H. H. Holmes

Henry Howard Holmes
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El Don Juan del Crimen como también se le llamó es considerado como el primer asesino en serie de EUA
NombreHerman Webster Mudgett
Nacimiento16 de mayo de 1861
Gilmanton, Nuevo Hampshire, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Fallecimiento7 de mayo de 1896
Prisión Moyamensing
Causa de la muerteAhorcamiento
ResidenciaChicago
NacionalidadNorteamericano
Otros nombresDr. Henry Howard Holmes, Dr. Holmes, El Don Juan del Crimen
CiudadaníaNorteamericano
EducaciónDoctor en medicina
Alma materUniversity of Michigan Medical School, Universidad de Vermont, Phillips Exeter Academy
OcupaciónMedico, farmacéutico
Conocido porPrimer asesino en serie de EUA
CónyugeClara A. Lovering (1878–1896), Myrta Belknap (1887–1896), Georgiana Yoke (1894–1896)
HijosRobert Lovering Mudgett, Lucy Theodate Holmes
PadresLevi Horton Mudgett y Theodate Page Price

Herman Webster Mudgett. Pasó a la historia como uno de los mayores asesinos seriales de Chicago y los Estados Unidos. Se hizo famoso bajo el seudónimo de H. H. Holmes.

Doctor Seductor

La historia de Herman Webster Mudgett, estafador y asesino serial estadounidense, es tan perturbadora como fascinante, pues reúne varios elementos que parecen sacados de una novela exagerada de suspenso.

Resumen biográfico

Mudgett nació el 16 de mayo de 1861, en New Hampshire. El rumbo que seguiría su breve pero intensa vida empezó a delinearse desde sus primeros años, cuando tuvo que lidiar con una madre puritana y un padre abusivo. Por esto, desarrolló un profundo odio contra las mujeres, y lo llevó a buscar la forma de aprovecharse de ellas.

Físicamente agraciado y de vestir muy elegante, tenía un encanto especial para atraer a las mujeres. Aprovechó este talento, a los dieciocho años enamoró a una joven llamada Clara Louering, perteneciente a una familia rica de la época. Al poco tiempo se casó con ella y se pagó los estudios de medicina en la Universidad de Michigan. Al graduarse, Mudgett dejó a su esposa.

Su próxima víctima fue una viuda propietaria de una casa de huéspedes, de la que se aprovechó por varios meses antes de viajar a Chicago; ahí sedujo a la también millonaria Myrta Belknap y mediante la falsificación de documentos le estafó 5 mil dólares.

Al poco tiempo cambió su nombre a H. H. Holmes, y se volvió amante de otra viuda. De manera quirúrgica se aseguró de alterar sus documentos contables y luego la desapareció para volverse dueño de sus bienes.

Hotel del Terror

Con todo el dinero que juntó engañando mujeres, el Dr. Holmes empezó a construir un castillo que funcionaría como hotel. Fue inaugurado en 1892, justo a tiempo para comenzar a recibir a los visitantes que llegarían a Chicago con motivo de la Exposición Universal que comenzaría el 1 de mayo de 1892. Durante los seis meses que duró ese evento, el hotel operó bajo una próspera y aparente calma, pero, en su interior ocurrían verdaderas atrocidades.

Desde su construcción, Henry Howard Holmes se encargó de que cada habitación pudiera cerrarse herméticamente, tuviera trampas y accesos secretos a una red de pasillos laberínticos, además de que los espejos en realidad eran ventanas desde las que Holmes podía espiar a los clientes.

De entre las mujeres que llegaban al hotel, Holmes elegía a las que fueran ricas, se hospedaran sin compañía y provinieran de un estado lejano. En el momento menos pensado, un sistema oculto liberaba gas para asfixiar a la ocupante de la habitación. Los cadáveres eran llevados en un montacargas y eran arrojados en unos toboganes que llevaban hasta una bodega; ahí los cuerpos eran disueltos en cubetas de ácido sulfúrico o incinerados.

Hotel del Horror.

Nuevo método

El hotel empezó a perder clientela y los costos de mantenimiento lo hicieron inviable. Entonces el doctor encontró una nueva forma de subsistir: Estafando a empresas aseguradoras. Primero incendió el último piso de su hogar para reclamar una prima de 60 mil dólares. Para su desgracia la aseguradora descubrió su plan y Holmes escapó a Texas donde siguió realizando estafas. Una de ellas lo llevó a la cárcel, pagó una fianza y pronto salió libre.

Al salir de prisión se asocia con un hombre conocido como Pitezel y juntos idearon un nuevo golpe delictivo: Pitezel contrataría un seguro de vida en Filadelfia y poco después conseguirían un cadáver al que desfigurarían para hacerlo pasar por el asegurado; la mujer de Pitezel cobraría el seguro, mientras el “supuesto muerto” se escondería un rato en Sudamérica. El dinero obtenido sería repartido entre Holmes y su cómplice.

El plan sufrió una pequeña variable, cuando Holmes decide asesinar al Pitezel. Una vez que la señora Pitezel cobró el seguro, Holmes se deshizo tanto de ella como de sus hijos.

Atrapado

Cuando estuvo preso, Holmes fue compañero en prisión de Marion Hedgepeth y le contó varios de sus crímenes. No pasó mucho tiempo antes de que Hedgepeth presentara una denuncia y Holmes fuera investigado por un detective contratado por la aseguradora defraudada.

Las investigaciones demostraron que Holmes asesinó a Pitezel y su familia. Cuando las autoridades catearon el hotel se toparon con hallazgos macabros, como instrumentos de disección, herramientas de tortura, o un horno con capacidad para quemar cuerpos humanos. En el juicio varios ex trabajadores de Holmes declararon en su contra (uno de ellos recibía 36 dólares por cada cadáver que descarnaba).

Finalmente Holmes confesó haber asesinado a veintisiete personas (aunque en realidad varios criminólogos le atribuyen más de 200 muertes) y el Tribunal de Filadelfia lo condenó a muerte. Fue ahorcado el 7 de mayo de 1896, a la edad de 34 años.

Véase también

Fuentes