Feniletilamina
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Feniletilamina (FEA). Es químicamente una amina aromática muy simple, de fórmula C8H11N; es además un alcaloide y un neurotrasmisor monoamínico biosintetizado a través de la decarboxilación enzimática del aminoácido fenilalanina. En el cerebro humano, se le atribuyen roles como neuromodulador o neurotransmisor. También se la encuentra en varios alimentos, especialmente después de una fermentación microbiana, por ejemplo en el chocolate y ciertos quesos.
Descripción
Es un líquido incoloro, que forma con el dióxido de carbono (CO2) una sal carbonatada sólida, al ser expuesta al medio ambiente. Está presente en alimentos como el chocolate se ha considerado portadora de efectos psicoactivos. Sin embargo, es rápidamente metabolizada por la enzima MAO-B, de manera que no llega al cerebro en concentraciones significativas.
Sustituidas forman un grupo amplio y diverso de compuestos que incluye algunos alcaloides, neurotransmisores, hormonas, estimulantes, alucinógenos, entactógenos, anorexígenos, broncodilatadores y antidepresivos.
Se ha planteado cierta asociación entre la feniletilamina y el sentimiento del amor tras la teoría propuesta en la década de 1980 por los médicos Donald F. Klein y Michael R. Liebowitz, del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York (Estados Unidos), quienes postularon que su producción en el cerebro puede desencadenarse por eventos tan simples como un intercambio de miradas, un roce o un apretón de manos, sugiriendo además que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de feniletilamina y que esta sustancia podría ser la responsable, en gran medida, de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando ocurre el enamoramiento, tales como vigilia, excitación, taquicardia, enrojecimiento e insomnio. Parece ser además un precursor de la dopamina que es la substancia responsable de las sensaciones del amor romántico según la teoría de la Dra. Helen Fisher
La feniletilamina es una sustancia producida en el cerebro que pertenece a la clase de las anfetaminas, estimulantes del sistema nervioso que permiten superarse durante un lapso limitado de tiempo, por sobreexcitación seguida de agotamiento. El estado de enamoramiento, según parece, aumenta la producción de feniletilamina, porque su tasa se incrementa en la orina mientras se este enamorado. Esto podría explicar la euforia, la perdida del apetito y la capacidad de prescindir del sueño, tal como sucede en muchos enamorados.
En las personas que son desdichadas en el amor, después de la euforia sigue un periodo de depresión con letárgica, llanto y en ocasiones bulimia de compensación: se trata del "mal de amores" en el sentido real del termino, cuyos síntomas son idénticos a los de los drogados en estado de privación de anfetaminas.
Los depresivos graves experimentan a menudo dificultades sentimentales, y es plausible que exista en ellos una alteración hereditaria o adquirida del mecanismo regulador de la producción de feniletilamina, que estaría sometida a fluctuaciones difíciles de soportar. Muchas veces, estos pacientes, confiesan atiborrarse de chocolate cuando padecen. El chocolate es un alimento rico en feniletilamina, Podría ser que esta ansia de chocolate, corresponda a la búsqueda del aporte alimenticio de una sustancia química que el cerebro ha dejado de secretar en cantidad suficiente. (M.R. Liebowitz, D. F. Klein. Instituto Psiquiátrico de Columbia Presbtyterian Medical Center).
Niletilamina
Generalmente responsabilizamos al corazón de ser el único órgano de hacernos sentir amor. Sin embargo, al ver a la persona amada, son muchas las partes de nuestro cuerpo las que reaccionan. Falta de aire, distracción o aceleración del pulso son algunos síntomas de esta “enfermedad”. Unos lo consideran atracción, otros, enamoramiento; en ambos casos la principal responsable de la sensación es la feniletilamina, un compuesto orgánico que inunda nuestro cerebro cuando estamos junto a la persona que nos gusta. De la familia de las anfetaminas, esta sustancia también se encuentra en alimentos como el chocolate, al que, por ejemplo, recurrimos cuando se sufre “mal de amores” como sustituto de la verdadera sensación.
La respuesta que da nuestro cerebro a esta invasión de feniletilamina son otras tres sustancias: dopamina, norepinefrina y oxiticina. Su combinación hace, por ejemplo, que un enamorado no se sienta cansado a pesar de estar noches enteras suspirando, pensando, hablando o amando al objeto de sus afectos.
“Tenemos química”, un término que se utiliza frecuentemente para referirse a lo que sentimos con el amor. Todo el proceso de enamoramiento se explica con electricidad y química. Son las descargas neuronales, las hormonas y otras sustancias las que descontrolan el cuerpo y la vida al enamorarse. Y el sistema nervioso es el centro de todo este desequilibrio, donde se encuentran también el placer y el dolor. La “enfermedad” del amor se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de ahí al sistema endocrino y nervioso, que produce todas esas intensas manifestaciones físicas. Estar frente a la persona deseada es sólo el inicio de toda una serie de reacciones que responden a los impulsos nerviosos, y que llegan a capilares, glándulas sudoríparas, glándulas lagrimales, vejiga y genitales. ¿Las mariposas en el estómago? Simples descargas nerviosas en los intestinos.
Reacciones al amor
- Ojos grandes: la pupila se dilata hasta un 30% al ver a la persona que nos atrae.
- Falta de aire: debido a la concentración de glucosa en la sangre, la respiración se acelera hasta 30 ciclos.
- Excitación: la nariz es capaz de detectar las feromonas, moléculas inodoras secretadas por los genitales y las axilas. Las feromonas aumentan la libido y tienen un papel fundamental a la hora de atraer al sexo opuesto.
- Distracción: aumentan los niveles de endorfinas y encefalinas, los impulsos de dolor disminuyen, así como el estrés. Lo que en lenguaje coloquial equivale a “andar todo el tiempo sobre una nube”.
- Desinhibición sexual: la progesterona aumenta sus niveles y actúa como desinhibidor sexual.
- Aumento cardiaco: el volumen de sangre y el ritmo de los latidos se acelera llegando a los 100 latidos por minuto. “Siento que se me sale el corazón”, solemos decir, porque las pulsaciones se agitan.
- La temperatura corporal se eleva y el organismo secreta sudor debido al nerviosismo. A algunas personas le sudan las manos, la frente o los pies.
- Mareo: la médula suprarrenal, localizada por encima del riñón, aumenta la secreción de adrenalina y noradrenalina, creando una sensación de vértigo.
Por supuesto, la consecuencia más importante de todas es el crecimiento del deseo. La testosterona es la hormona que determina el impulso sexual y la libido. En los hombres es segregada por los testículos en una dosis diaria de entre 6 y 8 mg; en las mujeres es de 5 mg y la elaboran los ovarios. Esta explicación bioquímica del “milagro” del amor tiene poco más de una década. Para algunos es la aclaración de un proceso místico desconocido hasta el momento, pero que ha llevado de cabeza a hombres y mujeres, mortales comunes y poetas, durante toda la historia. Para otros, la explicación de los síntomas del enamoramiento ha quitado el romanticismo de estos sentimientos definidos hasta ahora como “magia”. Sin embargo, viendo todos los síntomas que sufre el cuerpo con el amor, el milagro más bien parece haber sobrevivido.
Etapas del amor
El amor sufre diferentes etapas, que se tratan de explicar a continuación, según estudios que se han hecho:
- Deseo sexual: intervienen la testosterona y los estrógenos.
- Enamoramiento: se da en el cerebro medio y en esta fase los sentidos están adormecidos por la dopamina, aunque también intervienen otras hormonas.
La feniletilamina (FEA) se comienza a producir al principio del enamoramiento. Esta molécula es un neurotransmisor responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.