Cine Escandinavo

Cine escandinavo
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Concepto:Proceso histórico del cine en varios países escandinavos.

Cine escandinavo. Denominado cine nórdico. Cine que abarca las producciones de Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega e Islandia. Dominó sobre las producciones europeas a principios del siglo XX, y encumbró a figuras de realizadores, fotógrafos, y actores que hoy son considerados pilares en la historia del cine mundial.

Historia

Si habláramos de cine Escandinavo alcanzaríamos pocas conclusiones debido a la gran diferencia cuantitativa y cualitativa entre países como Suecia y Dinamarca con respecto a Noruega. El país Nórdico, cuyo folclore nos narra las leyendas de los Trols, comenzó tardíamente su andadura en la historia del cine allá por el año 1906 o 1908, según el historiador que lo cuente, con “Los Peligros del Pescador” (Fiskerlivets farer) de Hugo Hermansen y sigue siendo a día de hoy un país joven en sus planteamientos cinematográficos, debido a no haber logrado un éxito internacional similar al de sus países vecinos que provocara un crecimiento natural de la industria cinematográfica noruega.

En los últimos años el cine de terror noruego, se está abriendo paso internacionalmente con propuestas cargadas de personalidad y ciertamente alejadas del mainstream, en cuanto a cine del género se refiere.

Período mudo

La productora más antigua del mundo, la Nordisk Films Kompagni, se fundó en Copenhague en 1906. Se hizo famosa en la década de 1920 por sus innovadores dramas de larga duración, la calidad de su cinematografía y sus elevados modelos de producción.

Siguiendo el ejemplo de Kosmorama (que produjo El abismo en 1910, haciendo de Asta Nielsen una estrella internacional), la Nordisk estimuló una demanda de películas sensacionalistas y melodramas eróticos que, a través de las ventas internacionales y las salas de cine que poseía la compañía en Alemania, le dio una posición relevante dentro de la industria cinematográfica europea.

Sin embargo, al ser colocada en la lista negra por las autoridades de los países aliados, y ser al tiempo obligada a vender sus propiedades en Alemania a la UFA (Universum Film Aktiengesellschaft) en 1917, la Nordisk sufrió un declive económico del que no se recuperaría ni con la incorporación de Carl Theodor Dreyer en la dirección 1919. La producción danesa del periodo mudo está representada por el trabajo de Benjamin Christensen (que dirigió El misterioso X, 1913, y Noche de venganza, en 1915, para la Dansk Biografkompagni) y Vilhelm Glückstadt, que dirigió en la Filmfabrikken Danmark.

Filme "Troll Hunter"

Por su parte, la fama internacional del cine sueco llegó por la obra de Victor Sjöström y Mauritz Stiller, que demostraron su habilidad para adaptar comedias sofisticadas (Erotikon, 1920) y las novelas de Selma Lagerlöf (El tesoro de Sir Arne, 1919, La saga de Gunnar Hede, 1922).

La adaptación de Stiller de La saga de Gösta Berling (1924) atrajo la atención internacional sobre la joven actriz Greta Garbo. Especializado en películas de género, Georg af Klercker empleó ópticas de gran profundidad de campo para conseguir efectos impresionantes en El prisionero de la fortaleza de Karlsten (1916).

En Finlandia y Noruega, la producción muda sólo se distribuyó en el mercado de esos países.

En el caso del Cine Islandés, hay que decir que tuvo un comienzo tardío y solo a principios de los 40 cuando empieza a hablarse de un cine nacional cuando se independiza de Dinamarca.

Cine sonoro

Con la introducción del sonido, la producción cinematográfica se centró en los relativamente prósperos mercados nacionales. En Suecia, la actriz Ingrid Bergman se hizo famosa en la película de Gustaf Molander Intermezzo (1936); en Dinamarca, Palladium produjo una serie de comedias musicales muy populares protagonizadas por Marguerite Viby.

Las restricciones a la importación durante la II Guerra Mundial estimularon las producciones nacionales, que se concentraron en películas de entretenimiento y en la producción de documentales. La vuelta de Alf Sjöberg a la producción sueca marcó sin embargo el renacer de un cine en que el trabajo de Ingmar Bergman comenzaba a canalizar las inquietudes de una nación que había permanecido neutral durante la guerra.

En la posguerra danesa, la producción inevitablemente celebraba una visión heroica de la resistencia local, aunque alguna película, como Vuestra libertad está en juego (1946, de Theodor Christensen) fuera muy crítica con el comportamiento de los políticos durante la ocupación alemana. Carl Theodor Dreyer fue el más grande cineasta danés, independiente a ultranza y sólo coherente consigo mismo, realizó una obra plagada de películas magistrales, entre las que destacan Ordet (La palabra, 1955) y Gertrud (1964).

En Finlandia, la producción nacional estaba representada por las películas de Nyrki Tapiovaara y Edvin Liane, mientras que en Noruega el más destacado sería Tancred Ibsen.

El cine más popular durante la década de 1950 seguiría teniendo un tono de evasión, al que siguió, en la década de 1960, una nueva generación de cineastas, influidos por la francesa nouvelle vague, que llevarían el cambio al cine escandinavo. Directores como Palle Kjaerulff-Schmidt demostraron una mayor capacidad de improvisación en Weekend (1962), mientras Hennning Carlsen y Theodor Christensen dieron un nuevo compromiso político a su obra.

Una generación de cineastas, aprovechando los cambios en la financiación y la creación de escuelas de cine en Suecia y Dinamarca, aportaron nueva energía a la producción. En Suecia, Bo Widerberg, Vilgot Sjöman, Jan Troell y Jonas Cornell lograron renombre internacional, mientras en Finlandia y Noruega, Risto Jarva, Mikko Niskanen, Jörn Donner y Anja Breien lograban este reconocimiento. La obra de Troell Los emigrantes (1971) y La nueva tierra (1972) harían de Liv Ullmann una estrella internacional.

En el caso de Islandia fueron relevantes los años 80. La rebeldía juvenil era el tema imperante de cineastas como Matti Ijas, Claes Olsson y Olli Soinio. Los hermanos Mika y Aki Kaurismaki, innovaron, rechazando las normas tradicionales de filmación y se situaron como máximos representantes del momento con la cinta policiaca El mentiroso (1981) y la road movie Rosso (1985). Otros directores como Ágúst Gudmundsson con La tierra y sus hijos (1980), Hrafn Gunnlaugsson con El vuelo del cuervo (1984) y el documentalista Fridrik Thór Fridrikssonel que con un título Hijos de la naturaleza (1991) alcanzó renombre mundial.

En 1996 hizo historia el melodrama Rompiendo las olas (1995) del realizador danés Lars von Trier, una de las figuras más populares de la moderna cinematografía escandinava, y fundador del llamado Dogma 95, denominación que agrupa a una serie de autores daneses, entre ellos Thomas Vinterberg, Søren Kragh-Jacobsen, Kristian Levring y el propio Trier, unidos por el deseo de crear un cine sin artificios estéticos, realizado casi exclusivamente en plano secuencia.

Este movimiento ganó pronto numerosos adeptos en todo el mundo y su influencia en otras cinematografías se pone de manifiesto en filmes como Era otra vez (2000), del español Juan Pinzás, o Fuckland (2000), del director argentino José Luis Marques.

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Fuentes