Neumoencefalografía


Neumoencefalografía
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Examen radiológico de los ventrículos cerebrales y espacios subaracnoideos tras la introducción de un gas para mejorar el contrate.

Neumoencefalografía. Es un método de investigación radiológica del contenido craneal, en el cual una parte del líquido cefalorraquídeo se sustituye por aire, mediante una punción lumbar o cisternal.

Indicaciones

La neumoencefalografía tiene indicaciones amplias en muchas enfermedades cerebrovasculares. Se emplea en las distintas formas de epilepsia, pues permite descubrir cambios patológicos en el cerebro y sus meninges blandas, capaces de provocar crisis epilépticas, como cicatrices, malformaciones, cambios atróficos, etc.

En los casos de tumor cerebral y otras lesiones expansivas en la cavidad craneal, la neumoencefalografía está indicada, pero con las técnicas especiales y cuando no hay datos de hipertensión intracraneal muy expresada.

La neumoencefalografía se emplea también en las secuelas de los procesos inflamatorios del cerebro y, en tales casos, se debe practicar después de una recuperación completa del proceso, ya que la presencia del aire en el espacio subaracnoideo y el sistema ventricular, puede provocar una recidiva.

En varios casos con malformaciones del cerebro, procesos degenerativos y atróficos, la neumoencefalografía está indicada para aclarar el carácter de éstas, como por ejemplo el contenido de un meningocele, la presencia de otras malformaciones que lo acompañan, etc.

Contraindicaciones

La neumoencefalografía está contraindicada en casos de procesos expansivos con signos de hipertensión intracraneal grave, precisamente en los tumores de la fosa craneal posterior y los lóbulos temporales. Como contraindicaciones también se puede considerar, un estado general grave, edad avanzada, etc.

Técnica

La inyección del aire en el espacio subaracnoideo, se realiza por medio de punción lumbar o cisternal. Más cómoda y menos peligrosa es la punción lumbar. El paciente se prepara previamente con 0,20 g de luminar, la noche antes de la neumoencefalografía y se le da una segunda dosis por la mañana, sin ingerir alimento alguno.

Para disminuir los trastornos vegetativos, se puede emplear en los adultos 0,5 ó a mg de atropina, 30 min. antes de la investigación. En adultos la manipulación se realiza bajo anestesia local o sin anestesia. En niños, en los pacientes excitados o con trastornos psíquicos, se emplea anestesia general.

La investigación se hace en un cuarto con equipos de rayos X especiales para este fin. La punción lumbar y la inyección del aire se practican en posición sentada, con la columna lumbar convexa hacia atrás. La posición del enfermo debe ser cómoda para no cansarlo durante la investigación, los miembros superiores apoyados, y la cabeza fijada en un cabezal. Para este fin se emplean sillas especiales que permiten colocar al paciente en diferentes posiciones necesarias.

La técnica de la neumoencefalografía contemporánea es muy variable, pero todos los métodos se pueden reunir en dos grupos. En el primer grupo se hace intercambio del líquido cefalorraquídeo con aire en fracciones, y por eso se llama "neumoencefalografía fraccionada". En el segundo grupo se inyecta el aire en pequeñas porciones, a presión, sin extraer líquido cefalorraquídeo. Existen distintos tipos de neumoencefalografía fraccionada, según la cantidad del aire y el líquido cefalorraquídeo intercambiados y a qué región de la cavidad craneana está dirigido el aire.

El método llamado "neumoencefalografía global", exige intercambio de grandes cantidades de líquido por aire, y la tarea es llenar no solamente el sistema ventricular, sino también el espacio subaracnoideo. Este método es aplicable en casos en los cuales no se sospecha proceso expansivo intracraneal. Técnicamente en este método se actúa de la manera siguiente: después de realizada la punción lumbar se realiza la manometría, y, sin extraer líquido cefalorraquídeo, se inyectan de 5 a 10 ml de aire. Se practican radiografías en posición anteroposterior y lateral, para obtener una orientación sobre la situación de aire, se extrae previamente líquido cefalorraquídeo, pero en menor cantidad que el aire introducido. De esta manera, durante todo el tiempo de la manipulación, se mantiene una hipertensión del líquido cefalorraquídeo, lo que disminuye las posibilidades de complicaciones.

Otra variación de la neumoencefalografía fraccionada, es la "neumoencefalografía selectiva", en la cual el intercambio de líquido con aire, se efectúa en pequeñas porciones y este último se dirige hacia determinadas regiones de la cavidad craneal. Este método se emplea frecuentemente para el diagnóstico de los tumores en las regiones selar o pontocerebelar.

En los pacientes con procesos expansivos intracraneales, se recomienda la encefalografía a presión, sin extraer líquido cefalorraquídeo, la cantidad de aire no debe ser mayor de 25 ml. Se practica una punción lumbar durante la cual no se drenan más de 1 a 2 gotas de líquido cefalorraquídeo, para confirmar que el trocar está bien situado dentro del espacio subaracnoideo; esto se realiza mejor si se emplea trocar de punción lumbar con llave. Después de comprobar la correcta posición del trocar dentro del espacio subaracnoideo, se quita rápidamente el mandril, y en el momento de aparecer las primeras gotas del líquido cefalorraquídeo, el trocar se cierra mediante la llave.

Este procedimiento se repite cada 2 ó 3 min, y se inyectan 2 ó 3 ml de aire cada vez. Después de inyectar de 6 a 8 ml de aire, la inyección se detiene durante unos minutos, mientras se hacen las placas anteroposteriores y lateral del cráneo, sin mover la cabeza. Se espera el revelado de las placas y, si se confirma que el aire está en el sistema ventricular, se continúa la inyección hasta completar de 15 a 25 ml de aire, según lo soporte el paciente. Después de la neumoencefalografía es recomendable reposo en cama y analgésicos por 5-7 días.

Manifestaciones clínicas y complicaciones

Casi en todos los casos la neumoencefalografía está acompañada por algunas manifestaciones clínicas y a veces por complicaciones, entre las cuales no hay un límite determinado. Habitualmente, durante la inyección del aire, aparece cefalea, palidez, intranquilidad, náuseas, a veces vómitos, trastornos de la respiración, somnolencia, taquicardia o bradicardia, etc. Estas manifestaciones pueden prolongarse hasta unos días después de la neumoencefalografía.

A veces estas manifestaciones se acompañan de trastornos respiratorios o cardiovasculares graves que llevan al colapso. En estos casos la neumoencefalografía se suspende, el paciente se coloca en posición horizontal, se le administra oxígeno y medicamentos vagolíticos y vasopresores. La recuperación es rápida, pero la neumoencefalografía se debe posponer para unos días más tarde. Después de la neumoencefalografía, se puede observar síndrome meníngeo: cefalea intensa, náuseas y vómitos, rigidez de nuca y signo de Kernig, que desaparecen al cabo de unos días.

Una complicación grave que puede provocar una neumoencefalografía es el enclavamiento, que haga necesaria una operación de urgencia. Cuando se trata de un proceso expansivo que provoca hidrocefalia interna, es mejor realizar previamente un agujero de trépano que permita hacer una punción ventricular, o se debe practicar una descompresión en la región temporal cuando se trata del enclavamiento de la tienda.

Como complicación muy rara, pero grave, se puede observar la embolia gaseosa arterial, que es habitualmente un accidente fatal.

Fuentes

  • Liubomir Karaguiosov. Técnica neuroquirúrgica. Pág. 205. Editorial Científico-Técnica. La Habana. Cuba. 1977.
  • Información sobre Neumoencefalografía. Consultado: 3 de enero de 2013. Disponible en: www.salud.doctissimo.es