Fagofobia

Revisión del 15:24 28 feb 2013 de Yamirkis (discusión | contribuciones) (Página creada con '{{Sistema:Moderación_Salud}} {{Enfermedad |nombre= Fagofobia|imagen_del_virus=Fagofobia.jpg|descripción= es la fobia o miedo irracional a tragar o atragantarse |region mas com...')
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Fagofobia
Información sobre la plantilla
Fagofobia.jpg
es la fobia o miedo irracional a tragar o atragantarse

La fagofobia es la fobia o miedo irracional a tragar o atragantarse. Las sensaciones comúnmente expresadas por los fagofóbicos suelen ser el sentir la garganta 'estrechada' haciéndoles sentir que al tragar la comida podrá no pasar y producir ahogamiento. Es posible que los fagofóbicos padezcan de una afección mental subyaciente, o algún trastorno relacionado con la ansiedad. En algunos casos extremos, los fóbicos sólo quieren comer alimentos fáciles de tragar, o masticando excesivamente. Debido a que los fagofóbicos dejan de comer normalmente en algunos casos, esta fobia podría llegar a considerarse como un trastorno alimenticio, sin embargo, es considerada dentro de la categoría de 'otras fobias'


Resumen

Cuando hablamos de fobias no nos referimos a miedos lógicos o evidentes, sino, hablamos de aquellos que pueden causarnos un temor exagerado que incluso para la persona que lo siente es exagerado e ilógico. La fobia al atragantamiento o fagofobia se define como miedo a ingerir alimentos sólidos, bebidas, pastillas, por miedo a ahorgarse o atragantarse, sin una causa médica que lo explique. Surge en niños, o comienza en la adolescencia quienes dejan de comer por miedo a vomitar y a sentir dolor, generalmente con un antecedente de empacho o enfermedad gastrointestinal. En adultos se han visto casos que se presentan posterior a una situación traumática, como por ejemplo tras un atragantamiento con la comida, faringitis, secundaria a un factor estresante vital, o a haber presenciado o tenido noticia de un atragantamiento en otra persona, asimismo en quienes reciben tratamiento de quimioterapia si las sesiones se han aplicado en horas próximas a las de la comida. Esta fobia si es grave puede provocar pérdida de peso y desnutrición. Algunos de los fóbicos sólo quieren tomar líquidos o comida fácil de tragar masticando excesivamente. Esta patología suele desaparecer pero pueden quedar rezagos de conducta como evitar alimentos con una textura que el paciente considera extraña, por lo que se disminuye la gama de alimentos que se consumen con el riesgo que esto conlleva. Es posible que quienes padecen fagofobia tengan un desorden psicológico subyacente.

Síntomas

Algunos de los síntomas observados en aquellos que padecen de esta fobia se encuentran: dificultad para respirar, mareos, sudoración excesiva, náuseas, boca seca, sensación de mareo, temblores, palpitaciones del corazón, incapacidad para pensar con claridad, miedo a morir atragantado, miedo irracional a tragar el semen, volverse loco o perder el control, una sensación de alejamiento de la realidad o bien mediante un ataque de ansiedad.


¿Cómo se traduce este trastorno?

Generalmente, la fagofobia se presenta como un cierre de las vías respiratorias en el momento en el que se pretende tragar un alimento o en su defecto, incluso medicamentos. El nerviosismo es uno de los detonantes de esta dolencia y como sucede en otras enfermedades, el cuerpo suele ser muy sabio y cuando psicológicamente no nos encontramos bien, suele reaccionar rápidamente a través de una vía concreta, que en este caso, es la imposibilidad de tragar. Cuando esto sucede, las reacciones son varias y van desde un nerviosismo o estrés agudo, a una obsesión, desnutrición y pérdida de peso, ya que lo máximo a lo que se llega es a la ingesta de alimentos líquidos, como agua, purés y zumos. En el momento en que se incluye algún alimento un poco más sólido asalta de nuevo el problema.


Tratamiento

  • Comenzar por servirle al afectado purés líquidos hasta llegar, de manera gradual, a un puré espeso y más tarde a alimentos sólidos.
  • Añadir a los purés algún tropiezo de carne, pescado o huevo, primero triturado, y luego en trozos pequeños.
  • Introducir en su dieta los alimentos sólidos a partir de alimentos blandos como huevo pasado por agua, pescado hervido, luego frito, verdura cocida, carne picada y, finalmente, carne fácil de masticar.
  • Este plan dietético irá acompañado de un plan conductual dirigido por el psicólogo, así como de un curso de educación nutricional elemental referida al contenido de nutrientes de los alimentos en una dieta adecuada a las necesidades individuales.


Los alimentos más resistidos

Aunque el término neofobia no discrimina el tipo de alimentos, un estudio inglés realizado entre 564 madres detectó que los niños no muestran rechazo a unos cuantos alimentos al azar, sino a un grupo estratégicamente elegido considerado por la especie humana como sospechoso. Las verduras crudas y amargas, las que más gusto a "yuyo" tienen, son las más difíciles de introducir en la dieta. El pescado es otro de los más odiados por los pequeños.

Los niños tienden a rechazar lo verde, es decir, las verduras, así como también las frutas, identificadas con el color rojo. Cuando esto sucede, los papás cometen el error de ofrecer a sus hijos aquellos alimentos que están seguros de que los chicos van a aceptar y entonces se cae en las carnes, la papa, los postrecitos, los lácteos, las patitas de pollo, las hamburguesas y las salchichas. La neofobia parece tener una excepción: los alimentos dulces. Con seguridad, un alimento nuevo, pero dulce no presenta dificultad para ser incorporado. De hecho, éste es el motivo por el que la mayoría de los preparados infantiles contienen azúcar. La mayoría de los chicos comen una amplia variedad de alimentos hasta los 2 años, cuando repentinamente dejan de hacerlo. La etapa puede durar hasta los 4 ó 5 años. Según los investigadores, se trata de una respuesta de la evolución. Las papilas gustativas de los chicos se cierran cuando empiezan a caminar, lo que hace que controlen más lo que comen. Dicho rechazo podría haber sido una ventaja evolutiva en la prevención de las especies y su exposición a alimentos potencialmente tóxicos.

A pesar de que la neofobia parece ser genética, los médicos coinciden en que los padres de chicos difíciles no deben rendirse y cocinarles nada más que pastas.

Fuentes


Categoría