Golpe de Estado del 11 de abril de 2002

Golpe de Estado de Abril de 2002 en Venezuela
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Momento en que el presidente venezolano Hugo Chávez es escoltado hacia el Palacio de Miraflores por miembros leales de las fuerzas armadas tras el fallo del Golpe de Estado y la caída del Gobierno de Carmona
Fecha:11 - 14 de abril de 2002
Sitio:Palacio de Miraflores, Caracas, Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
Impulsores:Fedecamaras
Pedro Carmona
Confederación de Trabajadores de Venezuela
Alta jerarquía militar
Motivos:Intereses económicos sobre el petroleo, antichavismo
Influencias ideológicas de los impulsores:Extrema derecha, fascismo, antisocialismo
Gobierno previo
Gobernante:Hugo Chávez
Forma de gobierno:Democracia inclusiva
Gobierno resultante
Gobernante:Pedro Carmona
Forma de gobierno:Gobierno ilegal

Golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Intento de derrocamiento contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, organizado por elementos opositores a su gobierno agrupados en la organización patronal Fedecamaras con el apoyo de sectores antichavistas dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Impulsado por los sucesos de Puente Llaguno, en los cuales varias personas resultaron vilmente asesinadas por francotiradores apostados en las azoteas de los edificios cercano al Puente Llaguno en la capital venezolana, durante un encuentro entre opositores y seguidores chavistas, el golpe no tardó en ser condenado por la mayoría de las naciones latinoamericanas aunque contó con el apoyo de los gobiernos de José María Aznar en España, George W. Bush en Estados Unidos y Andrés Pastrana en Colombia.

A pesar de los intentos de represión y la campaña de silencio desplegada por el gobierno de facto e ilegal de Pedro Carmona, el 13 de abril de 2002, miembros de la guardia presidencial rescataron la democracia al expulsar del Palacio Presidencial de Miraflores a los golpistas y rescatar al presidente bolivariano Hugo Chávez. Desde entonces cada 13 de abril es celebrado por los revolucionarios venezolanos como el Día de la Dignidad.

Causas

Cuando el líder bolivariano asume la presidencia hereda un Estado quebrado, una economía dependiente, improductiva y desarticulada, y una sociedad donde más del 70 por ciento de la población vive en la pobreza y había sido manipulada y estafada por los partidos políticos y la oligarquía; el barril de petróleo a 8 USD; altos niveles de desempleo y subempleo; inflación por encima del 80 por ciento; tendencia decreciente de los salarios reales; y pasos hacia la privatización de las empresas estatales —incluida PDVSA—, que había comenzado con la venta de la empresa del acero dos años antes y tenía en proceso la del aluminio. Además, Chávez debe gobernar con un Estado muy pesado, repleto de funcionarios y empleados que mantenían su adhesión —expresa o tácita— a los partidos Acción Democrática (AD) y Demócrata Cristiano (COPEI) y a los valores de la IV República. En rigor, esta no había muerto y la V República debía forjarse, aunque ya tenía el acta de nacimiento y recién comenzaba a andar.

Debido a la gravedad de los problemas de toda índole acumulados,en paralelo con los cambios políticos aludidos, Chávez empieza a encarar varias urgencias sociales. Decide apoyarse en uno de los soportes principales que él concebía para garantizar el avance de la Revolución Bolivariana: las Fuerzas Armadas. Para ello crea el Plan Bolívar2000, en varias fases, e involucra a más de ciento quince mil militares y decenas de miles de civiles, contratados y voluntarios.

El Plan Bolívar 2000 empieza a construir escuelas y viviendas, a reparar hospitales y viales, a brindar servicios médicos, a alfabetizar jóvenes y adultos, a promover actividades deportivas y de estudios de oficios, esto último con el fin de generar empleos y crear nuevas microempresas. Con este primer plan social, Chávez se propuso generar beneficios rápidos a la gente más necesitada, aprovechar las fortalezas de la institución castrense —disciplina, organización, medios materiales y humanos— y utilizar con el máximo de eficiencia los escasos recursos de que disponía el Estado, vincular la Fuerza Armada a los humildes y acelerar la alianza cívico-militar. También el gobierno bolivariano adopta otras decisiones de amplia repercusión y bajo costo. Por ejemplo, la eliminación del cobro de la matrícula escolar, que permitiera incorporar a más de medio millón de niños y la instauración paulatina de la doble sesión escolar, con almuerzo incluido.

El quid de los programas económicos y sociales de mayor alcance (que Chávez sabía que era menester implementar) dependía en buena medida del ingreso petrolero y de lograr una reinserción de Venezuela en el ámbito exterior. Por eso, él se propuso de inmediato priorizar los nexos con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a fin de recuperar su papel en la regulación de los precios mundiales de los hidrocarburos. Y al unísono, lograr una readecuación del país en el escenario internacional, muy condicionado entonces por el poder unilateral de los Estados Unidos.

Chávez viaja a todos los países de la OPEP y en pocos meses concilia las posiciones encontradas de varios de sus miembros, logrando que se celebre en Caracas, en septiembre de 2000, una Cumbre de la OPEP, la segunda desde su fundación más de veinte años antes. En 2001 los precios del petróleo inician una tendencia alcista, debido en primer lugar a los acuerdos de ese cónclave, y después influyen otros factores del mercado. Lo más importante: la OPEP comienza a reponerse del control que los Estados Unidos había logrado sobre el cartel en los últimos diez años.

Durante aquellos primeros tres años de su mandato, de manera sostenida Chávez acrecentó su protagonismo internacional junto a su liderazgo interno, en especial entre los sectores humildes de la población y en la abrumadora mayoría de los militares. Gracias a sus incesantes y fecundos contactos directos con el pueblo civil y uniformado y a su denodada y brillante utilización de los medios de comunicación, Chávez ejerció una influencia decisiva en la conciencia política e histórica de la base popular de la Revolución y en la creación en los hechos de su idea estratégica de lograr la alianza cívico-militar, como soporte esencial de los cambios revolucionarios.

Las conspiraciones antichavistas

Todo lo que avanzó la Revolución Bolivariana en ese período,debió hacerlo a contrapelo de una descomunal campaña de los medios de comunicación privados. De manera abrumadora ellos se pusieron al servicio de los intereses de la oligarquía —de la que los grandes propietarios de los medios forman parte—, de los Estados Unidos y otros adversarios externos de la Revolución, como el gobierno reaccionario español de José María Aznar. Ante el desprestigio, disgregación y repliegue de los partidos políticos tradicionales, vencidos una y otra vez en las urnas y en la confrontación de ideas con Chávez, los medios asumieron el papel de oposición política del gobierno y desplegaron un tenaz ataque ideológico al proyecto bolivariano. Arrancaron desde el 2 de febrero con el boicot a la Constituyente, después se opusieron a la aprobación de la nueva Constitución y de inmediato a todas las medidas encaminadas a su implementación. Sin ningún pudor usaron los burdos artificios de la Guerra Fría y campañas mentirosas de corte fascista. Entre ellas, por cierto, la idea matriz de que Chávez quería «cubanizar» a Venezuela, basándose ex profeso en una imagen falsificada del socialismo en la isla, al que daban por fracasado y lo pintaban como la antítesis de la democracia, la libertad, la felicidad y hasta del reino de Dios.

La firma por Fidel Castro y Hugo Chávez en octubre del año 2000 del Contrato de Colaboración entre Cuba y Venezuela despertó las molestías dentro de la clase política opositora en Venezuela

Chávez heredó un país polarizado hasta el tuétano: una polarización estructural, que provocara contrastes extremos entre miseria y riqueza, una injusta redistribución de la renta petrolera e infinidad de paradojas en la vida social, política y cultural. Y cuando emprendió acciones para revertir tales antípodas, los causantes seculares de ellas desplegaron sus fuerzas y engendraron más división —ahora en el escenario político— entre dos polos de la población, al pretender retomar por cualquier medio los mecanismos de poder que les permitieran sostener durante largo tiempo esa sociedad de disparidades e injusticias. Y así surgió una pugna singular entre el aferramiento al pasado de algunos y la esperanza en el porvenir de muchos. Ese futuro no se veía cerca, mas era creíble debido a que ya se habían iniciado los cambios y a la inefable relación entre el pueblo humilde y su proverbial líder, que se sintetiza en esta emblemática consigna de entonces: «¡Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo!».

La jerarquía de la Iglesia Católica en Venezuela fue otro de los vehículos que salieron al ruedo político, a suplir el vacío de los partidos desvencijados y sin capacidad de influencia. De manera agresiva e impúdica, sus principales dirigentes —entre ellos el cardenal Ignacio Velazco y el presidente de la Conferencia Episcopal, Baltazar Porras— devinieron personeros de la contrarrevolución, sumándose a casi todas las campañas contra el gobierno y el Presidente, y generando sus propias matrices de opinión. Y, al igual que los dueños de los principales medios, a partir del segundo semestre de 2001 estos jerarcas católicos comenzaron a conspirar para derrocar al presidente Chávez por la vía de un golpe de Estado. Otras dos instituciones que temprano se alinearon en el proyecto contrarrevolucionario fueron la organización empresarial Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), una mafia sindical temerosa de desaparecer controlada por los partidos Acción Democrática y COPEI.

Chávez adoptó la postura de responder a todos los ataques de sus enemigos —medios de comunicación, Iglesia, Fedecámaras, CTV, partidos, gerentes de PDVSA y adversarios internacionales. Los encaró por separado, en grupo o de conjunto, siempre de manera resuelta y apoyándose en la Constitución, en el pensamiento bolivariano, en los preceptos auténticamente cristianos y en ideas y valores ecuménicos favorables al progreso, la equidad y la justicia. En ese período Chávez mantuvo la iniciativa no solo en la muda acelerada de los escenarios políticos y de poder institucional, sino además en la confrontación de ideas. Su programa dominical Aló Presidente servía la mesa del debate nacional al comenzar cada semana y pocas veces tuvo que actuar a la defensiva, hasta diciembre de 2001. Por otra parte, este proceso ascendente de lucha de clases, que se desboca en abril de 2002, fue depurando la composición de fuerzas de la alianza que había llevado a Chávez al triunfo electoral de 1998. Las más notorias deserciones fueron primero el Movimiento al Socialismo (MAS), a mediados de 2001, y después Luis Miquilena con sus seguidores en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y otras instituciones.

El gobierno de los Estados Unidos de América estimuló y respaldó a la oposición por vías diplomáticas, financieras, políticas y de presiones directas al Presidente bolivariano. Chávez no cedió en sus posiciones esenciales de entonces. Tampoco aceptó las prebendas de la oligarquía venezolana, que trató de cooptarlo igual que hiciera con otros mandatarios. El líder bolivariano no cesó de buscar variantes para impulsar la Revolución. Por medio de la Ley Habilitante, que le concedía facultades legislativas, en noviembre de 2001 aprueba 49 leyes que crean enorme irritación y zozobra en los sectores pudientes venezolanos y en el gobierno estadounidense. En particular les molestan y preocupan tres leyes: Tierras y Desarrollo Agrario, Pesca y Acuicultura y la de Hidrocarburos. Esta última fue objeto de especial rechazo por parte de las transnacionales petroleras vinculadas a los Estados Unidos, el sector privado petrolero nacional y la dirigencia de PDVSA.

En septiembre de 2001 es un mes clave, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush lanza su cruzadamundial reaccionaria y utiliza el pretexto de enfrentar el terrorismo. Chávez es uno de los enemigos a eliminar, por varias razones: sus posiciones impiden que los Estados Unidos puedan apropiarse o al menos controlar el petróleo venezolano; en el ámbito internacional devino líder de la OPEP, logró unirla y reactivarla y que retomara ciertas posiciones independientes de la hegemonía del gobierno norteamericano; es un mal ejemplo para otras naciones de la región, al desarrollar un proceso antineoliberal, democrático y pacífico, legitimado por una nueva Constitución, siete actos comiciales y un amplio respaldo popular; además, Chávez tiene un atributo riesgoso para el tradicional dominio hemisférico de los Estados Unidos: su liderazgo en las Fuerzas Armadas y la creación exitosa de una alianza cívico-militar, lo que garantiza que la revolución sea pacífica, mas no desarmada, a pesar de que en esa etapa la institución militar tenía varios traidores que quedarían al descubierto en abril de 2002.

Los lideres opositores Carlos Ortega y Pedro Carmona asi como Luis Ugalde, por la iglesia católica, el 6 de marzo de 2002 durante la firma del Pacto de La Esmeralda el cual validó la alianza antichavista

En esa coyuntura de la política imperial, los dirigentes de la oposición que apuestan a la salida inconstitucional de Chávez vislumbran la oportunidad de avanzar. Se intensifican y amplían los contactos entre los dirigentes civiles golpistas —incluidos los principales jefes de la Iglesia— y con algunos generales sediciosos, entre ellos el Agregado de Defensa de Venezuela en Washington.

Otro indicio revelador del impulso que iban teniendo los planes para derrocar a Chávez fue la llamada telefónica que le hizo a principios de2002 Carlos Ortega (secretario general de la CTV) al expresidente Carlos Andrés Pérez, quien se encontraba en los Estados Unidos en plena conspiración. Estos son algunos de los segmentos más reveladores del diálogo:

—¡Aló, Presidente!

—¡Mi querido amigo, un feliz año para ti!
—¡Feliz año para usted, caray! ¿Cómo está, cómo se siente?
—Ahora te toca, tú vas a ser el protagonista de esta etapa.
—Así es.
—Yo creo que allí van a hacer paros escalonados…
—Sí, vamos a meter, estamos trabajando en eso y va a culminar, definitivamente, si no hay cambios de actitud, de conducta del gobierno, en una huelga general, para allá es que vamos.
—Yo creo que eso es lo que hay que hacer. Tú actuaste con mucha sensatez y con mucha serenidad. No pierdas el contacto con Pedro Carmona.
—¡No, no, él está por allá!
—¿Ah, está por aquí?
—Sí.
—¿Tú no sabes el teléfono?
—No, no lo tengo ahora, pero él está por allá.
—Pues voy a tratar de localizarlo, voy a tratar de ubicarlo.
—Yo posiblemente esté viajando (a los Estados Unidos) en el transcurso de los próximos quince días.

—Bueno, ya nos pondremos de acuerdo.
Conversación tomada del libro "Abril sin Censura" de Germán Sánchez

Presión de Estados Unidos

Durante febrero de 2002, de manera sincronizada suben el tono y se incrementan las declaraciones de altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos. Los voceros del imperio contribuyen a estimular la asonada en preparación: Colin Powell, secretario de Estado, pone en duda que Chávez sea un demócrata; mientras George Tenet, entonces director de la CIA, expresa:

Nuestro tercer suplidor de petróleo(...)a insatisfacción interna con la Revolución Bolivariana del presidente Chávez está creciendo, las condiciones económicas se han deteriorado con la caída de los precios del petróleo y la atmósfera de crisis probablemente va a empeorar.
George Tenet, director de la CIA (2002)

Sucesos del 11 de abril

En febrero de 2002 Chávez cambió la plana mayor de Petróleos de Venezuela (PDVSA), la empresa petrolera del Estado, por gerentes designados por el gobierno. En la opinión de la oposición, de los empresarios y de parte de los empleados de la petrolera, Chávez violentó con estos cambios una larga tradición meritocrática; en opinión del gobierno, se reactivó el motor y la columna de la economía venezolanas. Durante más de tres meses las exportaciones se vieron mermadas creando un enorme deficit e inflación en el país. El gobierno tuvo que comenzar a importar gasolina para cubrir la cuota nacional y miles de venezolanos se vieron en largas filas de días para poder llenar el tanque de sus vehículos.

Este acto, percibido por los cuadros gerenciales de PDVSA y los sindicatos opositores como una agresión contra el sistema meritocrático en la empresa más importante del país y los paquetes legislativos decretados por Chávez, junto a la persistencia de la crisis económica y social, indujo a un grupo de organizaciones sindicales como la Confederación de trabajadores de Venezuela (CTV), empresarios, la jerarquía de la iglesia católica, algunos partidos políticos y las televisoras privadas de Venezuela, a que el 9 de abril Fedecamaras convocara otra huelga general, esta vez de carácter indefinido, para forzar la renuncia de Chávez.

Una de las victimas de los disparos de los francotiradores complotados durante los sangrientos sucesos del 11 de abril del 2002

El 11 de abril, el tercer día de la huelga, las protestas se convirtieron en disturbios, y una marcha contra el Gobierno fue desviada de su recorrido hacia el palacio presidencial de Miraflores. Ante estos hechos, el Presidente Chávez ordenó a los militares activar el Plan Ávila, y la televisora oficial Venezolana de Televisión empezó a realizar llamados a todos los simpatizantes de chavismo a que saliesen a "defender la revolución". Para cuando la marcha opositora se acercó a Miraflores, se encontraron con una concentración de apoyo al Gobierno y varios efectivos militares. Ocurrieron entonces enfrentamientos armados entre la Policía Metropolitana, el Ejército y grupos, que produjeron varios muertos y heridos. La presencia de francotiradores y la represión de la Policía Metropolitana dejó 19 muertos y cientos de heridos, tanto opositores como partidarios al Gobierno.

Entre otros hechos hubo una cadena nacional de radio y televisión, en la cual Presidente llamó a la calma, por su parte los medios de comunicación decidieron dividir ilegalmente la pantalla, considerada por ellos como un acto de respuesta periodística a los hechos, en la segunda pantalla mostraron simultáneamente los tiroteos que ocurrían en Caracas. De inmediato, líderes de la oposición, empresarios y sectores políticos y sociales acusaron al gobierno central de haber planificado las acciones violentas.

El Golpe de Estado

En la madrugada del 12 de abril, el Alto Mando Militar venezolano anunció a través del general Lucas Rincón Romero que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y que éste había aceptado:

Los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los integrantes del Alto Mando ponen sus cargos a la orden los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades
General Lucas Rincón Romero, 12 de abril de 2002[1]

No obstante, jamás fueron presentadas pruebas que respaldasen las declaraciones del general Rincón. El Gobierno argumentaría después que la renuncia nunca se produjo puesto que no se firmó ningún documento, y de haberse firmado hubiese sido ilegal una renuncia bajo presión militar, además de que en caso de renunciar el presidente debía asumir el vicepresidente y en el caso de renunciar este también debía asumir el presidente de la Asamblea Nacional de acuerdo a lo establecido en la Constitución:

Artículo 233. Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva.
Fragmentos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

La llamada de Fidel

A las 12:38 a.m. un edecán le dice a Chávez algo ansioso: «Presidente, tiene una llamada del Comandante Fidel Castro». Chávez coge el teléfono de inmediato. Desde temprano en la tarde del 11 de abril Fidel había estado tratando de comunicarse con él y sin perder tiempo se interesa por conocer la situación en ese minuto. Chávez le responde:

—Aquí estamos en el Palacio atrincherados —comienza diciéndole— Hemos perdido la fuerza militar que podía decidir. Nos quitaron la señal de televisión. Estoy sin fuerzas que mover y analizandol a situación…

—¿Qué fuerzas tienes ahí? —le pregunta Fidel rápido.
—De doscientos a trescientos hombres muy agotados.
—¿Tanques, tienes?
—No, había tanques y los retiraron a sus cuarteles.
—¿Con qué otras fuerzas cuentas? —inquiere Fidel.
—Hay otras que están lejanas, pero no tengo comunicación con ellas —responde Chávez, en alusión al general Baduel y los paracaidistas, la división blindada de Maracaibo y las demás fuerzas leales.
—¿Me permites expresar una opinión?
—Sí.
—Pon las condiciones de un trato honorable y digno, y preservalas vidas de los hombres que tienes, que son los hombres másleales. No los sacrifiques, ni te sacrifiques tú —le dice Fidel con el acento más persuasivo posible.
—¡Están dispuestos a morir todos aquí! —responde Chávez con énfasis y emoción.

—Yo lo sé, pero creo que puedo pensar con más serenidad quelo que puedes tú en este momento. No renuncies, exige condiciones honorables y garantizadas para que no seas víctima de una felonía, porque pienso que debes preservarte. Además, tienes un deber con tus compañeros. ¡No te inmoles!
Conversación telefónica entre Fidel a Chávez, 12 de abril del 2002[2]

Después el diálogo se extiende a otros temas. Fidel le expresa a Chávez la forma en que debía salir provisionalmente del país, comunicarse con algún militar que tuviera realmente autoridad en las filas golpistas, plantearle su disposición a salir del país, pero no a renunciar. También le comenta su idea de tratar de movilizar al Cuerpo Diplomático en Cuba y en Venezuela, y enviar dos aviones desde La Habana en los que viajarían el canciller cubano y un grupo de diplomáticos, a recogerlos a él y a sus compañeros. Chávez lo piensa unos segundos y finalmente acepta la proposición de Fidel. El líder cubano tenía la convicción esa madrugada de que un dirigente carismático popular como Chávez, derrocado de esa forma traicionera en aquellas circunstancias, si no lo mataban, el pueblo y lo mejor de sus Fuerzas Armadas lo reclamarían con mucha más fuerza, y sería inevitable su retorno.

El gobierno del "El Breve"

Poco después, Chávez fue detenido y trasladado inicialmente al fuerte Tiuna, ubicado en el sur de Caracas. Ese mismo día se auto juramentó Pedro Carmona como presidente interino, al margen de lo establecido en la Constitución. Su primer acto oficial fue la disolución del Parlamento (Asamblea Nacional), el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y de la Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules como también de las Misiones Permanentes Diplomáticas, así como la eliminación de las 48 leyes habilitantes, y el cambio de la Constitución, al reponer el nombre de República de Venezuela, quitándole la condición de Bolivariana.

Pedro "El Breve" Carmona, jurando como presidente de Venezuela en un acto ilegítimo e inconstitucional dado que Chávez nunca había renunciado.

El Decreto Carmona fue un acta con la que se pretendió constituir el nuevo Gobierno su nombre oficial fue Acta de constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional fue firmada por alrededor de 400 personas presentes en el Palacio de Gobierno de Miraflores el 12 de abril de 2002. Este decreto fue elaborado desconociendo la Constitución de 1999 y daba poderes especiales y amplios al gobierno transitorio. Consistía en una introducción, varios "considerando" y 11 artículos que pretendían establecer el nuevo gobierno con un nuevo marco legal:

Artículo 1°: Nombra presidente a Pedro Carmona Estanga, quien para ese entonces era líder de la Patronal Fedecámaras y lo faculta para redactar nuevos decretos que aseguraran la consolidación del gobierno de facto.
Artículo 2°: se Cambia el nombre del país a República de Venezuela eliminándose la denominación "Bolivariana".
Artículo 3°: se disuelve el Poder Legislativo y se destituyen a todos los diputados de la Asamblea Nacional, el parlamento permanecería cerrado hasta la convocatoria de nuevas elecciones antes de diciembre de 2002, el nuevo parlamento tendría poderes para modificar la constitución de 1999.
Artículo 4°: se crea un Consejo Consultivo del Presidente de 35 miembros principales con sus suplentes, los principales podían ejercer a la vez cargos nacionales, estadales o municipales.
Artículo 5°: Establece que el presidente coordinara su políticas con los poderes regionales y municipales.
Artículo 6°: Establece que se debe convocar a elecciones generales antes de 1 año para constituir un nuevo gobierno.
Artículo 7°: Le otorga al presidente de la República poderes para remover y nombrar a los miembros de todos los poderes públicos venezolanos Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Moral (Fiscalía, Defensoría y Contraloría) a nivel nacional, estadal y municipal. Además le da el derecho de nombrar a los representantes del país en los parlamentos andinos y latinoamericano.
Artículo 8°: Destituye a los miembros principales del Tribunal Supremo de Justicia, Fiscalía General de la República, Contraloría General de la República, Defensoría del Pueblo, Consejo Nacional Electoral, le otorga al presidente el poder para nombrar a los nuevos integrantes de todas esas instituciones.
Artículo 9°: Se derogan 48 decretos-Leyes hechos en base a la Ley Habilitante que aprobó la Asamblea Nacional en 2000, una comisión nombrada por el nuevo gobierno revisaría las nuevas leyes.
Artículo 10°: establece que todo el ordenamiento jurídico (constitución, leyes, decretos, etc.) se mantiene vigente siempre y cuando no contradiga o choque con el decreto de constitución del gobierno u otras normas legales dictadas por el nuevo gobierno.
Artículo 11°:Establece que el Gobierno de facto entregara el poder a nuevas autoridades electas en el futuro de acuerdo a lo establecido en el decreto y en otras disposiciones que se tomen.

Leído el decreto se invita a una serie de ciudadanos presentes representantes de diversos sectores opositores a Chávez, a firmar el decreto, y una vez firmado se produce el acto de Juramentación de Carmona, este jura ante los presentes en el Palacio de Miraflores, y no ante la Asamblea Nacional, debido a que el Parlamento y demás poderes públicos fueron disueltos deacuerdo al mismo decreto.

Posición internacional

De manera casi unánime, todos los países mostraron su preocupación porque Venezuela normalizara su situación rápidamente. Muchos países fueron cautelosos y no juzgaron si lo ocurrido había sido o no un golpe de Estado, lo cual habría tenido otras implicaciones diplomáticas, ya que las leyes internacionales impiden reconocer un Gobierno que sea producto de un golpe de Estado. Los gobiernos de José María Aznar y George W. Bush emitieron un comunicado conjunto en el que decían, textualmente:

"Los gobiernos de Estados Unidos y de España, en el marco de su diálogo político reforzado, siguen los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela con gran interés y preocupación, y en contacto continuo. Los dos gobiernos declaran su rechazo a los actos de violencia que han causado una cantidad de víctimas, expresan su pleno respaldo y solidaridad con el pueblo de Venezuela y expresan su deseo de que la excepcional situación que experimenta Venezuela conduzca en el plazo más breve a la normalización democrática plena

Los que expresaron más claramente su opinión fueron los países del Grupo de Río, que se reunieron en San José (Costa Rica), el 12 de abril y la Unión Europea. Colombia y El Salvador dieron muestras de apoyo al nuevo gobierno. Los gobiernos de Argentina y Cuba sentaron una posición de rechazo desde el primer momento al gobierno de facto de Carmona. El presidente mexicano Vicente Fox no reconoció al nuevo Gobierno, y manifestó que esperaría a que se realizaran nuevas elecciones.

Medios de comunicación

Los medios de comunicación internacionales fueron menos unánimes, primero destacando la noticia difundida sobre la masacre en el puente Llaguno y luego saludando al nuevo presidente. La posición más criticada fue la de los medios de comunicación españoles y estadounidenses,incluso diarios de tendencia socialdemócrata como El País, publicaron editoriales o noticias en favor del gobierno de Carmona. CNN en Español le concedió una entrevista a Carmona, apoyando su Gobierno de facto e igualmente editoriales del Washington Post dieron su apoyo al golpe.

Los medios de comunicación alternativos, como Indymedia, ofrecieron información más imparcial, debido que podían ser utilizados por los chavistas para difundir los acontecimientos vividos luego del golpe de Estado.

Represión

Desde la madrugada los órganos represivos de la naciente dictadura comienzan a desplegarse en todas partes; en especial actúan la DISIP y la Policía Técnica Judicial (PTJ), que no habían sido transformadas por el gobierno bolivariano, así como la Policía Metropolitana, las policías de los municipios del este de Caracas y la del gobernador golpista de Miranda. El recién nombrado jefe de la DISIP, general Ovidio Poggioli, le confiesa temprano en la mañana sus planes a un amigo íntimo en una conversación telefónica:

"Ahora es cuando viene lo bueno. Vente, que voy a asumir la DISIP. Hoy voy a brindar, compadre. Voy a tirar la casa por la ventana. Voy a buscar a José Vicente Rangel, al otro hijo de puta del MAS, a los Otaiza, compadre.
Así sea en China, mando a buscar a ese que está escondido en la embajada de China. Diosdado Cabello en la de Cuba, Bernal en la de Libia. Bueno, con unos comandos. Y que pongan presa a Cilia Flores. Mando que se cojan [o sea, violen] a la esposa del embajador de Cuba…

A las 5:06 a.m. 100 funcionarios de la PTJ ocupan la sede de la policía del municipio de Libertador y a las 7:00 a.m. allanan la sede del comando élite de esa policía, a cargo de proteger la seguridad del alcalde Bernal. También asaltan siete alcaldías del estado de Miranda, una de ellas la del municipio de Sucre, del que es titular Pepe Rangel, a quien buscan para asesinarlo. Decenas de casas de familias vinculadas al partido V República y al gobierno son requisadas y centenares de personas resultan vejadas. Más de treinta de ellas son ejecutadas por los diferentes cuerpos policiales que responden a los golpistas.

En pocas horas se desarrollan diversas acciones represivas: al ministro Ramón Rodríguez Chacín lo llevan prisionero, y también al diputado Tareck William Saab. Allanan varias oficinas de la alcaldía de Libertador y Freddy Bernal es perseguido, al igual que los diputados Juan Barreto, Nicolás Maduro, Cilia Flores y Omar Mezza, cuyas viviendas son invadidas. Registran la casa de la madre de Aristóbulo Istúriz y este, sin temor, llama a la prensa y afirma que se encuentra en su casa en un barrio popular y no teme a la policía que actúa fuera de la ley. Junto a María Cristina Iglesias, ambos ministros, denuncia que está en marcha un golpe de Estado y aclara que el presidente Chávez no ha renunciado. El veterano dirigente Guillermo García Ponce, en ese momento jefe principal del Comando de la Revolución (que integran todos los partidos que apoyan el proceso), recibe amenazas diversas en su casa, pero decide quedarse allí con su maleta lista para ir preso si lo fueran a buscar, y no perder tiempo para promover la resistencia al golpe.

El gobernador de Táchira, Ronald Blanco, es destituido y hecho prisionero por los jefes militares del lugar, no sin antes denunciar valientemente que hay un golpe de Estado. Algo similar ocurre con el gobernador de Mérida, Florencio Porras, y se intenta hacerlo mismo con Luis Reyes Reyes, titular de Lara, quien moviliza al pueblo y los tres generales golpistas no pueden tomarlo preso. Los dos casos de mayor repercusión pública son el del ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, y el del diputado y poeta Tareck William Saab, víctimas de sendos operativos que transmiten en vivo de manera impúdica las emisoras de televisión y radio.

Asedio a la Embajada de Cuba

El 12 de abril, al día siguiente del golpe contra Chávez, desde las 9 de la mañana se empezaron a presentar personas frente a la embajada cubana[3][4]. A las 12.15 se produjeron actos vandálicos y de intimidación de grupos antichavistas extremistas, contra el personal de la Embajada de Cuba en Venezuela. Algunas de las acciones vandálicas tomadas contra la embajada fueron: la destrucción de algunos de los autos del personal diplomático, el corte de la electricidad y el agua de la sede diplomática. Estos actos supondrían una violación de los convenios internacionales de delegaciones diplomáticas extranjeras como la inmunidad diplomática, donde se considera a las embajadas como parte territorial del país que representan, además de algunos de los derechos humanos de los residentes en el recinto.

Opositores antichavistas y anticubanos, asediando la Embajada de Cuba durante los sucesos paralelos al Golpe de Estado de abril de 2002 en Venezuela

En los actos participaron dirigentes del exilio cubano en Venezuela, simpatizantes de diversos partidos del país y seguidores del nuevo gobierno de Carmona. Según la Embajada de Cuba, la concentración fue organizada por el disidente cubano Salvador Romaní.

A las 3 de la tarde se presentó el Alcalde de la localidad de Baruta, Henrique Capriles Radonski, quien venía a solicitar al embajador cubano, Germán Sánchez Otero, la revisión del edificio para comunicar a la gente que no habían funcionarios del gobierno de Chávez asilados. Posteriormente Capriles sería acusado de haber irrumpido en la embajada.

Como posibles causas del asedio se puede mencionar el rumor, supuestamente iniciado por el abogado Ricardo Koesling, de que en la Embajada se encontraba asilado el entonces vicepresidente de la República, Diosdado Cabello. Además, en el 2002, el gobierno cubano de Fidel Castro era uno de los mayores aliados de Chávez, por lo que la Oposición Venezolana, anticomunista, siempre acusó al Gobierno de Chávez de intentar implantar un modelo de Estado similar al cubano. Capriles Radonski fue llevado a juicio en el 2004, acusado de haber irrumpido en la embajada, pero fue absuelto en el 2006. No obstante, en noviembre de 2008, el juicio fue reabierto.

Denuncia de los hechos

Una llamada telefónica a Fidel de la hija de Chávez, María Gabriela Chávez Colmenares, esa mañana, daría un giro en la historia. Sus breves palabras después, en una entrevista que le hiciera la televisión cubana por esa via (en medio de la persecución que sufrían ella, su familia y sus amigos), fueron un aldabonazo contra la mentira y un despertar a la verdad y a la conciencia al pueblo venezolano:

“Hace dos horas logramos comunicarnos con mi papá, nos llamó por teléfono y nos dijo que, por favor, le comunicáramos al mundo entero que él en ningún momento ha renunciado”
María Gabriela Chávez, 12 de abril de 2012[5]

El Contragolpe

En la madrugada del 13 de abril, Chávez fue trasladado del Fuerte Tiuna a la base naval de Turiamo, donde escribió una nota que indicaba que no había renunciado "al poder legítimo que el pueblo me dio". Para aquella fecha, miles de simpatizantes de Chávez habían salido a protestar frente al Palacio de Miraflores y en la Brigada de Paracaidistas de Maracay. El general Raúl Isaías Baduel se opuso al gobierno de Carmona, y empezó a buscar activamente el modo de restaurar a Chávez en el poder.

En horas de la tarde del propio 13 de abril, miembros leales de la Guardia Presidencial rodearon la sede del Palacio presidencial y lograron expulsar a Carmona y sus seguidores quienes rapidamente huyeron hacia diferentes lados del país. Horas después el vicepresidente Diosdado Cabello quien se habia mantenido oculto, fue recibido en el Palacio presidencial e investido como presidente provisional de la República para evitar el "vácio de poder", tras esto, la primera decisión de Cabello fue ordenar el rescate de Chávez de la prisión militar en la Isla La Orchilla al norte de Venezuela, efectuándose el regreso triunfal de Chávez a Maracaibo y la restitución de la democracia en horas de la madrugada del 14 de abril,

Referencias

Fuentes

  • "Abril sin Censura. Golpe de Estado en Venezuela", Germán Sanchéz Otero. ISBN 978-980-7426-45-9 Ediciones Correo del Orinoco (Venezuela)