Carlos Enríquez

Carlos Enríquez
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Datos personales
Nombre completoEnríquez Gómez, Carlos Antonio Esteban
Nacimiento3 de agosto de 1900
ciudad de Zulueta,
provincia de Las Villas,
isla de Cuba,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
Fallecimiento2 de mayo de 1957 (56 años)
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Nacionalidadcubana
Ocupaciónpintor
ParejaAlice Neel
HijosSantillana del Mar Enríquez e Isabel Enríquez Lillian
Datos artísticos
Áreapintura
Movimientovanguardismo
Obras notablesRey de los campos de Cuba
Las bañistas de la laguna
El rapto de las mulatas
Campesinos felices
Dos ríos
Combate
PremiosSalón Nacional de Pintura y Escultura

Carlos Enríquez Gómez (Zulueta, 3 de agosto de 1900 - La Habana, 2 de mayo de 1957) fue un pintor y escritor cubano. Fue un rebelde del pincel que formó parte del grupo de pintores que por los albores de 1925 rompieron con todo el academicismo para crear un estilo nuevo dentro de la pintura cubana. Considerado como uno de los más grandes artistas de la plástica cubana de la primera mitad del siglo XX. Sus obras causaron grandes críticas al inicio, y elogios múltiples también, había en él algo nuevo. Fue de los primeros artistas cubanos que penetró dentro de las modalidades del llamado en esa época «arte de vanguardia».[1]

Síntesis biográfica

Primeros estudios

Sus primeros estudios los realizó en esta región y con posterioridad se trasladó a La Habana para cursar el bachillerato.

En 1920 fue enviado por su familia a Filadelfia (Estados Unidos), para tomar estudios de Ingeniería, pero en 1924 matriculó en un curso de verano en la Escuela de Bellas Artes de Pensilvania, de donde fue expulsado por luchar constantemente contra los preceptos rígidos de los profesores.[1]

Viajó por España, Francia, Italia, Inglaterra, México y Haití, regresando a Cuba en 1925 para dedicarse de lleno a la pintura.[1]

Matrimonio

El 1 de junio de 1925 se casó en La Habana con la pintora estadounidense Alice Neel, y comienza a trabajar de contador en la Lonja del Comercio, pero no descansa su labor creadora. Los dos exhibían parejo rechazo por los convencionalismos del arte. La pareja vive con los padres de Enríquez en su casa en El Vedado, trasladándose más tarde a una vivienda ubicada en la calle Revolución n.º 3, del barrio La Víbora.

El 26 de diciembre de 1926 nació su primera hija, Santillana del Mar Enríquez, nombre de una poética localidad española, quien murió cuando tenía menos de un año de edad producto de la difteria.

El 24 de noviembre de 1928 nació su segunda hija llamada Isabel Enríquez Lillian, quien fue separada de su madre y criada por las hermanas de Carlos Enríquez, luego de que la pareja se separara. En 1930, Alice Neel, abandonada por su marido y separada de su hija, intentó suicidarse varias veces y tuvo que ser hospitalizada.

Trayectoria artística

En 1927 participa en el II Salón de Bellas Artes e inicia sus colaboraciones en diferentes publicaciones de la época. Ese mismo año interviene en la Exposición de Arte Nuevo, en la que expuso ocho telas. En 1927 deja de ejercer su oficio de economista, marcha nuevamente a los Estados Unidos y se dedica por completo a la pintura.

Regresa a Cuba en 1930 y es suspendida una muestra suya por presentar obras de fuerte contenido político y un desacostumbrado tratamiento del desnudo. En agosto de ese mismo año parte hacia Europa.

Su estancia en Francia, España, Italia y Gran Bretaña le sirve para consolidar su formación. Se pone en contacto con las numerosas tendencias vanguardistas. Profundiza en el estudio y asimilación de los conceptos y valores del surrealismo y sus antecedentes.

Luego de una etapa conocida como española, de fuerte expresionismo con matices oníricos, a mediados de los años 1930 se define su personal estilo que da lugar a algunas de las piezas mayores de la pintura cubana: Primavera bacteriológica, Crimen en el aire con Guardia Civil y su Virgen del Cobre, obra donde el tópico afrocubano asume un sincretismo religioso, símbolo del mestizaje antillano que se contrapone a la imagen tradicional de la Patrona de Cuba, dado por el cristianismo.

De vuelta a Cuba en 1934, trae una nueva visión del mundo y del arte, lo que contribuye al redescubrimiento de su isla, de su paisaje y de su gente.

El rapto de las mulatas (1938)

En 1934 quiso presentar una exposición en la Asociación de Reporteros de La Habana, pero la directora tachó sus obras de inmorales e impropias, negándole el permiso que ya había otorgado.[1]

Al año siguiente obtiene premio en el Salón Nacional de Pintura y Escultura con su óleo Manuel García. Radicado definitivamente en Cuba, en 1935, Carlos Enríquez comienza a definir sus nuevas orientaciones plásticas, las que apuntaron al mundo rural de los cubanos, etapa que identificó como el Romancero guajiro.

Sin abandonar el erotismo y la anatomía femenina, sus cuadros recogen las leyendas del campo, la imagen de héroes y bandidos, el recuerdo de los patriotas y una fina denuncia social. En esa época vieron la luz obras antológicas de la plástica criolla: su obra El Rey de los Campos de Cuba, es premiada en la Exposición Nacional de Pintores y Escultores de 1935. Publica artículos en revistas y periódicos.

Su obra El rapto de las mulatas, premiada en 1938, es una suerte de testimonio y resumen de su credo artístico: referencia clásica derivada de El rapto de las sabinas, caracteres surgidos de leyendas campesinas, una atmósfera como de sueño que establece sensuales nexos entre hombres, mujeres, caballos y el paisaje. El tratamiento formal lo desarrolla a base de sueltas pinceladas, matices, veladuras y transparencias. Esta obra es premiada en la Exposición Nacional de Pintores y Escultores en La Habana. Son también de esta época: Las bañistas de la laguna, Campesinos felices, Dos ríos y Combate, imágenes que lo ubican a la vanguardia del modernismo cubano. Campesinos felices se considera una obra de denuncia social.[1]

Entre 1939 y 1946 realiza una intensa labor expositiva de su obra pictórica, en Estados Unidos, México, Haití, Guatemala, Argentina y Cuba. Pronuncia conferencias, escribe artículos, ilustra libros.

En 1946 es premiado nuevamente en la tercera Exposición Nacional. En 1947 diseña la escenografía del ballet Antes del alba, y realiza las ilustraciones del libro Son entero de Nicolás Guillén.

Obras

Retrato de Eva (1940).

Entre sus obras se encuentran:

  • La ahogada
  • Dos Ríos
  • Combate
  • Nancy and Phoebe
  • Bourdoir
  • L´Ecuyere
  • Isabelita
  • Mujer de mármol
  • Carmen de España
  • Amor en Pirindingo
  • Laguna de Banao
  • Campesinos felices
  • Hijas de las Antillas
  • Atarés 1926
  • Horno de carbón

Ejercicio literario

Campesinos felices

Su desbordada sensibilidad lo lleva al ejercicio literario y publica su primera novela Tilín García. Por esta fecha comienza a vivir en su finca de las afueras de La Habana, que bautizara con el nombre de Hurón Azul. En la década de 1940 escribe otras novelas: La vuelta de Chencho y La feria de Guaicanama publicada después del triunfo de la Revolución (enero de 1959).

Muerte

Los años 1950 fueron para Carlos Enríquez de tristeza. Los problemas de salud debido a huesos rotos y curas de alcoholismo hacen que le abandonen familiares y amigos. Solo unos pocos le acompañan hasta su muerte, ocurrida en La Habana el 2 de mayo de 1957, día en que debía inaugurar una exposición en la Editorial Lex y que fue abierta en el mes de junio de 1957 como homenaje póstumo.

Fuentes

Paisaje criollo (1943)