Historia del ron en Cuba

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UNA ACLARACIÓN SOBRE RONES Y MURCIÉLAGOS.


No hay que negar que en 1862, en la ciudad de Santiago de Cuba, los hermanos Bacardí adquirieran una de las destilerías de la ciudad y adoptaran como símbolo de sus rones al murciélago. Resulta que al principio estos señores vendían el ron envasado en recipientes de un galón que habían sido empleados originalmente para una firma de aceite de oliva que tenía un murciélago como marca de fábrica. Los compradores comenzaron a pedir el ron del murciélago, y así nació, una célebre marca, cubana en sus orígenes, aunque hace ya casi medio siglo que este bicho no revolotea más entre nuestras botellas.
Transcurre el tiempo, dieciséis años después nace el Havana Club, y con posterioridad al triunfo Revolucionario de enero de 1959, fueron nacionalizadas todas las industrias cubanas de bebidas y licores. Las marcas, fueron transferidas al Estado Cubano, con una excepción: La Compañía Ron Bacardí, había transferido las marcas a una de sus empresas en el extranjero dos años antes de la nacionalización. Se llevaron la marca, pero, el tesoro del ron quedaba en Cuba. Esto puede afirmarse según uno de los libros de la propia Casa Comercial Bacardí, fechado en 1925, y cito:
¨En verdad, no hubo ni podrá haber en ningún momento de la historia, ni en país alguno, ron como el nuestro. Ni semejante siquiera. Los que se fabriquen fuera de Cuba no disponen de la mejor materia prima que existe, y que son, precisamente, las mieles de caña cubanas ¨.
En la década del 90, a la par que ascendían notablemente los índices de crecimiento en las exportaciones del ron Havana Club, aumentaba la rabia de los propietarios del murciélago, que desde siempre estuvieron identificados con los intereses contrarrevolucionarios, y en particular con la mafia cubano-norteamericana de Miami. Ahora resulta, que el murciélago se ha vuelto rabioso, y decidió pasar a las acciones directas contra Cuba, financiando proyectos anticubanos y pleiteando por los supuestos derechos sobre la propiedad de la marca Havana Club.
Creer que la historia del ron cubano es sólo la historia de sus marcas y etiquetas, es pensar que toda la fruta termina en la cáscara.

En última instancia, cuando se desprende la etiqueta y queda el ron, no hay dudas de que el nuestro resultó, de la combinación perfecta de las mieles de caña producidas en la tierra fértil de Cuba, el añejamiento natural en antiguos toneles a pocos metros de las aguas del golfo, con los aires húmedos de la costa, de forma tal, que el ron blanco, brillante, es nuestra luz destilada, mientras que el ron oro, desarrollado en las bodegas centenarias del Havana Club, es nuestro sol líquido. Y los murciélagos no tienen nada que ver con la luz ni con el sol. Por lo menos, así pensamos aquí, enSanta Cruz del Ron, pueblito ribereño que brilla al norte en el mapa de Cuba, por obra y gracia de una vieja destilería.


Fuente:

Historiador Municipal