcentaje de especies animales presentan anticuerpos anti-Cryptosporidium en el suero, lo cual sugiere que la exposición a este parásito es frecuente. Se considera uno de los parásitos más ubicuos del tracto gastrointestinal de los mamíferos, concretamente en el perro y en el gato se ha descrito como el causante de graves cuadros, mayoritariamente entéricos.

Ciclo biológico de Cryptosporidium

Su ciclo biológico es parecido al del resto de los coccidios, pero existen diferencias que conviene destacar: El trofozoíto forma una “vacuola parasitófora”, siendo su localización intracelular y extracitoplasmática. No existen esporoquistes que envuelvan a los 4 esporozoítos que aparecen libres en el interior del ooquiste. El ooquiste, de escaso tamaño (4-5 mm de diámetro), es la forma infectante y penetra en el hospedador por vía oral o por inhalación.

La exquistación normalmente ocurre con ayuda de las sales biliares y las enzimas digestivas. Pero existe un 5% de estos ooquistes que tienen una pared muy lábil y se desenquistan en zonas cercanas a su liberación.

Estos esporozoítos recién liberados son altamente infectantes, por lo que es muy común en esta enfermedad la autoinfección. Generalmente, la transmisión es orofecal. También es común a través de aguas de bebida contaminadas y, con menor frecuencia, a través de los alimentos, piscinas y lagos contaminados.

El periodo de prepatencia de Cryptosporidium parvum es muy corto, oscila entre 5-7 días, con una patencia de hasta 80 días.

Patología

Los cuadros clínicos descritos en los animales enfermos cursan con diarrea persistente de intestino delgado de color amarillo, que generalmente cesa cuando termina el periodo de prepatencia. Casi nunca se observa una diarrea de tipo hemorrágico. No se sabe con certeza todavía si esta diarrea mucosa y acuosa se produce por un mecanismo de defensa del hospedador o por la acción del propio parásito. Esta diarrea parece estar relacionada con un fenómeno de mala absorción, aunque todavía existen muchas incógnitas sobre el mecanismo de acción de este parásito.

Generalmente, este parásito se localiza en el íleon, pero también se han descrito afecciones del aparato respiratorio con lesiones en la conjuntiva. Esta ubicación extraintestinal normalmente ocurre en animales inmunodeprimidos.

Otros síntomas son dolor abdominal, fiebre, anorexia, deshidratación, flatulencia y pérdida de peso, aunque la gravedad del cuadro clínico es directamente proporcional al estado inmune del hospedador.

Muchos animales sufren la infección sin presentar sintomatología, como se ha podido comprobar en numerosos estudios en los que animales asintomáticos excretan ooquistes de Cryptosporidium. Estos animales se consideran portadores y tienen una especial relevancia en colectividades (perreras, gateras, animalarios, criaderos, etc.).

Diagnóstico

Los ooquistes de Cryptosporidium felis pueden distinguirse de los de Cryptosporidium parvum en que son más pequeños. El diámetro de los ooquistes de Cryptosporidium felis mide 4,3 μm (3,5 a 5,0 μm). El diámetro promedio de los de Cryptosporidium parvum tiende a medir 5,0 μm.

El diagnóstico etiológico resulta complicado por lo que los análisis coprológicos convencionales no se suelen utilizar, sino que se recurre a determinadas técnicas de tinción a partir de las extensiones fecales: Ziehl-Neelsen (modificado), en la que los quistes se tiñen de rosa fucsia; técnica de Heine, en la que los quistes aparecen como formas esféricas muy refringentes.

En cuanto al inmunodiagnóstico de la criptosporidiosis, se utiliza con éxito técnicas serológicas como la IFD, para la detección del antígeno de C. parvum en heces sospechosas, y la técnica de ELISA. Existen comercializados tests de diagnóstico mixto para la detección de Cryptosporidium y Giardia, simultáneamente, en heces (Merifluor®) La técnica de PCR se considera también de interés por su elevada sensibilidad, pero su utilización, hasta el momento, se reduce a centros de investigación.

En casos complicados, la endoscopia y biopsia de intestino delgado, principalmente de íleon, y el posterior estudio histopatológico, es concluyente, aunque resulta más costosa y requiere la sedación del animal enfermo.

Tratamiento

El tratamiento medicamentoso se basa en el uso de antidiarreicos, acompañados de un buen tratamiento sintomático, ya que hasta el momento no se ha conseguido encontrar una terapia específica frente a Cryptosporidium. Existe un grupo de fármacos parcialmente eficaces:

  • Sulfamidas: Sulfaquinoxalina + Vitamina complejo B, Sulfadimidina.
  • Antibióticos: Polimixina + Furazolidona (2-4 mg/kg/8 horas, 7 días), Colistina,
  • Paramomicina: (125-160 mg/kg, BID, 5 días), Tilosina (11mg/kg vía oral, BID),
  • Azytromicina: (7-10 mg/kg/12 horas (5-7 días), Espiramicina.

Es importante realizar de forma adecuada el tratamiento sintomático para, así, reducir la mortalidad y la morbilidad con una correcta terapia de rehidratación y reimplantación de la flora bacteriana mediante el uso de probióticos.

En cuanto a la profilaxis, Miró et al., (2001) sugiere tener en cuenta que los quistes son resistentes a los desinfectantes habituales, como la cloración rutinaria del agua de bebida y de las piscinas; por lo que es esencial utilizar desinfectantes específicos, como formalina salina (10%), derivados de amonio cuaternario (al 5% durante 18 horas; al 50% durante 30 minutos). También se destruyen por congelación y por calor. Los métodos de limpieza más eficaces son el vapor de agua (temperaturas superiores a 65°C durante 30 minutos), la congelación, la desecación y la cloración (con ClH, 8 mg/l durante 20 horas).

Fuente