Elisabeth Eidenbenz

Elisabeth Eidenbenz
Información sobre la plantilla
Elisabeth Eidenbenz.jpg
Enfermera y profesora sueca destacada por su gran obra humanitaria.
NombreElisabeth Eidenbenz
Nacimiento12 de junio de 1913
Suiza, Bandera de Suiza
Fallecimiento23 de mayo de 2011
Zúrich, Bandera de Suiza
NacionalidadSuiza
Otros nombresEl alma máter de la “Maternidad de Elna”
OcupaciónMaestra, enfermera
PremiosMedalla de los Justos Entre las Naciones, otorgada por el Estado de Israel (2002); Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social, del Gobierno de España (2006); entre otros.

Elisabeth Eidenbenz. Enfermera y profesora. El gran público la conoce por ser el alma máter de la “Maternidad de Elna”, su gran proyecto: un centro en el sur de Francia entre los años 1939 y 1944, donde salvó las vidas de 597 hijos de refugiados de la Guerra Civil que se encontraban en el campo de refugiados de Argeles y a aproximadamente 200 judíos que huían del nazismo. Ha sido galardonada por el Gobierno de Israel por su labor a favor de los judíos: en el 2002 recibió la medalla de los Justos entre las Naciones.

Síntesis biográfica

Nació en Suiza, el 12 de junio de 1913. Fue maestra en escuelas de Suiza y Dinamarca. Era una joven con ideales, que formaba parte de los movimientos sociales de la época que observaban con inquietud la destrucción de la población civil española y el avance del fascismo, que pocos años después se extendería por Europa.

En Suiza muchas organizaciones sociales se reunieron para preparar una acción conjunta de ayuda a los republicanos españoles. Se organizó una recogida masiva de alimentos, ropa, zapatos y dinero para comprar artículos de uso diario. Con todo el material se llenaron cuatro camiones que, junto con los voluntarios, viajaron a España en abril de 1937. Elisabeth Eidenbenz se encontraba entre estos voluntarios que llegaron a España en plena Guerra Civil española para realizar tareas humanitarias en las zonas republicanas.

Viendo los horrores del fascismo

Fueron dos años de guerra y destrucción que acabaron con el triunfo del fascismo y la huída de miles de personas que a través de la frontera francesa trataban de ponerse a salvo. Los caminos y carreteras que conducían a Francia se llenaron de personas que huían en medio de la nieve y el frío, sin comida ni ropas adecuadas. Las largas caminatas y las duras condiciones provocaron que centenares de personas murieran por el camino. Al llegar a Francia, los refugiados fueron albergados en campos de concentración en Argelès, Saint-Cyprien y Barcarès. Las condiciones de vida en estos campos eran muy duras. Los campos no tenían ninguna infraestructura; no había ni barracones, ni agua, ni letrinas, ni cocinas. Tan solo alambres de espino, arena y mar.

Las mujeres embarazadas eran conducidas a los establos de las Hares, donde con una total carencia de garantías sanitarias, en medio de los excrementos y la paja, nacías los bebés. A continuación, madre e hijo eran devueltos al campo de concentración sin establecer ningún protocolo de posparto que asegurara unos mínimos de supervivencia a los recién nacidos. Pero las bajas temperaturas y la falta de agua potable para preparar los biberones sentenciaban a los recién nacidos a una muerte segura. Se morían de frío y de hambre. El 90% de los niños que nacieron en los campos murió.

Labor realizada

Cuando la Asociación de Ayuda a los Niños de la Guerra propuso a Elisabeth ocuparse del servicio maternal, ella aceptó sin vacilar. Era la única que hablaba español y a pesar de que no tenía conocimientos de puericultura sentía que tenía que colaborar de alguna manera. No fue una tarea fácil.

Primero hubo que buscar un lugar para instalar la maternidad. Finalmente encontraron un caserón deshabitado y muy próximo a Argelès. La casa se encontraba en muy mal estado y hubo que rehabilitar el inmueble. Con gran esfuerzo, Elisabeth consiguió 30.000 francos suizos de la Asociación, lo que le permitió reparar el tejado y habilitar tres plantas. Después hubo que obtener el permiso de apertura: “Con un compañero periodista fotografiamos el estado lamentable de las mujeres embarazadas a punto de parir entre la paja de los establos.

Cuando pedimos permiso para abrir la maternidad, aquellas fotos intimidaron al prefecto que tenía miedo de que en Europa se conociera cómo trataba Francia a los refugiados españoles. Justo al día siguiente, teníamos la autorización”, cuenta Elisabeth. Finalmente en diciembre de 1939, la Maternidad de Elna abría sus puertas. En los primeros años se mantuvo gracias a las donaciones voluntarias que llegaban de Europa.

La Maternidad de Elna

“Los años de la maternidad han sido la etapa más importante de mi vida”

Ella nunca había visto nacer un niño y recuerda con emoción el primer nacimiento en Elna, una niña que se llamaba Pepita.

“Cada nacimiento era una aventura muy emocionante para todas nosotras. Aun en esas circunstancias tan terribles, el nacimiento de un niño era una experiencia maravillosa”.

Para las mujeres embarazadas Elisabeth fue como un ángel bajado del cielo en medio del infierno. Ella era una mujer afectuosa y cordial, que acogía a las mujeres que iban llegando, cuatro semanas antes del parto, y volvían al campo cuatro semanas después. Cuando era posible las estancias se alargaban, y también se acogían a los hijos de las parturientas, que durante la estancia se recuperaban físicamente de los estragos sufridos.

Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, empezaron a llegar refugiados de Francia y el resto de Europa. Principalmente eran mujeres judías que huían de la ocupación nazi. Ante la falta de fondos y el aumento de nacimientos tuvo que pedir el apoyo de la Cruz Roja para seguir con su actividad, pero esto implicó que tenía que seguir los principios de neutralidad propios de la institución y esto le impedía acoger a refugiados políticos, sobre todo judíos.

Apoyando a los judíos

Sin embargo, esto no la detuvo, sino que decidió falsear la identidad de gran parte de ellos con el fin de burlar estas leyes. Fue muy hostigada por la Gestapo, pero ella buscaba los caminos para sortear sus ataques.

La logística de la maternidad estaba asegurada mediante el suministro periódico de alimentos y material, traído desde Suiza en camiones de la organización, que aprovechaba los corredores sanitarios abiertos por la Cruz Roja Internacional en el contexto de la II Guerra Mundial. La maternidad logró mantenerse hasta 1944, en el que fue clausurada por el ejército alemán.

Cuentan que Elisabeth tenía mucho carácter. Cuando llegaban los gendarmes buscando a una madre que ya había parido para devolverla al campo, si ella veía que todavía no estaba en condiciones, los echaba a gritos diciendo:

“Esto es Suiza”.

Ella tenía un estilo muy personal que favorecía muy buen ambiente. Le daba gran importancia al aspecto emocional, y por esto preparaba pequeñas celebraciones en días concretos, que eran como un sueño para las que se alojaban allí.

En la maternidad del Elna nacieron alrededor de 597 niños, que se salvaron de una muerte casi segura. Elisabeth no estaba sola, algunas personas le ayudaban. Pau Casals, músico de El Vendrell considerado uno de los mejores violonchelistas de todos los tiempos y nominado al Premio Nobel de la Paz su activismo pacifista, enviaba dinero a las madres que parían en la maternidad de Elna. Esta mujer de apariencia menuda y frágil defendió enérgicamente el derecho a la vida de casi 1.200 personas entre madres e hijos.

Elisabeth Eidenbenz cuando, a lo largo de su vida, se pedía su ayuda para socorrer a los más débiles. Afirma con rotundidad:

“Me llamaron y fui. No me lo pensé mucho. Ha sido una suerte poder hacer lo que había que hacer”.

Su historia está llena de vida y de esperanzas en el género humano. Y por esto muchos de aquellos niños que nacieron allí son los que han ayudado a recuperar la historia de Elisabeth y de la maternidad.

Muerte

Falleció en Zúrich, el 23 de mayo de 2011, a la edad de 97 años.

Testimonios

“Estaba en el séptimo mes cuando se acercó una señora suiza y me dijo que me iba a llevar a un lugar a parir”
“No es usual encontrar episodios, en un contexto bélico, con final feliz. La maternidad de Elna era la excepción”
“No se rendía jamás. Si los gendarmes venían a por una madre, se cuadraba y les gritaba: ‘¡Esto es Suiza!”.
«Mi madre, afirma uno de aquellos recién nacidos, me dio la vida en la Maternidad de Elne y Elisabeth Eidenbenz, la confianza en el género humano».

Sale a la luz su obra

La historiadora Assumpta Montellà ha explicado en la Universitat Catalana d´Estiu que se topó con la historia de la maternidad de Elne casi por casualidad, mientras trabajaba en su tesis doctoral sobre los niños del exilio.

La primera pista la halló navegando por Internet, donde supo que en Francia se había rendido homenaje a una mujer, de nombre Elisabeth, por proteger y cuidar en su maternidad a madres judías (años después de ocuparse de las refugiadas republicanas). La historiadora localizó a Elisabeth en Viena y ha encontrado a 192 niños nacidos en la maternidad que ya superan los 60 años. En los años 1940-1941, época de mayor actividad, la maternidad podía acoger hasta 30 nacimientos mensuales.

Méritos a su labor

El reconocimiento por su extraordinaria solidaridad no le llegó hasta 2002, cuando empezó a recibir homenajes, entre ellos:

  • La Creu de Sant Jordi del gobierno catalán en 2006
  • La Legión de Honor del gobierno francés
  • La Medalla de los Justos entre las Naciones de Israel
  • La Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social del gobierno español.

También se han publicado libros biográficos como: La Maternidad de Elna o Elisabeth Eidenbenz, más allá de la Maternidad de Elna, ambos de la editorial Ara Llibres.

Fuentes