El desbarrancadero

El desbarrancadero
Información sobre la plantilla
El desbarrancadero .jpg
Se narra la agonía de un hombre, y el íntimo desgarro de su hermano que lucha tan desesperada como inútilmente por salvarlo.
Título originalEl desbarrancadero
Autor(a)(es)(as)Fernando Vallejo
Editorial:Editorial Alfaguara
GéneroNovela
Edición2001
Primera edición2001
PaísBandera de Colombia Colombia
PremiosPremio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, 2003
Notas
Contiene 194 páginas

El desbarrancadero. Última novela de ficción del escritor colombiano Fernando Vallejo, a quien no le bastó con escribir un libro extraordinario como La Virgen de los Sicarios (1994) y ahora nos entrega otra novela libérrima, tremenda y conmovida. Realizada en su primera edición en el 2001 y publicada por la Editorial Alfaguara con un total de 194 páginas, nos adentra como cronista implacable de la agonía de su hermano, víctima del sida, enfermedad terminal que Vallejo extiende, riéndose de toda metáfora, a todo lo que en apariencia odia: la madre, la familia, Dios y su vicario el papa romano, la ciudad sicaria de Medellín, los politicastros corruptos, los pobres que matan a los pobres. La obra fue galardonada con el Premio Rómulo Gallegos 2003 en su XIIIª edición.

Síntesis

El desbarrancadero es una de las más hermosas novelas escritas en las últimas décadas en español, y una que trata sobre un tema poco común en la literatura: el del amor fraterno. A Darío, el moribundo, su hermano lo inició en la vida homosexual, regalándole un muchacho, en Bogotá. En ese momento, y no junto a una familia tan numerosa como cainita, se hicieron hermanos. Esa complicidad hazañosa los une, hasta que la prueba del VIH condena a uno a morir, al otro a narrar.

Argumento

En ella, se narra la agonía de un hombre, y el íntimo desgarro de su hermano que lucha tan desesperada como inútilmente por salvarlo. Y si en ella el narrador lanza vituperios contra la madre, es porque esa madre representa a la madre patria, a la madre paridora, a Colombia. Para Vallejo todo amor verdadero es doliente. El amor en sí mismo es una pura congoja. El amor fundamental por la vapuleada gramática, por el hermano enfermo que se muere, por la finca de Santa Anita -el paraíso perdido de la infancia-, por un país hecho trizas, por la Bruja, su perra, que también se le murió.

Valoración literaria

Los textos narrativos plantean en el primer momento de su lectura un ejercicio a la vez teórico y práctico que podríamos llamar descripción estructural. Teórico porque con él se explicitan y se ponen en juego las nociones que como lectores manejamos en torno a los objetos a describir.

Práctico porque él constituye la base de las lecturas posibles. Cada lector realiza un ejercicio de este tipo de una manera más o menos consciente durante o después de su encuentro con el relato, de lo contrario no podría establecer para sí su coherencia. Es con la descripción interna, al menos así lo creo, con lo que pueden ser efectuadas las verificaciones respecto al universo narrado.

Se quiere pues ensayar un ejercicio descriptivo de esta naturaleza sobre el texto El desbarrancadero de Fernando Vallejo. Se quiere además invertir en ello el esfuerzo de obviar en lo posible las peticiones de principio (cuyas formas más extendidas son la del pronunciamiento estético o la de la explicación genética o autoral), y del mismo modo se pretende evitar las conclusiones categóricas.

Las unidades a tomarse en cuenta para este propósito son las utilizadas por la narratología, que es la disciplina que se ocupa de las formas de los relatos. Dichas unidades, junto con las fuentes de las que las tomo, irán definiéndose en el transcurso de mi exposición. La aplicación que haga de ellas, sin embargo, dista mucho de ser la adecuada. Asumo mi trabajo más como un ejercicio escolar que como un análisis propiamente dicho.

Datos del autor

Fernando Vallejo. Escritor colombiano, nace en Medellín, Colombia en 1942. De familia acomodada, estudió en colegios religiosos. A los 24 años se trasladó a Roma a estudiar cine, y luego a Nueva York y a México, donde durante siete años estudió y siguió como un detective el itinerario vital y artístico del poeta colombiano modernista Porfirio Barba Jacob. Su obra literaria se puede situar en aquella tradición contestataria antioqueña iconoclasta y rebelde, que incluye nombres como el propio Barba Jacob, Fernando González o Gonzalo Arango. Por su prosa vigorosa y áspera, original e independiente, sin límites de géneros, ideologías o creencias, se hizo merecedor de un puesto destacado en la narrativa colombiana contemporánea. Sus ataques directos contra la Iglesia, la burocracia o los políticos lo convirtieron en uno de los personajes más críticos del panorama literario iberoamericano.

Véase también

Fuente