Policarpio Soler

Policarpio Soler
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Soler-policarpo.jpg
NombrePolicarpio Soler Cué
NacimientoCamagüey, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1959
Bandera de la República Dominicana República Dominicana
Causa de la muerteBaleado
ResidenciaRepública Dominicana
NacionalidadCubana
CónyugeCaridad


Policarpio Soler. Fue militar y ganster cubano de los años 1940 y 1950, destacado durante la dictadura de Fulgencio Batista, también estuvo al servicio del tirano dominicano Rafael Trujillo.

Caracterizado por aparentar ser un político profesional, un hombre de éxito, usaba guayabera, con un semblante apacible y jovial, detrás de estos signos se escondía el verdadero matón a sueldo.

Trayectoria

Nace en Camagüey, ubicada en la región centro oriental de Cuba, en los inicios de la década de 1940, bajo el nombre de Domingo Herrera se enrola en la Policía Nacional, luciendo los grados de teniente.

Estando en esta institución hasta el final del primer gobierno de Fulgencio Batista

Asesino a sueldo

Anteriormente se le había acusado de un homicidio. En 1945, otro hecho de sangre lo obliga a salir del país, se radica en México, donde conoce a Orlando León, conocido como El Colorado y demás integrantes de la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR).

En septiembre de 1947 regresa a Cuba y al año siguiente se ve implicado en el asesinato de Noel Salazar, jefe de la Policía del Ministerio de Educación, un años más tarde, está implicado en la muerte de Justo Fuentes Clavel, vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria y miembro de la UIR.

En septiembre de 1948, realiza un atentado contra Wichy Salazar, vinculado también a la UIR, quien lo buscaba para vengar la muerte de Noel. Wichy es esesinado en la calle Ayestarán por este ganster cubano.

En julio de 1950 n la esquina de San Rafael y San Francisco, ocurre otro atentado contra miembros de la UIR; dejando un saldo de dos muertos y varios heridos. Testigos del incidente vieron al sicario disparar la ametralladora a través de la ventanilla de un automóvil en marcha.

En Matanzas

A mediados de 1951 esto grupos gansteriles son convocados a una tregua por el presidente Carlos Prío Socarrás, se dieron facilidades a los miembros de los grupos de acción para que se reintegraran a la vida normal.

En ese pacto de unidad, del que no quedó constancia escrita, este matón a sueldo, siguiendo instrucciones de Orlando Puente, secretario de la presidencia de la República, se instala en la ciudad de Matanzas, con las garantías de que no sería molestado, y comienza a preparar la postulación como Representante a la Cámara en las elecciones de primero de junio de 1952.

En ese territorio es apresado por la Guardia Rural, luego del atentado que los partidarios perpetran contra un grupo de la UIR que se dedicaba a arrancar los carteles que anunciaban la candidatura del pistolero al Parlamento.

En la cárcel matancera se le trató como un huésped de honor. Se alojó en el salón de recreo de la jefatura del penal y se le permitió recibir a cuantos visitantes quisieron saludarlo.

Algunos visitantes llegaban directamente desde el Palacio Presidencial y a la vuelta trasmitían al Ejecutivo los recados amenazadores del gángster:

Con la mayor insolencia, declaraba a la prensa:

"He sido víctima de las maquinaciones de mis enemigos que hacen creer que soy un monstruo para hacerme cargar con la culpa de todos los hechos que se han registrado durante los seis años en que aparezco como prófugo de la justicia. Pero tengo la seguridad de que la verdad se abrirá paso".

Expresó que había dado la palabra a Prío de que no participaría en actos de violencia, y recalcó:

"El Presidente de la República es mi amigo. Yo le prometí gestionar la terminación de la guerra de grupos. Hevia es mi candidato presidencial; es un cubano serio y honesto. Aspiro a Representante por el Partido Auténtico y soy uno de los dieguitos ".

Fuga de la cárcel

Una tarde comunica a Florencio Sáinz, jefe del penal matancero, que lo visitarían Tony Varona, senador y primer ministro del gobierno, y un oficial del Ejército.

Pero otros fueron los visitantes de ese día. Carlos Gil, dirigente obrero de la fábrica de jarcias, y varias personas más piden permiso para saludar a al amigo Soler, se les niega la entrada, insisten en medio de un escándalo tremendo, se lo conceden.

De manera simultánea, Gil entra en la prisión y Policarpo avanza hacia la reja exterior, que permanece abierta, mientras una mujer que también había pedido autorización para verlo, se le acerca y le entrega una pistola calibre 45.

Armado, empuja al oficial que lo conduce y sale de la cárcel. En la calle los acompañantes de Gil lo protegen con las ametralladoras. Sucede entonces lo increíble. Una escena grotesca. Florencio Sáinz, jefe de la prisión, se abraza al fugitivo al tiempo que le dice:

"¡Policarpo, por tu madre, no te vayas! Mira que me perjudicas…".

Policarpo sin embargo se mantiene sordo a las súplicas.

"Chico, no soy yo quien se quiere ir; son mis amigos los que me llevan".

Regresa a La Habana

Se instala nuevamente en La Habana. En la residencia del reparto La Sierra, donde recibe visita de los ministros Sergio Megía y Ramón Zaydín, más conocido como Mongo Pillería.

Todas las noches sale a la calle con una ametralladora oculta en una jaba. Es cuestionado el Director General de Aduanas por permitirle acceder a drogas y granadas de mano, pero el hombre niega la imputación y afirma que solo le ha hecho llegar materiales de propaganda para la campaña política.

Luego se produce una revelación impresionante; el gánster del brazo del Secretario de la Presidencia y ante la tolerancia de funcionarios judiciales y agentes del orden que custodiaban el local acude a la Junta Municipal Electoral del Este para obtener la cédula.

La obtiene a nombre de Policarpo Soler Cué con cuarenta y uno años de edad, con dirección personal en calle Santa Clara No. 14, en el barrio habanero de San Francisco.

Preso en el Castillo del Príncipe

Miembros de la UIR facilitan al Servicio de Inteligencia Militar (SIM) la localización de este sujeto. Las autoridades lo detienen y los internan en el Castillo del Príncipe.

Recluido aquí bajo severas medidas de seguridad; se le prohibieron las visitas y no se le permitía tomar el sol en la azotea del presidio. Pero bien pronto el aislamiento se vio quebrado por las largas conversaciones que sostenía en la prisión con el ministro Megía, el senador Diego Vicente Tejera y otros representantes de gobierno.

Los amigos del Palacio Presidencial no lo abandonaron a la suerte. Existeron presiones a los magistrados del Tribunal de Urgencia a fin de que no lo condenaran por las dos causas que tenía pendiente ante esa instancia judicial, como los jueces no se plegaron y resistieron el asedio, se varió la conducta a seguir: un certificado médico tras otro obstruía la presentación del reo ante la justicia.

Los dos primeros se expidieron a causa de un supuesto cólico hepático; el tercero, por un pólipo nasal. Se adujo que debía ser intervenido quirúrgicamente a causa de esa dolencia y se le internó en la enfermería del penal.

Era un requisito táctico indispensable para la fuga. La enfermería se hallaba en la azotea, y cerca de ella se ubicaba la galera 21, donde, desde 1947, guardaban prisión algunos de los implicados en la masacre de Orfila.

De esa cárcel habanera se fuga por la garita de la calle G, 25 de noviembre de 1951, cuando el custodio, se vio rodeado de pronto, de momento aparecieron tres hombres, que lo hicieron al suelo, y uno de ellos, alto, flaco, pelirrojo, le dijo:

"¿No me conoces? Soy El Colorado, y vengo a buscar a mi hermano. No te muevas porque te mato…".
"¡Apúrate, gordo! –le grita El Colorado, y el aludido responde que no puede hacerlo más rápido porque la gordura se lo impide.

Añade:

"¡Es la buena vida! ".

Lo demás fue fácil. El grupo se escurrió por el ángulo de la fortaleza que da a la calle C, atravesó los patios de algunas de las casas colindantes y abordó los vehículos que aguardaban a pocos pasos de la Novena Estación de Policía.

Traición o complicidad

Segundo Curti, ministro de Gobernación en el gabinete del presidente Prío, no tardó en hacerse presente en El Príncipe. Aparatoso, gesticulante, soberbio, exclama una y otra vez:

"¡Esto es una traición! ".
"Esta gente no podía haber salido sin complicidad interior. Nunca se había producido una fuga tan escandalosa, tan absurda, a la luz del día. Las medidas de seguridad que habíamos tomado eran fantásticas".

El ministro Curti acusó directamente al comandante Ismail, jefe de la Policía del penal, de complicidad en la fuga. La misma opinión exteriorizó Federico de Córdoba, director del Príncipe y recordó que días antes Ismail le había comunicado que le ofrecieron quince mil pesos si dejaba escapar al gánster.

Córdobai, expresó;

"Yo creo que fue una coartada de Ismail, que estaba preparando el terreno para justificarse a posteriori".

Con Soler huyeron del Príncipe José Fallat alias El Turquito, asesino de Emilio Tro y de Aurora Soler en los sucesos de Orfila, el El Guajiro Salgado y Luis Matos Silbes que, a las órdenes de Mario Salabarría, participaron también en la agresión contra la casa de Morín Dopico.

En declaraciones a la prensa, El Colorado negó de inmediato la participación en los sucesos del Príncipe, pero no ocultó la alegría que le causaba saber libre al amigo Soler.

El profugo conversó también con los periodistas. Dijo que la fuga había sido obra de un grupo de activistas políticos y que hubiera sido poco delicado rehusar acompañarlos.

Aseveró:

"Esto me obliga a aplazar la liquidación y esclarecimiento de mi situación con la justicia. Ahora vuelvo al combate…".

Sale de Cuba

Luego de la fuga, y del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, reaparece en España, debido a que el amplio círculo de amistades le facilitó el traslado a Europa.

A mediados de 1952, los viajeros llegados de Madrid comentaban que el gángster se paseaba, como un turista, por la Puerta del Sol”. En un artículo titulado Frente a todos, publicado en Bohemia, el 8 de enero de 1956, Fidel Castro afirmaba:

"El régimen de Batista embarcó a Policarpo Soler para España repleto de dinero".

De España, pasó a Venezuela y de ahí a República Dominicana donde actuó como matón a sueldo del generalísimo Trujillo. A partir de enero de 1959 las versiones se confunden.

Muerte

Se dice que Trujillo no vio con buenos ojos las relaciones entre Batista y el gánster cubano. Otros afirman, que el cubano quiso darle la mala al sátrapa dominicano con el dinero – un millón de dólares de los tres exigidos por Trujillo - que Batista entregó en pago de la estancia de él y del resto de los que se refugiaron en República Dominicana.

Sobrevinieron las desavenencias y este, sabiéndose en desgracia, quiso poner tierra por medio. Trujillo no le dio tiempo. Un día llegó a la casa del cubano sin escolta y con un pañuelo blanco en la mano, en señal de paz.

Charlaron y bebieron como en los viejos tiempos y se despidieron con un abrazo. Entonces los hombres, que se habían apostado convenientemente durante la visita, abrieron fuego contra el gánster, acribillándolo a balazos.

Fuente