Aborígenes en Varadero

Comunidades Aborígenes en Varadero
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Fecha:3000 a.n.e
Lugar:Varadero


Comunidades Aborígenes en Varadero. Los grupos aborígenes dejaron huellas por toda la península de Varadero,tanto por el Este como por el Oeste; lo cual evidencia que la zona constituyó conjuntamente con los islotes y la costa la influencia económica de estas comunidades.

Posibles Vías de arribo a la Península

La población aborigen mesolítica predominante en el litoral de la provincia de Matanzas parece estar bien fundamentada a partir del 3000 a.n.e desde el nordeste de Venezuela hacia la región sudoccidental del archipiélago cubano. Otras oleadas pudieron producirse desde el norte de Colombia y Centroamérica a través del archipiélago de las Antillas Occidentales, que hace 4000 ó 5000 años estaban sumergidas. Sin embargo lo más interesante es el establecimiento de los diferentes movimientos que se producen en distintos momentos a partir de las zonas limítrofes de la actual provincia de Matanzas; particularmente de su límite nororiental, en el cual se encuentra la península de Hicacos.

Una primera ruta debió de producirse desde las provincias más occidentales de Cuba por el litoral norte, a donde habían arribado con anterioridad. Una segunda oleada migratoria pudo producirse desde la región central de Cienfuegos, hasta igual área en Matanzas y de ahí hacia el litoral nororiental de la provincia. Otra ruta procede del Valle de Mississippi y del sur de la península de la Florida, se produjo alrededor del año 500 a.n.e, los que penetrando por la Bahía de Santa Clara se asentaron en diversos lugares de la costa norte de la provincia matancera.

Por último desde norte del Continente Suramericano a través del Arco Antillano hacia Santo Domingo y de ahí a Cuba arribando a la provincia por el litoral sur (por mar y tierra) y también por el litoral norte a través de la Cayería Sabana Camagüey.

Sistema de asentamiento

Las huellas materiales dejadas por los aborígenes en el territorio de Varadero se evidencian en 18 localidades arqueológicas diseminadas por toda la región.

En zona comprendida entre Boca de Camarioca y Paso Malo y a una distancia de hasta 5 Km. a partir de la línea de costa existe un área densamente calcificada con cuevas, grutas, solapas, etc.; en casi todas estas cavidades han sido halladas evidencias arqueológicas que indican sitios de habitación, funerarios y ceremoniales entre los que pueden citarse: Cueva de la Discordia, Los Plátanos, El Nicho Algarrobo I, II y III. El Cayuelo, Cueva Quintana, Cueva de Güiro, etc. Todas estas localidades arqueológicas están relacionadas con las comunidades aborígenes de Hicacos. En las inmediaciones del canal de Paso Malo (antiguo aeropuerto) existió la Cueva del Indio clasificada como habitacional. En la zona del Chapelín (al sur) se encuentra la cueva del mismo nombre, reportada como habitacional.

Cercano al Rincón Francés se sitúan las tres localidades arqueológicas más importantes de la zona; Cueva de Ambrosio ( ceremonial ), Cuevas de los Musulmanes ( habitacionales ) y Solapa de los Musulmanes (funerario). En los alrededores de Las Morlas]] se localizan: La Solapa de los Mosquitos]] y Cueva de los Vizcaínos]] (habitacionales ambas). En la zona de la Laguna de Mangón se localizan tres sitios más: Mangón I (habitacional) Mangón II (funerario) y Mangoncito (habitacional).

Como se ha podido apreciar los grupos aborígenes dejaron huellas por toda la península, tanto por el este como por el oeste; lo cual evidencia que la zona constituyó conjuntamente con los islotes y la costa la influencia económica de estas comunidades.Los grupos aborígenes de la zona de Cantel - Camarioca por su cercanía quizás no puedan verse aislados de la gran cantidad de pequeñas localidades arqueológicas del litoral Norte incluida la península, debido a las características de los sitios y las necesidades de explotación de las zonas costeras que tenían los mismos.

Explotación del medio

La recolección de alimentos tanto terrestres como marítimos, la caza y captura de pequeños mamíferos, aves, reptiles, insectos y la pesca eran sus actividades económicas fundamentales.

Estos grupos debieron practicar un nomadismo cíclico estacionario en dependencia de la temporada del año, lo que podría explicar la pequeña dimensión de los sitios de la península y la posibilidad de una habitación no permanente. Todo parece indicar que se trataba de paraderos y asentamientos eventuales donde se realizaban en determinadas épocas del año las actividades económicas citadas.

La recolección de alimentos vegetales, incluía seguramente frutos autóctonos como el hicaco, tunas, uvas caletas, etc. Es probable que dichas dietas se complementaran con algunas raíces y tubérculos silvestres extraídos de la tierra, pues la actividad recolectora de estos grupos mesolíticos llevaba implícito un proceso productivo de acuerdo con el grado de desarrollo de su economía. No se trataba de búsqueda de alimentos de forma indiscriminada y fortuita, sino de la producción recolectora que realizaban con el auxilio de instrumentos de trabajo.

En los residuarios de la península aparecen con frecuencia huesos de mamíferos, aves, peces y crustáceos. El sustento fundamental de estos grupos provenía del mar o se relacionaba con él. La explotación del manglar ocupaba un lugar primordial si analizamos que los más frecuentes instrumentos de estas comunidades eran confeccionados con conchas.
Entre los moluscos recolectados sobresale el Strombus Gigas que predomina de forma notable en los residuarios, lo que lo convierte en la característica principal de los mesolíticos.

Técnicas de manufacturas y tecnologías

Aborígenes Tainos

En los residuos aparecen herramientas de conchas, tales como: gubias, cucharas, vasijas, picos de mano, martillos, raspadores, punta de proyectil, entre otras. Se han localizado cerca 70 microcuentas. De forma general podemos afirmar que la industria de concha sí corresponde a los grupos mesolíticos en sus diversas fases. La industria de la piedra es escasa y está representada por puntas, raedores, raspadores, buriles, percutores, lascas con muesca, piezas esquiladas en típicas lascas microlíticas (2,4 cm), lámina con retoque, truncadora retocada, entre otros. En el sitio Musulmanes I se han hallado fragmentos de una cerámica muy simple, sin asas ni decoración, diferente a la de las culturas neolíticas de Cuba. En la Solapa de los Mosquitos se hallaron herramientas de sílex con una clara tendencia a la especialización microlítica, por su tipología y tecnología de elaboración se asignaron a la industria Canimar Aguas Verdes.

Las herramientas líticas halladas superan en gran medida a las preformas y evidencian un desarrollo destacado de la talla del sílex. Por tanto hasta el presente sólo podemos afirmar que se trataba de una industria lítica característica del Mesolítico en sus diversas fases.El uso de herramientas confeccionadas en madera es muy probable entre las comunidades mesolíticas. La pesca en aguas poco profundas y la caza nos permite inferir que debieron contar con algunos instrumentos de este material para cazar y construir algunos tipos de embarcaciones.

Esto último es muy probable si tenemos en cuenta la dependencia que tenían estas comunidades de los productos del mar y la tradición casera del circuncaribe. No está descartada la construcción de algún tipo de vivienda o refugio natural. La poca complejidad de estas construcciones y la abundancia del material nos inclinan a pensar en ello. Un elemento arqueológico que favorece esta hipótesis es la presencia en el ajuar de estas comunidades de herramientas líticas y de conchas destinadas al trabajo en madera, halladas en residuales de la península.

Por lo perecedero del material y las condiciones climáticas adversas se ha dificultado la conservación de estas evidencias materiales, las que son además, realmente escasas. Debido a la variedad de herramientas líticas y de conchas para trabajar madera y el conocimiento y dominio de la técnica de cordelería, unido a la presencia en los residuarios de la península de espinas y vértebras de peces de muy pequeño tamaño, nos permite inferir que podrían poseer algún tipo de trampas o redes; sobre todo teniendo en cuenta su utilidad en la pesca en los canalizos tan abundantes de la península.

Por la dependencia de estas comunidades de los productos del mar, nos permite inferir que debieron haber tenido algún tipo de embarcación.La mayor parte de los especialistas en medios de navegación primitiva convienen en afirmar "que..... el agua no ha separado los lugares, sino los ha unido....." es decir, que el mar no ha sido una barrera, sino una vía de comunicación.

La necesidad que tuvieron estos hombres de protegerse de la lluvia, el frío y otras inclemencias del tiempo nos permite inferir que debieron guarecerse en refugios naturales (abundantes en la península y todo el litoral norte de la provincia). Las evidencias arqueológicas parecen confirmar el criterio anterior por cuanto la mayor cantidad de sitios están asociados a cuevas, solapas, etc. Esto no niega la posibilidad de construcción de algún tipo de vivienda de madera, en sitios a cielo abierto.

El hallazgo en los residuarios de la península de carbón, lentículas de cenizas y restos dietarios quemados, entre los que cabe señalar el Megalocnus Rodens, permite asegurar el uso del fuego como medio indispensable de vida para cocer alimentos, protegerse del frío, de los insectos, etc.

El hombre y su aspecto físico

La poca información disponible sobre el aspecto físico de los aborígenes de la localidad lo aporta el entierro primario de la Solapa Musulmanes, donde fueron hallados dos individuos del sexo masculino y de una antigüedad de unos 20 siglos A.P. Obtenido por el método del colágeno. Se trataba de individuos de robusta complexión y rudos. Algunos signos radiográficos obtenidos del esqueleto número dos permiten observar bandas finas conocidas como "Líneas de Harris" indicadoras de anemia y procesos infecciosos frecuentes en comunidades aborígenes antillanas.

La vida de esos hombres sometidos a los azares de la etapa de la economía de apropiación, hace suponer que en su lucha por la subsistencia enfrentaron situaciones de crisis dadas por hambrunas, subalimentación y diversas enfermedades, con la secuela de trastornos orgánicos diversos. Se observa también en los huesos largos (húmero) deformaciones óseas y espina bífera, característica esta última, de relaciones sexuales consanguíneas.

Este mismo individuo es el de mayor talla reportado en Cuba hasta la fecha, con una altura de 1.68 m aproximadamente.Las características generales del individuo mesolítico se corresponden con las típicas características del indoamericano: caras anchas, pómulos prominentes, órbitas cuadradas, ancho espacio interorbital, marcado desgaste de la meseta de las piezas dentarias y apertura ósea de la nariz mediana o estrecha, según los casos individuales, con bordes filosos y no pronunciados en las escotaduras; su estructura era media y sus cráneos normales. Estas características se han estimado como promedio para todo el grupo, aunque existen algunas diferencias dentro del material óseo estudiado. En la provincia la capacidad craneana de estos grupos se han podido estimar de 1.100 a 1.400 cm3.

Comunidad gentilicia, célula fundamental económica

Los grupos mesolíticos estaban organizados en comunidades gentilicias. En esas comunidades la propiedad sobre los medios de producción era colectiva, como lo era también la distribución del producto del trabajo. Esa propiedad colectiva se limitaba a los marcos de la comunidad. Cada grupo integrado por varias familias que vivían juntas, debe haber constituido una comunidad gentilicia.

En el período que vivieron estos grupos, a pesar de la riqueza de la flora y la fauna, es lógico pensar que el aborigen no obtenía todo cuanto necesitaba de ella con poco esfuerzo, la lucha constante por la subsistencia lo llevó a perfeccionar sus artefactos, adiestrarse en la pesca y la caza y buscar los productos según la estación del año. En determinado momento la comuna no podía moverse en su conjunto y se vio obligada a compartir las diferentes actividades económicas, disgregándose en grupos y volviéndose a integrar en los momentos en que las condiciones subsistenciales se comportaban favorablemente. Tal hipótesis se relacionan con los pequeños asentamientos de habitación no permanente, característicos de la península de Hicacos.

La organización social de la comuna determinaba una división en las actividades económicas por sexo y edades, dedicándose la mujer a las actividades domésticas tales como la recolección, que exigía menos esfuerzos físicos y no la obligaba a alejarse de los lugares donde cuidaba y amamantaba sus hijos.

La caza y la pesca en aguas más profundas eran actividades que exigían mayor fortaleza física, velocidad y posibilidades de alejarse temporalmente del sitio de habitación, la cual era realizada por los hombres generalmente. Por lo antes expuesto se infiere, apoyados en las evidencias arqueológicas de sitios de variadas magnitudes, que en determinados territorios la comuna establecía un campamento base o sitio cabecera rodeado de campamentos de menores magnitudes para la ejecución de diferentes actividades económicas o superestructurales. Los sitios de la península probablemente tengan ese carácter de campamento de menor magnitud, dadas sus características costeras con abundantes fuentes de alimentación; además de las dimensiones pequeñas que denotan habitación temporal y por períodos cortos, es decir sitios de tránsito.

Estas comunidades se movían en todas direcciones de acuerdo con los ciclos de la naturaleza con objetivos económicos concretos. En esos movimientos pudieron establecer contactos e intercambios con otro grupo de igual o diferentes niveles de desarrollo.

Vestidos y ornamentos

Se conoce muy poco sobre los vestidos y ornamentos de las comunidades mesolíticas pues no hay evidencias arqueológicas ni referencias históricas al respecto. Por lo benigno de nuestro clima y las características de otros grupos similares del área del Caribe se supone debieron andar desnudos.

Utilizaron como ornamento colorantes minerales (hematita y limonita) presente en los residuarios de la Península, que mezclaban con aceite vegetal o grasa animal para pintarse el cuerpo y quizás para protegerse en alguna manera de las picaduras de los insectos. También la utilizaban para dibujar las paredes de las cuevas.

Dibujo y objetos superestructurales

Dibujos echos por los aborígenes

En el sitio ceremonial la Cueva de Ambrosio aparece una de las muestras más significativas del arte rupestre de los aborígenes de Cuba]]. El arte parietal, en general, y en particular el de Cueva de Ambrosio, es uno de los temas más difíciles y controvertidos en las investigaciones arqueológicas de los aborígenes de Cuba.

Históricamente estas pictografías se han asociado a comunidades mesolíticas, en su gran mayoría.

El estilo pictográfico de Cueva Ambrosio se ha definido como geométrico y abstracto "...el llamado estilo de círculos concéntricos, tan abundante en Cueva Ambrosio y Punta del Este es abstracto, geométrico, de composición proporcional, armónica y rítmico. Es característico de pictogramas que tienen un acabado estético.

La presencia de pictografías con un estilo tan complejo asociado a un ajuar mesolítico temprano y medio, ha creado serios problemas de interpretación en los autores que han abordado el tema, pues no existe una correspondencia entre el grado de desarrollo que evidencian los objetos y la complejidad de las pictografías.

El arte parietal de Cueva Ambrosio y su problemática van más allá de la probable filiación cultural. Aún admitiendo las filiaciones que históricamente se han hecho del análisis comparativo de los motivos y diseños de 40, 6 están vinculados a comunidades neolíticas, 5 a mesolíticas, 1 común a ambas y 27 no afiliadas a propias. Para los diseños propios no existe actualmente explicación, aunque no se descarta que al menos algunos de estos dibujos hayan sido ejecutados por negros cimarrones.

Los motivos y diseños afiliados a grupos aborígenes forman parte de un: " ... incipiente sistema ideográfico que no había alcanzado aún suficiente regularidad y estructura para considerarlo como una escritura ideográfica, pero en el que se pueden reconocer elementos pictográficos que debieron servir para expresar ideas de los grupos indo-cubanos en forma gráfica /.../. Es posible que ambos grupos de aborígenes hicieran uso de esta expresión cultural, con sus idiosincrasias o sus tradiciones comunes, siendo quizás en ciertas etapas más utilizadas por los pre agro-alfareros que por los agro-alfareros."

Costumbres funerarias y creencias religiosas

Las creencias de estas comunidades estaban vinculadas a la magia, el animismo, el totemismo y el culto a los muertos, característica de comunidades gentilicias. A pesar de que estas consideraciones no pasan de simples hipótesis, las evidencias arqueológicas de la península hablan de dos enterramientos con ofrendas. Los dos esqueletos hallados en Solapa Musulmanes fueron colocados en un nicho natural, lo que se considera una forma de enterramiento, porque refleja la evidente intención de proteger, sepultar; en el sentido más amplio del término.

Asociado a este enterramiento aparecen herramientas líticas, restos de alimentos, y la mano izquierda del esqueleto #2 aprisionaba un pequeño grupo de piedras, lo cual suponemos tenga algún sentido ritual.En el sitio funerario Mangón II se han hallado 70 microcuentas de conchas, 26 piezas dentales de 9 individuos de diversas edades y restos dietarios.

Fuentes

  • Museo de Varadero