Troya

Troya
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Ciudad antigua de [[Bandera de Turquía Turquía]]
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EntidadCiudad antigua
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Troya. Es uno de los lugares arqueológicos más famosos del mundo. A lo largo de los siglos Troya había sido entendida como un lugar mítico inexistente, negándose su realidad, hasta llegar el Siglo XIX. Se alzaba sobre el extremo oeste del Espolón Hisálico.

Historia

La historia de Troya está íntimamente vinculada a la de los pueblos vecinos del Asia Menor. Aproximadamente en el siglo XII a. n.e., la floreciente población de los troyanos fue destruida; la tradición griega considera esta destrucción obra de los aqueos: los basileis de Micenas y de los otros centros de Grecia en aquel tiempo figuran en las antiguas tradiciones de las campañas troyanas como jefes de los ejércitos que sitiaron Troya. La información acerca de estos acontecimientos está conservada en los poemas homéricos la Ilíada y la Odisea. A mediados del Siglo xix, los representantes de la llamada orientación crítica en los estudios de los poemas homéricos expresaban sus dudas sobre la existencia de Troya. Solamente las excavaciones del arqueólogo aficionado Schliemann probaron su existencia. Utilizando datos contenidos en los poemas homéricos, Schliemann comenzó a excavar la colina de Hissarlik, descubriendo el lugar donde había estado Troya.

Es verdad que Schliemann se equivocó en la definición de las capas pertenecientes a la Troya homérica, ya que dirigía las excavaciones sin tener en cuenta las exigencias básicas de los métodos arqueológicos. Se rigió por las fechas que se consignan en los poemas de Homero; los objetos que pertenecían a una época fueron confundidos con material de épocas más antiguas, de diferentes poblaciones, y fueron destruidas durante las excavaciones las murallas de la Troya homérica. Las excavaciones siguientes establecieron la presencia de muchas capas urbanas, en número no menor de nueve, pertenecientes a un período que va del III milenio a. C. hasta los primeros siglos de nuestra era.

La más antigua colonia de Troya en la colina de Hissarlik corresponde al comienzo del III milenio a. C. Los habitantes de esta población se encontraban todavía en el régimen de la comunidad gentilicia primitiva. Se ocupaban de la agricultura y la ganadería, a lo que contribuyó la fertilidad del territorio circundante. Los instrumentos estaban hechos con piedra pulida. Sólo se puede hablar presuntivamente del uso del cobre. Alrededor del 2000 a.n.e. aparecen aquí recipientes importados de las Islas Cícladas.

En la segunda mitad del III milenio, sobre las ruinas de la primera población, desaparecida según parece a raíz de un incendio, surgió más rica, rodeada de gruesos muros, la población de la segunda Troya. Los habitantes de esta ciudad utilizaron el bronce y los metales preciosos, tales como el oro y la plata. Esta era la época de la descomposición de la comunidad gentilicia primitiva. La riqueza de la aristocracia alcanzó grandes proporciones. De ejemplo pueden servir los considerables depósitos encontrados en Troya, tal como el hallado por Schliemann y llamado «El tesoro de Príamo». Estaba constituido por lingotes de plata, recipientes de cobre, plata y oro, armas de bronce y piedra, ornamentos de oro finamente trabajado (diademas, brazaletes, pendientes, etcétera), vajilla y otros. La cantidad de pequeños objetos de oro sobrepasa el número de 8.000. Particularmente llaman la atención grandes hachas pulidas de jaspe y jade, muy bellas por su forma, adornadas con dibujos de extraordinaria elegancia.

En otros tesoros de esta época fue encontrada gran cantidad de objetos de alto valor artístico, de oro, plata y bronce. La abundancia de tesoros muestra que los oficios vinculados con la elaboración de los metales se separaban como ramas autónomas dentro de la producción. Al rápido desarrollo de la metalurgia contribuían las posibilidades de la riqueza mineral del Asia Menor (ahí se extraían en la antigüedad cobre, estaño, plata, oro).

El desarrollo de la producción creaba las condiciones para un activo intercambio. El comercio, a juzgar por los datos que se poseen, se realizaba no sólo con los vecinos más cercanos, sino con las poblaciones de la parte oriental de la cuenca egea. El hallazgo de aislados objetos troyanos en Creta y Egipto admite suponer la existencia, en ese tiempo, de relaciones entre Troya y otros países. Las excavaciones de las últimas décadas en Tracia, Macedonia y la Grecia continental (en la Argólida) muestran que las relaciones no eran sólo comerciales, sino culturales. Rasgos de similitud han sido descubiertos en la cerámica y en algunos ritos.

Los materiales que atañen a los vínculos exteriores de Troya, en la segunda mitad del iii milenio a. C., rechazan de manera decisiva la teoría de Meyer, según la cual a finales del III milenio Troya fue centro de la llamada cultura de bronce, única que se extendió por toda el Asia Menor. Se puede hablar solamente de las culturas afines de las tribus que allí se encontraban en parecidos grados de desarrollo social.

Muchos de los tesoros hallados atestiguan también acerca de los peligros que acechaban a Troya en la segunda mitad del III milenio. La estratificación patrimonial o de bienes y la acumulación de riquezas fueron la causa principal de la intensificación de las luchas intertribales. Para los pueblos que se encuentran en el período de descomposición del régimen gentilicio primitivo, la adquisición de la riqueza, como dice Engels, se presenta ya como uno de los principales objetivos de su vida. El pillaje de las riquezas ajenas les parece más fácil y más agradable que el trabajo tenaz.

En esa época, Troya fue rodeada con gruesos muros, que alcanzaban la altura de tres metros, con algunas torres y puertas. Toda la fortaleza ocupaba relativamente poco espacio (de 175 a 190 metros de diámetro) y era, según parece, residencia del basileus y de la aristocracia local. Como atestiguan las excavaciones, los objetos más valiosos se conservaban precisamente en los puntos más defendidos y fortificados de la Tróade.

La población que estamos describiendo pereció al finales del III milenio entre las llamas. Es interesante señalar que el momento de la destrucción de este rico centro coincidió con el fortalecimiento de los aqueos que habitaban en el interior del Asia Menor.

En el período del siglo XXI al XVIII a. C., sobre las ruinas de la fortaleza destruida, consecutivamente surgieron y fueron destruidas por el enemigo tres poblaciones que se reemplazaron una a otra. La más antigua (la tercera Troya) tenía fuertes muros, que alcanzaban 12 metros de ancho. La cuarta desapareció incendiada. La cultura de los habitantes de estas poblaciones era menos brillante que la de los habitantes de la segunda Troya. Sin embargo, los vínculos económicos con los vecinos, en particular con los habitantes de las islas del mar Egeo, continuaron desarrollándose paulatinamente.

Descubrimiento

Durante siglo, la existencia de Troya y los grandes héroes que combatieron en torno a sus murallas se consideró fruto de la imaginación de Homero y otros poetas. Pero no pensó lo mismo Heinrich Schliemann. Convencido de la autenticidad de las narraciones homéricas, Schliemann excavó entre 1870 y 1890 un túmulo compuesto por los escombros acumulados durante siglos, e identificó Troya con el moderno Hissarlik.

Al parecer, la ciudad sufrió un terremoto hacia 1300 a. C. La población sobrevivió y se dedicó a su reconstrucción inmediatamente, levantando la que se conoce como Troya VII a, que es la que se ha identificado con la Troya de los poemas homéricos. La arqueología muestra que hacia 1250 a. C. la ciudad había sido destruida de nuevo, esta vez por la acción humana. Este hecho histórico es el que se ha considerado como la base para la leyenda de la guerra de Troya.

Características

La ciudad de Troya era una auténtica ciudad en el sentido clásico del término. Las ciudades de la Grecia Micécina eran en realidad ciudadelas, palacios fortificados con sus templos, tumbas, jardines, edificios burocráticos, etc. Mientras que Troya sí había sido concebida para ser una ciudad habitable. En ese sentido y en muchos otros, era una ciudad más moderna que las micénicas que no eran verdaderas ciudades, sino palacios fortificados. La ciudad de Troya era el centro de una vasta zona de influencia. En la imagen de abajo se ve Troya vista desde el sur. Al fondo la costa donde probablemente acamparon los griegos para el asalto final y más atrás aún se vislumbran las oscuras tierras de la parte europea del estrecho de los Dardanelos.

Los muros de Troya no eran tan imponentes como los de Micenas o Tirinto, con sus murallas ciclópeas que aún hoy asombran a los visitantes por su colosal estructura, pero eran más modernas y adecuadas, ya que Troya se benefició de la enorme experiencias hitita en ingeniería. Los glacis, o parte inferior de la muralla inclinada que podemos ver en las ilustraciones de abajo y que protegían el lienzo de la muralla del ataque de los arietes, eran típicamente hititas. En esta magnífica ilustración del maestro Connolly podemos ver la reconstrucción de la torre sur y puerta de Troya VI, la famosa puerta Escea, y la torre que la protegía. A la izquierda vemos un modelo de torre hitita conservado en el Museo de Estambul. Como es evidente, la influencia hitita en las fortificaciones de Troya fue enorme. Las murallas de Troya medían de 7 a 8 m. de altura y tenían un espesor de 4,5 m. Las almenas que coronaban muros y torres eran de ladrillo cubiertos de yeso.

Hallazgos

Troya sigue siendo hoy descubierta, encontrándose muchas cosas interesantes, incluyendo un cementerio micénico al sur de Troya, lugar al que llegaron los griegos tras invadir la ciudad. Aún hoy los estudiosos siguen cavilando si era este o no el lugar en el que se celebró la Guerra de Troya que narra Homero. Lo que sí sabemos con certeza es que los griegos y romanos sí creían que este era el lugar exacto, pues así lo cuentan.

Es un lugar muy complejo, con excavaciones que revelan hasta nueve civilizaciones, unas construidas encima de las otras, que se remontan a la Edad del Bronce.

Hay ruinas de murallas de todas las civilizaciones esparcidas por todos los rincones. Aún existe parte del Templo de Atenea greco-romano. Lo que mejor se conserva es, probablemente, las ruinas del Odeón romano, donde se celebraban conciertos.

Hay tambien ruinas de algunas casas, que datan del 2.600 al 2.250 a.C, de la clase alta, y una rampa de piedra que se cree que llevaba hasta la ciudad. Hay restos de un antiguo santuario, y los restos de la puerta de Skaean, donde se supone que lucharon Héctor y Aquiles y una réplica del famoso Caballo de Troya.

Fuentes