Harry Houdini

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Harry Houdini
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Houdini in Handcuffs, 1918.JPG
NombreEhrich Weisz,
Erik Weiss
Nacimiento24 de marzo de 1874
ciudad de Budapest,
Hungría Bandera de Hungría
Fallecimiento31 de octubre de 1926 (52 años) 
ciudad de Detroit,
estado de Míchigan,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
Otros nombresHarry Houdini,
Rey de las Esposas
OcupaciónMago
CónyugeBessie Houdini
PadresMayer Samuel Weisz y Cecilia Steiner Weisz

Harry Houdini fue el seudónimo de Ehrich Weisz (Budapest, 24 de marzo de 1874 - Detroit, 31 de octubre de 1926), ilusionista y escapista húngaro de origen judío.

Infancia

De la unión del rabino Mayer Samuel Weisz con la señora Cecilia Steiner Weisz, nació un día 24 de marzo de 1874, en la ciudad europea de Budapest, un niño muy vivaz, a quien llamaron Ehrich Weisz. También nació de la unión otro hijo a quien llamaron Ferencz Deszo Weisz, el 4 de marzo de 1876. Toda la familia emigra a Estados Unidos en 1878, cambiando el apellido al pasar por la inmigración, por el de Weiss y en el caso del niño por Erik. Vivieron en Appleton (estado de Wisconsin) y posteriormente se mudarían a Nueva York. Cuando tenía 9 años, Erich y sus amigos del barrio formaron un pequeño circo, donde él actuaría por primera vez ante una audiencia el 28 de octubre de 1883 con el nombre de «Ehrich, The Prince of the Air», actuando como contorsionista y trapecista. Hay quien dice que a los 11 años trabajó como aprendiz de cerrajero y se sabe que pasó por algún circo como contorsionista, además de hacer de mensajero y hacer algún número en los espectáculos de frikis.

Juventud

Erich Weiss, cuando todavía no era Houdini, muestra sus medallas ganadas como atleta.

Siempre tuvo un gran apego por su madre, algo que marcó su vida y que a veces llegaron a calificar en cierto modo de enfermizo. Uno de sus cuatro hermanos, Hardeen, le ayudaría intermitentemente en sus primeras presentaciones de magia a los 15 años. Leyó y aprendió todo lo que pudo al respecto; de hecho el nombre artístico («Harry Houdini») que tomó, fue un homenaje al mítico Robert-Houdin, considerado el «padre de la magia moderna»; a pesar de los problemas que le traería esta determinación, pues muchos pensaron que intento utilizar a su favor la fama y prestigio del mago francés, tal como lo manifestó abiertamente la viuda, quien jamás se lo perdonó y nunca lo recibió, a pesar de los múltiples intentos de Harry por acercarse a la señora Houdin. Aunque comenzó su carrera como mago haciendo juegos de cartas y otros efectos, pronto comenzó a considerar practicar el escapismo. En aquella época algunos espiritistas invocaban fantasmas mientras permanecían atados, para evitar sospechas de fraude. Houdini comprendió que se liberaban secretamente para manipular la escena con efectos mágicos, que aseguraban eran reales. Houdini decidió que tal vez «escaparse» podía ser un número en sí mismo.

Metamorfosis

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Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es La Metamorfosis, que tanto en la época como en el futuro inspiraría múltiples variantes. El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, a su vez dentro de un baúl, y todo ello era atado y sujetado con candados. Entonces una ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y 3, 2, 1… Al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante.

Entonces se abría el baúl y se desataban todas las cuerdas del saco para mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo espectacular hoy en día cuando se ejecuta con presteza y habilidad. Se cree que Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera.

La ayudante de Houdini en Metamorfosis solía ser Beatrice Rahner, una joven morena, de pequeña estatura, que acabaría enamorando al mago. Se convertiría pronto en Bess Houdini, su mujer, allá por 1894. Bess le acompañaría durante el resto de su vida, mas nunca llegaron a tener hijos.

Houdini, rey de las esposas

Harry Houdini en 1899.

Las habilidades de Houdini para liberarse de ataduras con cuerdas, cadenas con candados y otras situaciones complicadas encantaban al público. Hizo un largo viaje por Europa de cuatro años, cosechando grandes éxitos y aumentando así su propia leyenda (también se dijo que pudo haber aprovechado para hacer espía enterándose de secretos rusos y alemanes). De esa época le viene el sobrenombre de «Rey de las Esposas», que utilizaría durante largo tiempo.

Nuevos retos y grandes ilusiones

Houdini el artista pronto comenzó a inventar nuevos retos como parte de su espectáculo en teatros, en su afán por conseguir lo imposible y causar más sensación. Uno de ellos fue el Bidón de Leche, un angosto bidón relleno de agua en el que era sumergido completamente y del que escapaba tras unas cortinas, fuera de la vista del público. Se dice que pedía a la gente contener la respiración tanto como él mientras intentaba escapar (algo que nadie conseguía) a la par que un gran reloj mostraba el paso de los minutos. La realidad era que solía escapar al poco de entrar; a veces se sentaba durante un rato a leer el periódico mientras la orquesta tocaba música para imprimirle mayor emoción al número. Entonces levantaban la cortina y aparecía Houdini, culminando el número.

Azote de médiums y espiritistas

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La última parte de su carrera la dedicó a una faceta muy especial: ser el azote de los espiritistas. Los millones de muertos de la I Guerra Mundial, así como los avances en las ciencias, la electricidad y el cambio de siglo habían producido un resurgimiento de lo paranormal: eran cuestiones poco entendidas todavía, pero misteriosas y fascinantes para el gran público, que había perdido recientemente a muchos de sus seres queridos. En salones de espectáculos médiums y espiritistas hacían su negocio «contactando» con el más allá.

El espíritu de su madre desde el más allá ―Houdini nunca había creido en todas esas patrañas y se mostró especialmente irritado cuando una médium intentó contactar con el espíritu de su querida madre, fallecida años antes. Cuando la médium transcribió el «mensaje literal» que había recibido, Houdini reveló que difícilmente podía ser en verdad su madre: el mensaje estaba en inglés, mientras que su madre sólo hablaba una mezcla de alemán, húngaro y yidis; una cruz encabezaba el mensaje, pero su familia era judía. Indignado, juró entonces convertirse en un cruzado contra el espiritismo.

Obviamente médiums y espiritistas usaban trucos que difícilmente escaparían al escrutinio de un mago. Armado con sus concimientos, y a veces con disfraces, se presentaba en reuniones para desenmascarar a los fraudes. Publicó artículos en la revista Scientific American, declaró contra el espiritismo ante el Congreso, hizo de cazafantasmas y dejó en ridículo a los creyentes en lo paranormal. Los premios que ofreció a quien demostrara tener habilidades sobrenaturales nunca fueron otorgados a nadie, pues sus engaños siempre eran siempre descubiertos por el mago.

Muerte

Tumba de Harry Houdini.

Durante una gira por Canadá, en una conferencia en una universidad, le presentan a un joven estudiante deportista, que no creía en la fortaleza de los abdominales de Harry y le apuesta que no resistiría un fuerte golpe. Sin dejarlo pensar ni preparar, le tira un golpe directo al estómago de Harry, quien al recibir el golpe cae al piso, pero su orgullo lo hace ponerse de pie y decir que no pasó nada. Todos, incluida Bess, le pedían que se hiciera revisar por un médico, pero esa noche era la última función y el artista no quiso y se presentó a pesar del dolor. Terminó la función y viajaron en tren a Detroit, donde había prometido asistir al hospital. Era la noche del 24 de octubre de 1926. Al llegar al Hospital de Nuestra Señora de la Gracia en Detroit (Michigan), fue diagnosticada una peritonitis y operado de inmediato, falleciendo una semana después, la Noche de Brujas del 31 de octubre de 1926. Sus restos descansan en el cementerio judío de Machpelah, ubicado en 80-30 de Cypress Hill, Queens, New York.

Todavía quedaba un último número: El código Houdini

Tras muchos años luchando contra lo paranormal, el mago había diseñado un reto definitivo aprovechando su propia muerte. Ideó un código secreto que compartió con su mujer, consistente en diez palabras secretas (curiosamente, extraídas de una carta de Conan Doyle). Si alguna vez contactaba a través de algún médium «desde el más allá» usaría esas palabras, de modo que Bess pudiera tener la certeza de que el contacto era genuino.

Diversos espiritistas aseguraron haber entrado en contacto con el espíritu de Houdini, especialmente uno llamado Arthur Ford, aunque su mujer nunca recibió el código secreto. Llegaron a publicar historias falseando incluso el testimonio de Bess para hacer creer que había aceptado que el código había sido revelado, pero nunca fue así.

Al cabo de diez años, su mujer celebró una última sesión, sin éxito. Apagó entonces una vela que simbólicamente había mantenido encendida junto a la fotografía de Houdini: «Diez años son suficientes para esperar por cualquier hombre».[1] Desde entonces, es tradición entre los magos celebrar sesiones en las que se invoca al espíritu de Houdini cada 31 de octubre.

El ilusionista y escapista más famoso de todos los tiempos, el genio que redefinió la magia y el espectáculo de los retos y proezas, consiguió sin duda algo en lo que había sido un experto toda su vida: que sus hazañas fueran narradas y su nombre perdurara con el paso del tiempo. Buena prueba de ello es que casi 80 años después de su muerte todavía se siguen escribiendo historias sobre él.

Películas

En 1953 se realizó un film llamado El Gran Houdini, protagonizado por Tony Curtis y Janet Leigh, y dirigido por George Marshall.

En 1987, Disney estrenaba El joven Harry Houdini con Wil Wheaton. El film narraba una versión acerca de lo que fue el año en que él huyó de casa cuando tenía doce, y vinculaba su aprendizaje al contacto con un jefe indio que le enseña técnicas místicas para teletransportarse.

En 2007 se estrenó la película El último gran mago (Death-defying acts, su título original), dirigida por Gillian Armstrong, que narra la llegada de Houdini a Edimburgo, donde ofrece una gran recompensa a la persona capaz de contactar con su madre recién fallecida. En esta película se toca el tema de la incredulidad de Houdini por el espiritismo. La historia la cuenta una niña Saoirse Ronan. El actor Guy Pearce encarna al mago, junto con Catherine Zeta-Jones y Timothy Spallcompletando el reparto principal. Pero en este film no se reflejan los acontecimientos reales de su vida, simplemente se basa en ésta.

Fuentes