Kohinoor (diamante)

Kohinur
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Kohinoor (diamante de India, hurtado por la reina Victoria del Reino Unido).jpg
El Kojinur es un diamante de la India, hurtado por la reina Victoria del Reino Unido.

El KohiNoor es un diamante de 108 quilates (21,6 gramos) en su corte más reciente, que en su momento fue uno de los diamantes más grandes del mundo. Fue apropiado por la reina Victoria de Reino Unido.

El nombre de la joya, «koj i nur» significa montaña de luz en urdú y persa.

Historia

Es imposible saber exactamente cuándo o dónde se encontró, y existen muchas hipótesis no del todo verificables en cuanto a su propietario original.

Los hinduistas consideran que este diamante (el más grande de la India) habría sido la famosa joya Syamantaka, que el rey-dios Krishna le regaló a Yambaván, el padre de una de sus 13 108 esposas.

Posiblemente el diamante fue extraído en la época del Sultanato de Delhi en la mina Kollur,[1] a orillas del río Krishna (‘río negro’), en el estado indio de Andhra Pradesh, unos 80 km al noroeste de la ciudad de Guntur, 1800 km al sur de Nueva Delhi.

La primera mención histórica es del emperador Babur (1483-1530) de la dinastía Mughal. Él menciona que posee un famoso diamante

que fue propiedad de los reyes Kakatiya. La dinastía Khilji de Delhi acabó en el año 1320, y Ghiyas ud din Tughluq Shah I subió al trono de Delhi. Tughluq mandó a su comandante Ulugh Khan en 1323 a derrotar al rey Kakatiya Prataparudra.

La primera referencia documental que los historiadores consideran más válida data de 1304, cuando estaba en manos del Rajá de Malwa en la India. Dos siglos más tarde, el diamante y la India fueron conquistados por el emperador Babur, un sultán que fundó la dinastía Mongol en la región. Durante la dinastía Mongol, el Koinur fue pasando de mano en mano, incluyendo al Sha Jahán, el constructor del Taj Mahal, quien lo exhibía en su famoso trono con forma de pavo real.

En 1739, cuando el Sha Nadir conquistó Agra y Delhi, se llevó el trono completo con el diamante a su palacio en Persia. Se dice que fue el Sha Nadir quien lo bautizó con su nombre actual, exclamando al verlo: “¡Koinur!” (‘montaña de luz’). La gema permaneció con el Sha Nadir hasta 1747 cuando fue asesinado, lo cual generó entre sus sucesores feroces disputas por el diamante.

El siguiente triunfador fue el Sha Ahmed Abdali de Afganistán. Pero en 1813 su sucesor Shuja fue depuesto en Kabul, aunque se las ingenió para escapar con el Kohinoor. Acaso a cambio de protección, se lo entregó al Marajá Ranjit Singh de Lahore.

El diamante Koinur cambió de dueño incontables veces a lo largo de la historia, aunque nunca fue vendido sino heredado o apropiado por la fuerza. El último cambio de mano fue el 6 de abril de 1850, cuando partió en un barco de la Compañía Oriental de las Indias desde Bombay rumbo a Londres donde fue entregado a la Reina Victoria. Un año antes, la bandera británica había sido izada en la ciudadela de Lahore en una ceremonia que celebró la incorporación de la región del Punjab al imperio británico. Uno de los términos del tratado de Lahore, que formalizaba la ocupación, establecía que “la gema llamada Kohinoor será concedida por el Marajá de Lahore a la reina de Inglaterra”.

El desencanto

Pese a la fama y a la larga historia del Koinur, la reina se sorprendió cuando vio que el diamante más grande del mundo estaba rudimentariamente tallado y carecía del brillo que era de esperar. El resto de la familia real coincidió en las apreciaciones, así que se llamó a un famoso joyero de Ámsterdam para terminar el trabajo.

De sus 186 quilates originales (37,21 gramos), se lo redujo a 106 quilates, un 42 por ciento menos. El tallado costó 8000 libras de la época y el Koinur pasó a tener forma oval. El destino inquieto de la antigua piedra determinó que fuese a parar en primer lugar a una diadema, y más tarde al centro de las sucesivas coronas de las reinas Alexandra y Mary, hasta que en 1936 fue incrustado en el centro de una cruz de Malta junto con 2000 diamantes, que decora la corona de la reina Isabel de Reino Unido (n. 1926).

La maldición

Esta joya preciosa esconde detrás de su belleza una maldición la cual se recoge en un proverbio hindú de principios del siglo XX, que dice así:

El que posea este diamante será dueño del mundo pero también conocerá sus desgracias. Solo un dios o una mujer pueden usarlo con impunidad.

Este diamante ha sido muy codiciado por hombres muy poderosos que creían que teniendo en su poder esta joya reinarían en el mundo.

Hay una leyenda que cuenta que en 1738, después de la invasión de Nueva Delhi en la India el Shah de Persia, Nadir, planeó apropiarse del diamante. Nadir sabía que el emperador indio Mohamed escondía el diamante en su turbante y le propuso intercambiar sus turbantes (una antigua costumbre oriental como símbolo de hermandad y que una negación al intercambio se consideraba una ofensa). Cuando Nadir desenvolvió el turbante y encontró la piedra se la llevó a Persia donde permaneció hasta 1813. Demasiado fácil le resultó hacerse con tan magnífica joya.

Los indios recuperaron el diamante. Pero en 1849, cuando los británicos invadieron el estado de Panyab (en la actual Pakistán), el diamante estaba en Lajore (actual capital de Pakistán), y cayó en manos de la East India Co. del Imperio británico, como indemnización parcial por las guerras sij. En 1850 se convirtió en una ofrenda a la reina Victoria al conmemorar el doscientos cincuenta aniversario de la compañía. A día de hoy, el KohiNoor, sigue en posesión de los británicos. Desde el siglo XIV, este diamante arrastra consigo una cadena de asesinatos y traiciones. El Sha Nadir fue asesinado (después de conseguir el diamante) 8 años más tarde.

El destino de la joya

Hoy en día, el Kohinoor es la joya más brillante de la corona británica, y todo viajero del mundo, noble o plebeyo, puede verla en un cuartito en penumbras de la Torre de Londres, dentro de una vitrina blindada. Hasta casi un siglo atrás, fue el diamante más grande del mundo, la joya más famosa, y por cierto muy bonita. Pero al verla uno no puede evitar la expresión de desencanto de la reina Victoria cuando la vio por primera vez.

Véase también

Fuentes