Livia Gouverner

Livia Gouverner
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Nacimiento15 de julio de 1941
Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
Fallecimiento1 de noviembre de 1961
Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Caracas

Livia Gouverner. Destacada joven revolucionaria venezolana, asesinada por los esbirros de la tiranía Batistiana.

Síntesis biográfica

Nació en un muy humilde hogar, el 15 de julio de 1941, primera de 11 hijos formados por los padres en la decencia y la honradez. Estudiaba psicología en la Universidad Central de Caracas y militaba en la Juventud Comunista Venezolana. De fuerte carácter, vital y cariñosa.

De pequeña escribía y recitaba poemas; luego, en el liceo Andrés Bello, se integró a los grupos de teatro Galerías y Máscaras. Entre sus libros, junto a textos de psicología, pedagogía y otras ciencias, conservaba novelas, poesías y folletos sobre Cuba.

Anduvo incansablemente, llevando la cultura a barrios muy pobres, después que el 23 de enero de 1958, con el derrocamiento de la tiranía de Marcos Pérez Jiménez, la tan ansiada libertad parecía cierta.

Había caído el régimen de Marcos Pérez Jiménez, plantado en el poder desde 1953, pero la hora del pueblo no había llegado. En comicios de finales del propio año de 1958 el reaccionario y exgolpista Rómulo Betancourt.

Las nobles tares en las que Livia participaba, impulsadas por los movimientos de izquierda y otros grupos progesistas, se trocaban en nuevas protestas contra las injusticias sociales y en demanda de garantías ciudadanas.

Muere

El 1 de noviembre de 1961 la ciudad salía a las calles para apoyar a la Revolución cubana. Esbirros que habían servido a la tiranía de Fulgencio Batista en Cuba, refugiados en la capital venezolana, atacaron allí la marcha con armas de guerra que hicieron diana de muerte en Livia Gouverner.

El crime fue negado y la memoria de Livia trataron de mancillarla, pero el pueblo reaccionó: el homenaje póstumo a ella ofrecido fue una de las mayores manifestaciones recordadas por la ciudad, y una diáfana señal de duelo e indignación populares.

Contra el deseo de las autoridades, el cortejo fúnebre ganó la puerta norte de la Universidad Central y el féretro fue llevado en hombros de los alumnos hasta la Facultad de Humanidades, donde se honró a la compañera y se exigió castigo para sus asesinos.

El sacrificio de aquella venezolana inspiró en poetas de la Isla proféticos versos como los del ya desaparecido José Martínez Matos:

  • Mi pueblo y tu pueblo aman tu nombre
  • Tu nombre no termina con la muerte

Fuente