Manuel Ascunce Domenech

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Plantilla:Personaje histórico 

Manuel Ascunce Domenech. Maestro cubano. Asesinado mientras alfabetizaba campesinos en las montañas del Escambray por bandas armadas al servicio de Estados Unidos.

Primeros años de vida

Manuel Pablo Ascunce Domenech, hijo de Evelia y de Manuel, ella ama de casa y él empleado, nace el 25 de enero de 1945, a las siete y treinta de la mañana en la ciudad de Sagua la Grande, provincia de Las Villas, por ese entonces.


Sus abuelos por línea paterna fueron Eladio y Guillermina y por línea materna, Vicente y Juana Rosa. La coincidencia quiso que este nacimiento ocurriera tres días antes de conmemorarse un aniversario más del natalicio de José Martí, como si la casualidad hubiera querido obsequiar este regalo al Apóstol de Cuba.


El 23 de enero de 1947, próximo a los dos años de edad, fue bautizado en la Iglesia Parroquial de Sagua. Sus padrinos fueron Guillermina Hernández Santos y Arnaldo Hernández Solloa.


Era una familia humilde, con las características propias de la época de la seudorrepública. Tenía Manuel dos años, cuando la familia se traslada a la capital, a la residencia situada en Justicia No. 574, entre Santa Felicia y Santa Ana, en la barriada de Luyanó. Su niñez transcurrió feliz, junto al amor de sus padres, abuelos, y su hermanita menor Mambla, su compañera de infancia, por quien sentía gran cariño.


A la edad de siete años los padres le proponen hacer la primera comunión, a lo que él respondió: “Yo no quiero tener nada con los curas”. Fue tal su aferramiento en esto, que Evelia y Manuel decidieron no prepararlo en la doctrina católica, ni hablarle más del tema.


Su enseñanza primaria la realizó en las Escuelas “Santa Marta” y “El Éxito”, del propio barrio de Luyanó, donde culminó en el curso escolar 1957-58 el sexto grado, a la edad de trece años.


Desde muy temprano demostró ser un alumno disciplinado, tranquilo, estudioso, de carácter serio, aunque gustaba de los juegos y de hacer chistes. Constituyó siempre un ejemplo para su única hermanita Mambla.


Evelia cuenta de la época de infancia de Manuel, que amaba los animales y era desprendido. En una ocasión su papá le compró una mascota para jugar pelota, pero ella se dio cuenta de su ausencia, por lo que le preguntó a Manolito sobre el asunto, a lo cual él respondió: “que se la había prestado a un amiguito porque él no tenía ninguna”. En varias ocasiones su hermana Mambla, quien gustaba jugar con los gorriones que se caían en el patio, veía cómo Manolito hacía por restablecer a los pichones en sus nidos. Era muy limpio y presumido, cuando se caía en el piso y se levantaba, nunca se limpiaba las manos en la ropa, sino que con ellas en alto, corría para el baño a lavárselas.


Cursó estudios de enseñanza media en la escuela “América”, ubicada en Herrera y Guanabacoa, Luyanó, donde cursó el séptimo grado y comenzó el octavo en otra instaláción de la escuela, en la propia barriada. Le gustaban mucho las fiestas, tenía un carácter juvenil, que le ganaba la confianza y el aprecio de sus compañeros. Era un muchacho trigueño, de tez blanca y ojos muy expresivos. Poseía una nobleza extrema, no tenía nada suyo, y sentía gran sensibilidad por todo lo que le rodeaba. Últimamente ya estaba más alto que su padre, según la madre, y siempre escuchaba con atención todos los discursos de Fidel, como era habitual en la familia.


Incorporación a la actividad revolucionaria

En la etapa estudiantil se incorpora a la defensa de la Patria, ante el ataque mercenario de Playa Girón, en abril de 1961, se hace presente en las guardias y en la protección de su escuela secundaria básica si las circunstancias lo requerían. Se incorpora a la Asociación de Jóvenes Rebeldes '(AJR).


Durante la Campaña de Alfabetización no vaciló en separarse del hogar para marchar a donde fuera necesario. Al llamado de Fidel para integrar las Brigadas “Conrado Benítez”, Manuel solicita el ingreso en sus filas, el 23 de marzo de 1961.


Era apenas un niño —como dijera el mismo Fidel Castro —, que además había sacrificado sus vacaciones, que llegaba allí, igual que otros 100 mil jóvenes, igual que otras decenas y decenas de miles de niños y de jóvenes, hijos, por supuesto, de decenas y decenas de miles de familias, muchos de ellos, la inmensa mayoría, hijos de la clase obrera.


Muerte

El 26 de noviembre de 1961, una banda contrarrevolucionaria se presenta en la vivienda del humilde campesino Pedro Lantigua Ortega, los forajidos fijaron su atención en el muchacho, el cual ante la pregunta de los malhechores de quien era, no vacilo en decir: ¡Yo soy el maestro! Lo que indigno a los bandidos quienes arremetieron de la forma más brutal y cobarde el alevoso crimen contra los dos hombres indefensos.

El asesinato de Manuel se produjo en Limones Cantero, finca Palmarito, junto a su alumno Pedro Lantigua Ortega, a manos de los criminales, Braulio Amador Quesada   (principal ejecutor), Pedro González Sánchez y Julio Emilio Carretero Escajadillo (jefe de una comandancia).

Sepelio

Julio López Blanco, quien fuera decano del Colegio de Maestros y responsable de las brigadas Conrado Benítez  en la antigua provincia de Las Villas, recuerda los emotivos momentos que vivió aquella época en La Habana, durante el encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro con los familiares de Ascunce en la funeraria donde yacían tendidos sus restos. Rememoró también el imponente cortejo fúnebre, el 27 de noviembre, encabezado por el Jefe de la Revolución, lo cual coincidió con el aniversario 90 delfusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, en 1871.

En el Cementerio de Colón, el director del Hospital Militar Finlay, el doctor Nicolás Monzón Pérez (Pompi), natural de Encrucijada, hijo del médico de igual nombre, expuso los resultados de la Autopsia, según la cual a las víctimas las ahorcaron con alambres de púa.

Fidel pronunció las palabras finales, en las que señaló que Ascunce se convertía en un nuevo mártir de la educación y de la Patria.

El 26 de diciembre de 1961 se develaron en la Secundaria Básica América, el busto y la tarja que la convirtieron en la escuela Secundaria Básica "Manuel Ascunse Domenech", en recordación de quien murió asesinado por enseñar a leer y a escribir.

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