Buró para la Represión de las Actividades Comunistas
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Buró para la Represión de las Actividades Comunistas. Institución policial creada en Cuba por la dictadura de Fulgencio Batista luego de los sucesos ocurridos el 26 de julio de 1953 en las ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo y en el contexto de la convulsa situación nacional que vivía el país.
Sumario
Surgimiento
El Buró para la Represión de las Actividades Comunistas (BRAC) se crea por el Decreto 1307 de 1955 de 4 de mayo de 1955 aprobado por el Consejo de Ministros y sancionado por Fulgencio Batista y Zaldivar.
Los antecedentes del BRAC hay que buscarlos el 21 de marzo de 1942, cuando en plena II Guerra Mundial, se creó el Servicio de Investigación de las Actividades Enemigas, que bajo la jefatura de su primer jefe, el entonces Capitán Mariano Faget Díaz, fue organizado para cooperar en la defensa continental y para prevenir actividades contrarias a los regímenes democráticos por nacionales o extranjeros.
Este órgano represivo y de inteligencia fue adscrito al Ministerio de Gobernación, con carácter permanente y asesorado por dicho ministerio en las labores oficiales de investigación y represión del comunismo internacional.
El capitán José de Jesús Castaño y Quevedo, fue nombrado jefe de Inteligencia y Operaciones.
Este servicio represivo contó con agencias en todas las provincias, las que a su vez tenían agentes en los distintos regimientos de la Guardia Rural, con la finalidad de trasmitir toda la información al Órgano Central.
Métodos de trabajo
Se especializó en formas, métodos y procedimientos sutiles que introdujeron en las instituciones o dependencias del Estado, en las provincias o municipios; en organismos autónomos, en las corporaciones económicas o instituciones de créditos públicos y privados, organizaciones obreras y empresas cuyas actividades por su importancia, trascendían al interés público, tales como radio, televisión, publicaciones y propaganda.
Los miembros de este servicio tenían la facultad de proponer a los funcionarios las medidas a adoptar como resultado de las investigaciones practicadas. Una de las direcciones del trabajo estuvo dirigida a que las autoridades civiles, los cuerpos de seguridad y fuerzas armadas, en general estaban obligados a poner en conocimiento del BRAC todo hecho, actuación o antecedentes del cual tuvieran noticias en relación con actividades comunistas.
Según la información obtenida en los archivos del BRAC y del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) relacionados con las organizaciones objeto de su control, aparecen inventarios de sus miembros por provincias, municipios, barrios y en ocasiones hasta de las cuadras donde residían y de sus actividades laborales, relaciones, características de la familia y planes de trabajo a cumplir por orientación de la máxima dirección del partido. El BRAC con ayuda del Buró de Investigaciones llegó a confeccionar una ficha de cada militante y procesó, estudió y divulgó, en el mayor secreto, entre todos los mandos militares, sus documentos y directivas.
De igual forma llegaron a ejercer un control tan riguroso que le permitía conocer cualquier pormenor de la organización partidista y las organizaciones provinciales, incluyendo las fechas, horas y lugares en que se realizarían sus reuniones, qué trataban y lo que se proponían realizar, así como informaciones referidas a la actividad del partido con los trabajadores no afiliados, la CTC oficialista y hasta en qué lugares promovían paros, protestas o huelgas.
Como resultado de esta sistemática y constante actividad del BRAC, frecuentemente realizaban detenciones, decretaban el estado de alerta para las fuerzas del orden público y de la Guardia Rural y seleccionaban soldados con algún conocimiento en actividades relacionadas con los ferrocarriles y el transporte urbano para utilizarlos como rompehuelgas.
El BRAC infiltró a sus delatores e informantes entre las filas del estudiantado y en cuanta organización existía, trató de sobornar a sus dirigentes sobre todo a los de la Universidad de La Habana, quienes recibieron constantes allanamientos, detenciones y torturas.
De estos años de tiranía batistiana bastaba que una persona tuviera relaciones de amistad o familiares con cualquier individuo que militara o simpatizara con organizaciones, partidos o movimientos opositores para que fuera investigada, detenida y hasta torturada; además de ser fichada.
En los casos que pudo, encarceló, torturó y asesinó valiéndose de la Policía Nacional y del SIM, entre cuyos cuerpos desarrolló un gran intercambio de información.
Prioridades del BRAC en la represión
En represión por parte del BRAC se establecieron niveles de prioridad dentro de la oposición: primero los comunistas, contra quienes dictaron miles de investigaciones e hicieron recaer la responsabilidad de cualquier movimiento huelguístico o manifestación de protesta; en segundo lugar los auténticos, ya fueran insurreccionalistas o abstencionistas y por último, los ortodoxos.
Los estudiantes y atacantes al cuartel Guillermo Moncada ocuparon en las prioridades de la represión por parte del BRAC un lugar fundamental y muy cercano al de los comunistas. Contra los moncadistas desataron con más saña luego de la amnistía, una feroz persecución y trataron de involucrarlos con o sin elementos, en toda actividad oposicionistas, constituyendo en resumen, el objetivo prioridad de las fuerzas represivas y los servicios de inteligencia.
Características de sus miembros
Entre los Vicepresidentes del BRAC Martín Díaz Tamayo, Aquilino Guerra González y Leopoldo Pérez Coujil, se consolidó una maldad insostenible; se desató una de las más despiadadas represiones contra el pueblo cubano, ejercida a través de algunos agentes como los coroneles Lutgardo Martín Pérez, Conrado Carratalá Ugalde y el general Rafael Salas Cañizares.
Uno de los hombres más siniestros del BRAC fue el Jefe de Operaciones Castaño, a quien se le radicó causa por asesinato, maltrato, torturas, violación y robo, y fue condenado a muerte en la Causa No. 75 de 1959. Declaró cínicamente en el juicio:
Colaboración estadounidense
Entre los propósitos de la actividad de inteligencia norteamericana en Cuba en la década de 1950, se encontraba, la creación, por expresa recomendación del Director de la Inteligencia Central y de la CIA, Allen Dulles, del BRAC. Allen Dulles, quien viajó a La Habana en abril de 1955 y se reunió con el General Fulgencio Batista para coordinar "la ayuda", que incluía preparar al personal cubano, participaron activamente en la organización y posteriores actividades del BRAC.
El 15 de julio de 1955 Allen Dulles, envió a Fulgencio Batista una carta en la que expresaba su complacencia por la creación del BRAC y la autorización para que la CIA prestara asistencia en el adiestramiento de algunos oficiales.
En enero de 1957, el Ministro de Gobernación del régimen de Fulgencio Batista, Santiago Rey, viajó a Washington, donde se reunió con el subsecretario de Estado Robert Murphy, ante el cual adoptó el compromiso de mejorar la cooperación entre el BRAC y las agencias de inteligencia norteamericanas en la cruzada anticomunista.
Disolución
Mediante una resolución redactada y firmada por el Comandante Camilo Cienfuegos el 18 de febrero de 1959 fueron disueltos el Buró para la Represión de las Actividades Comunistas (BRAC), el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y otros tenebrosos centros de la tiranía de Fulgencio Batista, tristemente célebres por sus atropellos[1]. Con aquella medida, la naciente Revolución hacía desaparecer instituciones que el pueblo repudiaba por sus abusos, torturas y crímenes.
Referencias
Fuente
- Decreto No. 1307 de 1955, en Gaceta Oficial de la República de Cuba, Año LIII, Tomo Quincenal Número IX, p. 7969.
- Graña Eiriz, Manuel: Clandestinos en prisión, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
- Padrón, José Luis y Luis Adrián Betencourt: Batista: últimos días en el poder, Ediciones UNIÓN, La Habana, 2008.
- Sánchez Núñez, Wilfredo. [1] Breve historia de los aparatos represivos desde 1902 hasta 1952, tomado del libro Los cuerpos represivos 1902-1958. Disponible en: Biblioteca Nacional José Martí.
- Uralde Cancio, Marilú. [2] Accionar de las fuerzas represivas de Batista ante la lucha revolucionaria (1952 – 1958)]. Disponible en: "www.revistacaliban.cu". Consultado: 2 de noviembre de 2011.
- Valdés- Dapena Vivanco, Jacinto: Los planes secretos del imperialismo norteamericano para imperdir la victoria del movimiento revolucionario cubano encabezado por Fidel castro Ruz, en Cinco Palmas, Revista de las Oficinas de Historia del Consejo de Estado, Año 2/No. 1, La Habana, mayo de 2009.
- Valdés Sánchez, Servando: Cuba y Estados Unidos. Relaciones militares, Editora Política, La Habana, 2005.