George Stevens
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Director de cine estadounidense (18 de diciembre de 1904, Oakland, California, Estados Unidos - 8 de marzo de 1975, Lancaster, California, Estados Unidos) Considerado por la crítica internacional como uno de los principales representantes de la edad dorada de Hollywood, George Stevens demostró a lo largo de su carrera un gran talento para la dirección de actores y un envidiable sentido del ritmo cinematográfico. A lo largo de una dilatada carrera acreditó su gran conocimiento del medio y, ante todo, un estilo depurado, donde cada plano se revela como una elección muy pensada.
Sumario
Síntesis biográfica
El director George Stevens nació el 18 de diciembre de 1904, en Oakland, California y murió el 8 de marzo de 1975, en Lancaster, California, de un infarto al corazón. Su padre fue el actor Landers Stevns y su madre la actriz Gladys Cooper, quienes tenían su propia compañía teatral en Oakland. Para mayor abolengo teatral, cabe mencionar que su abuela materna, Georgia Woodthorpe, también fue una célebre actriz de teatro. Se dice que el debut de la madre del director, fue cuando era una niña en la obra “Little Lord Fauntleroy”, en un teatro de Los Ángeles, al lado de su abuela.
Inicios en el cine
En 1922 se mudaron a Glendale, California, en busca de trabajo
en el cine. Sus padres llegaron a figurar como actores secundarios en
varios filmes. Tanto George como su hermano mayor Jack Landers
Stevens, encontraron empleo en los estudios de Hal Roach, como
asistentes de camarógrafos. Jack llegó a trabajar de camarógrafo
de manera irregular, retirándose de la profesión en 1938. Por
su parte George ascendió en 1923 a director de fotografía de
una buena cantidad de películas de dos rollos, la mayoría de ellas
protagonizadas por Oliver Hardy y Stan Laurel, mejor
conocidos como los grandes comediantes “El Gordo y El Flaco”,
siendo precisamente “Roughest Africa”, la primera en que llevó
crédito de camarógrafo y en el cual las “estrellas” eran “El
Gordo y El Flaco”. En 1930 también comenzó a realizar labores
de guionista y debutó, ese mismo año, como director en “Ladies
Last”, comedia de 21 minutos.
Habiendo dirigido cerca de dos docenas de este tipo de comedias,
entre 1930 y 1933, que le permitieron foguearse y adquirir una gran
experiencia, para saber visualizar su puesta en escena, adquiriendo
una enorme pericia técnica, la cual siempre se le reconoció en el
medio. Después del aprendizaje en las películas cortas de 20
minutos, en los Estudios de Hal Roach y la Universal Pictures, paso en
1933 a la RKO, donde se inició en los largometrajes con “Forasteros
en Honduras” (The Cohens and Kellys in Trouble), una comedia sin
mayor trascendencia, salvo que estuvo protagonizada por George
Sidney, quién años más tarde destacaría como director,
principalmente de musicales, en la Metro Goldwyn Mayer, aunque nuestras
preferidas de Sidney son la versión de “Los Tres Mosqueteros”
con Gene Kelly y, sobre todo, la versión de “Scaramouche” con
Stewart Granger.
Consagración como director
Sería con su sexta película “La Mujer que Supo Amar” (Alice
Adams) estrenada en 1935, que en términos taurinos podríamos
decir que “rompió” Stevens como un director digno de prestarle
atención. Fue la primera de tres colaboraciones con Katherine Hepburn en esta es Alice, una chica provinciana, cuya mayor
ambición es la de que la reconozcan en la sociedad, por lo cual
trata de sobresalir a toda costa, aunque sea al precio de conseguir
un buen marido, económicamente hablando.
El crítico del “Time” escribió de “La Mujer que Supo
Amar”, cuando su estreno, lo siguiente: “Lo que fue en 1922 una
novela astuta y perspicaz, aparece en 1935 como un mordaz, satírico
retrato de época. De las estrellas principales de Hollywood,
Katherine Hepburn es posiblemente la menos versátil. Y es
precisamente esa limitación lo que hace de ella la intérprete ideal
de Alice. Las muecas de desconsuelo, las expresiones mitad pueriles,
mitad hueras con que solía expresar innominados anhelos de juventud,
a menudo tan pasmosamente fuera de lugar en sus interpretaciones de
mujeres de mundo, es lo que convierte esta interpretación de una
muchachita a la que ha comprendido perfectamente en su obra maestra
hasta la fecha. Y consigue la difícil proeza de encarnar a una
“poseuse”, burlándose de sus poses sin burlarse de la persona
que hay detrás. La dirección de George Stevens, a sus 30 años el
más importante director joven de Hollywood, es casi impecable.
“La Hija del Circo” (Annie Oakley,1935) también conocida como
“Blanco Seguro”, es un agradable western biográfico de la famosa
tiradora, estrella del espectáculo del legendario Bufalo Bill, con
la talentosa Barbara Stanwyck como Annie Oakley.
Son tres los musicales que dirigió George Stevens, saliendo
airoso de la prueba, pero sin que podamos lamentar que no haya
cultivado con mayor frecuencia el género, aparte de que la RKO,
cedió la estafeta a la Warner Bros y la la MGM, demasiado rápido. “Los Lucas” (The nitwits, 1935) con
una casi debutante Betty Grable, antes de irse a la Fox, donde
sería su “pin-up” más importante en los cuarenta, se luce en
esta entretenida comedia musical con tema de detectives, buscando a
la “Viuda Negra”. Los otros dos fueron protagonizados por Fred
Astaire, el primero es la estupenda “Ritmo Loco” (Swing Time,
1935), sexto de los diez, en que el bailarín llevaría de pareja a
Ginger Rogers. El tercer musical fue “El Bailarín Enamorado” (A
damsel in distress, 1937) en el cual la bella e inexpresiva Joan Fontaine, fue la pareja de Astaire, lo que significa que no hay
mucho que recordar de los bailables de este film.
Bastante entretenida y graciosa es la comedia “Astucia de una
Dama” (Vivacious lady, 1938), con James Stewart como un
profesor de un colegio de provincia, que en un viaje a la ciudad, se
casa con una cantante de cabaret (Ginger Rogers) y pasa una serie de
simpáticos enredos, al regresar a su pueblo y tener que explicar su
matrimonio, tanto a su conservadora familia, como a su virginal novia
de toda la vida.
Para quién solo conoce de George Stevens sus films monumentales
de los cincuenta, con su búsqueda de grandeza, le resultará un
tanto extraño que sea el realizador de esa gran cinta de aventuras
coloniales, simplemente la mejor de las basadas en una historia de
Rudyard Kipling: “Gunga Din” (Gunga Din, 1939), con sus tres
alocados sargentos (Cary Grant, Douglas Fairbanks Jr. y Victor
McLaglen) que sólo viven para y por el placer de la aventura.
“Noches de Angustia” (Vigil in the night, 1940) dirigida por
George Stevens, basado en una novela de A.J. Cronin, lo cual viene a
significar historia en ambiente de hospitales y médicos, es un
pasable drama con Carole Lombard como una dedicada enfermera, que
para salvar a su hermana menor, asume la responsabilidad de un
descuido de ella, que le cuesta la vida a un niño hospitalizado.
La lacrimógena “La Canción del Recuerdo” (Penny Serenade, 1941), es una de las cumbres del melodrama en el cine norteamericano,
con Irene Dunne y Cary Grant, como la pareja que ve naufragar su
matrimonio, después de la muerte de su pequeño hijo, encontrando la
salvación, después de un sin fin de sufrimientos, en la adopción
de un bebe. Vista en el contexto actual, puede resultar un tanto
lenta en su desarrollo, con un Stevens manejando el encuadre, con un
rigor formal y estático, muy al estilo de la época y que es lo que
se ha dado en llamar el “clasicismo”, pero la fuerza emocional
que imprimen a sus personajes la Dunne y Grant, mantienen, aún hoy
en día, a flote “La Canción del Recuerdo”.
En 1937 había dirigido por segunda ocasión a Katherine Hepburn,
en el melodrama de época “La Calle del Abolengo” (Quality
Street), junto con Franchot Tone, realizada con buen gusto, pero en
su momento la cinta fracasó en taquilla, teniendo división de
opiniones en la crítica, aunque con el tiempo algo se ha revalorado
esta cursi historia de amor; mientras que la tercera en que dirigió
a la excelsa Katherine Hepburn, mantiene su plena vigencia, como una
de las grandes comedias del cine norteamericano en el Siglo XX:
“La Mujer del Año” (Woman of the year, 1942). Fue la primera, de
las nueve cintas en que hicieron pareja Spencer Tracy y Katherine
Hepburn, en la cual Sam Craig (Tracy) es un “rústico” cronista
de deportes, que se casa con la sofisticada Tess Harding (Hepburn),
analista de temas políticos internacionales, en el mismo periódico,
teniendo la pareja que encontrar la adaptación a sus contrastantes
intereses profesionales, en particular la fría y distante Tess, que
pretende elevarse por encima de su hombre. La secuencia final de Tess
haciendo el desayuno, como una muestra de su aceptación de que como
mujer, termina por reconocer quién debe de llevar las riendas del
hogar, es de antología, tanto por la realización de la misma por
parte de Stevens, como por las múltiples interpretaciones que nos
permite, dependiendo del enfoque, ya sea pro o antifeminista, aunque
no debemos de olvidar que la cinta fue realizada en 1942 y, es
indudable, que aunque no se diga “groseramente”, que la mujer
debe de estar sometida al hombre, esa era la moraleja en el momento
de su estreno.
“Tres Contra Todos” (The talk of the town, 1942) es un
híbrido, mezcla de comedia, melodrama y policiaco, con Cary Grant,
Jean Arthur y Ronald Colman, en el cual los dos últimos tratan de
probar la inocencia de Grant, quién se ha ido a esconder a la cabaña
de la chica, que fuera su novia de juventud, la cual esta tratando de
rentársela a Colman, quién es un maestro de derecho. Cary ha
escapado de la cárcel, acusado de haber matado a un hombre, al
provocar un incendio, pero en realidad se trata de un perseguido
político. El aprendizaje en las comedias de dos rollos, por parte de
Stevens, rinde frutos en “Tres Contra Todos”, en particular en su
ritmo frenético, en una serie de disparatadas situaciones y diálogos
que se dan, primero entre los protagonistas, cuando la chica, trata
de evitar que el maestro se entere de la presencia del fugitivo,
después cuando la pareja tratar de distraer a la policía que llega
a la cabaña a buscar al prisionero. En 1980 bajo la dirección de
Jay Sandrich y guión de Neil Simon se realizó la comedia “Parece
que Fue Ayer” ( (Seemes like old times, 1980) con Chevy Chasse,
Goldie Hawn y Charles Grodin, que si no es exactamente un “remake”,
tiene tanto puntos en común en el nudo central de la trama, en que
por lo menos podemos decir que esta inspirada en la estupenda “Tres
Contra Todos”.
Cumbre de su carrera
Pero indudablemente la mejor de las comedias de George Stevens es
“El Amor Llamó Dos Veces” (The more the merrier, 1942), en la
cual durante la Segunda Guerra Mundial, en Washington, Connie
Milligan, una empleada del gobierno, dada la escasez de habitaciones
en la ciudad, le renta un cuarto de su departamento, al maduro Ben
Dingle (Charles Cobrun), creyendo que es parte de sus obligaciones
patrióticas, dada la situación por las que atraviesa el país. A su
vez Dingle le subarrienda la mitad de su habitación a Joe Carter
(Joel McCrea). Dingle termina haciendo labores de “celestina”,
para unir a Joe y a Connie, después de una serie de disparatadas
complicaciones, debido a que primero trata de ocultar el subarriendo
y después, porque los muchachos se caen mal inicialmente, pero
Dingle se encargará de convencerlos de que están hechos el uno para
el otro. Charles Cobrun esta esplendido en su papel de metiche
casamentero, por el cual obtuvo el Oscar de Mejor Actor Secundario en
1943. “El Amor llamó Dos Veces” tuvo su “remake” oficial en
1966 con “Camina, No Corras” (Walk, don’t run), en que la
acción se trasladó a Tokio, Japón, durante las Olimpiadas de 1964.
El “celestino” era Cary Grant, en su última aparición en el
cine y la pareja joven Jim Hutton y Samantha Egger, dirigidos por
Charles Walters, pero esta versión no tiene remotamente la chispa y
el ingenio de “El Amor Llamó Dos Veces”.
Después de “El Amor Llamó Dos Veces” se enlisto en la
Armada, donde colaboró en la filmación de varios documentales, así
como en su realización. Estuvo en el desembarco de Normandía. Su
unidad también filmó la liberación de París y en la entrada de
las fuerzas armadas al campo de concentración de Dachau. Quienes han
visto su documental “Nazi Concentration Camps”, señalan su
sombría visión de la guerra, la cual vino a reflejarse en sus
siguientes producciones de ficción, empezando por el drama
“Recordando a Mama” (I remember mama, 1948) con Irene Dunne,
sobre la dura batalla de una familia de inmigrantes noruegos por
sobrevivir y establecerse en San Francisco, a principios del siglo
pasado, bajo el cobijo de la enérgica figura de su matrona, que da
el título al film.
Aunque en “Ambiciones que Matan” (A place in the sun, 1951) se
matizo el fuerte contenido de denuncia social, que encontramos en la
obra original de Theodore Dreiser “Una Tragedia Americana”, al
casi reducirla a un mero conflicto individual de triangulo amoroso,
con el ambicioso y arribista George Estaman (Montgomery Clift), capaz
de llegar al crimen, para deshacerse de la estorbosa obrera Alice
Tripp (Shelly Winters), que tuvo la torpeza de embarazarse y
amenazarlo con no dejarlo casarse con la bella millonaria Angela
Vickers (Elizabeth Taylor), algo queda de la crítica social, al
presentar el contraste entre el mundo de pobreza y miseria de que
procede Estman, con el del brillo y el lujo de riqueza del que emerge
Angela. De cierta manera Estman más que un arribista, parece un
hombre bueno, atrapado en un conflicto de amor y de honor. De
cualquier manera “Ambiciones que Matan” es uno de los melodramas
más populares de los años cincuenta del siglo pasado, merced a la
soberbia interpretación de Montgomery Clift y la esplendente belleza
de una Elizabeth Taylor, en uno de sus primeros grandes papeles de su
brillante carrera. Por su parte George Stevens ganó el Oscar de
Mejor Director en 1951 por “Ambiciones que Matan”, pasando a ser
considerado uno de los grandes directores, aunque en un exceso de ser
puntilloso, el crítico Andrew Sarris, con su característica ironía,
señala que lo que ganó en grandeza, lo tornó en pequeñas
cualidades.
No conozco “Algo Porque Vivir” (Something to live for, 1952)
protagonizada por Ray Milland y Joan Fontaine, la cual, se trata
de una especie de reedición de “Días Sin Huella” (The lost
weekend, 1945), en que se han invertido los papeles, pues ahora la
esposa (Fontaine) es quién tiene problemas con el licor, mientras su
marido (Milland) trata de convencerla de acudir a alcohólicos
anónimos.
Posterior el western “Shane, el Desconocido” (Shane, 1953),
más allá de coincidir o no en que esta sobrevalorado, conforme el
criterio de muchos críticos, lo que está fuera de discusión es que
es un referente obligado en los anales del “género por
excelencia”, con la figura mítica de Shane (Alan Ladd),
perdiéndose en el horizonte después de batirse, en duelo mortal,
con el pistolero Jack Wilson (Jack Palance).
Durante la última etapa de su carrera mantuvo el pulso narrativo,
a pesar de la complejidad de proyectos como Gigante (1956),
galardonado con el Oscar ese mismo año, El diario de Ana Frank
(1959) y La historia más grande jamás contada (1965). Por
sus rasgos de carácter y evidente capacidad para el relato
cinematográfico, su prestigio se mantuvo tras su retiro a finales de
la década de los sesenta.
Películas como Director
(1970) El Unico Juego en la Ciudad
(1965) La Historia más Grande Jamás Contada
(1959) El Diario de Ana Frank(1959)
(1956) Gigante (1956)
(1953) Raíces Profundas
(1951) Un Lugar en el Sol
(1948) Una Encuesta Llamada Milagro
(1948) Nunca la olvidaré
(1943) El amor llamó dos veces
(1942) El Asunto del día
(1942) La Mujer del Año
(1941) Serenata Nostálgica
(1940) Noche de Angustia (1940)
(1939) Gunga Din
(1938) Ardid Femenino
(1937) Olivia
(1937) Señorita en desgracia
(1936) En Alas de la Danza
(1935) Annie Oakley
(1935) Sueños de Juventud (1935)
Películas como guionista
(1965) La Historia más Grande Jamás Contada
Películas como productor
(1965) La Historia más Grande Jamás Contada
(1959) El Diario de Ana Frank(1959)
(1953) Raíces Profundas
(1951) Un Lugar en el Sol
(1943) El amor llamó dos veces
(1942) El Asunto del día
(1941) Serenata Nostálgica
(1940) Noche de Angustia (1940)
(1939) Gunga Din
(1938) Ardid Femenino
Premios Óscar
Año | Categoría | Película | Resultado |
1960 |
Mejor director |
El diario de Ana Frank |
Nominado |
1960 |
Mejor película |
El diario de Ana Frank |
Nominado |
1957 |
Mejor director |
Gigante |
Ganador |
1957 |
Mejor película |
Gigante |
Nominado |
1954 |
Premio en memoria de Irving Thalberg |
Ganador | |
1954 |
Mejor director |
Raíces profundas |
Nominado |
1954 |
Mejor película |
Raíces profundas |
Nominado |
1951 |
Mejor director |
Un lugar en el sol |
Ganador |
1951 |
Mejor película |
Un lugar en el sol |
Nominado |
1944 |
Mejor director |
El amor llamó dos veces |
Nominado |
1944 |
Mejor película |
El amor llamó dos veces |
Nominado |
1943 |
Mejor película |
El asunto del día |
Nominado |
Fuentes
- Artículo en Biografias
- Artículo en Biografias y Vidas
- Artículo en Cine Forever