Frita cubana

Frita
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Descripción de la receta
Frita con papas: Vea ingrefientes y descripción.
Género
comida rápida

Frita cubana. Comida rápida muy popular en Cuba, particularmente en La Habana; le dio nombre a un lugar en Marianao, en la acera sur de la Quinta Avenida, entre las dos rotondas, frente al parque de diversiones: Las fritas de Marianao.

Historia

Entre todas las comidas rápidas, la frita tuvo preeminencia en La Habana.

Esta comida rápida, sostén de pobres, terminó imponiéndose entre otras capas de la sociedad.

Se dice que es la versión cubana de la hamburguesa norteamericana, lo que no parece cierto, pues la frita se había extendido antes de que esa modalidad de carne picada arraigara en ese país: Fernando Ortiz incluyó el vocablo en su Nuevo catauro de cubanismos, y ya en 1926 Jorge Mañach dedicaba a la frita una de sus estampas de San Cristóbal.

Estaba en consonancia con el gusto del cubano por lo frito, una de las constantes del paladar criollo.

Reina antes de 1959

Más que los bollitos de carita y las majúas de los puestos de chinos, los perros calientes, los chicharrones, los emparedados y los tamales, la humildísima frita fue la reina de la gastronomía popular en La Habana. Su sitial solo lo disputaba el café con leche (mezcla inventada por John Niewhof en Brasil, por lo que se le erigió un monumento en Pernambuco).

Instituciones

El puesto de fritas fue una de las instituciones inconmovibles del barrio.

A los puestos de fritas se les llamó “casas de socorro” porque con lo que ellos expendían la gente no se alimentaba, pero se llenaban.

Propietarios

Propietarios ilustres de expendios de fritas hubo varios en La Habana. Frente al restaurante Kasalta, a la entrada de Miramar, lo tuvo, y de lujo, el periodista Carlos Lechuga, de Tele Mundo. El entonces joven dirigente ortodoxo Max Lesnik[1][2] llegó a tener seis, uno de ellos en la estratégica esquina de 23 y 12, en El Vedado.

La familia de Josefina Siré, propietaria de la fábrica de confituras de ese nombre, en Lawton[3] lo perdió todo. La fábrica mantuvo su nombre original, y Josefona instaló un puesto de fritas en los portales del Café León, frente al cine Tosca, puesto que trabajaba ella misma.[4].

El gran fritero fue Sebastián Carro Seijido. Aristocratizó la frita. Empleó solo los mejores productos en su confección. Enseñó a sus empleados a trabajar con limpieza y, sobre todo, les exigió que en su trato con los clientes dieran muestra de una cortesía exquisita, y se empeñó en ganarse a la clientela femenina porque era la mujer la que arrastraba a los niños y a toda la familia.

La emigración gallega fue grande en Cuba durante las décadas iniciales del siglo XX. Sebastián fue uno de aquellos tantos gallegos que buscó y encontró una vida mejor en la Isla. Fue carbonero en El Vedado, pero cuando el gas comenzó a imponerse como combustible doméstico en la barriada se percató de que debía incursionar en otro giro. Puso entonces un puesto de fritas en los bajos de su casa, en Zapata y A, pero de allí lo sacó el decreto del presidente Grau que prohibía la venta en los portales. El propietario del Paseo Club, restaurante-bar de Zapata y Paseo, le dio la mano al cederle, con vista a la calle Zapata, un pequeño espacio en su establecimiento. Ya sus fritas tenían fama y la afluencia de clientes fue haciéndose cada vez mayor.

Sebastián abrió la cafetería El Bulevar, en 23 entre 2 y 4. Progresó aún más el negocio e inauguró otra cafetería en la calle Paseo, frente al antiguo Palacio de Convenciones y Deportes, que se llamó Sebastián y que es la actual La Cocinita. Cuando triunfó la Revolución, sus planes eran expandirse hacia la zona de Ayestarán.

El Estado, en negociaciones con su propietario, adquirió El Bulevar con posterioridad a 1959. Néstor, uno de los hijos de Sebastián, quedó al frente del expendio de Zapata y Paseo, pero lo convirtió en una fonda. Otro de sus hijos, Iván, terminó entregando voluntariamente La Cocinita a Gastronomía. Falleció en La Habana, presumiblemente en los años 70.

Ingredientes

  • Pan redondo
  • Bolita de carne bien condimentada
  • Provisión de papas, de malanga o boniato frito(a)s; este último cortado a la juliana
  • Aderezo: mostaza y cátsup

Modos de elaboración

Hay varios modos de elaborar la frita (la bolita de carne):

  • Nitza Villapol recomendaba el empleo del huevo batido en su composición.
  • En las de Sebastián se excluía el huevo. Aglutinaba con harina su conjunto, que se elaboraba con carne de res de primera y masa de cerdo limpia, en iguales cantidades. En todos los casos resultaba importante el empleo del pimentón español, que daba a la frita un sabor característico. En sus fritas utilizaba pan de acemita.
  • Max Lesnik empleaba migas de pan mojadas en leche para dar consistencia a la masa, que en su fórmula era de una proporción de tres partes de carne de res y una, de cerdo.

Una propuesta

Ingredientes para 4 servicios:

  • Un tubo de picadillo de res molida
  • 1 tubo de picadillo de cerdo molida
  • ½ taza de leche
  • 1 taza de migas de pan
  • aceite el necesario
  • 2 cucharaditas de pimentón
  • Sal a gusto.
  • Un boniato grande, 4 panes redondos, 4 cucharaditas de mostaza y 4 cucharaditas de kétchup.

Precisiones

  • El pan era siempre fresco; nunca de un día para otro.
  • Sebastián sustituía la papa por el boniato. Se cortaba a la juliana, se pasaba por una máquina que le daba consistencia de fideos y se freían. Se colocaban después, junto con la frita, entre dos tapas de pan.
  • En otros establecimientos no se utilizaba la papa ni el boniato, sino la malanga.

Enlaces externos

Referencias

Fuentes